Saturday, November 02, 2024

Marca México

Marca México

Javier Treviño

@javier_trevino


Cuando fui a estudiar la maestría en políticas públicas en Harvard, con una beca Fulbright, en 1985, había 9 mil estudiantes mexicanos en las universidades de Estados Unidos. En 2023 había 15 mil. El total de estudiantes estadounidenses en universidades de México no llega a 6 mil.

En 1985, el comercio bilateral total entre México y Estados Unidos era de apenas 50 mil millones de dólares. Y en 2023 alcanzó los 800 mil millones de dólares.

Mientras que el comercio bilateral creció exponencialmente, el intercambio de estudiantes se mantuvo prácticamente constante, en números muy bajos. ¿Por qué? 

La imagen predominante que tienen los estadounidenses sobre México es en gran medida negativa. Muchos ven al país a través de una lente de estereotipos y conceptos erróneos. 

Según encuestas recientes, alrededor del 60% de los estadounidenses expresan una opinión negativa de México, citando preocupaciones sobre delincuencia, corrupción e inmigración ilegal. Muchos perciben al gobierno mexicano como inestable y corrupto. Esta percepción está influida por la retórica política y las historias de los medios de comunicación que enfatizan los problemas en lugar de los avances. 

En general, los conceptos negativos sobre la seguridad y la pobreza siguen moldeando las actitudes estadounidenses hacia México. Sin embargo, los que han visitado nuestro país tienen una visión más favorable, lo que indica que la experiencia personal puede desafiar los estereotipos predominantes. 

El martes pasado participé en un panel organizado por FIMPES. La Federación de Instituciones Mexicanas Particulares de Educación Superior llevó a cabo su Asamblea General. El tema central fue “las nuevas cadenas de valor en la educación superior”.

Primero escuché la extraordinaria conferencia magistral de la doctora Fanta Aw, CEO de NAFSA, la asociación de educadores internacionales, sobre tendencias y potencial del intercambio internacional de estudiantes. Luego participé en la mesa sobre internacionalización y la “marca México”. 

Hace muchos años leí el libro “Nation Branding: Concepts, Issues, Practice” de Keith Dinnie. Es un texto que explora el complejo mundo del desarrollo de la “marca nación”, un proceso en el que los países deberían gestionar conscientemente su imagen global para promover objetivos económicos, políticos y culturales. Fue publicado por Routledge en 2007, con una segunda edición de 2016 y una tercera de 2022.

El libro está dividido en tres partes: conceptos, problemas y práctica. Permite a los lectores pasar gradualmente de la teoría de la “marca nación” a los problemas, estudios de casos y ejemplos concretos.

Dinnie define qué es la marca nación y por qué es importante en un mundo cada vez más interconectado. Explora un enfoque estratégico a través del cual los países deberían gestionar su reputación para alcanzar objetivos en materia de comercio, turismo, política exterior e incluso seguridad. La “marca nación” es diferente a la diplomacia pública; abarca un enfoque holístico.

Hay desafíos, controversias y dilemas éticos. ¿Se mercantiliza la identidad nacional? ¿Se reducen culturas complejas a eslóganes o imágenes simplistas? Autenticidad o tergiversación, conflictos históricos o distorsiones de los problemas reales, inestabilidad económica o problemas de gobernanza.

Dinnie examina campañas exitosas y fallidas. Se destacan países como Japón, Corea del Sur y España. Una de las principales contribuciones es su conceptualización de la creación de una “marca nación” como un campo integral y multidisciplinario que va más allá del marketing. Requiere la colaboración entre agencias gubernamentales, empresas privadas, ONGs y ciudadanos. 

El autor sostiene que una “marca nación” exitosa se construye no sólo sobre la base de la fortaleza económica, sino también sobre el poder de la gente, la cultura y los valores de un país, lo que la convierte en un enfoque más sostenible.

Un tema fundamental en la creación de una “marca nación” es el papel de la identidad y la cultura nacionales. Debe estar arraigada en la autenticidad. Los esfuerzos por comercializar una nación no pueden tener éxito si tergiversan a su gente y a su historia. 

Las iniciativas de creación de una marca pueden simplificar en exceso o incluso distorsionar la identidad de un país. Dinnie reconoce esta tensión y aboga por un equilibrio entre la promoción de narrativas nacionales atractivas y el mantenimiento de la integridad cultural.

La creación de una “marca nación” puede mercantilizar la identidad nacional e imponer una agenda comercial a las culturas. En países donde existe desigualdad, polarización o represión política, una estrategia de marca puede ocultar problemas subyacentes, lo que puede dar lugar a acusaciones de hipocresía. Más vale reconocer los desafíos en lugar de ocultarlos.

El autor aplica las ideas abstractas en la práctica. Y es contundente cuando afirma que no se puede promover la “marca nación” como una panacea para los problemas de imagen. Es una herramienta que requiere un manejo cuidadoso y ético. 

En suma:

1. Definición de la marca nacional: Dinnie desacredita eficazmente la idea errónea de que la creación de una marca nacional es simplemente un ejercicio de marketing. La posiciona como una herramienta estratégica que puede mejorar la reputación de una nación, atraer inversiones y fomentar el intercambio cultural.


2. El papel del gobierno: Destaca la importancia de los esfuerzos coordinados entre las agencias gubernamentales, el sector privado y la sociedad civil para crear una identidad de marca consistente y convincente.


3. El poder de la cultura: Dinnie explora la importancia de la cultura en la creación de una marca nacional. Argumenta que el patrimonio cultural, las tradiciones y los valores de una nación pueden ser activos poderosos para construir una marca fuerte.


4. El impacto de la crisis: El libro analiza cómo las naciones pueden reconstruir su reputación. Proporciona información valiosa sobre las estrategias de comunicación en situaciones de crisis y la importancia de la transparencia y la empatía.


5. Medición del impacto de la marca de una nación: Dinnie analiza los desafíos de medir la eficacia de las iniciativas de marca de una nación. Sugiere varias métricas, entre ellas el conocimiento de la marca, el atractivo del destino y la inversión extranjera directa.


Una “marca nación” es una combinación única de elementos que proporcionan a una nación una diferenciación y relevancia culturalmente arraigada para sus audiencias objetivo. El concepto abarca diversas características y elementos que contribuyen a la forma en que se percibe a un país tanto a nivel nacional como internacional:


1. La esencia de una marca país está profundamente arraigada en su cultura, incluidas las tradiciones, los valores y las normas sociales. Esta identidad cultural da forma a la narrativa y la imagen que el país proyecta al mundo.


2. El desempeño económico de un país, incluidas sus industrias, exportaciones y oportunidades de inversión, juega un papel crucial en su marca. Los indicadores económicos positivos pueden mejorar la reputación y el atractivo de la nación.


3. La gobernanza y el entorno político influyen significativamente en la percepción pública. Un clima político estable fomenta la confianza, lo que hace que el país sea más atractivo para el turismo y la inversión.


4. La historia de un país contribuye a su identidad de marca, influyendo en cómo se le ve a nivel mundial. Los logros o desafíos históricos pueden dar forma a las narrativas que resuenan en las audiencias internacionales.


5. La disponibilidad y la gestión de los recursos naturales pueden mejorar la marca de un país, especialmente en sectores como el turismo y la agricultura. Los países conocidos por su belleza natural o paisajes únicos suelen atraer visitantes y estudiantes.


La forma en que los actores internacionales perciben a un país (a través de los medios, los eventos globales o las exportaciones culturales) afecta su imagen de marca general. Esta percepción puede verse influida por iniciativas de poder blando como la diplomacia y los intercambios educativos y culturales.

Al igual que las marcas comerciales, las marcas de país utilizan logotipos, eslóganes y símbolos para crear una identidad reconocible. Estos elementos ayudan a comunicar la esencia de la nación de manera eficaz:

1. Diferenciación: una marca de país fuerte se distingue de las demás al destacar atributos únicos ante las audiencias objetivo.


2. Coherencia: la comunicación coherente en varias plataformas fortalece la identidad de la marca y genera confianza entre las partes interesadas.


3. Compromiso: el compromiso activo con los ciudadanos nacionales y las audiencias internacionales fomenta un sentido de pertenencia y orgullo por la identidad nacional. 


4. Adaptabilidad: La capacidad de evolucionar en respuesta a la dinámica global cambiante garantiza que la marca país siga siendo relevante a lo largo del tiempo.

Al gestionar eficazmente estos componentes, las naciones pueden mejorar su reputación en el escenario internacional y atraer turismo, inversiones y talento. Con un diseño inteligente de la “marca México” podríamos atraer más estudiantes internacionales a nuestras universidades.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/marca-mexico/

 


Saturday, October 26, 2024

La tarea de atraer IED

La tarea de atraer IED

Javier Treviño

@javier_trevino


Hace unos días se llevó a cabo la reunión del U.S.-Mexico CEO Dialogue acompañada de una “cumbre” empresarial. Además de los discursos, algunas compañías seleccionadas por el CCE “anunciaron” sus planes de inversión en México. 

Me parece que los “anuncios de inversión” no necesariamente atraen más inversión. Lo que verdaderamente importa son las políticas públicas que crean un entorno propicio para la inversión extranjera directa (IED). 

