Saturday, October 12, 2024

Llamado a la esperanza y el optimismo

Llamado a la esperanza y el optimismo

Javier Treviño

@javier_trevino


Hace muchos años leí "Politics of Hope" de Arthur M. Schlesinger Jr. Es una obra reflexiva y profunda que combina el análisis histórico con un apasionado argumento a favor de la tradición progresista en la política estadounidense. Publicado en 1963, durante una época de agitación social y cambios políticos significativos, el libro es una defensa del liberalismo y una crítica del conservadurismo y la complacencia.

El argumento central es que el optimismo y el progreso eran esenciales para la salud de la democracia estadounidense. El libro explora cómo Estados Unidos había prosperado gracias a la promesa de cambio, reforma y mejora de la sociedad a través de la acción colectiva. Para Schlesinger, el liberalismo representaba esta fuerza impulsora: trabajar por una mayor igualdad, justicia y oportunidades para todos los ciudadanos.

El libro destaca el papel del gobierno como vehículo para la mejora social y sostiene que los mejores momentos de la historia estadounidense fueron aquéllos en los que los líderes políticos abrazaron las posibilidades del progreso. Schlesinger contrastaba esta visión esperanzadora con el pesimismo y el atrincheramiento que asociaba con las ideologías conservadoras. Advertía contra el cinismo y el derrotismo en la política, subrayando que estas actitudes sofocaban la posibilidad de un progreso real.

La obra de Schlesinger está profundamente arraigada en el contexto histórico de principios de la década de 1960. En ese momento, el movimiento por los derechos civiles estaba ganando impulso. Era un momento crucial para que brillaran los ideales liberales. Sus escritos reflejan una era en que la esperanza de un cambio social era tangible, pero también había obstáculos significativos, en particular la resistencia conservadora. 

"Politics of Hope" es tanto un llamado a la acción como una defensa intelectual del liberalismo. Schlesinger creía que este optimismo era necesario para enfrentar desafíos como la pobreza, la desigualdad racial y los peligros de las armas nucleares. También describía las presidencias de Franklin D. Roosevelt y John F. Kennedy, quienes encarnaban el tipo de optimismo progresista que él admiraba. El “New Deal” y la “New Frontier” eran buenos ejemplos de cómo el gobierno, cuando se dirige con visión y optimismo, puede transformar la sociedad.

El libro critica la política conservadora, arraigada en el miedo, la nostalgia y el deseo de mantener el status quo. Consideraba que el conservadurismo era fundamentalmente pesimista, argumentando que carecía del coraje moral e intelectual para enfrentar las injusticias de la sociedad y que ponía demasiado énfasis en el individualismo a expensas del bienestar colectivo.

Schlesinger apuntaba particularmente a lo que veía como un retroceso respecto de la audacia de Roosevelt. Le preocupaba que el enfoque en el beneficio individual y la limitada intervención gubernamental erosionaran el tejido social de la nación, dejando a los ciudadanos más vulnerables desprotegidos y socavando los ideales democráticos sobre los que se construyó Estados Unidos.

El libro tuvo un impacto en el discurso político estadounidense de esa época. Reforzó la idea de que la acción gubernamental no sólo es necesaria sino también moralmente imperativa para abordar los desafíos sociales. La defensa del optimismo de Schlesinger nos inspira en momentos en que la retórica política se vuelve cada vez más cínica o polarizada.

La perspectiva atemporal de "Politics of Hope" me hizo reflexionar en estos días del inicio de un nuevo gobierno. Creo que hoy tenemos que hacer un llamado al optimismo y a la esperanza en México.

La esperanza en la política y el gobierno es vital para fomentar confianza en las instituciones, en el compromiso cívico y en la capacidad de la sociedad para perseguir objetivos ambiciosos. 

Si bien el escepticismo y la crítica suelen ser necesarios para exigir responsabilidades a los gobiernos, el optimismo proporciona la mentalidad de futuro necesaria para el progreso, la innovación y la unidad nacional. 

El llamado a la esperanza es particularmente relevante en esta época de transición. Puede ayudar a construir el apoyo a nuevas ideas y reformas. Creo que el gobierno puede mejorar el bienestar de los ciudadanos y que los líderes políticos pueden lograr cambios significativos. 

Una mentalidad optimista es esencial porque fomenta el compromiso en lugar de la apatía, impulsa a las personas a participar en el proceso democrático, defender causas y apoyar reformas. El optimismo político alimenta una sensación de posibilidad frente a los desafíos. 

