Saturday, October 28, 2023

La imprudencia es un error político

 

 

La imprudencia es un error político


Javier Treviño

 

@javier_trevino

 

Aristóteles consideraba la prudencia (llamada "phronesis" en griego) como una virtud esencial en la vida de un político. La prudencia es una forma de sabiduría práctica que exige la capacidad de tomar decisiones morales y razonables basadas en una comprensión profunda de las circunstancias particulares de una situación.

 

En el contexto político, para Aristóteles, la prudencia significaba:

 

a)     La habilidad de un político para evaluar cuidadosamente las circunstancias específicas de una situación política, social o ética.

 

b)     La capacidad de equilibrar los intereses y valores en juego para tomar decisiones justas y éticas que promuevan el bien común.

 

c)     La disposición de adaptar políticas y acciones a las necesidades cambiantes de la sociedad y el entorno político.

 

d)     La consideración de las consecuencias a largo plazo de las decisiones políticas y la evaluación de cómo afectarán a la estabilidad y prosperidad de la comunidad.

 

Por otro lado, la imprudencia, en el pensamiento de Aristóteles, se refería a la falta de sabiduría práctica y la toma de decisiones apresuradas, impulsivas o guiadas por emociones sin una consideración adecuada de las circunstancias o consecuencias. La imprudencia en un político, según Aristóteles, podría llevar a decisiones injustas, ineficaces o perjudiciales para la comunidad.

 

Quienes participan en la política, no importa si es estatal, nacional o internacional, deben aprender a controlar sus impulsos. No es que se les pida que tengan miedo a probar algo nuevo. Siempre se requiere conocer bien las cosas que hay que buscar y las que hay que evitar. No es vacilación. Con el imprudente no se puede discutir. Su razón es como una fuerza bruta. Lo malo es que no se da cuenta de todo el daño que hace hasta que ya es muy tarde.

 

“La política entre las naciones” de Hans Morgenthau (1904-1980) fue uno de los libros más influyentes del siglo XX. Fue publicado en 1948. Yo lo leí en 1981, durante el curso de introducción a las relaciones internacionales que impartía Mario Ojeda, el extraordinario profesor de El Colegio de México.

 

Cuando un estado está ausente del escenario internacional, es una decisión política. Y toda decisión tiene consecuencias. Las naciones tienen hoy una necesidad urgente de definir su papel en los asuntos mundiales. Por eso acudo al extraordinario texto de Morgenthau, porque es de otra época, cuando se planteaban preguntas fundamentales sobre política exterior. Es un libro en el que podemos encontrar lecciones para un país, como el nuestro, que tendrá que aclarar, en 2024, su postura ante un mundo volátil.

 

En mis años de estudiante de relaciones internacionales leí a los principales pensadores de política exterior: George Kennan, Walter Lippmann, Raymond Aron, Arthur Schlesinger Jr., Graham Allison, Joseph Nye, Henry Kissinger y muchos más. Pero fue el libro de Morgenthau el clásico que revolucionó el estudio moderno de los asuntos internacionales. 

 

Morgenthau escribía que había dos escuelas de pensamiento. Por un lado, la que prefería la creencia en valores abstractos y universales, comunes a la gente en todas partes, estos principios eran democracia y libertad. Según esta visión, la paz global se lograría cuando todos aceptaran los valores “correctos”. 

 

La otra escuela negó tales “valores universales”. Y argumentaba que la gente en todos los lugares y en todo momento lucha por el poder. Ésta fue la idea esencial detrás del pensamiento de Morgenthau. El trabajo del estadista era preservar la seguridad de su país frente a esta lucha interminable. Las buenas intenciones por sí solas, sin “poder” detrás de ellas, no lograban nada. 

 

Morgenthau instó a los políticos a mirar el mundo como era y no como ellos deseaban que fuera. Un estadista eficaz, dijo, tenía que hacer “una clara distinción entre entre lo que es deseable en todas partes y en todo momento y lo que es posible en circunstancias concretas de tiempo y lugar”. La idea de Morgenthau era un estadista que no se dejara engañar por el idealismo y que mantuviera la vista fija en las realidades del poder.