Si bien los anuncios pueden generar interés, notas periodísticas y optimismo iniciales, el éxito a largo plazo en la atracción y retención de inversiones depende del marco regulatorio, la estabilidad económica y la gobernanza general de un país.

La IED es un motor crucial del crecimiento económico y el desarrollo. Los países de todo el mundo compiten para atraerla porque puede aportar capital, tecnología y oportunidades laborales. 

Los gobiernos pueden quedarse sólo con el “enfoque tradicional” o pueden también entender, adicionalmente, el “nuevo panorama para la IED”. Veamos: 


A) El enfoque tradicional

Varios factores clave hacen que un país sea atractivo para los inversionistas extranjeros:


1. Estabilidad económica y crecimiento


a) Un entorno macroeconómico estable, que brinde previsibilidad y una volatilidad económica mínima. Inflación baja, política fiscal sostenible, moneda estable y niveles de deuda manejables. 

b) Una economía en crecimiento con oportunidades de expansión comercial y rentabilidad.

c) Un entorno empresarial favorable, con infraestructura eficiente, sistema legal transparente y obstáculos burocráticos mínimos.


2. Estabilidad política y seguridad


a) Un entorno político estable con políticas predecibles y un bajo riesgo de agitación política.

b) Reglas del juego claras. Los inversores desconfían de los países con un alto riesgo político o cambios frecuentes e inesperados en las políticas gubernamentales.

c) Un entorno seguro y protegido, donde las organizaciones criminales sean sometidas al estado de derecho y no impidan la operación y crecimiento.


3. Capital humano


a) Mano de obra bien educada y calificada. Inversión permanente en educación de calidad y formación técnica.

b) Disponibilidad de talento con conocimientos especializados o habilidades técnicas.

c) Leyes laborales favorables y flexibles que permitan operaciones eficientes y costos razonables.


4. Factores culturales y lingüísticos 


a) Inglés y computación. 

b) Fuerza laboral que entiende fácilmente las diferentes culturas extranjeras, buen manejo del inglés técnico y la tecnología de cómputo. 

c) La familiaridad con diversas prácticas culturales también puede reducir el costo y complejidad de la entrada al mercado, facilitar la selección de los consumidores y la gestión de los empleados.


5. Acceso al mercado


a) Un gran mercado interno puede brindar una oportunidad significativa para vender productos y servicios. Gran población con alto nivel de gasto de consumo y una creciente clase media.

b) Perspectivas de crecimiento en sectores emergentes.

c) Red de acuerdos de libre comercio que permitan mayor acceso y más fácil a los mercados extranjeros.


6. Recursos naturales


a) Recursos naturales abundantes y valiosos, como minerales o energía limpia.

b) Disponibilidad y costo competitivo de los recursos naturales para las industrias que dependen de materias primas específicas. 

c) Los países ricos en recursos naturales suelen atraer IED en sectores como la minería, el petróleo y la agricultura.


7. Incentivos fiscales y políticas de inversión


a) Régimen fiscal favorable, bajas tasas de impuestos corporativos y otros incentivos fiscales.

b) Incentivos gubernamentales a la inversión, exenciones fiscales, subsidios, desarrollo de infraestructura, zonas económicas especiales con cargas impositivas reducidas.

c) Estos incentivos pueden ayudar a compensar los costos iniciales y fomentar la inversión en sectores específicos.


8. Infraestructura


a) Una infraestructura física sólida y adecuada, incluidos los sistemas de transporte, servicios públicos, energía, comunicación y telecomunicaciones, es necesaria para respaldar las operaciones comerciales y la logística.

b) Asociaciones público-privadas para acelerar la inversión en infraestructura.


9. Gobernanza y corrupción


a) Instituciones gubernamentales eficientes y transparentes, cero corrupción y un sólido estado de derecho. Marcos legales claros y transparentes que protegen los derechos de los inversores. Procesos sencillos para el registro de empresas y el cumplimiento de las leyes locales. 

b) Un sistema jurídico transparente que haga cumplir los contratos y proteja los derechos de propiedad. Menos restricciones a la propiedad e inversión extranjera.

c) Simplificación y digitalización de los procedimientos para iniciar un negocio, obtener permisos y tratar cuestiones legales. El índice de "facilidad para hacer negocios" del Banco Mundial es un buen indicador.

La calidad institucional juega un papel importante; reduce los costos de transacción y los riesgos asociados con la inversión. Con esto se logra el crecimiento económico, la creación de emprelo y el avance tecnológico.


B) El nuevo panorama para la IED


El entorno de la IED ha experimentado cambios significativos en los últimos años, influidos por los avances tecnológicos, las preocupaciones por la sostenibilidad, la diversificación de la cadena de suministro, los conflictos internacionales, y la nueva geopolítica mundial:


1. Cambio hacia inversiones digitales y tecnológicas


a) El auge de la economía digital y las tecnologías de la industria 4.0 (IA, IoT, big data, robótica) han transformado la IED. 

b) Existe un enfoque creciente en la inversión en sectores impulsados por la tecnología financiera, el comercio electrónico, la ciberseguridad y la biotecnología.

c) Se prioriza la infraestructura digital y los ecosistemas de innovación para atraer inversiones orientadas a la tecnología.


2. Sostenibilidad e inversiones verdes


a) Los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) influyen cada vez más en las decisiones de inversión. 

b) Se buscan soluciones de energía verde, prácticas sostenibles y regulaciones que respalden las inversiones respetuosas del clima.

c) Se necesitan incentivos para proyectos de energía renovable, tecnologías de reducción de carbono e infraestructura sostenible para atraer "IED verde".


3. Resiliencia y diversificación de la cadena de suministro


a) La pandemia de COVID-19 y las tensiones geopolíticas, han puesto de relieve la necesidad de cadenas de suministro resilientes y diversificadas. 

b) Las empresas buscan reducir la dependencia de una sola región (especialmente China), lo que conduce a estrategias de "nearshoring" y "friendshoring".

c) Se buscan entornos políticos estables, proximidad a los principales mercados o ubicaciones estratégicas para la logística.


4. Impacto de los factores geopolíticos


a) Las crecientes tensiones geopolíticas, las guerras comerciales y las sanciones económicas han influido en los patrones de IED. 

b) Las empresas están considerando el riesgo político con más cuidado y a menudo optan por regiones con climas geopolíticos más predecibles.

c) Están surgiendo nuevos bloques económicos y acuerdos comerciales que están reconfigurando los flujos de inversión. 


5. Cambios en las regulaciones y en los incentivos de política


a) Los gobiernos están adoptando nuevas regulaciones para la IED con el fin de proteger la seguridad nacional y las industrias críticas. 

b) Hay una evaluación más estricta de las inversiones, especialmente en sectores como la tecnología, la defensa y las telecomunicaciones.

c) Se están utilizando exenciones impositivas, subvenciones y otros incentivos para atraer inversiones en áreas prioritarias como las tecnologías verdes, la infraestructura digital y la investigación y el desarrollo.


6. Creciente importancia de las empresas emergentes y el capital de riesgo


a) El ecosistema global de empresas emergentes se ha convertido en un componente clave. 

b) Hay interés en empresas emergentes con alto potencial de crecimiento, en particular en tecnología y ciencias biológicas.

c) El capital de riesgo es cada vez más transfronterizo, y los fondos buscan oportunidades en centros tecnológicos emergentes en todo el mundo, más allá de lugares tradicionales como Silicon Valley.


7. Evolución de las expectativas y de las evaluaciones de riesgos


a) Mayor énfasis en el impacto social, la transparencia regulatoria y las normas de gobernanza. 

b) Las evaluaciones de riesgos incorporan ahora factores como las crisis sanitarias, los riesgos climáticos y las amenazas a la ciberseguridad.


8. Aumento de los flujos de inversión regionales e intrarregionales


a) Hay una tendencia creciente hacia los flujos de inversión regionales. Las empresas buscan mercados más cercanos para reducir los riesgos asociados a las operaciones distantes. 

b) En regiones como el sudeste asiático, América Latina y África se está observando un aumento de la IED intrarregional.

c) Los bancos y las iniciativas regionales de desarrollo también están promoviendo proyectos de infraestructura transfronterizos, impulsando la inversión en conectividad y facilitación del comercio.


9. Surgimiento de nuevos destinos de IED


a) Están surgiendo nuevos puntos de acceso en el sudeste asiático, África subsahariana y Europa del Este. Estas áreas ofrecen mercados sin explotar, menores costos laborales y ubicaciones estratégicas.

b) Los gobiernos de estas regiones están mejorando el clima de inversión mediante reformas regulatorias, mejoras de infraestructura e incentivos específicos para atraer a inversores internacionales.


