Saturday, May 25, 2024

Consecuencias no deseadas

 

 

Consecuencias no deseadas


Javier Treviño

 

@javier_trevino

 

El mundo es muy complejo. Llegar a conclusiones sin pasar por un análisis responsable y riguroso es una receta para el fracaso. Vivimos frente a una intrincada red de causa y efecto que gobierna nuestras vidas. A veces tomamos decisiones con intenciones claras, pero los resultados pueden transformarse y torcerse de maneras imprevistas. 

 

Este fenómeno, donde las acciones tienen resultados más allá de lo planeado, se conoce como “consecuencias no deseadas”. Pueden ser sorpresas positivas u obstáculos negativos. Benjamin Disraeli reconocía que "en la política, como en la vida, a menudo encontramos que las consecuencias no deseadas son las más importantes y de mayor alcance".

 

La historia está llena de ejemplos de consecuencias no deseadas. La invención de la desmotadora, destinada a revolucionar la producción de algodón en el sur de Estados Unidos, reforzó la esclavitud. La introducción de la penicilina provocó el aumento de bacterias resistentes a los antibióticos. La prohibición de pesticidas para proteger a las aves alteró la cadena alimentaria. La inteligencia artificial generó una mayor presión por su exacerbado consumo de electricidad.

 

Es cierto que las consecuencias no deseadas no siempre son negativas. El desarrollo de Internet, diseñado para conectar a los investigadores, se ha convertido en una superautopista global de la información. La creación de plataformas de redes sociales, destinadas a la comunicación, ha fomentado los movimientos sociales y democratizado el acceso a la información. 

 

El resultado del esfuerzo humano a veces es impredecible. ¿Cuáles son las lecciones de esto?

 

1.     Es importante considerar el “efecto dominó” de nuestras acciones, tanto grandes como pequeñas. 

 

2.     Antes de embarcarnos en un curso de acción, debemos hacer una pausa para considerar posibles consecuencias no deseadas. Tenemos que anticipar, construir, mitigar, remediar y comunicar a tiempo.

 

3.     Los formuladores de políticas deben utilizar herramientas para prever problemas a fin de encarar sus posibles desventajas. Pero el intento de “predecir” no significa “paralizar”. 

 

4.     Debemos esforzarnos por lograr un equilibrio entre una planificación rígida, reflexiva, y la aceptación de un cierto grado de incertidumbre. 

 

5.     El espíritu humano se nutre de la innovación y el progreso, lo que inherentemente implica asumir riesgos y aventurarse en territorios inexplorados.

 

Vamos a votar dentro de una semana. Todos sabemos que las elecciones sirven como piedra angular de la gobernabilidad democrática. Elegiremos a nuestros representantes y daremos forma al camino que emprenderá nuestra sociedad. 

 

Sin embargo, estamos a punto de concluir el período electoral y ya hubo consecuencias no deseadas: 

 

1.     Se exacerbó la polarización de la sociedad, las divisiones ideológicas y partidistas. Los políticos apelaron a sus bases de apoyo en lugar de buscar puntos en común, lo que llevó a un estancamiento en la gobernanza. Las campañas generaron división social, hostilidad y malestar, lo que plantea riesgos para la estabilidad y la cohesión social.

 

2.     Se socavó la confianza en las instituciones y procesos democráticos. Las acusaciones de fraude, manipulación o interferencia electoral cuestionaron la integridad de las elecciones y podrían deslegitimar los resultados, sembrando semillas de desconfianza y desilusión entre los votantes. 

 

3.     Prevalecieron las campañas negativas y tácticas de desinformación que contribuyeron a un clima de cinismo y apatía, desalentando la participación electoral.

 

4.     La manera en que se distribuirán las curules por representación proporcional en la Cámara de Diputados puede producir resultados desproporcionados, donde ciertas voces quedarán marginadas o excluidas de la arena política. 

 

5.     Regulaciones laxas sobre el financiamiento de campañas o las barreras a una candidatura pueden perpetuar la opacidad, las desigualdades en el acceso y la representación políticos, limitando la diversidad de perspectivas y experiencias.

