Wednesday, December 19, 2007

Encender la lectura

Javier Treviño Cantú
El Norte
19 de diciembre de 2007

¿A usted le gustan los libros? Hacia finales del siglo pasado, en el apogeo de la burbuja ".com", el paso de los libros a la era digital parecía inminente. La capacidad de generar, transmitir y almacenar textos por internet se consideraba un cambio solamente comparable a la invención de la imprenta. Sin embargo, en la práctica esto ha resultado más complicado de lo esperado por cuestiones legales y tecnológicas.

Algunos casos judiciales en Estados Unidos han obstaculizado el proceso, debido a las diferencias en torno a los derechos de autor y las regalías de las obras literarias entre escritores, casas editoriales y distribuidores, así como las compañías, bibliotecas y organizaciones sin fines de lucro que buscan digitalizarlas.

Uno de los casos emblemáticos es el de Random House contra Rosetta Books, la cual adquirió los derechos "electrónicos" de varios libros escritos antes de 1995, incluyendo a autores que mantenían contratos con la editorial. Random demandó a Rosetta en 2001, pero un juez consideró que los términos de los contratos no aplicaban para todos los tipos de libros, en especial los distribuidos de manera electrónica. Hoy, Rosetta ofrece en línea más de cien títulos, como "La Muerte de Artemio Cruz", de Carlos Fuentes.

Otro caso es el que describe Kevin Kelly en un polémico artículo ("Scan this Book", New York Times, 14/05/06), donde se reseña la demanda que interpuso en el 2005 la Asociación de Autores estadounidenses contra Google por su proyecto BookSearch, para digitalizar las colecciones completas de universidades como Harvard, Stanford y Oxford.

En México también se han dado controversias legales de otro tipo. En octubre del 2006, el Presidente Fox vetó la Ley de Fomento para la Lectura y el Libro. La manzana de la discordia fue la propuesta de establecer un "precio único" para los libros. En la reciente Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el Presidente Calderón declaró que se necesita una nueva ley, pero no especificó si trabajará con el Congreso para resolver las diferencias que han impedido que se concrete esta iniciativa.

Paradójicamente, otro aspecto que ha frenado la llegada del libro a la era digital es la tecnología. Para muchos lectores, una de las virtudes de los libros es el placer de sostenerlos en las manos, olerlos y apreciar todas sus características, por lo que algunos empresarios han ideado propuestas alternativas.

El reconocido editor Jason Epstein y la compañía OnDemandBooks, por ejemplo, llevan años trabajando en la "Espresso Book Machine". Es una máquina parecida a los cajeros automáticos de los bancos, capaz de imprimir y encuadernar entre 15 y 20 libros de su catálogo digital por hora. A la fecha tienen operando dos de ellas, una en la librería del Banco Mundial, en Washington, y la segunda en la legendaria Biblioteca de Alejandría, en Egipto.

Otra de las evidentes virtudes de los libros es que son portátiles. La gran mayoría se puede llevar y disfrutar en cualquier lugar. Por ello, la idea de leerlos en un pequeño e incómodo aparato electrónico, como las Palm o el iPod, no ha tenido mucha aceptación.

El más exitoso, hasta ahora, había sido el Sony Reader. Salió al mercado el año pasado; tiene una pantalla de 6 pulgadas, y fue el primero en usar e-ink (la innovadora "tinta electrónica" surgida del Instituto Tecnológico de Massachusetts), que hace mucho más legible el texto. El problema del Reader es su falta de conectividad a la red. Primero hay que bajar el libro a la computadora, y luego pasarlo al Reader. Sobre todo, esto impide hacer búsquedas dentro del libro o establecer ligas a otros sitios.

Jeff Bezos, el creador de la tienda digital Amazon, vio en estas limitaciones una oportunidad de negocio: acaba de lanzar el Kindle, un nombre que se refiere a la capacidad de "encender" el conocimiento que ofrece la lectura. Es un aparato del tamaño aproximado de un libro de bolsillo, ligero, con una pantalla de dimensiones similares a las del Reader y que también usa e-ink.

La diferencia es que puede conectarse de manera inalámbrica a internet (mediante un sistema parecido al de los teléfonos celulares avanzados, conocido como Whispernet), y que Amazon se hace cargo de este costo. Según Bezos, esto hace que el Kindle no sea otro simple aparato electrónico, sino todo un servicio: permite consultar el catálogo de Amazon (con más de 90 mil títulos disponibles), comprar el libro (la mayoría a un precio único de 9.99 dólares), bajarlo de la red en menos de un minuto, y sumarlo a una biblioteca que puede almacenar hasta 200 volúmenes.

Al menos en México, el Kindle no será uno de los regalos más populares para esta próxima Navidad. Su precio es de 399 dólares, y el servicio de Whispernet sólo está disponible en algunas partes de Estados Unidos. Pero si logra convertirse en el producto que finalmente represente un parteaguas para la era digital del libro, es muy probable que pronto llegue a otros países. Mientras tanto, si se quiere conocer algo más de lo que significa la lectura en nuestro tiempo, el investigador de El Colegio de México Fernando Escalante recientemente publicó "A la Sombra de los Libros", y se puede comprar en línea visitando https://publicaciones.colmex.mx.

3 comments:

rm said...

Estimado Javier, realmente disfruté este artículo. Interesante conocer del próximo libro electrónico. De cualquier manera será importante que reproduzcan el olor de libro viejo para que me convenzan a cambiar mis hábitos.

Saludos

Anonymous said...

Sin libros no hay bibliotecas. Mi estudio sería entonces un pequeño escritorio con una Kindle, una laptop, un iPod y bocinas, una impresora y una taza de café frente a una ventana. Me voy a volver loco.

Anonymous said...

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