En suma, se recomienda que un nuevo gobierno cumpla con el enfoque tradicional y avance en el nuevo panorama. Pero antes de hacer caravanas ante el oropel de los nuevos (que a veces se arrepienten), nunca se debe olvidar que la inversión existente es vital. Por eso se requiere priorizar las estrategias de retención y expansión de negocios para las empresas nacionales y extranjeras actuales.


https://www.sdpnoticias.com/opinion/la-tarea-de-atraer-ied/


Saturday, October 19, 2024

Gladwell nos ayuda a entender a Morena

Gladwell nos ayuda a entender a Morena

Javier Treviño

@javier_trevino


El domingo pasado vi la entrevista de Fareed Zakaria a Malcolm Gladwell en el programa GPS de CNN. Hablaron sobre su libro más reciente, “Revenge of the Tipping Point: Overstories, Superspreaders, and the Rise of Social Engineering”. Estos son algunos de los temas principales de la conversación:

1. Los puntos de inflexión (tipping points): reflexionó sobre el concepto de puntos de inflexión, explorando cómo se manifiestan en la sociedad contemporánea. Sostiene que comprender estos momentos es crucial para navegar por los fenómenos sociales actuales, particularmente a la luz de eventos recientes como la pandemia de COVID-19.

2. Ingeniería social: comentó cómo las acciones deliberadas pueden influir en el comportamiento grupal. Esto incluye el examen de estudios de casos que ilustran tanto los posibles beneficios como los dilemas éticos asociados con la manipulación de la dinámica social.

3. Narrativas culturales: enfatizó la importancia de las "sobrehistorias", o los relatos culturales generales que dan forma a nuestra comprensión de los eventos. Sugiere que estas narrativas pueden afectar significativamente la percepción y el comportamiento públicos. Compartió varios estudios de caso de su libro, como una epidemia de robos a bancos en Los Ángeles y un experimento de integración racial en el norte de California. Estos ejemplos sirven para ilustrar sus puntos sobre el contagio social y la dinámica comunitaria.

4. Temas contemporáneos: abordó problemas sociales urgentes, incluida la adicción a los opioides y el impacto de los monocultivos en las comunidades. Conecta esto con temas más amplios de resiliencia y vulnerabilidad en los sistemas sociales.

5. Cuestiones éticas: planteó importantes problemas morales sobre las implicaciones de las intervenciones sociales, instando a una consideración reflexiva de cuándo y cómo diseñar resultados sociales.

Las ideas de Gladwell en esta entrevista reflejan una exploración más profunda de las complejidades que rodean el cambio social, dejando en claro que, si bien los puntos de inflexión (tipping points) pueden conducir a transformaciones positivas, también conllevan responsabilidades y riesgos significativos.

Esto me puso a pensar en Morena: transformación, responsabilidad y riesgo.

Utilizando el marco de Malcolm Gladwell de su libro original del año 2000, “The Tipping Point: How Little Things Can Make a Big Difference”, podemos entender el crecimiento y rápido ascenso del partido político mexicano Morena (Movimiento de Regeneración Nacional), aplicando los tres principios básicos: la ley de los pocos (Law of the Few), el factor de adherencia (pegajosidad) y el poder del contexto. 

El crecimiento de Morena, desde un movimiento incipiente hasta convertirse en la fuerza política dominante de México, puede analizarse como una "epidemia social" que surgió debido a condiciones específicas que se alinearon en el momento adecuado.

1. La ley de los pocos.

El ascenso de Morena involucró a figuras influyentes que desempeñaron papeles cruciales en la difusión del mensaje del partido y en ganar impulso. En términos de Gladwell, estas figuras influyentes funcionaron como "conectores", "expertos" y "vendedores" dentro del panorama político mexicano.

a) Conectores: Morena atrajo a desertores de alto perfil de otros partidos establecidos (PRI, PAN, PRD), que estaban bien conectados dentro de las diferentes redes sociales y políticas. Su capacidad para atraer a seguidores contribuyó a ampliar rápidamente la base de Morena.

b) Expertos: intelectuales, periodistas y activistas que no estaban satisfechos con la forma en que los partidos tradicionales manejaban los problemas económicos y sociales ayudaron a que las ideas de Morena ganaran credibilidad. Estas personas a menudo informaban y educaban al público sobre las políticas de Morena y las críticas al status quo.

c) Vendedores: Andrés Manuel López Obrador, fundador de Morena y expresidente de México, desempeñó el papel de un vendedor carismático. Fue capaz de articular las quejas de los mexicanos comunes de manera efectiva y construir una narrativa sólida de esperanza, cambio y anticorrupción. Su credibilidad personal, construida a lo largo de años como líder político, lo convirtió en el "vendedor" ideal que podía persuadir a la gente para que se uniera al movimiento.

Estas personas clave ayudaron a difundir el mensaje de Morena de manera más efectiva que cualquier campaña publicitaria.

2. El factor de la adherencia.

El éxito del mensaje de Morena residía en su simplicidad y atractivo emocional, lo que lo hacía "pegajoso", memorable e impactante. La narrativa de Morena aprovechó el descontento generalizado con los partidos políticos tradicionales y encontró eco en muchos mexicanos que se sentían abandonados por el sistema existente.

a) Anticorrupción: el mensaje principal del partido se centró en combatir la corrupción, un problema generalizado en México. Esto hizo que su plataforma fuera muy relevante y "pegajosa" para una población frustrada con la corrupción política endémica. La frase "la mafia del poder", que AMLO solía utilizar para describir a las élites políticas arraigadas, encapsulaba este sentimiento de una manera poderosa y memorable.

b) Justicia social e igualdad: Morena también prometió priorizar los programas sociales y reducir la desigualdad, lo que tuvo eco en las comunidades marginadas. El mensaje del partido fue diseñado para ser directo y conectar emocionalmente con las frustraciones y aspiraciones de la gente.

c) Nacionalismo y soberanía: AMLO enmarcó las políticas del partido como esfuerzos para recuperar la soberanía de México, especialmente en lo que respecta a los recursos económicos y la influencia extranjera. Esto apeló a un sentimiento nacionalista entre muchos votantes. Estos mensajes fueron atractivos porque abordaban las experiencias vividas y las frustraciones de muchos mexicanos, distinguiendo efectivamente a Morena de otros partidos que eran vistos como desconectados de la realidad.

3. El poder del contexto.

El entorno político y social en México fue un factor crucial en el ascenso de Morena. El concepto de Gladwell del “poder del contexto” explica cómo las circunstancias externas pueden desencadenar cambios significativos cuando las condiciones son las adecuadas.

a) Desilusión política: la insatisfacción generalizada con los partidos políticos tradicionales (PRI, PAN y PRD) debido a los escándalos de corrupción, el estancamiento económico y la creciente violencia crearon un entorno en el que el electorado estaba listo para una nueva alternativa. Las "ventanas rotas" de la corrupción generalizada y la gobernanza ineficaz hicieron que los votantes fueran más receptivos al mensaje de cambio de Morena.

b) Desigualdad económica: la creciente brecha entre la élite adinerada y el resto de la población hizo que los llamados a la reforma social fueran más urgentes y atractivos. El contexto de dificultades económicas ayudó a que las promesas de Morena de programas sociales y redistribución de la riqueza ganaran fuerza.

c) Aumento de la violencia y la inseguridad: el empeoramiento de la situación de seguridad debido a la violencia relacionada con las drogas hizo que el llamado a un nuevo enfoque de gobierno fuera más convincente. Morena capitalizó el deseo de cambio y estabilidad al prometer una estrategia diferente para abordar los problemas de seguridad.

4. Estudio de caso: la elección presidencial de 2018 como un "punto de inflexión".

La elección de 2018 marcó el punto de inflexión de Morena. Varios factores convergieron para impulsar al partido desde una posición de contrincante a una fuerza política dominante:

a) La tercera candidatura presidencial: habiéndose postulado a la presidencia dos veces antes (2006 y 2012), AMLO había construido un grupo de seguidores leales. Su perseverancia y su condición de "hombre del pueblo" le valieron un amplio reconocimiento, lo que preparó el escenario para que Morena se inclinara hacia la aceptación general.

b) El colapso de los partidos tradicionales: los escándalos de corrupción y las divisiones internas debilitaron a los partidos establecidos, especialmente al PRI y al PAN. Este vacío de liderazgo creó el contexto perfecto para el ascenso de Morena.

c) La formación de coaliciones: Morena formó alianzas estratégicas con partidos y movimientos más pequeños, ampliando su base. La capacidad del partido para unir a diferentes facciones lo ayudó a atraer a un electorado más diverso, creando el impulso necesario para inclinar la balanza a su favor.

5. Conclusión.

El crecimiento de Morena puede entenderse a través de la lente de “The Tipping Point” de Gladwell como una combinación de personas influyentes (ley de los pocos), mensajes convincentes (factor de adherencia o pegajosidad) y las condiciones sociopolíticas adecuadas (poder del contexto). En conjunto, estos factores permitieron a Morena alcanzar un punto de inflexión que lo transformó de un estado de ánimo a un nuevo movimiento político. De ahí se conviritió en el partido dominante en México. Su ascenso ilustra cómo pequeños cambios en la estrategia y el entorno pueden conducir a grandes cambios en el panorama político, en línea con los principios de Gladwell de cómo las pequeñas cosas pueden realmente hacer una gran diferencia.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/gladwell-nos-ayuda-a-entender-a-morena/


Saturday, October 12, 2024

Llamado a la esperanza y el optimismo

Llamado a la esperanza y el optimismo

Javier Treviño

@javier_trevino


Hace muchos años leí "Politics of Hope" de Arthur M. Schlesinger Jr. Es una obra reflexiva y profunda que combina el análisis histórico con un apasionado argumento a favor de la tradición progresista en la política estadounidense. Publicado en 1963, durante una época de agitación social y cambios políticos significativos, el libro es una defensa del liberalismo y una crítica del conservadurismo y la complacencia.