 

6.     Las organizaciones criminales encontraron que el período de campañas fue temporada abierta para su lucha por el dominio en regiones, el control de rutas, llegando incluso al asesinato de candidatos.

 

7.     Hubo sufrimiento y tragedias familiares por accidentes lamentables, como el ocurrido el miércoles pasado en el evento de MC en Nuevo León.

 

8.     El cuestionamiento de casos de interferencia electoral o resultados impugnados puede tensar nuestras relaciones diplomáticas.

 

Ahora debemos pensar en el próximo gobierno. La polarización política puede impedir la capacidad de los funcionarios electos para colaborar y llegar a acuerdos sobre soluciones a desafíos apremiantes, lo que llevaría a una parálisis y disfunción gubernamental. 

 

Las decisiones de política pública tienen como objetivo abordar cuestiones sociales, promover el crecimiento económico y mejorar el bienestar de los ciudadanos. Sin embargo, los resultados no siempre son los previstos. A menudo, las políticas bien intencionadas pueden tener consecuencias no deseadas. 

 

¿Ejemplos?

 

1.     Las regulaciones ambientales extremas destinadas a reducir la contaminación de las industrias pueden lograr mejorar la calidad del aire o del agua, pero también podrían provocar pérdidas de empleo o aumento de costos para las empresas, lo que podría causar crisis económicas en las regiones afectadas. 

 

2.     Las políticas contra el abuso de drogas podrían impulsar el crecimiento de los mercados ilegales o contribuir al aumento del abuso de sustancias en formas alternativas. 

 

3.     Imponer regulaciones estrictas sobre los opioides recetados para frenar su uso indebido y la adicción podría llevar a las personas a consumir drogas ilícitas, lo que provocaría un aumento de las muertes a causa de sustancias como el fentanilo.

 

4.     Los programas de bienestar destinados a aliviar la pobreza pueden crear involuntariamente ciclos de dependencia o desalentar la participación laboral entre ciertos segmentos de la población.

 

5.     Los proyectos de renovación urbana destinados a revitalizar barrios deteriorados pueden desplazar a residentes de bajos ingresos, lo que lleva a gentrificación e inseguridad habitacional.

 

6.     Los subsidios destinados a apoyar a los agricultores y promover la producción pueden distorsionar los precios del mercado, lo que lleva a una sobreproducción o degradación ambiental. 

 

7.     Los incentivos fiscales diseñados para estimular la inversión pueden ser explotados por personas o corporaciones que no los necesitan, lo que genera pérdidas de ingresos para el gobierno sin lograr el crecimiento económico deseado.

 

En Estados Unidos hay muchos ejemplos notables de consecuencias no deseadas:

 

a)     La intención de la “Prohibición” (1920-1933) era reducir el crimen, la corrupción y los problemas sociales relacionados con el abuso de alcohol. Sin embargo, provocó el surgimiento del crimen organizado, redes ilegales de producción y distribución de alcohol y un aumento de los delitos violentos.

 

b)     La “Guerra contra las drogas” tenía el objetivo de reducir el abuso y la adicción. Resultó en encarcelamientos masivos, afectó desproporcionadamente a las comunidades minoritarias y perpetuó un ciclo de violencia y crimen dentro de los cárteles de la droga.

 

c)     Las políticas gubernamentales destinadas a aumentar la propiedad de viviendas, junto con la desregulación financiera, llevaron a la proliferación de las hipotecas de alto riesgo. Esto finalmente contribuyó a la crisis financiera de 2008, cuando muchos propietarios incumplieron sus préstamos, lo que provocó un colapso en el mercado inmobiliario y una crisis económica global.

 

¿Qué vamos a ver en el nuevo gobierno que inicia el 1 de octubre? ¿Cuáles serán las consecuencias no deseadas de sus políticas públicas? Todavía no sabemos. Pero puede ser útil reflexionar en lo siguiente:

 

1.     Cuando las políticas no logran los resultados previstos o producen efectos adversos, pueden socavar la confianza pública en la eficacia y legitimidad de la gobernanza. 