La esperanza no significa una fe ciega en los líderes o las instituciones. Por el contrario, el optimismo en la política surge de la creencia de que los gobiernos pueden y deben hacerlo mejor. La esperanza empuja a los ciudadanos y a la sociedad civil a exigir responsabilidades a los gobiernos, transparencia y políticas efectivas. Crea la expectativa de que el gobierno debe trabajar por el bien público y de que siempre es posible hacerlo mejor.

El optimismo se correlaciona con la confianza en las instituciones, un factor clave en la estabilidad de los sistemas democráticos. La confianza y el optimismo van de la mano: cuando los ciudadanos creen que su gobierno puede resolver los problemas y actuar en su beneficio, es más probable que apoyen las iniciativas políticas, acepten reformas difíciles y contribuyan a los esfuerzos colectivos.

El optimismo es particularmente importante en la formulación de la política económica. Cuando los ciudadanos y las empresas se sienten optimistas sobre el futuro, es más probable que inviertan, innoven y gasten. Las políticas gubernamentales que inspiran confianza en la economía pueden crear un círculo virtuoso de crecimiento. 

Existen varias razones para mantener esperanza y optimismo sobre un nuevo gobierno, incluso en medio de la incertidumbre. Si bien los desafíos son inevitables, una nueva administración trae oportunidades para un cambio positivo: 

1. Podría tener una nueva perspectiva. Esto puede conducir a políticas innovadoras que aborden problemas nacionales persistentes. El nuevo liderazgo puede tener el impulso y el apoyo público para implementar reformas que anteriormente estaban estancadas.

2. Podría lograr un enfoque renovado de unidad nacional. Una administración comprometida con la superación de las divisiones puede promover la cooperación y la colaboración. El optimismo aumenta cuando los líderes enfatizan la inclusión y los objetivos compartidos.

3. Podría diseñar políticas ambiciosas para estimular el crecimiento, crear empleos y mejorar los niveles de vida. Estas iniciativas pueden incluir inversiones en infraestructura, apoyo a pequeñas empresas o industrias que necesitan revitalizarse. 

4. Podría generar confianza. Nada mejor que abordar los problemas con urgencia, guiados por recomendaciones de expertos y nuevos enfoques eficaces.

5. Podría garantizar una mayor transparencia y rendición de cuentas. Ya sea a través de iniciativas de gobierno abierto, un mayor acceso a la información o la participación pública directa, estos esfuerzos pueden generar confianza en el proceso democrático. 

6. Podría brindar una oportunidad para restablecer o mejorar las relaciones con otros países. La esperanza aumenta cuando un gobierno da señales de compromiso con la diplomacia, la reconstrucción de alianzas o la celebración de acuerdos comerciales beneficiosos, que pueden conducir a una mayor prosperidad nacional y estabilidad global.

7. Podría reconocer la importancia de la innovación. Frente a desafíos globales como el cambio climático y la disrupción tecnológica, promover el desarrollo sostenible, la energía limpia y los avances tecnológicos mejorarían la economía y la calidad de vida de las generaciones futuras.

8. Podría impulsar cambios de liderazgo. El nuevo gobierno sabe que tiene un mandato de acción urgente. Tiene un nuevo enfoque que ofrece un nuevo camino a la prosperidad, brindando esperanza de recuperación y resiliencia.

9. Podría aprovechar su fuerza política. La nueva administración cuenta con una clara mayoría. El apoyo público le permite avanzar con mayor decisión en cuestiones clave. Esta fase puede ser un momento de esperanza y optimismo, ya que existe una ventana de oportunidad para reformas y cambios importantes.

10. Podría avanzar en lo relevante. Un enfoque en la reducción de la desigualdad, la mejora del acceso a la atención médica, el abordaje de la discriminación y la ampliación de las oportunidades educativas infunde esperanza en las comunidades marginadas y en quienes buscan una sociedad más equitativa.

La esperanza y el optimismo en la política y el gobierno es más que una actitud que nos hace sentir bien; es una fuerza poderosa que puede impulsar un cambio positivo, fomentar la confianza pública e inspirar la acción colectiva. 

Si bien debe basarse en la realidad y combinarse con una gobernanza eficaz, el optimismo sigue siendo un componente vital de un liderazgo exitoso. Los políticos pesimistas ven sólo tormentas en cada oportunidad. Los optimistas ven oportunidades en cada tormenta.

Al fomentar la esperanza, el optimismo, el compromiso y la unidad, los gobiernos están mejor posicionados para superar las crisis, impulsar reformas ambiciosas y crear una sociedad más justa y próspera para todos.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/llamado-a-la-esperanza-y-el-optimismo/


Saturday, October 05, 2024

El poder de la presidencia

El poder de la presidencia

Javier Treviño

@javier_trevino


Dos de los cursos que más disfruté, cuando estudié la maestría en Harvard, fueron el de Richard E. Neustadt y el de Roger B. Porter. Algunas de sus lecciones podrían ser relevantes hoy, en el inicio de un nuevo gobierno en nuestro país.