El argumento central es que el optimismo y el progreso eran esenciales para la salud de la democracia estadounidense. El libro explora cómo Estados Unidos había prosperado gracias a la promesa de cambio, reforma y mejora de la sociedad a través de la acción colectiva. Para Schlesinger, el liberalismo representaba esta fuerza impulsora: trabajar por una mayor igualdad, justicia y oportunidades para todos los ciudadanos.

El libro destaca el papel del gobierno como vehículo para la mejora social y sostiene que los mejores momentos de la historia estadounidense fueron aquéllos en los que los líderes políticos abrazaron las posibilidades del progreso. Schlesinger contrastaba esta visión esperanzadora con el pesimismo y el atrincheramiento que asociaba con las ideologías conservadoras. Advertía contra el cinismo y el derrotismo en la política, subrayando que estas actitudes sofocaban la posibilidad de un progreso real.

La obra de Schlesinger está profundamente arraigada en el contexto histórico de principios de la década de 1960. En ese momento, el movimiento por los derechos civiles estaba ganando impulso. Era un momento crucial para que brillaran los ideales liberales. Sus escritos reflejan una era en que la esperanza de un cambio social era tangible, pero también había obstáculos significativos, en particular la resistencia conservadora. 

"Politics of Hope" es tanto un llamado a la acción como una defensa intelectual del liberalismo. Schlesinger creía que este optimismo era necesario para enfrentar desafíos como la pobreza, la desigualdad racial y los peligros de las armas nucleares. También describía las presidencias de Franklin D. Roosevelt y John F. Kennedy, quienes encarnaban el tipo de optimismo progresista que él admiraba. El “New Deal” y la “New Frontier” eran buenos ejemplos de cómo el gobierno, cuando se dirige con visión y optimismo, puede transformar la sociedad.

El libro critica la política conservadora, arraigada en el miedo, la nostalgia y el deseo de mantener el status quo. Consideraba que el conservadurismo era fundamentalmente pesimista, argumentando que carecía del coraje moral e intelectual para enfrentar las injusticias de la sociedad y que ponía demasiado énfasis en el individualismo a expensas del bienestar colectivo.

Schlesinger apuntaba particularmente a lo que veía como un retroceso respecto de la audacia de Roosevelt. Le preocupaba que el enfoque en el beneficio individual y la limitada intervención gubernamental erosionaran el tejido social de la nación, dejando a los ciudadanos más vulnerables desprotegidos y socavando los ideales democráticos sobre los que se construyó Estados Unidos.

El libro tuvo un impacto en el discurso político estadounidense de esa época. Reforzó la idea de que la acción gubernamental no sólo es necesaria sino también moralmente imperativa para abordar los desafíos sociales. La defensa del optimismo de Schlesinger nos inspira en momentos en que la retórica política se vuelve cada vez más cínica o polarizada.

La perspectiva atemporal de "Politics of Hope" me hizo reflexionar en estos días del inicio de un nuevo gobierno. Creo que hoy tenemos que hacer un llamado al optimismo y a la esperanza en México.

La esperanza en la política y el gobierno es vital para fomentar confianza en las instituciones, en el compromiso cívico y en la capacidad de la sociedad para perseguir objetivos ambiciosos. 

Si bien el escepticismo y la crítica suelen ser necesarios para exigir responsabilidades a los gobiernos, el optimismo proporciona la mentalidad de futuro necesaria para el progreso, la innovación y la unidad nacional. 

El llamado a la esperanza es particularmente relevante en esta época de transición. Puede ayudar a construir el apoyo a nuevas ideas y reformas. Creo que el gobierno puede mejorar el bienestar de los ciudadanos y que los líderes políticos pueden lograr cambios significativos. 

Una mentalidad optimista es esencial porque fomenta el compromiso en lugar de la apatía, impulsa a las personas a participar en el proceso democrático, defender causas y apoyar reformas. El optimismo político alimenta una sensación de posibilidad frente a los desafíos. 

La esperanza no significa una fe ciega en los líderes o las instituciones. Por el contrario, el optimismo en la política surge de la creencia de que los gobiernos pueden y deben hacerlo mejor. La esperanza empuja a los ciudadanos y a la sociedad civil a exigir responsabilidades a los gobiernos, transparencia y políticas efectivas. Crea la expectativa de que el gobierno debe trabajar por el bien público y de que siempre es posible hacerlo mejor.

El optimismo se correlaciona con la confianza en las instituciones, un factor clave en la estabilidad de los sistemas democráticos. La confianza y el optimismo van de la mano: cuando los ciudadanos creen que su gobierno puede resolver los problemas y actuar en su beneficio, es más probable que apoyen las iniciativas políticas, acepten reformas difíciles y contribuyan a los esfuerzos colectivos.

El optimismo es particularmente importante en la formulación de la política económica. Cuando los ciudadanos y las empresas se sienten optimistas sobre el futuro, es más probable que inviertan, innoven y gasten. Las políticas gubernamentales que inspiran confianza en la economía pueden crear un círculo virtuoso de crecimiento. 

Existen varias razones para mantener esperanza y optimismo sobre un nuevo gobierno, incluso en medio de la incertidumbre. Si bien los desafíos son inevitables, una nueva administración trae oportunidades para un cambio positivo: 

1. Podría tener una nueva perspectiva. Esto puede conducir a políticas innovadoras que aborden problemas nacionales persistentes. El nuevo liderazgo puede tener el impulso y el apoyo público para implementar reformas que anteriormente estaban estancadas.

2. Podría lograr un enfoque renovado de unidad nacional. Una administración comprometida con la superación de las divisiones puede promover la cooperación y la colaboración. El optimismo aumenta cuando los líderes enfatizan la inclusión y los objetivos compartidos.

3. Podría diseñar políticas ambiciosas para estimular el crecimiento, crear empleos y mejorar los niveles de vida. Estas iniciativas pueden incluir inversiones en infraestructura, apoyo a pequeñas empresas o industrias que necesitan revitalizarse. 

4. Podría generar confianza. Nada mejor que abordar los problemas con urgencia, guiados por recomendaciones de expertos y nuevos enfoques eficaces.

5. Podría garantizar una mayor transparencia y rendición de cuentas. Ya sea a través de iniciativas de gobierno abierto, un mayor acceso a la información o la participación pública directa, estos esfuerzos pueden generar confianza en el proceso democrático. 

6. Podría brindar una oportunidad para restablecer o mejorar las relaciones con otros países. La esperanza aumenta cuando un gobierno da señales de compromiso con la diplomacia, la reconstrucción de alianzas o la celebración de acuerdos comerciales beneficiosos, que pueden conducir a una mayor prosperidad nacional y estabilidad global.

7. Podría reconocer la importancia de la innovación. Frente a desafíos globales como el cambio climático y la disrupción tecnológica, promover el desarrollo sostenible, la energía limpia y los avances tecnológicos mejorarían la economía y la calidad de vida de las generaciones futuras.

8. Podría impulsar cambios de liderazgo. El nuevo gobierno sabe que tiene un mandato de acción urgente. Tiene un nuevo enfoque que ofrece un nuevo camino a la prosperidad, brindando esperanza de recuperación y resiliencia.

9. Podría aprovechar su fuerza política. La nueva administración cuenta con una clara mayoría. El apoyo público le permite avanzar con mayor decisión en cuestiones clave. Esta fase puede ser un momento de esperanza y optimismo, ya que existe una ventana de oportunidad para reformas y cambios importantes.

10. Podría avanzar en lo relevante. Un enfoque en la reducción de la desigualdad, la mejora del acceso a la atención médica, el abordaje de la discriminación y la ampliación de las oportunidades educativas infunde esperanza en las comunidades marginadas y en quienes buscan una sociedad más equitativa.

La esperanza y el optimismo en la política y el gobierno es más que una actitud que nos hace sentir bien; es una fuerza poderosa que puede impulsar un cambio positivo, fomentar la confianza pública e inspirar la acción colectiva. 

Si bien debe basarse en la realidad y combinarse con una gobernanza eficaz, el optimismo sigue siendo un componente vital de un liderazgo exitoso. Los políticos pesimistas ven sólo tormentas en cada oportunidad. Los optimistas ven oportunidades en cada tormenta.

Al fomentar la esperanza, el optimismo, el compromiso y la unidad, los gobiernos están mejor posicionados para superar las crisis, impulsar reformas ambiciosas y crear una sociedad más justa y próspera para todos.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/llamado-a-la-esperanza-y-el-optimismo/


Saturday, October 05, 2024

El poder de la presidencia

El poder de la presidencia

Javier Treviño

@javier_trevino


Dos de los cursos que más disfruté, cuando estudié la maestría en Harvard, fueron el de Richard E. Neustadt y el de Roger B. Porter. Algunas de sus lecciones podrían ser relevantes hoy, en el inicio de un nuevo gobierno en nuestro país.