 

2.     Las consecuencias no deseadas pueden exacerbar las desigualdades e injusticias sociales. 

 

3.     Las políticas que dañan desproporcionadamente a los grupos marginados o vulnerables pueden ampliar las disparidades existentes, perpetuando ciclos de pobreza, discriminación y exclusión. 

 

4.     Económicamente, las consecuencias no deseadas pueden manifestarse como distorsiones del mercado, ineficiencias o costos no deseados. 

 

5.     Los formuladores de políticas deben priorizar el análisis riguroso, la participación de las partes interesadas y la planificación de escenarios para anticipar resultados potenciales y mitigar los riesgos antes de implementar políticas.

 

6.     El seguimiento continuo es esencial para identificar y abordar las consecuencias no deseadas a medida que surjan. Las evaluaciones periódicas de la eficacia y los impactos de las políticas pueden ayudar a los formuladores de políticas a corregir el rumbo y ajustar las estrategias para minimizar los resultados negativos. 

 

7.     Fomentar una cultura de transparencia, rendición de cuentas y aprendizaje dentro de las instituciones gubernamentales puede mejorar la capacidad de respuesta, una mejor retroalimentación y promover la mejora continua en el diseño y la implementación de políticas.

 

Pensar en sistemas ofrece perspectivas valiosas sobre la dinámica de la toma de decisiones y la formulación de políticas públicas. Para transformar un sistema complejo hay que darse cuenta de las resistencias y las consecuencias no deseadas. De otra forma, los problemas se estarán acumulando bajo la superficie y estarán listos para estallar en cualquier momento.

 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/consecuencias-no-deseadas/

Saturday, May 18, 2024

Las relaciones México-Estados Unidos y la doctrina del alebrije


 

 Las relaciones México-Estados Unidos y la doctrina del alebrije


Javier Treviño

 

@javier_trevino

 

He leído opiniones y análisis sobre lo que podría ocurrir en las relaciones entre México y Estados Unidos si ganara Trump, o si se reelige Biden. Ante las campañas y elecciones en Estados Unidos, escucharemos todo tipo de irresponsables interpretaciones por parte de comentócratas y políticos.

 

El próximo gobierno de México iniciará en un entorno internacional inmensamente desafiante. Guerras en Gaza y Ucrania; agresiva agenda global de China y tensión con Estados Unidos; presiones migratorias; terrorismo; delincuencia organizada; incertidumbre acerca del verdadero compromiso de Estados Unidos con la región de América del Norte.

 

La incapacidad de entender la política de Estados Unidos, junto con la ignorancia, los temores, la arrogancia y la incertidumbre, de aquí al 20 de enero de 2025, cuando el nuevo presidente de Estados Unidos asuma su responsabilidad, podrían llevar a una equivocada “doctrina del alebrije”. Corremos el riesgo de que la imaginación con poco sustento pueda conducir a reacciones, diseño y formulación de una política bilateral ruidosa e ineficaz.

 

Los alebrijes son criaturas fantásticas y coloridas que han capturado la imaginación del mundo entero. La historia comienza con la figura clave de Pedro Linares López, un artesano mexicano nacido en 1906 en la Ciudad de México. Provenía de una familia de artesanos dedicados a la creación de figuras de cartón y papel maché. En 1936, mientras estaba enfermo, tuvo una experiencia visionaria en la que soñó con una extraña procesión de animales imaginarios, criaturas híbridas que se retorcían y se transformaban en figuras surrealistas y coloridas. Estas criaturas, según el relato de Linares, emitían sonidos extraños que repetían constantemente la palabra "alebrijes".

 

Después de recuperarse de su enfermedad, Pedro Linares decidió dar vida a estas extrañas criaturas que había visto en su sueño. Utilizando cartón y papel maché, comenzó a crear las figuras que había imaginado, dándoles formas fantásticas y decorándolas con colores brillantes y patrones intrincados. Estas esculturas únicas capturaron la atención y pronto se convirtieron en todo un fenómeno. Sin embargo, el reconocimiento nacional e internacional se produjo más tarde, gracias al trabajo de otros artesanos oaxaqueños que refinaron y popularizaron la técnica de tallado en madera para crear alebrijes, agregando una dimensión nueva y duradera a esta forma de arte tradicional.