Richard E. Neustadt (1919 – 2003), uno de los estudiosos más influyentes de la presidencia estadounidense, ofreció consejos esenciales para los nuevos presidentes basados en su análisis del poder y el liderazgo. Su obra principal, “Presidential Power and the Modern Presidents” (1960), ha sido leída por todos los presidentes desde Kennedy. Es un libro extraordinario, vigente al día de hoy. 

Roger B. Porter fue asesor presidencial en tres administraciones (Ford, Reagan y Bush padre). Sus ideas se centran en la importancia del proceso, las estructuras de toma de decisiones y la gestión de la presidencia. Su obra principal, “Presidential Decision Making: The Economic Policy Board” (1980) es un texto muy valioso para quienes pretenden formar parte de un equipo presidencial.

De acuerdo con mis notas, estos son los consejos clave que podrían ser útiles para una nueva presidenta:


A) Los consejos de Neustadt.

1. El poder presidencial es el poder de persuadir.

El consejo más famoso es que el poder presidencial no proviene de los poderes formales otorgados por la Constitución, sino más bien de la capacidad de persuadir a los demás. El éxito de una presidenta depende de su capacidad para convencer al Congreso, la burocracia y el público para que apoyen sus políticas. Esta persuasión se basa en la credibilidad, la negociación y la construcción de relaciones. No basta con intentar dar órdenes, es necesario convencer.

2. Construye tu credibilidad.

La eficacia de una presidenta está estrechamente vinculada a su reputación. Los nuevos presidentes deben salvaguardar su credibilidad a toda costa. Una vez perdida, es difícil recuperarla. Ser visto como una persona confiable y competente es fundamental para mantener la influencia sobre el Congreso, el público y los líderes extranjeros. Esto requiere coherencia en la toma de decisiones, comunicación clara y evitar las promesas excesivas.

3. Trabaja dentro de las limitaciones.

Una presidenta opera dentro de un sistema de "instituciones separadas que comparten poder". Esto significa que, si bien la presidenta es poderosa, debe trabajar a través de las limitaciones impuestas por el Congreso, los tribunales y los gobiernos estatales. Comprender y respetar estas limitaciones es vital para evitar la extralimitación política y garantizar la cooperación entre las ramas del gobierno.

4. Usa estratégicamente tu capital político.

Los nuevos presidentes deben ser estratégicos en la forma en que utilizan su capital político. Los presidentes deben concentrarse en iniciativas de alta prioridad al comienzo de su mandato, cuando tienen el mayor impulso político. Extenderse demasiado al perseguir demasiados objetivos simultáneamente puede diluir la influencia de una presidenta y fortalecer la oposición.

5. El momento oportuno es clave.

Los presidentes eficaces comprenden la importancia del momento oportuno. El momento adecuado para impulsar cambios de políticas es crucial para el éxito. Una presidenta debe ser capaz de leer el entorno político y anticipar cuándo las condiciones son favorables para la acción. Al aprovechar las oportunidades en el momento adecuado, los presidentes pueden maximizar su eficacia.

6. Negociación y compromiso son inevitables.

El compromiso y la negociación son esenciales para navegar por la presidencia. Dados los límites del poder presidencial, una presidenta debe ser experta en negociar acuerdos con el Congreso, los partidos y otros actores políticos. Los nuevos presidentes deben centrarse en construir coaliciones y encontrar puntos en común, reconociendo que el compromiso es necesario para lograr objetivos más amplios.

7. Participa en tu aprendizaje continuo.

Los nuevos presidentes siempre deben estar aprendiendo y adaptándose. Ninguna presidenta puede anticipar por completo todos los desafíos que enfrentará, por lo que la capacidad de evolucionar en función de nueva información es clave. Los presidentes exitosos evalúan continuamente la eficacia de sus estrategias y ajustan el rumbo cuando es necesario.

8. Debes mantener el apoyo público.

La aprobación pública es una fuente importante de poder presidencial. Los presidentes que mantienen altos niveles de apoyo público pueden usarlo como palanca para influir en el Congreso y otros actores clave. Una nueva presidenta debe comunicar sus políticas con claridad al público y evitar acciones que alejen al electorado.

