Reflexión sobre el Nuevo
Modelo Educativo
Javier Treviño Cantú*/
En
esta semana concluye la gestión gubernamental correspondiente al periodo 2012-2018,
que impulsó una de las reformas educativas más profundas registradas en México.
En
meses recientes, la SEP y algunos organismos han elaborado y publicado
documentos que exponen con amplitud los resultados de la política educativa
implementada en el país en los seis años de la presente administración.[1]
Tal es el caso del documento “Educación
en México 2013-2018. Balance y Perspectiva”, que constituye una memoria de
la gestión educativa en ese lapso.
En
esos materiales está documentada la experiencia y resultados de las
estrategias, programas y proyectos impulsados para cumplir con el mandato
fundamental de la reforma educativa, establecido en la Constitución General de
la República: garantizar el derecho de las niñas, niños y jóvenes a una educación
de calidad. La invitación a leerlos y analizarlos está abierta. Bienvenida la
crítica basada en argumentos y evidencias sólidas.
En
lo personal, concluyo mi responsabilidad al frente de la Subsecretaría de
Educación Básica con la satisfacción de haber contribuido, junto a un gran
equipo de colegas, servidores públicos, académicos, expertos y especialistas en
educación, legisladores y, sobre todo, con la participación de miles de
maestros, directivos, supervisores, madres y padres de familia, ciudadanos y
organizaciones civiles y empresariales, a construir y poner en marcha una de
las transformaciones educativas más ambiciosas no sólo en México, sino en
América Latina: el modelo educativo para
la educación obligatoria.
Pese
a las turbulencias generadas por el periodo de transición, soy optimista por
dos razones principales: en primer lugar, porque el nuevo Modelo Educativo,
construido a partir de las demandas, aspiraciones y propuestas de los genuinos
protagonistas de la tarea educativa -profesores, alumnos, madres y padres de
familia, directivos, supervisores- está en marcha en la gran mayoría de las
comunidades escolares del país. En segundo término porque el relevo
institucional en la Secretaría de Educación Pública corresponde a un equipo de
profesionales que, estoy cierto, sabrán continuar con los avances y
transformaciones que requiere nuestro sistema educativo.
Diversos
indicadores muestran que el país cuenta hoy con un sistema educativo cualitativamente
mejor que hace seis años. Las tasas de cobertura escolar continúan en ascenso
en todos los niveles educativos; las tasas de reprobación y deserción tienden a
reducirse y la eficiencia terminal continúa su ascenso, de manera gradual.
No
obstante, el mayor desafío en los niveles de la educación obligatoria, continúa
siendo la mejora sostenida y generalizada de los aprendizajes de los alumnos,
como lo muestran los recientes resultados de Planea 2018. La gran diferencia
respecto a años anteriores, estriba en que hoy las comunidades escolares
mexicanas cuentan con un conjunto de instrumentos, mejor articulados y sólidos,
para el mejoramiento gradual de los aprendizajes de los alumnos.
Desde
mi perspectiva, tres son los mayores logros de la política educativa durante el
sexenio:
El
primero consiste en haber impulsado la reforma al artículo 3º de la
Constitución General de la República y las correspondientes de las entidades
federativas, para establecer el derecho de las niñas, niños y jóvenes a
servicios educativos de calidad[2]. Tal mandato ha sido la
llave para conferir un profundo cambio al sistema y a la política educativa,
con enfoque integral y visión de largo
plazo.
El
segundo estriba en la articulación de los cambios al marco jurídico e institucional
del sector educativo, que ha permitido al Estado mexicano reasumir –en un
proceso no exento de resistencias- la rectoría de los procesos educativos,
poniendo por encima de intereses particulares, el interés superior de la niñez.
El
tercer logro ha sido la construcción del Modelo Educativo para la Educación
Obligatoria[3],
a partir de los planteamientos y propuestas emanados de amplios procesos de
consulta nacional, realizados en 2014 y 2016[4], que definieron un
consenso para lograr mejores contenidos, mejores escuelas y mejores maestros.