 

La política exterior del nuevo gobierno, que iniciará el 1 de octubre, y las relaciones bilaterales no pueden ser producto de las pesadillas de algunos, o de la colorida imaginación desbordante de otros. La “doctrina del alebrije” sería muy peligrosa. Para gestionar eficazmente las relaciones entre México y Estados Unidos siempre hace falta realismo y una buena metodología.

 

México tendrá que aprender a navegar en aguas turbulentas que seguirán agitadas por la impredecibilidad de lo que harán las grandes potencias, por la necesidad de afianzar su pertenencia a la región de América del Norte y por su obligación de mejorar las relaciones con América Latina. México debe ser un actor clave en los foros multilaterales, la gobernanza global y el desarrollo internacional. 

 

La formulación de la política exterior es el complejo arte de diseñar estrategias y acciones para promover el interés nacional, la cooperación internacional y navegar exitosamente las complejidades de las relaciones globales. Arraigada en los principios, la política exterior sirve también como reflejo de los valores, prioridades y aspiraciones de nuestra nación en el escenario mundial. En el centro de la política exterior se encuentra la filosofía de una nación, que abarca su visión del mundo y las creencias sobre su papel en la comunidad internacional. 

 

Algunas potencias combinan realismo y liberalismo: operan en un ámbito competitivo donde el interés nacional está por encima de las consideraciones morales o éticas. La política exterior realista prioriza el poder (duro y suave), la formación de alianzas y la disuasión para salvaguardar la seguridad nacional y maximizar la influencia.

 

El liberalismo, por otro lado, aboga por la cooperación, la democracia y las instituciones internacionales como medios para fomentar la paz y la prosperidad. Enfatiza la diplomacia, la interdependencia económica y el multilateralismo para abordar los desafíos globales y promover valores compartidos como los derechos humanos y la democracia.

 

En países como el nuestro, si bien los principios filosóficos proporcionan el marco para la política exterior, su implementación práctica requiere una diplomacia experta, una toma de decisiones estratégicas y un compromiso efectivo con la comunidad global, junto con la gran palanca de la cultura, la historia y la identidad.

 

La diplomacia sirve como herramienta principal. Con ella se logran negociaciones de acuerdos y tratados, diálogo para resolver conflictos; se construyen alianzas y se promueve el interés nacional. Los diplomáticos capacitados desempeñan un papel crucial a la hora de representar los intereses de su país, afrontar los desafíos y promover el entendimiento mutuo entre las naciones.

 

La diplomacia aprovecha herramientas económicas como acuerdos comerciales y sanciones para lograr objetivos de política exterior. Los incentivos y presiones económicas se utilizan para influir en el comportamiento de otros estados, promover el acceso a los mercados y encarar las disparidades económicas en el escenario global.

 

La cooperación internacional para el desarrollo refleja el compromiso de la nación con el bienestar global y los principios humanitarios. Incluye ayuda en casos de desastre y mantenimiento de la paz para aliviar el sufrimiento, promover la estabilidad y apoyar el desarrollo en regiones afectadas por las crisis.

 

A la hora de gestionar las relaciones entre México y Estados Unidos, en lugar de acudir a la “doctrina del alebrije” se deberá identificar el interés nacional y actuar en un marco de realismo y responsabilidad. Esto abarca todo aquello que promueva la prosperidad económica, la seguridad nacional, la protección de los ciudadanos en el extranjero, la promoción de los valores democráticos y la sostenibilidad ambiental.

 

¿Cuál sería la metodología para diseñar e implementar una política bilateral exitosa? Aquí va un esbozo:

 

1.     Evaluar intereses y prioridades: México necesita evaluar sus propios intereses y prioridades de la relación con Estados Unidos. Esto incluye identificar áreas de beneficio mutuo, como el comercio, la seguridad o el intercambio cultural, así como áreas potenciales de desacuerdo o tensión.

