En mi artículo anterior compartí con ustedes mi convicción de que un cambio de fondo en el país pasa necesariamente por la transformación de la educación.
La reforma educativa sentó las bases jurídicas de esta transformación al establecer la obligación del Estado mexicano de garantizar el derecho a una educación de calidad con equidad.
Para cumplir este mandato se ha diseñado una estrategia para contar con mejores contenidos, mejores maestros y mejores escuelas. Dicha estrategia orienta los esfuerzos de todos los actores involucrados para construir un nuevo modelo educativo, que está en marcha y registra avances importantes.
En la colaboración anterior mencioné que este nuevo modelo educativo se compone de cinco ejes, y abordé el primero de ellos que plantea renovar los planes y programas de estudio con la participación de los mejores académicos y especialistas.
En esta ocasión quiero hablarles brevemente del segundo eje del modelo que consiste en poner a la escuela en el centro del sistema educativo; es decir, alinear los recursos, esfuerzos y decisiones para darle a la escuela, y a los alumnos, la mayor prioridad.
Históricamente, el sistema educativo en todo el país ha funcionado de manera vertical, de modo que las autoridades, de todo tipo, imponen a las escuelas múltiples instrucciones y cargas administrativas que la limitan y desvían de su misión esencial: el aprendizaje de los alumnos.
Cambiar esta situación es el objetivo de la estrategia para poner a la escuela al centro del sistema educativo. En otras palabras, que la educación esté donde debe de estar: en la escuela; y que la escuela se dedique a lo que se debe dedicar: a enseñar.
Esto implica una profunda reorganización que ya registra importantes avances:
Avanzamos en la renovación de las escuelas, para que éstas tengan una mejor organización, y cuenten con servicios básicos, instalaciones y equipamiento adecuados. Por ejemplo, entre 2012 y 2017 se han rehabilitado y equipado más de 50 mil escuelas de educación básica. Y casi 20 mil, de las más de 25 mil escuelas de tiempo completo, cuentan con apoyo alimenticio.
Asimismo, más de 50 mil escuelas reciben recursos de manera directa, cuyo destino es decidido por la propia comunidad escolar en ejercicio de la nueva autonomía de gestión, que es uno de los planteamientos básicos de la escuela al centro del sistema educativo.
También estamos trabajando para lograr que todas las escuelas de educación básica cuenten con plantillas de maestros completas y con directivos con mayor preparación y liderazgo; para que las escuelas tengan consejos técnicos capacitados y enfocados al mejoramiento escolar; y para que dispongan de supervisión mejor preparada y ocupada en mejorar el desempeño de los alumnos y los maestros.
Si en algún lugar se gesta el éxito o fracaso de una nación es, sin duda, en la escuela. Por eso, poner a la escuela en el centro del sistema educativo, y conferirle la mayor prioridad dentro de las políticas públicas, es condición sine qua non para forjar las bases de un futuro más promisorio para todos.
Javier Treviño Cantú es subsecretario de Educación Básica del Gobierno de la República