Richard E. Neustadt (1919 – 2003), uno de los estudiosos más influyentes de la presidencia estadounidense, ofreció consejos esenciales para los nuevos presidentes basados en su análisis del poder y el liderazgo. Su obra principal, “Presidential Power and the Modern Presidents” (1960), ha sido leída por todos los presidentes desde Kennedy. Es un libro extraordinario, vigente al día de hoy. 

Roger B. Porter fue asesor presidencial en tres administraciones (Ford, Reagan y Bush padre). Sus ideas se centran en la importancia del proceso, las estructuras de toma de decisiones y la gestión de la presidencia. Su obra principal, “Presidential Decision Making: The Economic Policy Board” (1980) es un texto muy valioso para quienes pretenden formar parte de un equipo presidencial.

De acuerdo con mis notas, estos son los consejos clave que podrían ser útiles para una nueva presidenta:


A) Los consejos de Neustadt.

1. El poder presidencial es el poder de persuadir.

El consejo más famoso es que el poder presidencial no proviene de los poderes formales otorgados por la Constitución, sino más bien de la capacidad de persuadir a los demás. El éxito de una presidenta depende de su capacidad para convencer al Congreso, la burocracia y el público para que apoyen sus políticas. Esta persuasión se basa en la credibilidad, la negociación y la construcción de relaciones. No basta con intentar dar órdenes, es necesario convencer.

2. Construye tu credibilidad.

La eficacia de una presidenta está estrechamente vinculada a su reputación. Los nuevos presidentes deben salvaguardar su credibilidad a toda costa. Una vez perdida, es difícil recuperarla. Ser visto como una persona confiable y competente es fundamental para mantener la influencia sobre el Congreso, el público y los líderes extranjeros. Esto requiere coherencia en la toma de decisiones, comunicación clara y evitar las promesas excesivas.

3. Trabaja dentro de las limitaciones.

Una presidenta opera dentro de un sistema de "instituciones separadas que comparten poder". Esto significa que, si bien la presidenta es poderosa, debe trabajar a través de las limitaciones impuestas por el Congreso, los tribunales y los gobiernos estatales. Comprender y respetar estas limitaciones es vital para evitar la extralimitación política y garantizar la cooperación entre las ramas del gobierno.

4. Usa estratégicamente tu capital político.

Los nuevos presidentes deben ser estratégicos en la forma en que utilizan su capital político. Los presidentes deben concentrarse en iniciativas de alta prioridad al comienzo de su mandato, cuando tienen el mayor impulso político. Extenderse demasiado al perseguir demasiados objetivos simultáneamente puede diluir la influencia de una presidenta y fortalecer la oposición.

5. El momento oportuno es clave.

Los presidentes eficaces comprenden la importancia del momento oportuno. El momento adecuado para impulsar cambios de políticas es crucial para el éxito. Una presidenta debe ser capaz de leer el entorno político y anticipar cuándo las condiciones son favorables para la acción. Al aprovechar las oportunidades en el momento adecuado, los presidentes pueden maximizar su eficacia.

6. Negociación y compromiso son inevitables.

El compromiso y la negociación son esenciales para navegar por la presidencia. Dados los límites del poder presidencial, una presidenta debe ser experta en negociar acuerdos con el Congreso, los partidos y otros actores políticos. Los nuevos presidentes deben centrarse en construir coaliciones y encontrar puntos en común, reconociendo que el compromiso es necesario para lograr objetivos más amplios.

7. Participa en tu aprendizaje continuo.

Los nuevos presidentes siempre deben estar aprendiendo y adaptándose. Ninguna presidenta puede anticipar por completo todos los desafíos que enfrentará, por lo que la capacidad de evolucionar en función de nueva información es clave. Los presidentes exitosos evalúan continuamente la eficacia de sus estrategias y ajustan el rumbo cuando es necesario.

8. Debes mantener el apoyo público.

La aprobación pública es una fuente importante de poder presidencial. Los presidentes que mantienen altos niveles de apoyo público pueden usarlo como palanca para influir en el Congreso y otros actores clave. Una nueva presidenta debe comunicar sus políticas con claridad al público y evitar acciones que alejen al electorado.

9. Cuidado con el aislamiento.

Los nuevos presidentes deben advertir el peligro de aislarse de las perspectivas externas. Como la presidencia es un cargo insular, es esencial buscar el asesoramiento de una amplia gama de puntos de vista. Confiar demasiado en un pequeño círculo interno puede llevar a una mala toma de decisiones. Los presidentes deben solicitar activamente opiniones diversas tanto dentro como fuera de su administración.

10. Entiende el juego a largo plazo.

Los presidentes deben pensar en el largo plazo, sobre su legado y el impacto más amplio de sus decisiones. En lugar de centrarse en victorias políticas a corto plazo, una presidenta exitosa prioriza las decisiones que tendrán un impacto positivo y duradero en el país. La paciencia y la previsión estratégica son cualidades esenciales.


B) Los consejos de Porter.

1. La estructura importa.

La estructura interna de la oficina de una presidenta es crucial para una gobernanza eficaz. Una nueva presidenta debe asegurarse de que su proceso de toma de decisiones esté bien organizado, con líneas claras de responsabilidad y rendición de cuentas. Se debe crear un proceso estructurado que permita una revisión exhaustiva de la información y las ideas antes de tomar decisiones.

2. El proceso es más importante.

Un proceso que funcione bien conduce a mejores decisiones. La oficina de la presidenta debe tener un marco claro para recopilar información, sopesar las opciones y garantizar que se consideren los diversos puntos de vista. Este proceso ayuda a evitar decisiones impulsivas o mal pensadas.

3. Gestiona a tus asesores y a tu equipo.

Es de la mayor importancia gestionar eficazmente las relaciones entre la presidenta y su equipo directo. Una presidenta debe delegar de manera eficaz y asegurarse de que sus asesores ofrezcan opiniones sinceras, fundamentadas y variadas. Sin embargo, también es importante mantener la lealtad y la unidad dentro del equipo.

4. Establece prioridades.

Los nuevos presidentes suelen tener agendas ambiciosas. Por eso mismo deben priorizar con cuidado. Los presidentes deben centrarse en unos pocos objetivos principales en lugar de distribuir sus esfuerzos entre demasiadas iniciativas. Esto aumenta la probabilidad de obtener logros significativos al principio del gobierno.

5. Comprende los límites del poder.

El poder de una presidenta está limitado por factores externos como el Congreso, los tribunales y la opinión pública. Los nuevos presidentes deben ser realistas sobre lo que pueden lograr y trabajar dentro de estas limitaciones mediante la creación de coaliciones y la participación en acuerdos.

6. Construye relaciones con el Congreso.

No basta con tener una mayoría. Los presidentes deben invertir en sus relaciones con el Congreso desde el principio, incluso con miembros de la oposición. El éxito legislativo depende en gran medida de estas relaciones, por lo que es esencial fomentarlas para asegurar el cumplimiento de la agenda presidencial.

7. Evita la microgestión.

Los nuevos presidentes deben evitar empantanarse en los detalles de cada asunto. En cambio, deberían centrarse en el panorama estratégico más amplio, permitiendo que su equipo y su gabinete se ocupen de los detalles. Una delegación eficaz es fundamental para que la presidenta pueda concentrarse en los asuntos más importantes.

8. Aprende de tus predecesores.

Los nuevos presidentes deberían estudiar las experiencias de los presidentes anteriores para entender qué funcionó y qué no. Cada administración ofrece lecciones que pueden ser útiles para manejar los desafíos únicos del cargo.

9. Establece un ritmo.

El ritmo es vital. Una presidencia no es una carrera de velocidad sino una maratón. Los nuevos presidentes deberían establecer un ritmo sostenible que permita un enfoque a largo plazo y evite el agotamiento de su equipo.

10. Comunícate con claridad.

La comunicación clara, tanto internamente con el personal como externamente con el público, es fundamental para el éxito. Los presidentes deben definir sus mensajes de forma deliberada y asegurarse de que su visión sea entendida tanto por su equipo como por la nación.


Los consejos de Neustadt giran en torno a la comprensión de las realidades prácticas del poder presidencial, que se basan más en la persuasión que en el mando. Una presidenta exitosa construye cuidadosamente alianzas, toma decisiones estratégicas sobre dónde concentrar sus esfuerzos y cultiva el apoyo público y político. 

Los consejos de Porter se basan en el proceso y la estructura: una toma de decisiones bien organizada, una delegación eficaz y una comunicación clara. Su enfoque en el establecimiento de prioridades realistas ayuda a garantizar que una nueva presidenta pueda gobernar de manera eficaz, tomar mejores decisiones y navegar por las complejidades del cargo.