 

2.     Comprender la política de los Estados Unidos: es esencial comprender las prioridades y preferencias políticas reales del gobierno de Estados Unidos. Esto implica estudiar declaraciones oficiales, interactuar con diplomáticos estadounidenses y analizar tendencias geopolíticas más amplias que pueden influir en la política exterior de nuestro vecino.

 

3.     Construir relaciones: establecer relaciones diplomáticas sólidas con partes interesadas clave del gobierno de Estados Unidos es crucial. Esto incluye colaborar con funcionarios del Departamento de Estado, el Congreso, agencias gubernamentales relevantes, empresarios y grupos de expertos influyentes.

 

4.     Identificar puntos en común: cuando se logran identificar temas de interés común y valores compartidos entre los dos países se sientan las bases para la cooperación. Destacar estas áreas puede ayudar a generar confianza y crear oportunidades de colaboración.

 

5.     Negociar acuerdos: una vez que se identifican puntos en común, se puede comenzar las negociaciones sobre acuerdos o iniciativas específicas. Deben llevarse a cabo de buena fe. Ambas partes deben trabajar para lograr resultados mutuamente beneficiosos.

 

6.     Aprovechar los canales diplomáticos: los canales diplomáticos, incluidas embajadas, consulados y reuniones bilaterales de alto nivel, son cruciales para la comunicación y coordinación entre los dos países. El diálogo regular ayuda a mantener el impulso y resolver cualquier desafío.

 

7.     Implementar y dar seguimiento: una vez alcanzados los acuerdos, ambos países deben cumplir sus compromisos. La implementación debe ser monitoreada de cerca para garantizar el cumplimiento y abordar cualquier problema que pueda surgir.

 

8.     Adaptarse a los cambios: las relaciones bilaterales son dinámicas y pueden verse influidas por cambios en el liderazgo, la política interna o eventos globales. Ambos países deben ser flexibles y estar dispuestos a adaptar sus políticas y estrategias para abordar nuevos retos y oportunidades.

 

En todo caso, comprender el panorama geopolítico es esencial. Esto implica analizar la dinámica de poder, las amenazas emergentes, los conflictos regionales y las tendencias económicas. Al evaluar la dinámica global, se pueden anticipar desafíos y oportunidades, guiando así la asignación de recursos y esfuerzos diplomáticos hacia áreas de importancia estratégica.

 

Al mismo tiempo que piensan en la relación bilateral con Estados Unidos, los estrategas mexicanos deberán establecer un compromiso diplomático sólido con otras naciones y organizaciones internacionales. El diálogo sirve como medio para construir alianzas, negociar acuerdos y solucionar conflictos por medios pacíficos. 

 

Las relaciones entre México y Estados Unidos tendrán que lograr un delicado equilibrio entre realismo e idealismo, entre las consideraciones pragmáticas de poder, seguridad e interés nacional, y los valores como los derechos humanos, la democracia y la cooperación global. 

 

Una política bilateral eficaz reconoce las complejidades del sistema internacional y busca equilibrar los imperativos estratégicos con consideraciones éticas, promoviendo tanto la seguridad nacional como la estabilidad global. El reto no será menor.

 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/las-relaciones-mexico-estados-unidos-y-la-doctrina-del-alebrije/

Saturday, May 11, 2024

Llegó la hora de los “game-changers”

 

 

Llegó la hora de los “game-changers”


Javier Treviño

 

@javier_trevino

 

Las elecciones del 2 de junio cambiarán las reglas del juego político de México. Posiblemente, el nuevo gobierno federal alterará significativamente el status quo y generará un cambio en la forma en que opere o aborde los desafíos políticos. Habrá una reconfiguración del sistema de partidos. Se construirá un nuevo modelo de equilibrio político rumbo al 2030.

 

Serán los gobernadores y presidentes municipales quienes tendrán el potencial de impulsar cambios positivos, fomentar la innovación, mejorar la eficacia y la capacidad de respuesta de los gobiernos para abordar los complejos desafíos del siglo XXI. Ellos serán, como dicen en inglés, los “game changers”. 