 

Morgenthau enfatizó la importancia del interés nacional por encima de los ideales universales en la conducción de la política exterior: “Es exactamente el concepto de interés definido en términos de poder lo que nos salva” tanto del “exceso moral” como de la “locura política”. 

 

La violencia no es poder político. La amenaza de la fuerza militar podría ser necesaria en las relaciones internacionales, pero su uso indicaba el fracaso del poder político. “La única vez en la historia del mundo en la que hemos tenido un período prolongado de paz es cuando ha habido equilibrio de poder”. Para decirlo de otra manera: uno tenía que aprender a vivir con sus enemigos, a vivir con la tragedia y el mal.

 

 “Prudencia” era una de sus palabras favoritas. El pensamiento de Morgenthau sobre la prudencia jugó un papel central en su marco realista. Su trabajo enfatizó la importancia de la prudencia en la conducción de la política exterior, enfatizando la necesidad de que los estados tomen decisiones basadas en una evaluación cuidadosa de los intereses nacionales, una comprensión realista del poder y un enfoque cauteloso ante las complejidades de la política internacional. 

 

La prudencia, según Morgenthau, implica el cálculo cuidadoso de las posibles consecuencias de las acciones y evitar la toma de decisiones idealistas o ideológicas. Es un reconocimiento de que la política internacional no es un ámbito donde los principios morales y las consideraciones éticas por sí solas pueden dictar la política, sino más bien un ámbito donde el líder prudente debe sopesar los riesgos y beneficios potenciales de cada acción.

 

El pensamiento de Morgenthau sobre la prudencia está estrechamente ligado al concepto de interés nacional. Sostuvo que los estadistas deberían guiarse por una comprensión clara de sus intereses nacionales, que, en su opinión, a menudo estaban impulsados por un deseo de seguridad, poder y estabilidad. Los líderes prudentes deberían priorizar estos intereses por encima de todo, reconociendo que la búsqueda de principios ideológicos o morales puede tener consecuencias perjudiciales.

 

Morgenthau destacó el concepto de equilibrio de poder como característica central de la prudencia en las relaciones internacionales. Creía que los estados deberían tratar de mantener o restaurar un equilibrio de poder para evitar la dominación hegemónica por parte de un solo estado, lo que podría desestabilizar el sistema internacional. El arte prudente de gobernar implica tomar acciones que preserven este equilibrio.

 

En la gobernanza moderna, la prudencia sigue siendo un componente crucial de la ética política. Los líderes prudentes reconocen que sus decisiones tienen consecuencias de largo alcance que afectan las vidas de innumerables personas. 

 

Uno de los aspectos clave de la prudencia en la política contemporánea es la necesidad de transparencia y rendición de cuentas. Los líderes prudentes entienden que las decisiones éticas deben comunicarse eficazmente al público y deben estar preparados para justificar sus decisiones ante el escrutinio. Esta rendición de cuentas fomenta la confianza y la legitimidad, elementos esenciales para el éxito de cualquier sistema político.

 

Además, la prudencia exige voluntad de adaptarse a las circunstancias cambiantes. En un mundo caracterizado por rápidos avances tecnológicos y paisajes geopolíticos cambiantes, los líderes políticos deben exhibir capacidad para responder sabiamente a los desafíos emergentes. Esta adaptabilidad es una manifestación de prudencia, ya que garantiza que las acciones tomadas sean siempre en el mejor interés de las personas.

 

El error político de la imprudencia no se define en la tradición religiosa o ética como los siete pecados capitales, que incluyen la lujuria, la gula, la avaricia, la pereza, la ira, la envidia y la soberbia. En un contexto político y ético, la imprudencia puede considerarse una especie de "pecado" debido a sus posibles consecuencias dañinas.