El
Modelo Educativo establece una estrategia para la transformación del sistema
educativo, articulada en cinco ejes:
El primero, un nuevo planteamiento curricular, contenido
en el Plan y Programas de Estudios para la Educación Básica, Aprendizajes Clave para la Educación
Integral, que entró en vigor en el presente ciclo escolar.
El nuevo plan y programas de estudio parte de la definición
clara de los fines de la educación en el siglo XXI y del perfil de los alumnos
y ciudadanos que México requiere formar para enfrentar con éxito los enormes
desafíos del país, en el contexto de la economía y la sociedad del
conocimiento.
El
segundo eje, consiste en poner a la Escuela
al Centro del Sistema Educativo Nacional, mediante una estrategia para
articular los esfuerzos de todos los sectores involucrados en el proceso
educativo y alinear los recursos a las prioridades educativas del país.
El tercer eje, es la Formación y Desarrollo
Profesional Docente, como una estrategia que fortalece el papel de las maestras
y maestros en el proceso educativo, haciendo del mérito y la mejora continua, los
factores clave para la mejora de la calidad educativa.
El
cuarto eje es la Inclusión y Equidad
como estrategia transversal para lograr el derecho de todas las niñas, niños y
jóvenes a una educación de calidad, considerando sus necesidades y su contexto.
El quinto
eje, es la Gobernanza del Sistema
Educativo, como estrategia para convocar e impulsar la participación
corresponsable de los tres órdenes de gobierno, los tres poderes de la Unión y
las organizaciones magisteriales, civiles y empresariales en el mejoramiento
permanente del sistema educativo.
En
los cinco ejes se registran avances considerables. El “Libro Blanco de la
Reforma Educativa 2013-2018” los documenta de manera pormenorizada[5].
Los
análisis de diversas reformas educativas en el mundo muestran que la variable
clave en su éxito o fracaso, está en la eficacia de su implementación a lo
largo del tiempo. Por ello, la SEP elaboró y publicó la “Ruta de Implementación
del Modelo Educativo para la Educación Obligatoria”[6], documento que detalla las
acciones, las áreas responsables de su ejecución, las metas y cronogramas hasta
el término de la presente administración.
A
escasos días de que concluya la gestión, los avances en la implementación del
nuevo Modelo Educativo son considerables y evidencian el grado de apropiación
de los cambios por parte de las comunidades escolares.
Sin
duda, uno de los cambios más importantes que arroja resultados alentadores y
motiva el optimismo de quienes participamos en los procesos educativos, es el
fortalecimiento de la autonomía de gestión de las escuelas de nivel básico. El
enfoque adoptado, tomando la experiencia y las mejores prácticas educativas, a
nivel nacional e internacional, demostró que son las comunidades escolares
quienes mejor conocen los retos específicos que enfrentan y tienen la cercanía
y capacidad para tomar decisiones efectivas para atenderlos.
En
esta semana especialistas del Banco Mundial presentaron los resultados del
estudio de evaluación de impacto de la política de gestión escolar aplicada en
México entre 2015 y 2018.[7] Los hallazgos en una muestra de 1,665 escuelas de
nivel básico arrojaron no sólo que los niveles de gestión mejoraron en las
siete entidades federativas analizadas (Estado de México, Durango, Guanajuato, Morelos,
Puebla, Tabasco y Tlaxcala) y en todos los componentes de la gestión escolar,
sino también registraron efectos positivos en los aprendizajes de los alumnos,
medidos a partir de los resultados de la prueba Planea. El estudio confirmó los
avances en la implementación del nuevo Modelo Educativo, evidenciando el grado
de apropiación de los cambios por parte de las comunidades escolares.[8]
Hace unas semanas también el Banco Mundial dio a conocer el estudio ¿Qué impacto tiene el
Programa Escuelas de Tiempo Completo en los estudiantes de educación básica?[9], evidenciando los efectos positivos
que ha tenido este programa sobre los aprendizajes de los estudiantes de las
escuelas primarias y la reducción del rezago escolar.