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Saturday, September 28, 2024

El diálogo de las élites

El diálogo de las élites

Javier Treviño

@javier_trevino

Estuve en Nueva York durante la semana y asistí a reuniones en Naciones Unidas. Todo era bullicio: 87 jefes de estado, dos príncipes herederos, 45 jefes de gobierno, “Cumbre del Futuro”, “Semana del Clima”, conferencias sobre gobernanza y desarrollo en PNUD y CAF, reuniones de alto nivel en el Council on Foreign Relations, Council of the Americas, Atlantic Council, mesas redondas de todo tipo en los Think Tanks. Todo era un diálogo de las élites. 

Mientras más escuchaba ponencias y preguntas, más recordaba los análisis que leí hace muchos años sobre la obra monumental de Edward Gibbon, “Historia de la decadencia y caída del Imperio romano”. Ahí se relata cómo el liderazgo de las élites, la corrupción y los fracasos de la gobernanza contribuyeron tanto al éxito imperial de Roma como a su posterior colapso. 

Gibbon destaca que el éxito inicial de Roma, en particular durante la República y las primeras etapas del Imperio, estuvo impulsado en gran medida por la competencia, la disciplina y la ambición de sus élites. Senadores, generales, intelectuales y estadistas, desempeñaron un papel crucial en la expansión del estado romano y la administración de sus vastos territorios.

La élite romana se distinguía por su sabiduría política y liderazgo militar. Figuras como Julio César, Augusto y Trajano ejemplifican las virtudes del gobierno de élite. Augusto, por ejemplo, es representado como un líder astuto que, después del caos de la guerra civil, estabilizó el imperio y estableció estructuras que aseguraron su longevidad durante varios siglos. El compromiso de la élite con los ideales republicanos, las instituciones legales y la destreza militar permitieron que Roma floreciera, preparando el escenario para la Pax Romana.

Gibbon también reconoce el papel de las élites romanas en el fomento de la vida intelectual y cultural. El mecenazgo de las artes, la literatura y la filosofía por parte de emperadores como Augusto y Adriano ayudó a crear un entorno cultural floreciente que contribuyó a la cohesión del imperio. Las élites fueron mecenas de proyectos arquitectónicos, de ciencias y educación, todo lo cual promovió la unidad y un sentido de identidad romana en todo el imperio.

A medida que la narración avanza, Gibbon ofrece una crítica mordaz de cómo la decadencia moral y política de las élites jugó un papel central en la caída del imperio. La erosión de la virtud cívica entre la clase dirigente fue uno de los factores clave que llevaron a la desaparición de Roma.

La decadencia moral de las élites romanas fue un factor crítico en la decadencia del imperio. Con el tiempo, la clase dirigente, otrora virtuosa, se vio consumida por el lujo, la decadencia y el interés propio. Esto fue particularmente evidente en el comportamiento de muchos emperadores y sus cortes, donde la corrupción, la indulgencia personal y la intriga política socavaron la fuerza y la unidad del imperio. Emperadores como Cómodo, Nerón y Calígula son representados como ejemplos de cómo la corrupción de la élite debilitó las instituciones de Roma, despilfarró sus recursos y erosionó la confianza pública en el liderazgo.

Gibbon admiraba el ideal romano de la virtud cívica: la idea de que los ciudadanos, en particular las élites, debían priorizar el bienestar del estado por encima de sus ambiciones personales. Durante la República, las élites romanas se habían adherido en gran medida a este principio, dedicándose al servicio público y la excelencia militar. Sin embargo, a medida que el imperio se hizo más rico y poderoso, este sentido del deber y la responsabilidad se desvaneció. Las élites se interesaron más en la riqueza personal, el placer y el poder que en el bien común, lo que llevó a un mal gobierno, un liderazgo ineficaz y conflictos internos.

Otro aspecto importante es el cambio de una clase dirigente de élite participativa en la República a una burocracia más centralizada y autocrática durante las últimas etapas del Imperio. La República romana temprana se caracterizó por una clase dirigente que compartía el poder y participaba en la toma de decisiones a través de instituciones como el Senado. Sin embargo, a medida que los emperadores consolidaron el poder, el papel de las élites disminuyó hasta convertirse en una clase más pasiva y servil. Esto creó un sistema en el que los emperadores ejercían un poder sin control, nombrando funcionarios corruptos o incompetentes y marginando a las élites tradicionales que alguna vez tuvieron un interés en la salud del imperio.

Gibbon también enfatiza el papel de la explotación de los recursos del imperio por parte de las élites como causa de la decadencia. La élite romana, particularmente durante las últimas etapas del imperio, se centró cada vez más en el enriquecimiento personal. Acumuló vastas propiedades y riqueza mientras sobrecargaba la economía del imperio con fuertes impuestos y políticas fiscales opresivas. Esta mala gestión económica, junto con la creciente desigualdad entre la élite adinerada y la población en general, contribuyó al malestar social y debilitó la base económica del imperio.

Gibbon identifica varias consecuencias clave de los fracasos de las élites que contribuyeron directamente al colapso del Imperio romano:

Inestabilidad política: a medida que el imperio crecía, la calidad del liderazgo de las élites se deterioró. Las sucesiones solían ser violentas y las élites competían cada vez más por el poder mediante la intriga y la traición en lugar de hacerlo por el mérito o el deber cívico. Esto llevó a frecuentes cambios de liderazgo, lo que desestabilizaba al imperio y lo hacía vulnerable a las amenazas externas.

Decadencia militar: la decadencia moral de la élite también afectó al ejército romano, que alguna vez fue la columna vertebral de la fuerza del imperio. La clase gobernante se interesó menos en el servicio militar y se centró más en su propia riqueza y comodidad. Las legiones romanas, que alguna vez estuvieron llenas de ciudadanos disciplinados y dedicados, pasaron a estar cada vez más compuestas por mercenarios y tropas extranjeras. Esto debilitó la capacidad del imperio para defenderse de las invasiones.

Pérdida de la confianza pública: la corrupción y la incompetencia de la élite llevaron a una pérdida de confianza entre la población en general. A medida que la clase dirigente se desvinculó más de las necesidades y preocupaciones de los romanos comunes, las instituciones del imperio perdieron legitimidad. Esto facilitó que los enemigos externos, como las tribus bárbaras, explotaran las debilidades internas de Roma.

Cambios religiosos y culturales: el ascenso del cristianismo está vinculado con la decadencia de Roma; la nueva religión promovió un enfoque en la salvación espiritual en lugar de la responsabilidad cívica. Se puede especular que el cristianismo debilitó el espíritu marcial de la élite romana y contribuyó a la pérdida de los valores romanos tradicionales. Esto, a su vez, aceleró la decadencia del imperio al socavar el poder unificador del estado romano.

La obra de Gibbon nos sirve como reflexión y advertencia de lo que ha ocurrido en nuestro país sobre los peligros de la decadencia moral de las élites y la mala gestión política. Cuando las élites pierden su sentido del deber hacia el Estado y se centran únicamente en su enriquecimiento personal, corren el riesgo de socavar los cimientos mismos de la fuerza y la unidad nacionales. La decadencia de Roma no era inevitable, pero se aceleró por los fracasos de la misma clase que una vez la hizo grande.

En el desarrollo de nuestro país, a lo largo de la historia, las élites (ya sea que se definan por su riqueza, educación, influencia política o liderazgo cultural) han desempeñado un papel indispensable. 

Si bien el término "élite" suele conllevar connotaciones negativas de privilegio y desigualdad, es importante reconocer que las élites, cuando funcionan de manera eficaz, son vitales para dirigir el progreso de una nación. Sus contribuciones a la gobernanza, el crecimiento económico, el liderazgo intelectual y la cohesión social han tenido un profundo impacto en la trayectoria de las civilizaciones. 

Su liderazgo, innovación y gestión han dado forma a la trayectoria de las naciones, permitiendo que las sociedades crezcan, se modernicen y prosperen. Si bien el papel de las élites debe equilibrarse con la rendición de cuentas y el compromiso con el bien público, sus contribuciones al desarrollo nacional no pueden subestimarse. 

En un mundo cada vez más complejo e interconectado, el liderazgo y la experiencia de las élites siguen siendo vitales para abordar los desafíos globales y nacionales del futuro.

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De la exageración a la remediación

De la exageración a la remediación

Javier Treviño

@javier_trevino

La exageración siempre ha sido una herramienta útil en la política y el gobierno para influir en la opinión pública, generar apoyo para las políticas y galvanizar la acción. 

Cuando se utiliza de manera eficaz, la exageración puede simplificar cuestiones complejas, crear sentido de urgencia y movilizar apoyos. Sin embargo, cuando se utiliza de manera irresponsable, puede distorsionar los hechos, profundizar la polarización y erosionar la confianza en la gobernanza. 

1. La exageración como mecanismo persuasivo.

a) Sirve como un recurso retórico para persuadir y amplificar. Los políticos la utilizan para enmarcar las cuestiones y maximizar su impacto, aumentando lo que está en juego para motivar a los ciudadanos o legisladores a actuar. Durante las campañas electorales, los candidatos suelen exagerar las consecuencias de las políticas de sus oponentes, advirtiendo el desastre económico o colapso social si se implementan ciertas medidas. Esta táctica crea un contraste entre opciones y da a los votantes una sensación de urgencia a la hora de tomar decisiones.

b) En el gobierno, puede ayudar a hacer más tangibles cuestiones complejas y abstractas. El cambio climático es un ejemplo. La complejidad de los datos científicos puede dificultar que el ciudadano capte la urgencia. Al exagerar los posibles resultados (la destrucción inminente del planeta), se logra crear conciencia y presionar a los gobiernos para que actúen. Los hechos siguen siendo ciertos, pero la exageración ayuda a transmitir una sensación de inmediatez que de otro modo podría perderse en los datos técnicos y las proyecciones a largo plazo.