 

La imprudencia en la política se refiere a la toma de decisiones apresuradas, impulsivas o negligentes por parte de un político sin una consideración adecuada de las circunstancias, los hechos, las opiniones y las posibles consecuencias. Este comportamiento puede tener un impacto negativo en la gobernanza, la sociedad y la estabilidad política. Las decisiones imprudentes pueden llevar a políticas ineficaces, al hartazgo de la población, a la pérdida de apoyo público, a conflictos o a la erosión de la confianza en las instituciones políticas.

 

Los políticos y gobernantes, no importa si son jóvenes o viejos, tienen la responsabilidad de tomar decisiones informadas y considerar el bien común en sus acciones. La imprudencia política es un incumplimiento de la más alta responsabilidad ética.

 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/la-imprudencia-es-un-error-politico/

Sunday, October 22, 2023

Los equipos son más importantes que los candidatos

 

 

Los equipos son más importantes que los candidatos


Javier Treviño

 

@javier_trevino

 

En el proceso electoral de 2024, más importantes que las candidatas serán los equipos. Es bueno tener candidatas carismáticas y calificadas. Pero, ante un panorama político altamente competitivo, es indispensable contar con equipos de campaña exitosos que trabajen juntos hacia una visión común. Desde 1988, he tenido la oportunidad de trabajar en cinco campañas presidenciales. Aquí les comparto algo de lo que aprendí.

 

Un equipo de campaña presidencial, de excelencia y exitoso, espera siempre lograr resultados extraordinarios. Para ello necesita una combinación de características y atributos para ayudar a un candidato a asegurar la victoria en una elección:

 

1.     Liderazgo: un coordinador de campaña capaz de proporcionar una dirección clara, tomar decisiones importantes y gestionar la estrategia general de la campaña de forma eficaz.

 

2.     Diversidad: un equipo con habilidades diversas, que incluye estrategas políticos, expertos en comunicaciones, analistas de datos, organizadores de base, recaudadores de fondos y asesores de políticas.

 

3.     Mensaje: un relato bien definido y persuasivo que resuena en el electorado y comunica claramente los valores, la visión y las políticas del candidato.

 

4.     Datos: la capacidad de recopilar, analizar y aprovechar datos para dirigirse a los votantes, optimizar la asignación de recursos y adaptar la estrategia de campaña en tiempo real.

 

5.     Organización: un esfuerzo de base fuerte capaz de movilizar voluntarios, identificar y contactar a los votantes y conseguir el voto el día de las elecciones.

 

6.     Recaudación: un equipo que puede recaudar fondos de campaña de manera eficiente para respaldar la publicidad, los viajes y el personal, a través de una combinación de pequeñas donaciones y contribuciones mayores.

 

7.     Comunicación: estrategas y operadores capacitados que puedan gestionar la imagen pública del candidato, coordinar la difusión en los medios y responder a crisis o narrativas negativas.

 

8.     Medios digitales y redes sociales: un equipo que aproveche el poder de las redes sociales y el marketing digital para llegar e involucrar a los votantes, especialmente los segmentos demográficos más jóvenes.

 

9.     Geografía electoral: conocimiento de la demografía específica, los paisajes políticos y los estados clave en el campo de batalla que son fundamentales para el éxito de la campaña.

 

10.  Gestión de crisis: capacidad de responder eficazmente ante imprevistos o controversias, minimizando los daños y manteniendo una imagen pública positiva.

 

11.  Bases: una red de voluntarios y simpatizantes dedicados que puedan interactuar con los votantes a nivel personal y ayudar con sondeos, operaciones bancarias telefónicas y otras actividades de campaña.

 

12.  Alianzas estratégicas: construcción de relaciones con personas, organizaciones y grupos de interés influyentes que puedan respaldar o apoyar la campaña.

 

13.  Adaptabilidad: capacidad de adaptarse a las circunstancias cambiantes, a los datos de las encuestas y al entorno político, manteniendo al mismo tiempo una actitud resiliente y positiva.

 

14.  Ejecución: habilidades efectivas de gestión de proyectos para garantizar que todos los aspectos de la campaña se ejecuten a tiempo y dentro del presupuesto.

