Saturday, May 28, 2005

Pensar en el porvenir

Javier Treviño Cantú
El Norte
17 de marzo de 2005

El martes pasado participé en una de las mesas de análisis de Espacio 2005, el encuentro con jóvenes que Televisa realiza cada año, y que ahora se llevó a cabo en San Luis Potosí. "Pensar en lo por venir" fue uno de los temas centrales de la discusión. Es una tarea urgente y, a la vez, muy difícil. La serie de tendencias negativas que vivimos cotidianamente hace que el futuro de nuestro país no parezca demasiado atractivo. Sin embargo, para que las cosas cambien, lo primero que tenemos que hacer es pensar en lo que puede, o mejor aún, en lo que debería ocurrir, para que México logre salir adelante.

Pensar en lo que está por venir no se trata de adivinar el futuro. Desde que Alvin Toffler puso de moda en los 70 la "futurología", con su libro "El Shock del Futuro", muchísimas predicciones han resultado equivocadas. Sin embargo, algunas visiones del futuro están empezando a hacerse realidad. Pensemos por ejemplo en libros como "Yo Robot", de Isaac Asimov, donde en cada hogar había un robot doméstico.

La semana próxima comienza la Exposición Internacional 2005 en Aichi, Japón. Uno de los aspectos que seguramente la convertirán en un evento singular son algunos de los guías que estarán ayudando a los visitantes de todo el mundo. Se trata de unos 50 robots fabricados por la compañía automotriz Toyota. Se llaman "partners" (socios) y son robots antropomórficos, con una figura "humanoide".

Son parecidos a "Asimo", el que presentó Honda en el año 2000, y al pequeño "Qrio" -pronunciado "curio"- que lanzó Sony en 2003. Pueden caminar perfectamente, transmiten lo que ven y escuchan conectándose inalámbricamente a internet de alta velocidad, contestan preguntas en cuatro idiomas y, además, tocan la trompeta. Esto significa que los "socios" de Toyota tienen labios tan sensibles como los de una persona, y dedos tan ágiles como los de un músico.

Estos robots con figura semejante a la de una persona -junto con los millones que se construyen cada año para aplicaciones militares, industriales y comerciales- no son parte de algo que va a ocurrir. Al igual que muchos otros desarrollos científicos y tecnológicos impresionantes, son parte de un futuro que ya existe en la práctica. Son parte de una realidad en donde la conjunción de avances en campos como la biotecnología, la genética, la nanotecnología y la robótica -todos apoyados en computadoras cada vez más pequeñas, ubicuas y poderosas- permite prever un mundo muy diferente, dentro de 20 ó 25 años, al que conocemos actualmente.

Algunos de los científicos más respetados del mundo están convencidos de que, en este tiempo, incluso se puede alcanzar la inmortalidad. Uno de ellos es Raymond Kurzweill, el prototipo del nuevo científic-empresario, capaz de convertir las ideas más innovadoras en productos concretos. Kurzweill es el inventor de aparatos como el sintetizador de música, y fue el ganador del prestigiado premio Lemelson-MIT de 2001.

En su más reciente libro, "Viaje Fantástico: Viva lo suficiente para vivir para siempre", Kurzweill y el coautor de la obra, el Dr. Terry Grossman, afirman que las enfermedades y la muerte son como cualquier otro problema que puede resolverse. La pregunta es ¿qué pasará cuando se alcance la inmortalidad? ¿Quién deberá ser inmortal? ¿Los que puedan pagarla? ¿Los más sabios? ¿Los mejores atletas? ¿O todo el mundo?

Considerar estas cuestiones no es un ejercicio ocioso. Mientras nosotros estamos enfocados en el proceso de desafuero del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México, el conocimiento sigue reafirmándose como el motor de la nueva economía global. Pero, lamentablemente, como lo demuestra el nuevo Reporte Global sobre Tecnología de la Información del Foro Económico Mundial, parece que seguimos sin entenderlo así.

El primer lugar en su Índice de Conectividad -que mide la capacidad de las instituciones de gobierno, empresas y sociedad para aprovechar las tecnologías de la información- lo ocupa Singapur. Otros países de Asia también han escalado posiciones, con Hong Kong ahora en el sitio número 7, Japón en el 8 y Taiwán en el 15. El desarrollo de este último es francamente impresionante. Un 50 por ciento de su economía está basado en industrias tecnológicamente intensivas, y la pequeña isla provee más de la mitad de los insumos para toda la industria informática global.

Como ya es común en este tipo de estudios, los países escandinavos destacan ampliamente. Islandia ocupa el segundo lugar, Finlandia el tercero, Dinamarca el cuarto y Suecia el sexto. El quinto sitio lo tiene Estados Unidos, que esta vez perdió varias posiciones después de encabezar la lista durante tres años consecutivos.

Los otros países que han logrado avances significativos son los de Europa del Este. Gracias en buena medida a las reformas que han llevado a cabo para ingresar a la Unión Europea, países como Estonia, Eslovenia, Hungría, República Checa y Lituania superaron con facilidad a las principales economías de América Latina.

A excepción de Chile, con el lugar número 35, nuestra región tiene un marco legal inadecuado para promover el sector relacionado con las tecnologías de la información, y los gobiernos no le dan prioridad presupuestal a su desarrollo. Esto resulta más que evidente en el caso de nuestro país. Del sitio 44 que ocupamos en el Indice anterior, ahora caímos hasta el lugar 60.

Como señaló Peter Drucker, la mejor forma de predecir el futuro es creándolo. En el mundo están ocurriendo reacomodos geopolíticos, económicos y sociales de muy largo alcance. Nosotros tenemos que asumir esta realidad y actuar en consecuencia. Esto significa pensar en la clase de país que queremos tener en el futuro próximo, y tomar las decisiones necesarias para lograrlo.

A corto plazo, lo que está por venir en México es la elección presidencial del año próximo. Ante la velocidad de los cambios que ya están ocurriendo, puede ser nuestra última oportunidad para dar el salto mental e institucional que nos exige la economía global del conocimiento. Los ciudadanos, incluyendo a los universitarios y empresarios que participamos en Espacio 2005, tenemos la responsabilidad de exigirle a los candidatos que definan, con toda precisión, las políticas que impulsarán para alcanzar un futuro que ya existe, y que nos está rebasando por todos lados.

1 comment:

Anonymous said...

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