2. Movilización de la opinión pública y el apoyo.

a) Es una herramienta poderosa para movilizar la opinión pública. Los candidatos suelen recurrir a la hipérbole para involucrar y energizar a su base. La presentación de las políticas como amenazas existenciales o panaceas les permite abrirse paso entre el ruido de los problemas, elevando su agenda al primer plano del discurso público. Una exageración bien elaborada puede reunir partidarios, dinamizar movimientos e incluso crear un sentido de misión o identidad colectiva.

b) Se utiliza para generar apoyo entre los ciudadanos desilusionados o privados de sus derechos. Al pintar un cuadro del sistema político como completamente corrupto o fallido, algunos se posicionan como la única solución viable. Exageran los fracasos de los líderes anteriores, afirmando que "restaurarán la grandeza" de una nación. Estas declaraciones caen bien en aquéllos que se sienten desatendidos por la política tradicional, lo que les da la esperanza de que llegarán soluciones radicales.

c) En el gobierno, puede simplificar el debate. Cuestiones complejas como la reforma energética, de salud, la política fiscal o la inmigración se reducen a frases hechas cargadas de emoción que facilitan a la gente adoptar una postura. Facilitan que las personas comprendan y se sientan emocionalmente involucradas en cuestiones que de otro modo podrían parecer demasiado complicadas o distantes.

3. Los peligros de la exageración excesiva.

a) A pesar de su utilidad, conlleva riesgos significativos. Uno de los peligros más inmediatos es la erosión de la confianza en las instituciones políticas. Cuando la exageración se convierte en deshonestidad, puede conducir a la desilusión. Si los ciudadanos escuchan repetidamente predicciones funestas o promesas que no se cumplen, pueden volverse cínicos respecto del liderazgo político. Se erosiona la confianza en la democracia y el sistema.

b) Puede profundizar la polarización. Cuando los políticos o los medios de comunicación exageran las diferencias entre ideologías o partidos políticos, contribuyen a una mentalidad de "nosotros contra ellos", lo que dificulta el compromiso y la colaboración. Las afirmaciones hiperbólicas sobre amenazas existenciales pueden inspirar una acción radical.

c) También puede dar lugar a un mal gobierno. Las políticas diseñadas en respuesta a crisis exageradas pueden ser desproporcionadas, no estar alineadas con la realidad o ser ineficaces. A largo plazo, la exageración puede socavar la calidad del discurso público. Se reduce el espacio para la discusión matizada y el debate razonado. Las cuestiones complejas requieren soluciones meditadas basadas en la evidencia, pero la exageración tiende a simplificarlas de manera que oscurece su complejidad. Esto puede sofocar la innovación y obstaculizar el desarrollo de políticas públicas eficaces.

4. Equilibrar la retórica con la responsabilidad.

a) Si bien la exageración siempre será parte del arsenal de los políticos, los líderes responsables deben equilibrar el talento retórico con la necesidad de precisión y honestidad. Una gobernanza eficaz requiere tanto la capacidad de inspirar la acción como la de generar confianza mediante la transparencia y promesas realistas. Los responsables de las políticas deben ser conscientes de que, si bien la exageración puede ser eficaz a corto plazo, depender demasiado de ella puede dañar la credibilidad.

b) Los ciudadanos equipados para evaluar críticamente la retórica política tienen menos probabilidades de dejarse influenciar por afirmaciones exageradas y pueden exigir una mayor rendición de cuentas de sus líderes. De manera similar, los medios de comunicación independientes desempeñan un papel crucial en la verificación de hechos y la provisión de contexto, ayudando a contrarrestar las exageraciones que dominan en el discurso político.

Después de todas las exageraciones, y la montaña rusa que vivimos durante septiembre, el nuevo gobierno tendrá la oportunidad de recuperar la confianza pública y establecer un rumbo positivo para el futuro de la nación. Necesitará una estrategia de remediación para sus primeros 100 días: 

1. Reconocimiento y transparencia.

a) Reconocer los errores pasados: reconocer las deficiencias de la administración anterior generará credibilidad. Se puede establecer una comisión o grupo de trabajo para revisar y evaluar el impacto de las políticas fallidas.

b) Transparencia en la toma de decisiones: establecer mecanismos para una gobernanza transparente, como reuniones informativas públicas periódicas, iniciativas de datos abiertos y sistemas de retroalimentación de la ciudadanía.

2. Reforma constitucional y revisión legal.

a) Implementación de las reformas constitucionales: enmendar las reformas que sean peligrosas. Los académicos y expertos legales pueden participar en un debate público sobre las implicaciones y los cambios necesarios.

b) Salvaguardias constitucionales: fortalecer los controles y contrapesos institucionales para evitar la recurrencia de reformas legales perjudiciales, incluyendo el fortalecimiento de la independencia judicial y la supervisión legislativa.

3. Restauración de servicios y políticas públicas.

a) Corregir políticas defectuosas: realizar una revisión sistemática de políticas fallidas, especialmente aquellas que afectan a sectores críticos como la atención médica, la educación y la economía. Reemplazarlas con alternativas basadas en evidencia.

b) Programas de estabilización social y económica: lanzar programas inmediatos para aliviar cualquier daño causado, en particular si las políticas anteriores crearon angustia social o económica, como desempleo, inflación o deterioro de los servicios públicos.

4. Reconciliación y sanación.

a) Diálogo nacional: crear espacios para que los ciudadanos expresen sus quejas, en particular si las políticas causaron divisiones sociales o políticas. Un proceso de reconciliación puede ser necesario para sanar las divisiones sociales.

b) Inclusión y diversidad: reconstruir la unidad fomentando un enfoque de gobernanza inclusivo. Involucrar a las comunidades marginadas en la formulación de políticas y asegurar que las políticas públicas beneficien a la sociedad en general.

5. Planes de recuperación económica.

a) Ajustes de la política fiscal y monetaria: trabajar en la estabilización de la economía a través de políticas fiscales y monetarias inteligentes, incluyendo la revisión de los niveles de deuda, el ajuste de las tasas de interés o la reducción de las presiones inflacionarias.

b) Estímulo e inversión en sectores clave: proponer inversiones en infraestructura, tecnología y energía renovable, y ofrecer paquetes de estímulo que creen empleos y promuevan el crecimiento sostenible.

6. Fortalecimiento institucional.

a) Reformas para la eficiencia del gobierno: abordar las ineficiencias en la gobernanza reformando los sistemas burocráticos, reduciendo la corrupción y mejorando la prestación de servicios a los ciudadanos.

b) Mecanismos de rendición de cuentas: asegurar que los futuros errores de política se detecten a tiempo mediante el fortalecimiento de las instituciones de supervisión, mejorando el papel de la sociedad civil y empoderando a los organismos de control para que exijan cuentas al gobierno.

7. Participación pública y creación de confianza.

a) Comunicación frecuente: mantener una verdadera comunicación regular y clara con el público para generar confianza, incluyendo reuniones públicas, difusión en las redes sociales y conferencias de prensa.

b) Educación cívica: promover la comprensión pública de la gobernanza y los asuntos constitucionales para fomentar la participación ciudadana informada en el proceso político.

8. Reinicio de las relaciones exteriores.

a) Recalibración diplomática: reconstruir las relaciones con las naciones extranjeras, después del aislacionismo, y acelerar la participación en organismos y foros multilaterales.

b) Asociaciones y alianzas: forjar asociaciones estratégicas que puedan apoyar los esfuerzos de recuperación nacional, los acuerdos comerciales y la inversión extranjera.

9. Visión a largo plazo y planificación estratégica.

a) Desarrollar una nueva visión para la nación: diseñar un plan a largo plazo que articule una visión clara e inspiradora para el futuro del país, haciendo hincapié en el desarrollo sostenible, la resiliencia económica y la cohesión social.

b) Coherencia de políticas: garantizar que todas las políticas estén alineadas con esta visión a largo plazo, evitando la fragmentación o la miopía.

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Saturday, September 14, 2024

Montesquieu y Rousseau sobre la reforma judicial

Montesquieu y Rousseau sobre la reforma judicial

Javier Treviño

@javier_trevino

Tenía mucha curiosidad y le pedí a ChatGPT que recreara un estudio tranquilo en la Europa del siglo XVIII, donde dos de los filósofos políticos más influyentes, Charles de Montesquieu y Jean-Jacques Rousseau, estuvieran sentados junto a una chimenea, enfrascados en una profunda discusión sobre la justicia, la política y el papel del poder judicial.