9. Cuidado con el aislamiento.

Los nuevos presidentes deben advertir el peligro de aislarse de las perspectivas externas. Como la presidencia es un cargo insular, es esencial buscar el asesoramiento de una amplia gama de puntos de vista. Confiar demasiado en un pequeño círculo interno puede llevar a una mala toma de decisiones. Los presidentes deben solicitar activamente opiniones diversas tanto dentro como fuera de su administración.

10. Entiende el juego a largo plazo.

Los presidentes deben pensar en el largo plazo, sobre su legado y el impacto más amplio de sus decisiones. En lugar de centrarse en victorias políticas a corto plazo, una presidenta exitosa prioriza las decisiones que tendrán un impacto positivo y duradero en el país. La paciencia y la previsión estratégica son cualidades esenciales.


B) Los consejos de Porter.

1. La estructura importa.

La estructura interna de la oficina de una presidenta es crucial para una gobernanza eficaz. Una nueva presidenta debe asegurarse de que su proceso de toma de decisiones esté bien organizado, con líneas claras de responsabilidad y rendición de cuentas. Se debe crear un proceso estructurado que permita una revisión exhaustiva de la información y las ideas antes de tomar decisiones.

2. El proceso es más importante.

Un proceso que funcione bien conduce a mejores decisiones. La oficina de la presidenta debe tener un marco claro para recopilar información, sopesar las opciones y garantizar que se consideren los diversos puntos de vista. Este proceso ayuda a evitar decisiones impulsivas o mal pensadas.

3. Gestiona a tus asesores y a tu equipo.

Es de la mayor importancia gestionar eficazmente las relaciones entre la presidenta y su equipo directo. Una presidenta debe delegar de manera eficaz y asegurarse de que sus asesores ofrezcan opiniones sinceras, fundamentadas y variadas. Sin embargo, también es importante mantener la lealtad y la unidad dentro del equipo.

4. Establece prioridades.

Los nuevos presidentes suelen tener agendas ambiciosas. Por eso mismo deben priorizar con cuidado. Los presidentes deben centrarse en unos pocos objetivos principales en lugar de distribuir sus esfuerzos entre demasiadas iniciativas. Esto aumenta la probabilidad de obtener logros significativos al principio del gobierno.

5. Comprende los límites del poder.

El poder de una presidenta está limitado por factores externos como el Congreso, los tribunales y la opinión pública. Los nuevos presidentes deben ser realistas sobre lo que pueden lograr y trabajar dentro de estas limitaciones mediante la creación de coaliciones y la participación en acuerdos.

6. Construye relaciones con el Congreso.

No basta con tener una mayoría. Los presidentes deben invertir en sus relaciones con el Congreso desde el principio, incluso con miembros de la oposición. El éxito legislativo depende en gran medida de estas relaciones, por lo que es esencial fomentarlas para asegurar el cumplimiento de la agenda presidencial.

7. Evita la microgestión.

Los nuevos presidentes deben evitar empantanarse en los detalles de cada asunto. En cambio, deberían centrarse en el panorama estratégico más amplio, permitiendo que su equipo y su gabinete se ocupen de los detalles. Una delegación eficaz es fundamental para que la presidenta pueda concentrarse en los asuntos más importantes.

8. Aprende de tus predecesores.

Los nuevos presidentes deberían estudiar las experiencias de los presidentes anteriores para entender qué funcionó y qué no. Cada administración ofrece lecciones que pueden ser útiles para manejar los desafíos únicos del cargo.

9. Establece un ritmo.

El ritmo es vital. Una presidencia no es una carrera de velocidad sino una maratón. Los nuevos presidentes deberían establecer un ritmo sostenible que permita un enfoque a largo plazo y evite el agotamiento de su equipo.

10. Comunícate con claridad.

La comunicación clara, tanto internamente con el personal como externamente con el público, es fundamental para el éxito. Los presidentes deben definir sus mensajes de forma deliberada y asegurarse de que su visión sea entendida tanto por su equipo como por la nación.


Los consejos de Neustadt giran en torno a la comprensión de las realidades prácticas del poder presidencial, que se basan más en la persuasión que en el mando. Una presidenta exitosa construye cuidadosamente alianzas, toma decisiones estratégicas sobre dónde concentrar sus esfuerzos y cultiva el apoyo público y político. 

Los consejos de Porter se basan en el proceso y la estructura: una toma de decisiones bien organizada, una delegación eficaz y una comunicación clara. Su enfoque en el establecimiento de prioridades realistas ayuda a garantizar que una nueva presidenta pueda gobernar de manera eficaz, tomar mejores decisiones y navegar por las complejidades del cargo.


https://www.sdpnoticias.com/opinion/el-poder-de-la-presidencia/