 

15.  Conocimiento legal: una sólida comprensión de las leyes y regulaciones de financiamiento de campañas para garantizar que la campaña opere dentro de los límites legales.

 

16.  Infraestructura tecnológica: herramientas y sistemas necesarios para organizar y coordinar las actividades de la campaña, desde la gestión de datos hasta el reclutamiento de voluntarios.

 

17.  Encuestas e investigaciones: estudios de opinión precisos para comprender el sentimiento de los votantes, identificar cuestiones clave, tomar decisiones y dar forma a la estrategia de campaña.

 

18.  Inclusión: un equipo que refleja la diversidad del electorado y puede conectarse con varios grupos demográficos.

 

19.  Resistencia: capacidad de mantener un alto nivel de energía y dedicación durante la agotadora temporada de campaña.

 

20.  Visión unificada: un compromiso compartido con el candidato y su visión, sin silos, sin celos, sin círculos íntimos, sin conflictos internos y con un fuerte sentido de trabajo en equipo.

 

21.  Celebrar los logros: reconocimiento sistemático de los éxitos de cada uno, ya sean victorias políticas o electorales, para elevar la moral y reforzar el valor del trabajo en equipo. 

 

Gestionar equipos nunca es fácil. Quien se convierta en coordinador de una campaña política podría leer el libro “Unbreakable: Building and Leading Resilient Teams” (Stanford: 2023), de Bradley Kirkman y Adam Stoverink, profesores de negocios en la Universidad Estatal de Carolina del Norte y la Universidad de Arkansas, respectivamente.

 

Los equipos siempre tienen grandes ventajas potenciales ante los contratiempos. El talento, la energía y los recursos de un equipo siempre superarán a los de un individuo. Los miembros de un equipo pueden apoyarse unos a otros en una crisis. 

 

Pero el objetivo de un equipo es lograr metas lo suficientemente desafiantes y complejas como para que todo un grupo de personas extraordinarias se animen a trabajar juntas. Eso significa coordinación, comunicación y fricción. Ante las tensiones, los equipos necesitan liderazgo y equilibrio entre la planificación y la improvisación. Hacer todo esto es infinitamente más difícil cuando las cosas van mal. 

 

 “Durante las últimas dos décadas de trabajo con miles de equipos de cientos de empresas”, escriben los autores, “hemos descubierto que cuando llega la adversidad, los equipos resilientes hacen tres cosas específicas excepcionalmente bien: tienen habilidad para encontrarle sentido a las situaciones, se unen y persisten”.

 

Los autores describen cuatro cualidades de equipos exitosos:

 

1.     Confianza en el equipo, o la creencia de que el equipo puede manejar casi cualquier cosa que se le presente. Los egos hinchados no benefician al equipo. El objetivo es la confianza colectiva y mutua. Y no demasiada. El exceso de confianza socava el éxito. Se requiere precaución.

 

2.     Previsión de crear una hoja de ruta que refleje en qué medida todos los miembros del equipo saben cuáles son sus propios roles y responsabilidades, y en qué medida están de acuerdo en lo que deben hacer todos los demás. Los miembros del equipo pueden incluso saber cómo desempeñar los roles de los demás para que, en cualquier momento, una persona pueda sustituir a otra.

 

3.     Capacidad de improvisar. Asegurarse de que los miembros del equipo comprendan quién es el que sabe tal o cual cosa, para que puedan recurrir a colegas con el conocimiento adecuado. Los equipos deben tener un alto nivel de diversidad de pensamiento. El líder debe asegurarse de que los miembros del equipo se sienten cómodos compartiendo ideas.

 

4.     Valorar la seguridad psicológica del equipo. Los autores quieren que los miembros del equipo expresen sugerencias, observaciones y objeciones sin sentirse presionados o intimidados.

 

El buen trabajo en equipo es crucial en política. Las decisiones que se toman tienen un impacto significativo en la vida de mucha gente. La comunicación eficaz es la base de todo. Los miembros del equipo deben articular claramente sus ideas, preocupaciones y objetivos. Esto garantiza que todos estén en sintonía, lo cual es fundamental a la hora de tomar decisiones importantes. Los miembros del equipo deben compartir una visión y objetivos comunes. Esto ayuda a alinear esfuerzos y promover la unidad.