 

En un entorno de "cambio de juego", será la política local en donde se tenga la enorme posibilidad de innovar. Pero esto no ocurrirá de la noche a la mañana; ni las soluciones caerán del cielo. Las características de una persona que cambia las reglas del juego en el gobierno son:

 

1.     Soluciones innovadoras: introducen ideas, tecnologías o enfoques novedosos para abordar problemas de larga data o aprovechar oportunidades emergentes. Desafían el pensamiento convencional y traspasan las barreras de lo que es posible, dentro de las limitaciones de la burocracia gubernamental.

 

2.     Resultados impactantes: producen resultados tangibles y significativos que tienen un impacto positivo significativo en la sociedad. Ya sea mejorando los servicios públicos, reduciendo la desigualdad o promoviendo la sostenibilidad ambiental, logran resultados que los ciudadanos sienten.

 

3.     Escalabilidad y replicabilidad: no se limitan a “proyectos piloto” aislados o iniciativas a pequeña escala. Sus ideas y sus obras tienen el potencial de ampliarse y replicarse. Ofrecen soluciones que se adaptan a diversos entornos y pueden implementarse a una escala más amplia para maximizar su impacto.

 

4.     Colaboración intersectorial: procuran la colaboración entre agencias gubernamentales, socios del sector privado y organizaciones de la sociedad civil. Aprovechan la experiencia, los recursos y las redes de múltiples actores para impulsar la innovación y lograr objetivos compartidos.

 

5.     Toma de decisiones con datos: se basan en datos y evidencia, utilizando investigaciones y análisis empíricos para informar el diseño, la implementación y la evaluación de las políticas públicas. Priorizan la transparencia y la rendición de cuentas, utilizando datos para seguir el avance, medir los resultados y tomar decisiones informadas.

 

6.     Respuesta a las necesidades de los ciudadanos: comprenden las preferencias de los ciudadanos. Priorizan el diseño centrado en el usuario y los mecanismos de retroalimentación para garantizar que las políticas y los servicios respondan a las necesidades de las personas a las que sirven.

 

7.     Enfoque adaptativo e iterativo: adoptan la experimentación y la iteración, reconociendo que la innovación a menudo requiere la voluntad de asumir riesgos, aprender de los fracasos y adaptar estrategias basadas en la retroalimentación y las circunstancias cambiantes.

 

8.     Voluntad política y liderazgo: con voluntad política y liderazgo superan la inercia burocrática, la resistencia al cambio y los intereses creados que pueden oponerse a los esfuerzos de reforma. Los líderes políticos desempeñan un papel crucial a la hora de defender iniciativas innovadoras y movilizar el apoyo de las partes interesadas.

 

9.     Visión a largo plazo: se guían por una visión para el futuro, centrándose en un desarrollo sostenible e inclusivo que beneficie a las generaciones de hoy y de mañana. Trascienden los ciclos políticos de corto plazo y priorizan inversiones que generen dividendos sociales, económicos y ambientales duraderos.

 

10.  Compromiso y participación pública: involucran a los ciudadanos como participantes activos en el proceso de gobernanza, fomentando un sentido de propiedad, empoderamiento y responsabilidad. Crean oportunidades de diálogo, colaboración y co-creación para garantizar que las políticas y decisiones reflejen las diversas perspectivas e intereses de la población.

 

Además de todas las características y cualidades anteriores, la herramienta estratégica de gobernadores y presidentes municipales exitosos será la transparencia.

 

En una era de sobrecarga de información y escrutinio público, la transparencia se convertirá en la piedra angular de una gobernanza eficaz. Ya no es simplemente un principio de buenas prácticas; es una herramienta estratégica que las organizaciones gubernamentales pueden aprovechar para lograr beneficios significativos. Al adoptar la transparencia, los gobiernos pueden cultivar la confianza pública, fortalecer la rendición de cuentas y, en última instancia, mejorar su legitimidad y eficacia.

 

Es más probable que los ciudadanos crean en su gobierno y lo apoyen cuando tienen acceso a información sobre sus operaciones, procesos de toma de decisiones y asignación de recursos. Este acceso abierto fomenta un sentido de responsabilidad, permitiendo al público monitorear el desempeño del gobierno y responsabilizarlo por sus acciones.

