Sentido de responsabilidad
Con el conocimiento que han obtenido, y el privilegio que significa graduarse de esta prestigiada Facultad de Derecho de la Universidad Autónoma de Nuevo León, también adquieren una gran responsabilidad.
Quizá no me invitaron para recordárselos, pero creo que esa es la responsabilidad que a mí me toca asumir con ustedes.
Hoy están de fiesta, y sin duda tienen muchas razones para festejar con sus familias y amigos.
Sin embargo, a partir de mañana, ustedes van a ejercer su profesión en un entorno que les pondrá pruebas más duras que todos los exámenes que hayan pasado durante su carrera.
Todos esperamos mucho de cada uno de ustedes y —estoy seguro— ustedes deben tener grandes planes para el futuro.
Pero también estoy seguro que todos ustedes saben que no será nada fácil.
Ustedes saben que para tener éxito profesional, van a tener que trabajar muy duro.
Que para que su trabajo trascienda en el tiempo, van a tener que apegarse a los principios y a los valores que les inculcaron sus padres, y los mejores maestros que hayan tenido en estas aulas.
Y saben que, para contribuir al avance de sus comunidades, de Nuevo León y de México, van a tener que mantenerse fieles a los ideales originales que los llevaron a querer ser... Abogados de la Universidad Autónoma de Nuevo León... así... con mayúsculas.
Retos
Por supuesto, no les digo nada nuevo al señalar que enfrentamos grandes retos.
Nuestro Estado, al igual que nuestro País, e incluso el mundo entero, están ante algunos de los desafíos más complejos de la historia.
Estamos frente a una realidad cada vez más compleja, con una multiplicidad de actores que han ganado gran capacidad de influencia, en un escenario donde todo parece suceder al mismo tiempo.
Tan sólo pensemos en lo que ha pasado este año.
A pesar del esfuerzo realizado por el Gobierno Federal, los gobiernos estatales y municipales, la situación de inseguridad que se vive en toda la República aún no logra resolverse.
Incluso, se puede decir que, por los propios avances en el combate a la delincuencia organizada, se ha recrudecido la violencia... como lo hemos visto aquí... o hace un par de días en Cuernavaca... o en Morelia.. o en muchas otra partes de la República.
A la vez, el impacto de la crisis financiera y económica global nos pegó de lleno... en gran parte por la falta de capacidad para realizar las reformas estructurales de fondo que por tanto tiempo se han discutido y analizado... pero no concretado.
Por si faltara algo, México se convirtió en el epicentro de la pandemia por el nuevo virus A-H1N1, lo cual tuvo un costo enorme para nuestra economía... nuestra industria turística... y hasta para nuestras maltrechas relaciones diplomáticas con muchos países.
Todo ello impactó los avances logrados en años anteriores para abatir rezagos como el de la pobreza... poniendo en riesgo a buena parte de la población que vive en condiciones de mayor vulnerabilidad.
Y, además, experimentamos como nunca los efectos del cambio climático... primero con una larga sequía... y luego con lluvias torrenciales que dejaron a decenas de miles de mexicanos sin casa ni trabajo en estados como Tabasco, Veracruz, o el Estado de México.
No quiero ser pesimista ni “aguarles la fiesta”.
Lo único que quiero, es resaltar que estamos inmersos en un mundo muy complejo... donde todo ocurre de manera simultánea... y donde —por lo mismo— todos tenemos que estar preparados para atender múltiples tareas al mismo tiempo... porque, sin duda, ustedes van a saber muy pronto lo que eso significa.
Ejes de gobierno
Para navegar por este entorno tan complejo... e imprevisible... es fundamental contar con puntos de referencia claros.
Es necesario tener prioridades bien definidas, y ejes precisos para articular nuestras acciones... ya sea a nivel personal, como profesionistas o servidores públicos.... o ya sea a nivel institucional... en un bufete de abogados, en una empresa o en una dependencia de gobierno.
En el caso del Gobierno del Estado, el Gobernador Rodrigo Medina definió tres ejes para superar los retos que enfrentamos actualmente... y poder ofrecerle así una mejor calidad de vida a toda la gente de Nuevo León.
El primer eje tiene que ver con el logro de una seguridad integral... que significa no sólo recuperar la seguridad pública... sino también fortalecer la seguridad patrimonial y la seguridad jurídica... para contar con las condiciones básicas que permitan una convivencia pacífica y armónica.
El segundo eje, tiene que ver con la creación de riqueza y la generación de empleo... al reforzar el papel del Gobierno como un facilitador para las actividades productivas... y el desarrollo de todo lo que se necesita para atraer más inversión.
Me refiero, por ejemplo, al trabajo de vinculación que estamos haciendo con instituciones académicas como la misma Universidad Autónoma de Nuevo León... para que los programas de estudio respondan a los perfiles de los egresados que están demandando las compañías o las administraciones públicas... o a la “triple hélice” que estamos impulsando junto con las universidades y las empresas... para promover los clusters industriales o los parques tecnológicos.