La investigación mostró que los impactos positivos
del programa se mantienen a través del tiempo y sus beneficios son mayores en
los alumnos de escuelas ubicadas en localidades de mayor vulnerabilidad
social y de alta marginalidad. Se
demostró, asimismo, que el Programa Escuelas de Tiempo Completo(PETC)
constituye una de las más importantes acciones de la política educativa en la
presente administración.
El número de escuelas cuya jornada
escolar se amplió a 6 y 8 horas, pasó de 6 mil 708 en el ciclo 2012-2013 a
25 mil 134 escuelas en el ciclo escolar 2017-2018, en beneficio de 3.6 millones
de alumnos. En poco más de 19 mil planteles –casi 70% en
localidades indígenas o rurales- el programa incluye la entrega de
apoyos alimenticios del DIF o proporcionados por la propia escuela.
Los resultados del estudio del Banco Mundial mostraron que el Programa de
Escuelas de Tiempo Completo contribuye a reducir la proporción de los
estudiantes en el nivel más bajo de desempeño en las pruebas de aprendizaje,
tanto en Matemáticas como en Lenguaje y Comunicación. Asimismo, la
investigación validó la decisión de priorizar la implementación del programa en
escuelas ubicadas en contextos de alta marginación social, ya que es
precisamente en estas escuelas donde la intervención registró el mayor
impacto en los aprendizajes y en la disminución del rezago escolar grave.
A partir del 1º de diciembre la Nación comienza un
nuevo ciclo. En lo que concierne a la política educativa, el equipo entrante
cuenta con un marco jurídico e instituciones robustas para consolidar los
avances. Pero sobre todo, tendrá a su favor a las miles de comunidades
escolares proactivas y empoderadas para ser actores principales de un sistema
educativo a la altura de las necesidades y aspiraciones de todos los mexicanos.
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SEP, “Informe de Rendición de Cuentas, 2013-2018”
https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/411123/Informe_de_Rendici_n_de_Cuentas_de_la_Administraci_n_2012-2018.pdf (Documento en pantalla)
OCDE, Una Base Sólida para la Equidad y la Calidad de la Educación en
México:
https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/414157/OECD_Mexico_Schools_Report_FINAL.pdf (Documento en
pantalla, versión en inglés)
https://www.gob.mx/cms/uploads/attachment/file/414156/Resumen_Ejecutivo_OCDE__en_espan_ol_.pdf (Documento en
pantalla, resumen ejecutivo, versión en español)
[2] La
reforma al artículo 3º de la Constitución, aprobada en diciembre de 2012, establece que “El Estado garantizará la calidad en la educación
obligatoria de manera que los materiales y métodos educativos, la organización
escolar, la infraestructura educativa y la idoneidad de los docentes y los
directivos garanticen el máximo logro de aprendizaje de los educandos”.
[4] Los Foros de Consulta
Nacional para la Revisión del Modelo Educativo 2014 y 2016 pueden consultarse
en los sitios: http://www.forosdeconsulta2014.sep.gob.mx/ y en el sitio: https://www.gob.mx/modeloeducativo2016
[5] SEP, “Libro Blanco de la Reforma Educativa 2013-2018”. México,
2018. Descargable en el sitio: https://www.gob.mx/sep/documentos/libro-blanco-reforma-educativa-2013-2018-182474
[7] Banco
Mundial, ¿Qué impacto ha
tenido la política de autonomía de la gestión escolar sobre la calidad de
los servicios educativos?. Se puede consultar en el sitio: http://documentos.bancomundial.org/curated/es/462241542754975539/pdf/132267-repl-Impacto-Servicios-Educativos.pdf
[8] El quinto transitorio de la reformas al artículo 3º Constitucional
del 2013, establece la obligación de los ejecutivos y los congresos, federal y
estatales, para fortalecer la autonomía de gestión escolar. La reforma a la Ley
General de Educación también introdujo diversos cambios en materia de autonomía
de gestión, particularmente lo previsto en los artículos 12, fracciones Vbis y
VIIbis, 25 y 28 Bi.,