 

Seguramente los equipos estarán formados por personas con diferentes orígenes, creencias y experiencia. Es importante respetar estas diversas perspectivas y utilizarlas como fortalezas en lugar de fuentes de división. Por ello siempre se necesita fomentar el diálogo y el debate abiertos.

 

La delegación efectiva es esencial en política. Los líderes deben distribuir las tareas de acuerdo con las fortalezas y la experiencia de cada miembro del equipo. Esto garantiza que las responsabilidades se gestionen adecuadamente y que nadie se sobrecargue.

 

En política, las decisiones no deberían tomarse unilateralmente. Las decisiones importantes normalmente se toman a través de un proceso colaborativo, que requiere la creación de consenso a través de la negociación, discusiones y debates abiertos. Los equipos eficaces deben contar con mecanismos para resolver conflictos de manera constructiva, a través de la mediación o el diálogo abierto.

 

Sin embargo, la política es dinámica y las circunstancias pueden cambiar rápidamente. Un equipo político exitoso debe ser adaptable y estar dispuesto a ajustar sus estrategias y tácticas cuando sea necesario. La flexibilidad es crucial frente a paisajes políticos en evolución.

 

Los líderes deben establecer expectativas claras, tomar decisiones difíciles cuando sea necesario y responsabilizar a los miembros del equipo por sus acciones. La honestidad y la transparencia son cruciales para mantener la confianza y la credibilidad. En última instancia, la política debería centrarse en servir al interés público. Los miembros del equipo deben priorizar el bien común por encima de los intereses personales o partidistas.

 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/los-equipos-son-mas-importantes-que-los-candidatos/  

Saturday, October 14, 2023

De 1973 a 2023: aprender a reducir los riesgos

 

 

De 1973 a 2023: aprender a reducir los riesgos


Javier Treviño

 

@javier_trevino

 

El año 1973 fue testigo de crisis y acontecimientos internacionales que tuvieron implicaciones de gran alcance para la política y la diplomacia globales:

 

1.     La guerra de octubre de 1973 estalló cuando Egipto y Siria lanzaron un ataque sorpresa contra Israel durante la festividad judía de Yom Kippur. Tuvo implicaciones importantes para Oriente Medio y la dinámica más amplia de la Guerra Fría.

 

2.     Tras el estallido de la guerra de Yom Kippur, la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) inició un embargo contra países percibidos como partidarios de Israel, incluido Estados Unidos. Esto condujo a una crisis energética mundial (1973-1974), con un aumento vertiginoso de los precios del petróleo y escasez de combustible.

 

3.     El mundo experimentó una grave crisis económica en 1973-1975, caracterizada por altas tasas de inflación y desempleo. La crisis del petróleo y los desafíos económicos y geopolíticos relacionados jugaron un papel en esta recesión global.

 

4.     Los Acuerdos de Paz de París se firmaron en enero de 1973, lo que condujo a un alto el fuego y la retirada de las tropas estadounidenses de Vietnam. Esto marcó el fin oficial de la participación estadounidense en el conflicto, pero la guerra continuó entre Vietnam del Norte y del Sur hasta la caída de Saigón en 1975.

 

5.     Si bien no fue una crisis internacional en el sentido tradicional, el escándalo Watergate (1973-1974) en Estados Unidos tuvo importantes repercusiones nacionales e internacionales. En última instancia, condujo a la dimisión del presidente Richard Nixon en agosto de 1974.

 

6.     En septiembre de 1973, un golpe militar liderado por el general Augusto Pinochet derrocó al presidente democráticamente elegido de Chile, Salvador Allende. 

 

7.     La guerra civil de Rodesia, que había iniciado desde la década de 1960, continuó en 1973. Implicaba un conflicto entre el gobierno de Rodesia (ahora Zimbabue) y grupos nacionalistas que buscaban la independencia y un gobierno mayoritario.