Y, el tercer eje, tiene que ver con una inversión social mucho más eficaz e incluyente... para darle a la gente, que por razones históricas se ha visto marginada del progreso, las condiciones y las herramientas que se necesitan para incorporarse al desarrollo del Estado.
Una inversión mejor focalizada en salud, en educación, en acceso a tecnologías de la información, en recuperación de espacios de convivencia comunitaria, en deporte y en cultura accesibles... para propiciar una mayor inclusión y cohesión social.
En una palabra, para fortalecer nuestro sentido de comunidad... de pertenencia a un Estado del que todos estamos tan orgullosos... y trabajar de esta forma unidos para lograr un progreso compartido por todos.
Desfase entre realidad de jure y de facto
No acepté su invitación para “aventarme” un comercial de lo que estamos haciendo en el Gobierno del Estado.
Lo señalo, porque en la base de los retos que buscamos superar al desarrollar políticas públicas articuladas en torno a estos tres ejes, hay un desafío aún más profundo.
Es un reto donde ustedes... como licenciados en derecho... van a tener un papel central que jugar.
Es el reto que nos plantea el desfase constante entre la realidad de jure... y la realidad de facto.
En muchos sentidos, este desfase está en la raíz, y es lo que explica el problema de inseguridad que estamos enfrentando.
Es la causa primordial de la crisis financiera global.
Es la razón de que no hayamos podido abatir el rezago de la pobreza o la brecha de la desigualdad.
Y, como lo vimos estos días en la Cumbre de Copenhague, es una de las causas que impiden actuar con mayor decisión para mitigar los efectos del cambio climático.
Sobre todo, es lo que está en el fondo del reto que enfrentamos en México para consolidar una verdadera cultura de la legalidad.
Un apego cotidiano a la ley... un auténtico Estado de Derecho... que nos permita consolidarnos como un país de Instituciones sólidas.
Como un país con ciudadanos en toda la extensión de la palabra... capaces de ejercer plenamente todos sus derechos... porque cumplen cabalmente todas sus obligaciones.
El desafío más grande que tenemos hoy en día, es comprometernos, en lo personal y en lo colectivo, con el respeto a la ley.
Así de sencillo... y así de difícil.
Pero, al mismo tiempo también tenemos un doble reto a nivel institucional.
Por una parte, el de mejorar exponencialmente nuestra capacidad de dotarnos de mejores leyes y regulaciones... así como de irlas actualizando constantemente para ajustarlas a la cambiante realidad... pero sin desvirtuar su propósito esencial.
En ese sentido, el trabajo legislativo en México requiere un ajuste estructural muy importante... que permita profesionalizar la composición de las cámaras y, por lo tanto, su trabajo...pero, sobre todo, para hacerlo mucho más expedito.
La lentitud y parsimonia del trabajo legislativo ciertamente tiene una razón de ser... se necesita deliberar con cuidado los cambios a las leyes, para asegurar que el efecto no sea contraproducente... como ocurrió en algunos sentidos con la pasada reforma electoral.
Pero, también, se necesita tener una mayor capacidad de “aterrizar” con rapidez propuestas concretas... de consensuarlas, alcanzar los acuerdos necesarios para asegurar su éxito...o, en su defecto, corregir con velocidad lo que se haya hecho mal... y subsanar los huecos legales que deban atenderse.
Por otra parte, también tenemos que mejorar cualitativamente la capacidad de asegurar la aplicación de las leyes vigentes.
De nada sirve tener leyes de avanzada a nivel mundial, si son letra muerta.
En suma, se necesita contar con reglas más concisas, más prácticas en el sentido literal de la palabra... y con una mayor capacidad de verificar que se cumplan a carta cabal.
De no hacerlo, corremos el riesgo de sufrir grandes retrocesos...
Creo que no exagero.
En las últimas semanas, hemos tenido ejemplos, que nos indican la necesidad imperativa de cerrar la brecha que hoy existe entre nuestra realidad de jure... y la de facto.
La tragedia de la guardería ABC en Sonora — por citar uno de ellos— deben hacernos reflexionar sobre las funciones que tienen que cumplir directamente las autoridades... sobre cuáles pueden ser subrogadas y bajo qué condiciones... y cómo se deben supervisar “con lupa” esas condiciones... para evitar situaciones inadmisibles.
Otro ejemplo, es la proliferación de intentos de linchamiento de presuntos delincuentes, que han ocurrido recientemente en sitios como el Estado de México.
Cuando llegamos al punto de que la única solución para la sociedad es hacerse justicia por propia mano... estamos en una situación de riesgo verdaderamente seria.
La falta de respeto y confianza en las fuerzas del orden, socava los fundamentos esenciales del vínculo entre la ciudadanía y el poder del Estado.
