El sector privado y el nuevo gobierno
Javier Treviño
@javier_trevino
Se acercan las elecciones. Luego vendrán las sorpresas durante el proceso de transición del gobierno saliente al entrante. El nuevo Congreso se instalará el 1 de septiembre. La nueva presidenta de la República iniciará su gestión el 1 de octubre. Algunos empresarios intentarán formar parte del nuevo gobierno. Las especulaciones sobre el gabinete serán el pan de cada día. Ya hemos visto esa película.
La piedra angular del crecimiento económico será el establecimiento de principios y estructura óptima para una relación exitosa entre el sector privado y el nuevo gobierno. Las organizaciones empresariales fueron creadas para otra realidad política de México. El país cambió. Ante la democracia y una economía abierta, hace falta repensarlas.
La danza entre empresas y gobiernos siempre es compleja. Las empresas necesitan un entorno estable y predecible para prosperar, mientras que los gobiernos dependen de un sector privado saludable para el crecimiento económico, la creación de empleos y los ingresos fiscales. Una relación exitosa no se trata simplemente de proximidad o acceso, sino de fomentar una base de colaboración construida sobre principios claros.
La transparencia y la comunicación abierta son los pilares de la confianza. Las empresas necesitan una comprensión clara de las regulaciones y políticas gubernamentales, mientras que los gobiernos se benefician de la información sobre las tendencias de las industrias y los desafíos potenciales. El diálogo regular a través de canales oficiales permite la resolución proactiva de problemas y minimiza los malentendidos.
Los objetivos compartidos y el respeto mutuo son cruciales para superar las diferencias inevitables. Si bien las empresas dan prioridad a las utilidades, los gobiernos deben equilibrar las preocupaciones económicas con el bienestar público, la protección ambiental y la justicia social. Sin embargo, ambas partes comparten el interés en una nación próspera y estable. Encontrar puntos en común y reconocer los objetivos legítimos de cada uno allana el camino para soluciones beneficiosas para todos.
La previsibilidad y la estabilidad regulatoria son esenciales para que las empresas realicen inversiones a largo plazo. Las sorpresas y los cambios frecuentes en las políticas crean incertidumbre y sofocan la innovación. Los gobiernos, aunque conservan la flexibilidad para abordar nuevos desafíos, deben esforzarse por lograr regulaciones claras y consistentes con un proceso de implementación justo y transparente.
La competencia y la igualdad garantizan un entorno empresarial saludable. Los gobiernos deben evitar políticas que favorezcan industrias o empresas específicas, permitiendo que la competencia impulse la innovación y la eficiencia. Centrarse en fomentar un entorno en el que todas las empresas puedan competir de manera justa fomenta el crecimiento económico a largo plazo.
La responsabilidad y la conducta ética son primordiales. Las empresas deben operar con integridad, cumpliendo con las regulaciones ambientales y laborales. Los gobiernos, a su vez, deberían ser responsables de procesos de toma de decisiones justos y transparentes. Una cultura de conducta ética fortalece la confianza pública y crea un panorama empresarial más sostenible.
Lograr una relación armoniosa y productiva entre sector privado y gobierno requiere un marco cuidadosamente estructurado que equilibre los diversos intereses, promueva la transparencia y defienda el bien público. Es útil pensar en una nueva “gobernanza colaborativa” para impulsar el desarrollo sostenible y el progreso social.
¿Qué es la gobernanza colaborativa?
Es un modelo caracterizado por la cooperación, el respeto mutuo y la toma de decisiones compartida entre actores públicos y privados. En este marco, las empresas y los gobiernos reconocen su interdependencia y trabajan juntos para lograr objetivos comunes. La gobernanza colaborativa se basa en varios principios fundamentales:
1. Transparencia: apertura y transparencia son fundamentales para fomentar la confianza y la rendición de cuentas en las relaciones entre empresas y gobiernos. Ambas partes deben revelar información relevante, incluidas políticas, regulaciones y transacciones financieras, para garantizar el escrutinio público y la toma de decisiones informadas.
2. Inclusividad: las relaciones eficaces entre empresas y gobiernos deben involucrar a una amplia gama de partes interesadas, incluidas organizaciones de la sociedad civil y académicos. La inclusión garantiza que los procesos de toma de decisiones reflejen los intereses y perspectivas de todas las partes interesadas, lo que conduce a resultados más equitativos.
3. Responsabilidad: tanto las empresas como los gobiernos deben rendir cuentas de sus acciones y decisiones. Los mecanismos de rendición de cuentas, como los órganos de supervisión independientes y los requisitos de presentación de informes, ayudan a mitigar el riesgo de corrupción, abuso de poder y captura regulatoria.