 

La transparencia también fortalece la rendición de cuentas interna dentro de las organizaciones gubernamentales. Cuando los procesos son abiertos y las decisiones se toman de manera transparente, resulta más fácil identificar áreas de mejora, prevenir la corrupción y garantizar que los recursos se utilicen de manera eficiente y efectiva. Esto conduce a un gobierno más receptivo y eficiente, que en última instancia sirve a los mejores intereses de sus ciudadanos.

 

Además, la transparencia puede ser una herramienta poderosa para mejorar el compromiso y la participación públicos. Al proporcionar a los ciudadanos información fácilmente disponible, los gobiernos pueden alentarlos a participar activamente en el proceso de toma de decisiones. Este enfoque colaborativo puede conducir a políticas más informadas y representativas, lo que en última instancia conducirá a mejores resultados para la comunidad.

 

Sin embargo, implementar la transparencia requiere un enfoque estratégico y un equipo de excelencia. Los gobiernos deben trabajar activamente para que la información sea accesible y comprensible para el público. Esto implica utilizar varios canales, como sitios web fáciles de usar, iniciativas de datos abiertos y estrategias de comunicación claras. Además, es fundamental fomentar una cultura de apertura dentro de la organización, alentando a los funcionarios a aceptar el intercambio de información y el escrutinio público.

 

No todos los políticos se podrán convertir en “game-changers”. Sólo los líderes con mentalidad para transformar una nación pueden serlo. Se requiere valor, trabajar en contra de la corriente, voluntad para integrar equipos, redes, y una visión sin límites para dibujar el futuro. 

 

La mentalidad del “game-changer” en una época de transformación obligará a analizar el papel de la tecnología y las preferencias de los ciudadanos. En los próximos seis años habrá más cambios en el mundo de los que se han producido en los últimos 100. Para ser exitoso en el nuevo entorno se requiere colaborar, entender y usar la inteligencia artificial y estar conectado.

 

Los líderes políticos más innovadores serán los que se atrevan a dibujar un nuevo entorno, a cambiar reglas, a eliminar límites e incluso a desechar estándares que todavía funcionan. Tendrán que ser disruptivos, experimentar con propósito y escalar proyectos; pensar y dirigr con la mirada puesta en la siguiente generación.

 

Gobernadores y presidentes municipales que cambian las reglas del juego tienen que despertar el interés del ciudadano. Deben ser audaces, visionarios, ir más allá de lo convencional, buscar un propósito, beneficiar siempre a la gente; tener un impacto en la vida de las personas. 

 

Persistencia, confianza y valentía deben formar parte de la identidad de esos nuevos líderes políticos. Todo es cuestión de mentalidad. No pueden seguir estirando los viejos modelos que dieron éxito en el pasado y que hicieron grandes a los políticos de antes. En tiempos de transformación, no se logra el éxito sin disrupción, sin innovación, sin espíritu emprendedor.

 

Esperamos que nuestros líderes en los estados y municipios sean optimistas, disruptivos, que experimenten, que corran riesgos, que fracasen, que aprendan de sus errores y que triunfen. La inteligencia emocional es relevante. No basta el conocimiento técnico. A la realidad se le descubre, se le interpreta, se le da forma, y se encuentran las oportunidades.

 

Tienen que conocer la historia, aprender de sus competidores políticos, tener ideas propias, conocer a los ciudadanos, analizar datos, contar con un flujo continuo de información, diseñar estrategias de autoajuste, romper las reglas, tener creatividad, alejarse de los convencionalismos.

 

El gobierno es una constante tarea de descubrimiento y solución de dilemas. Siempre se presentarán paradojas y contradicciones. Aquí es cuando la transparencia deja de ser simplemente un imperativo moral y se convierte en una herramienta estratégica que las organizaciones gubernamentales pueden aprovechar para lograr beneficios significativos. 

 

Al fomentar la confianza, fortalecer la rendición de cuentas y mejorar la participación pública, la transparencia allana el camino para un gobierno más eficaz y legítimo, que servirá a los mejores intereses de los ciudadanos.

 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/llego-la-hora-de-los-game-changers/