 

8.     La disputa sobre el Sáhara Occidental entre Marruecos y el Frente Polisario se intensificó en 1973, preparando el escenario para un conflicto prolongado que continuaría durante muchos años.

 

El Presidente de México era Luis Echeverría Álvarez. Durante su mandato, México adoptó una política exterior caracterizada por el intento de la “no alineación”. Buscó un papel de mediación en el conflicto árabe-israelí. México se solidarizó con los objetivos de la OPEP durante la crisis del petróleo de 1973-1974. Redujo su producción de petróleo en apoyo a los precios más altos y en solidaridad con los países productores. Echeverría buscó promover los derechos humanos, respaldó activamente el proceso de descolonización y apoyó a los movimientos de liberación nacional. La política exterior de México en 1973 aumentó todo tipo de riesgos, generó divisiones internas, polarización política y críticas tanto a nivel nacional como internacional. 

 

Cincuenta años después, en 2023, las crisis humanitarias siguen y los desafíos a la política exterior se multiplican: 

 

1.     Desde Níger y Chad hasta Zimbabue y Zambia, pasando por Afganistán, Siria, Yemen y Venezuela, cientos de millones de personas están desplazadas internamente debido a conflictos o han buscado refugio en países vecinos. Se necesitará la asistencia humanitaria. 

 

2.     Las sequías, incendios forestales, inundaciones y otros fenómenos climáticos extremos han resultado en inseguridad alimentaria. Millones de niños padecen desnutrición crónica. Las tasas de mortalidad materna son muy altas. 

 

3.     La invasión rusa de Ucrania desencadenó la crisis de refugiados de más rápido crecimiento en el mundo, obligando a millones de personas a abandonar sus hogares. 

 

4.     China tiene un plan para la integración de Taiwán mientras envía buques de guerra alrededor de la isla. 

 

5.     Hamás ha dejado un rastro de terror en Israel. Y todavía no sabemos cuál será el desenlace de la crisis en el Medio Oriente. 

 

6.     La crisis de migración indocumentada y la actividad de las organizaciones criminales que trafican con fentanilo presionan la vida diaria de la frontera entre México y Estados Unidos. 

 

7.     La prioridad hoy debería ser la competitividad de América del Norte: cadenas de suministro resilientes, nearshoring, facilitación del comercio, operaciones transfronterizas, infraestructura comercial, puntos tácticos, despacho conjunto, ciberseguridad, construcción de un mercado energético competitivo.

 

8.     La revisión del Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) en 2025-2026 será una prueba de fuego para el próximo gobierno.

 

La próxima presidenta de México deberá navegar por un terreno geopolítico complejo, salvaguardar los intereses nacionales y ayudar a mantener la estabilidad global. Más allá del uso retórico de los principios de política exterior que se inscribieron en la Constitución (autodeterminación de los pueblos; no intervención; solución pacífica de controversias; proscripción de la amenaza o el uso de la fuerza en las relaciones internacionales; igualdad jurídica de los Estados; cooperación internacional para el desarrollo; respeto, protección y promoción de los derechos humanos; y lucha por la paz y la seguridad internacionales) es necesaria una estrategia que reduzca el riesgo para la nación. 

 

Cada uno de los socios del TMEC tiene mucho que perder si las relaciones se deterioran.

Por inicio de cuentas, no podemos desvincular la economía mexicana de la economía de Estados Unidos. Lo importante es que el próximo gobierno reduzca los riesgos, mitigue vulnerabilidades y evite rupturas.

 

La economía de Estados Unidos es demasiado grande para que un eventual desacoplamiento sea una perspectiva realista. Estados Unidos es líder tecnológico mundial. La tecnología será una determinante cada vez mayor del poder económico en un mundo digitalizado y conectado. México debería intentar tener acceso a la innovación estadounidense de primer nivel.

 

La relocalización (nearshoring) puede ayudar a reducir la dependencia excesiva de China para bienes críticos. El nuevo gobierno debería enfocarse en tecnología de la información, energía y biotecnología. El nuevo gobierno de México deberá tener claridad de que, en su política exterior, y en las relaciones con Estados Unidos, el sector energético será una prioridad. 