4. Orientación a largo plazo: las relaciones sostenibles entre empresas y gobiernos requieren una perspectiva de largo plazo que priorice el bienestar de las generaciones futuras. Al considerar los impactos sociales, ambientales y económicos de sus decisiones, ambas partes pueden contribuir a la prosperidad a largo plazo.
¿Cómo podríamos estructurar mejor las relaciones entre las organizaciones del sector privado y el gobierno?
1. Marco regulatorio claro: un entorno regulatorio transparente y predecible es esencial para fomentar la confianza y la inversión empresarial. Los gobiernos deberían establecer reglas claras que equilibren los intereses de las empresas, los consumidores y la sociedad en su conjunto. Los marcos regulatorios deben revisarse y actualizarse periódicamente para adaptarse a las circunstancias cambiantes y los desafíos emergentes.
2. Plataformas de diálogo eficaz: las plataformas de diálogo formalizadas, como la nueva versión de las organizaciones empresariales, brindan oportunidades para un compromiso constructivo entre empresas y funcionarios gubernamentales. Estas plataformas facilitan el intercambio de información, la resolución colaborativa de problemas y el desarrollo de objetivos y estrategias.
3. Estándares éticos y códigos de conducta: los estándares éticos y los códigos de conducta desempeñan un papel crucial a la hora de guiar el comportamiento tanto de empresas como de funcionarios gubernamentales. Al adherirse a principios éticos como la integridad, la honestidad y el respeto por los derechos humanos, las partes interesadas pueden generar confianza y credibilidad.
4. Desarrollo de capacidades: fortalecer la capacidad de las agencias gubernamentales, los organismos reguladores y las asociaciones empresariales es esencial para que las relaciones entre empresas y gobiernos sean efectivas. Las inversiones en capacitación, asistencia técnica y desarrollo institucional pueden mejorar las habilidades necesarias para navegar entornos regulatorios complejos y promover prácticas comerciales responsables.
¿Cuáles son las ventajas de la “gobernanza colaborativa”?
1. Eficiencia mejorada: la gobernanza colaborativa puede conducir a procesos de toma de decisiones más eficientes, ya que las partes interesadas trabajan juntas para identificar intereses comunes y encontrar soluciones mutuamente beneficiosas.
2. Innovación y creatividad: al fomentar la colaboración y el intercambio de conocimientos, las relaciones entre empresas y gobiernos pueden estimular la innovación y la creatividad, impulsando el crecimiento económico y la competitividad.
3. Cumplimiento regulatorio mejorado: involucrar a las empresas en el proceso regulatorio y brindarles oportunidades de aportes y comentarios puede mejorar el cumplimiento y la aplicación de las regulaciones.
4. Responsabilidad social: la gobernanza colaborativa alienta a las empresas a adoptar prácticas socialmente responsables y contribuir al bienestar de las comunidades y el medio ambiente.
¿Cuáles son los desafíos y otras consideraciones de la gobernanza colaborativa?
1. Desequilibrios de poder: los desequilibrios de poder entre empresas y gobiernos pueden obstaculizar la colaboración efectiva y conducir a resultados desiguales. Se deben hacer esfuerzos para garantizar que todas las partes interesadas tengan la misma voz y que las decisiones reflejen el interés público más amplio.
2. Conflicto de intereses: pueden surgir conflictos de intereses cuando las empresas buscan influir en las políticas o regulaciones gubernamentales para promover sus propios intereses. Para mitigar estos riesgos son esenciales políticas sólidas sobre conflictos de intereses y medidas de transparencia.
3. Limitaciones de recursos: los recursos limitados y la incompetencia burocrática pueden impedir la eficacia de las iniciativas de gobernanza colaborativa. Para superar estos desafíos son necesarias inversiones en creación de capacidad, asistencia técnica y fortalecimiento institucional.
Estructurar las relaciones entre empresas y gobiernos de una manera que fomente la colaboración, la transparencia y la rendición de cuentas es esencial para promover la prosperidad económica, el bienestar social y la sostenibilidad ambiental de México.
Al adoptar los principios de la gobernanza colaborativa e implementar estructuras y mecanismos eficaces, el sector privado podrá construir asociaciones resilientes que aborden los complejos desafíos que enfrentará la sociedad.
A medida que navegamos por un mundo cada vez más tenso, interconectado e interdependiente, las relaciones de colaboración entre sector privado y gobierno será más importante que nunca para dar forma a un futuro que beneficie a todos. Las organizaciones empresariales prosperarán cuando comprendan y actúen en función de la dimensión política de las operaciones de sus agremiados.
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