Montesquieu: (sorbiendo su vino, pensativo) “Jean-Jacques, he estado reflexionando sobre la relación entre la justicia y la política. Me parece que uno de los mayores peligros para la libertad es cuando estas dos esferas se superponen demasiado. Cuando los líderes políticos interfieren en la administración de justicia, ponen en peligro los cimientos mismos de un sistema legal justo e imparcial”.

Rousseau: (asiente) “Así es, Charles. Pero yo diría que no es sólo la interferencia política la que amenaza la justicia, sino también la voluntad del pueblo cuando no se controla. Temo la tiranía de la mayoría, como has señalado a menudo en tus obras. Si los jueces estuvieran sujetos al voto popular, podrían convertirse en meros instrumentos de la opinión popular en lugar de la ley”.

Montesquieu: “Ah, sí. Veo que estamos de acuerdo. El poder judicial debe permanecer independiente de los caprichos del pueblo y de la élite política por igual. Éste es el núcleo de mi principio de separación de poderes. Cuando los poderes ejecutivo, legislativo y judicial se entremezclan, la justicia ya no puede ser ciega. ¿Cómo podemos esperar que los jueces dicten sentencias justas cuando sus carreras dependen de votos o favores políticos?”

Rousseau: “Estoy de acuerdo, pero exploremos esto más a fondo. Verás, el contrato social vincula la voluntad general, pero la voluntad general no siempre es sinónimo de justicia. Puede volverse errónea, especialmente cuando las emociones están a flor de piel. Si los jueces fueran elegidos por voto popular, se volverían subordinados a esta fuerza volátil, constantemente influidos por los estados de ánimo del electorado. En este escenario, ¿cómo podrían mantenerse firmes en la defensa de derechos impopulares, la protección de minorías o la interpretación de leyes complejas? La justicia debe ser constante, mientras que el sentimiento público está en constante cambio”.

Montesquieu: “¡Exactamente! La justicia es una cuestión de principios, no de pasiones. Si los jueces fueran elegidos, tendrían que participar en los mismos juegos políticos que los legisladores y los ejecutivos. Harían campaña, prometerían y tal vez incluso comprometerían su integridad para asegurar el cargo. Pero los jueces deberían ser guardianes de la ley, no participantes en la búsqueda del poder”.

Rousseau: “Y, sin embargo, algunos pueden argumentar que la elección popular trae consigo la rendición de cuentas, haciendo que los jueces respondan ante el pueblo. Pero este es un falso sentido de la rendición de cuentas. El deber de un juez no es hacia las opiniones fugaces del pueblo, sino hacia los principios perdurables de la justicia. La verdadera rendición de cuentas radica en su adhesión a la ley y a la constitución. Al someter a los jueces a los caprichos de los votantes, corremos el riesgo de socavar la esencia misma de su papel”.

Montesquieu: (inclinándose hacia delante) “De hecho, la verdadera rendición de cuentas de un juez proviene de su fidelidad a la ley, no al pueblo. Planteas un punto excelente, Jean-Jacques. No olvidemos que en muchos casos, el poder judicial es la última línea de defensa contra la tiranía de la mayoría o la extralimitación del ejecutivo. Si los jueces deben considerar las consecuencias políticas de sus decisiones, dudarán en proteger causas impopulares, ya sean los derechos de las minorías, la libertad de expresión o incluso los derechos de propiedad”.

Rousseau: “Exactamente. Si un juez falla a favor de un grupo minoritario impopular, o en contra de una ley popular pero injusta, podría ser destituido de su cargo simplemente por defender los principios de justicia. De esta manera, las elecciones empujarían a los jueces a buscar la popularidad, no la justicia”.

Montesquieu: “Y no ignoremos la influencia de la riqueza y el poder en las elecciones. En una elección judicial, los grupos de interés ricos podrían dominar el proceso, financiar campañas e influir en los resultados. Veríamos al poder judicial no sólo politizado sino también corrompido. Esto convertiría a los jueces en políticos, susceptibles a los mismos vicios del poder y la influencia que afligen a los poderes legislativo y ejecutivo”.

Rousseau: “Ah, sí, la influencia corruptora de la riqueza y el poder. Las elecciones harían que los jueces estuvieran en deuda con las fuerzas del capital en lugar de con la fuerza de la ley. En mi visión de una sociedad justa, no debe haber lugar para tales perversiones de la justicia. La ley, y quienes la interpretan, deben permanecer por encima de la contienda, sin dejarse influir por la influencia del dinero o las pasiones de la multitud”.

Montesquieu: “Y la belleza del poder judicial está en su independencia. Al estar aislados tanto de la presión política como de la popular, los jueces pueden dedicarse a la solemne tarea de interpretar la ley, separados de la influencia de los poderosos o de las demandas del pueblo. Es sólo a través de esta independencia que pueden mantener el equilibrio de poderes que salvaguarda la libertad”.

Rousseau: “Estamos de acuerdo, pues: los ministros de la Corte Suprema y otros jueces no deben ser elegidos por voto popular. Deben ser designados en función de su sabiduría, experiencia y adhesión a los principios de justicia. Su responsabilidad reside en la integridad de sus sentencias, no en su capacidad para ganar votos”.

Montesquieu: “Absolutamente. Las elecciones judiciales socavarían el propósito entero del poder judicial, convirtiéndolo en otra rama más de la política. Los jueces deben seguir siendo libres de aplicar la ley sin miedo a perder sus puestos, porque sólo así podrán servir verdaderamente a la justicia y proteger la libertad”.

Rousseau: (sonriendo) “Parece que estamos de acuerdo, amigo mío. La justicia no puede sobrevivir en una arena política. Para asegurar su supervivencia, debemos mantenerla separada de las fuerzas de la política y de la opinión pública”.

Montesquieu: “Bien dicho, Jean-Jacques. La ley debe ser la estrella guía de los jueces, no el aplauso o el descontento de la multitud. Sólo entonces podemos tener la esperanza de lograr una sociedad justa y estable”.

Hasta aquí la ayuda de la inteligencia artificial. Pero también hay otras visiones. Hace muchos años, en uno de los cursos en El Colegio de México, sobre gobierno y proceso político, me tocó analizar la relación de la Suprema Corte y la política. Me pasé horas en la Biblioteca Daniel Cosío Villegas investigando. No había internet. Ahí leí el famoso ensayo de Robert A. Dahl, de 1957, "Decision-Making in a Democracy: The Supreme Court as a National Policy-Maker" (Journal of Public Law 6: 279–295), y todavía guardo mis notas. 

Las principales conclusiones del ensayo de Dahl giran en torno a la compleja relación entre la Corte, la gobernanza democrática y la formulación de políticas: 

1. Desafía la noción tradicional de que la Suprema Corte es puramente una institución legal o apolítica. Si bien está diseñada para interpretar la Constitución, desempeña un papel importante en la configuración de la política nacional. Sus decisiones en casos emblemáticos reflejan el contexto político de la época, alineándose con cambios sociales más amplios o respondiendo a ellos. La Corte no es simplemente un árbitro neutral de la ley. Influye en la política nacional al igual que lo hace el congreso o la presidencia.

2. La capacidad de la Corte para anular leyes podría parecer antidemocrática, ya que los jueces no electos pueden anular decisiones tomadas por representantes electos. Sostiene que la Corte tiende a alinearse con la coalición política nacional dominante. Los ministros, designados por el presidente y confirmados por el Senado, reflejan las ideologías políticas de quien los designó. Aunque pueda parecer ocasionalmente contramayoritaria, rara vez se mantiene fuera de sintonía con el sistema democrático más amplio.

3. La Corte desempeña un papel estabilizador en la democracia; ayuda a adaptar la Constitución a nuevas circunstancias y desafíos, asegurando que el marco legal evolucione con los cambios sociales. Las decisiones de la Corte median tensiones entre diferentes grupos políticos e instituciones, actuando como una fuerza de equilibrio que protege la estabilidad democrática al impedir que se impongan políticas extremas o garantizar que se respeten los derechos individuales frente a las presiones mayoritarias.

4. Si bien la Corte desempeña un papel importante en la formulación de políticas, su poder es en última instancia limitado. No puede sostener políticas que sean profundamente impopulares o que cuenten con la oposición de un fuerte consenso nacional. Carece de los mecanismos de aplicación de los poderes ejecutivo y legislativo. Depende del entorno político más amplio para que sus decisiones sean efectivas. Si bien es influyente, está limitada por su dependencia de otros actores políticos.

5. A medida que la composición de la Corte cambia a través de los nombramientos, sus fallos tienden a alinearse con las ideologías políticas predominantes de la coalición en el poder. Las decisiones de la Corte, si bien pueden ser contramayoritarias en el corto plazo, reflejan las tendencias políticas y sociales más amplias de la nación en el largo plazo. Aunque es percibida como una institución autónoma, opera dentro del contexto más amplio de la política nacional.

6. El papel de la Corte en la formulación de políticas es dinámico, más que estático. A medida que cambia la membresía de la Corte, sus decisiones cambian para reflejar nuevas realidades políticas. Si bien puede ser una fuerza conservadora en ocasiones, también puede actuar como un impulsor del cambio progresista dependiendo de su composición. La naturaleza fluida de la Corte le permite ser a la vez un control de los excesos del gobierno y un facilitador de importantes reformas políticas.

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