 

La reducción de riesgos está vinculada a la lucha contra el cambio climático. En 2023, Estados Unidos quiere evitar que las cadenas de suministro de energía limpia se conviertan en armas como lo fue el petróleo en 1973. Imaginen ustedes un embargo chino de tecnología verde. Eso pondría en riesgo la transición energética. 

 

Aquí presento algunas ideas que podrían tomarse en cuenta al formular una política exterior que también reduzca los riesgos:

 

1.     Aprender de la historia; analizar crisis pasadas y respuestas internacionales para extraer lecciones que puedan informar la toma de decisiones.

 

2.     Abrir canales de comunicación, participar en negociaciones y buscar soluciones diplomáticas a los conflictos para evitar acciones agresivas o impulsivas que puedan aumentar las tensiones. La diplomacia debería ser la herramienta principal para resolver las crisis internacionales.

 

3.     Fortalecer y aprovechar alianzas y asociaciones sólidas con naciones de ideas afines. Los esfuerzos de colaboración pueden brindar apoyo diplomático, cooperación militar y mejorar la influencia de la nación en situaciones de crisis.

 

4.     Participar en consultas amplias con partes interesadas clave, incluidos diplomáticos, agencias de inteligencia, líderes militares y formuladores de políticas. La coordinación entre las agencias gubernamentales es esencial para una respuesta unificada.

 

5.     Comprender y analizar las causas fundamentales de una crisis. Una comprensión profunda de los problemas subyacentes es crucial para diseñar políticas y soluciones efectivas.

 

6.     Evaluar las posibles consecuencias a largo plazo de las declaraciones y las decisiones políticas. Si bien las soluciones a corto plazo pueden brindar un alivio inmediato, deben alinearse con objetivos más amplios de política exterior.

 

7.     Resistir la tentación de apresurarse a actuar sin una comprensión clara de la situación. Evitar reacciones instintivas que puedan exacerbar la crisis. Sí existe la paciencia estratégica.

 

8.     Mantener una comunicación clara y transparente tanto a nivel nacional como internacional. Es indispensable generar apoyo público para las acciones e informar a la gente sobre los fundamentos y objetivos del gobierno.

 

9.     Tener siempre en cuenta la dimensión humanitaria de una crisis. Priorizar la seguridad y el bienestar de los civiles y proporcionar ayuda humanitaria cuando sea necesario.

 

10.  Ser flexible y estar dispuesto a adaptarse a circunstancias cambiantes. Deben reevaluarse continuamente las políticas y estrategias a medida que se desarrolla una crisis.

 

11.  Buscar soluciones multilaterales. Siempre que sea posible, es recomendable trabajar a través de organizaciones internacionales para abordar una crisis. Los enfoques multilaterales pueden mejorar la legitimidad y la cooperación.

 

12.  Mantener un mensaje coherente. Asegurarse de que todos los funcionarios y portavoces del gobierno transmitan un mensaje coherente para evitar confusión y falta de comunicación.

 

13.  Realizar evaluaciones exhaustivas de los riesgos y sopesar las posibles ganancias al tomar decisiones o al usar la retórica nacionalista. Evaluar también las consecuencias de la inacción.

 

14.  Utilizar el extraordinario “poder suave” de México: defensa del derecho internacional, diplomacia cultural, incentivos económicos y campañas de información, para influir positivamente en la situación.

 

15.  Desarrollar estrategias de estabilización y recuperación post-crisis para evitar la recurrencia de crisis similares.

 

 

La política exterior será un instrumento vital para promover la unidad nacional y un propósito compartido de país. Brinda oportunidades para definir intereses y valores nacionales, responder a las crisis internacionales con solidaridad, fomentar el multipartidismo y el consenso, estimular la prosperidad económica y fortalecer un sentido de identidad. Pero nada de esto servirá si no aprendemos a reducir los riesgos.

 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/de-1973-a-2023-aprender-a-reducir-los-riesgos/