Pero tal vez lo más grave sea la tentación de transgredir, desde la autoridad, el orden legal para resolver algún reto por sensible que éste sea para la sociedad.
Por más comprensible que sea la urgencia de atender un problema, nada justifica que una autoridad contravenga las leyes que está obligada a respetar y hacer respetar.
La historia —y estoy hablando de la historia reciente, no de un pasado remoto— es absolutamente clara.
Siempre que un gobierno ha pretendido extralimitarse o violentar su mandato legal para hacer frente a una situación extraordinaria... el resultado siempre ha sido contraproducente.
Ya sea en España para combatir a ETA... en Colombia para hacer frente al narcoterrorismo de las FARC... o en Estados Unidos para responder a los ataques contra las Torres Gemelas... la historia ha demostrado que el remedio resulta mucho más caro que la enfermedad.
Por ello, hoy, en México debemos rechazar el rompimiento del orden legal como medio para superar nuestros retos... y —por el contrario— hacer una llamado al compromiso con una verdadera cultura de la legalidad.
Sólo así lograremos acabar con otra cultura... lamentablemente más arraigada... la de la corrupción.
Sólo así lograremos transformar nuestra economía... de una que esté caracterizada por la informalidad... a otra donde sea mucho más fácil tener un buen negocio... en regla.
Sólo así podremos acabar con la impunidad... que nutre a la criminalidad y la delincuencia.
Sólo así podremos ponerle un alto a la amenaza que significa el desbordamiento de la violencia.
Solo así, en suma, podremos lograr una mayor seguridad integral... una mayor prosperidad compartida... y una mayor justicia social.
Consejos
Antes de concluir, no pretendo darles ningún consejo... pero quizá vale la pena mencionar algunas cosas que a mí me hubiera gustado escuchar cuando me gradué... y que he ido aprendiendo con el paso de los años.
Primero, que no vayan a desesperarse por no poder aplicar de inmediato todo lo que aprendieron en esta Facultad.
La paciencia es una de las virtudes más subestimadas... pero no por ello de las menos importantes.
Seguramente, muchos de ustedes van a experimentar el dilema que significa llegar con una visión fresca para tratar de hacer las cosas de mejor forma... y enfrentarse a estructuras organizacionales por naturaleza muy reacias al cambio.
Aquí, y en todas partes, la forma de entender el cambio... de valorar el cambio... y de aplicar cambios... es una de las tareas más difíciles que existen... tanto para los gobiernos, como para las empresas o las organizaciones sociales.
Siempre que se gradúa una generación... se dice que se espera de ella que sean “agentes de cambio”... hasta que se topan con la realidad.
Por eso, les pido que no se desanimen... que perseveren... que escojan con cuidado las batallas que inevitablemente deberán pelear... para aplicar todo el conocimiento que ustedes han adquirido... y puedan demostrar que —en efecto— saben hacer las cosas mejor que nadie.
Los cambios incesantes que vivimos en esta era de Internet y comunicaciones instantáneas... también les van a exigir tener disposición para seguir aprendiendo.
En el mundo actual, es absolutamente indispensable mantenerse informados... actualizados... y en sintonía con las principales tendencias y el conocimiento que se va produciendo.
Nunca habíamos tenido acceso a tanta información y conocimiento como ahora... y esto apenas está empezando... pero eso también exige más esfuerzo para estar al día... y mayor criterio para discriminar la información confiable... de la que no lo es.
Igualmente, esta nueva época donde la tecnología facilita los contactos sociales... es fundamental dedicarle tiempo y esfuerzo a mantener redes sociales cada vez más amplias.
No solamente para twittear con los amigos o ver qué hizo alguien en Facebook... sino para establecer redes profesionales... que pueden agregar un valor gigantesco al trabajo de cada quien... y abrir muchas oportunidades... que de otra forma quizá ni siquiera estarían en su “radar”.
También, es muy importante que reconozcan el valor inestimable que tiene mantenerse cerca de nuestra Alma Mater.
Las universidades ya no son aquellos centros donde se depositaba el saber histórico... los alumnos pasaban por ahí unos cuatro años para adquirir los conocimientos y los contactos que pudieran... y luego... cada quien a lo suyo sin volver a poner un pie en la facultad.
Las universidades hoy son centros dinámicos... donde no sólo se transmite, sino que también se genera conocimiento... y se establecen relaciones muy valiosas.
Es importante que se mantengan cerca de su Facultad y de su Universidad... para que ustedes también contribuyan a que ambas sean cada vez mejores.
Porque, en la medida en que cada uno de ustedes contribuya a mejorar la calidad, el prestigio y la influencia de la Facultad de Derecho y Criminología de la Universidad Autónoma de Nuevo León... también estarán contribuyendo al fortalecimiento de nuestro Estado... y al engrandecimiento de nuestro País.