Saturday, August 23, 2025

El riesgo del desahogo

El riesgo del desahogo

Javier Treviño

@javier_trevino

En vísperas de un año electoral decisivo, la política siempre adquiere un tono más emocional, visceral e impredecible. No es casualidad. La democracia no sólo es un sistema de instituciones, normas y procedimientos; es también un espacio de desahogo colectivo. En él, los ciudadanos canalizan frustraciones, resentimientos y esperanzas.

Alexis de Tocqueville ya lo advertía en “La democracia en América” (1835): “Los pueblos soportan con paciencia las miserias inevitables, pero se indignan contra las que parecen el fruto de la negligencia de sus gobernantes”. Esa indignación puede ser catártica, pero también peligrosa.

La política como espacio de catarsis

Desde Aristóteles, la idea de la catarsis ha ocupado un lugar central en la teoría política y social. Así como la tragedia permitía a los ciudadanos de Atenas purgar emociones a través de la representación teatral, la política democrática ofrece canales institucionales para expresar enojo, frustración o esperanza.

El psicólogo James C. Davies, en “Human Nature in Politics: The Dynamics of Political Behavior”, formuló en los años sesenta la teoría de la privación relativa. La sensación de descontento y la movilización social surgen de la percepción de estar en desventaja en comparación con otros, no necesariamente de una situación de pobreza absoluta. La gente se siente privada no solo por sus propias carencias, sino por la comparación con lo que otros tienen. Entonces, las revoluciones ocurren no en los momentos de mayor miseria absoluta, sino cuando las expectativas crecientes chocan con una realidad decepcionante. 

Como decía John Adams, segundo presidente de Estados Unidos: “La democracia nunca dura mucho. Se desperdicia, se agota y se suicida. Nunca hubo una democracia que no se autodestruyera”. El exceso de desahogo ciudadano, cuando se desborda más allá de los cauces institucionales, puede acercar a las sociedades a ese abismo.

El desahogo como motor de cambio

La historia reciente ofrece ejemplos contundentes de cómo el desahogo ciudadano ha desencadenado movimientos políticos de gran alcance.

Estados Unidos y el Tea Party (2009–2010)

Nacido como protesta fiscal contra el gobierno de Barack Obama, el Tea Party se convirtió en un vehículo para el enojo de una clase media blanca que sentía amenazada su posición económica y cultural. Su capacidad de desahogo masivo generó un movimiento que redefinió al Partido Republicano. Lo que inició como una catarsis contra los impuestos y la reforma de salud terminó por abrir el camino a la presidencia de Donald Trump en 2016.

Brexit (2016)

Más allá de los argumentos técnicos sobre comercio y soberanía, el referéndum británico fue una expresión de catarsis nacionalista y anti-elitista. El resentimiento acumulado contra Bruselas y contra la globalización se tradujo en un voto cargado de emoción. Como dijo Winston Churchill en tiempos más oscuros: “Un fanático es alguien que no puede cambiar de opinión y no quiere cambiar de tema”. Esa rigidez emocional, transformada en política, condujo a una decisión histórica que aún redefine la economía y la diplomacia del Reino Unido.

La Primavera Árabe (2011)

En Túnez, Egipto y otros países, la frustración por décadas de represión encontró en la calle el espacio para un desahogo explosivo. El vendedor ambulante Mohamed Bouazizi, que se inmoló en protesta contra la humillación burocrática en Túnez, se convirtió en símbolo de una indignación colectiva. Aunque los resultados fueron dispares —una democracia titubeante en Túnez, un retorno autoritario en Egipto, guerras civiles en Siria y Libia—, el fenómeno mostró la fuerza transformadora del desahogo.

América Latina: Argentina y Chile

En Argentina, la crisis de 2001 desató un grito social de “¡Que se vayan todos!”, un desahogo colectivo que acabó derribando cinco presidentes en cuestión de semanas. En Chile, en 2019, el alza en el precio del transporte público se convirtió en catalizador de una protesta masiva contra la desigualdad. Gabriel García Márquez decía, al describir la política latinoamericana: “Las estirpes condenadas a cien años de soledad no tienen una segunda oportunidad sobre la tierra”. En ambos países, el desahogo abrió procesos constituyentes, pero también dejó la huella de un malestar difícil de gobernar.

El lado oscuro del desahogo

El desahogo político no siempre conduce a reformas constructivas. A menudo, genera consecuencias negativas.

Primero, puede fortalecer liderazgos populistas que se alimentan de la rabia ciudadana. En el libro “Populismo: una breve introducción”, el politólogo Cas Mudde advierte: “El populismo no es la voz del pueblo, sino una voz que afirma ser la única legítima”. Ese monopolio emocional se traduce en polarización.

Segundo, el desahogo tiende a amplificar la confrontación. Una de las filósofas más influyentes del siglo XX, Hannah Arendt, lo señaló con lucidez: “El peligro es que el resentimiento se convierta en una fuente política permanente”. Lo que comienza como catarsis temporal puede transformarse en odio estructural.

Tercero, existe el riesgo de que la catarsis erosione las instituciones. Ya lo advertía Benjamín Franklin en Filadelfia, tras la firma de la Constitución: “Una república, si podéis mantenerla”. El desafío sigue siendo el mismo: canalizar el desahogo ciudadano sin que se desborden los diques institucionales.

México en la encrucijada

El caso mexicano ilustra bien estas tensiones. Desde hace dos décadas, las elecciones federales han funcionado como episodios de catarsis:

En 2000, el desahogo contra el PRI permitió la alternancia después de 71 años.

En 2012, el enojo contra el PAN facilitó el retorno priista.

En 2018, el hartazgo contra el sistema de partidos tradicional impulsó el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, cuyo discurso conectó con un país cansado de corrupción y desigualdad.

Hoy, de cara a 2027 y 2030, México enfrenta un electorado marcado por frustraciones acumuladas: inseguridad, falta de crecimiento económico sostenido, desigualdad persistente, corrupción estructural. El riesgo es que el desahogo se traduzca en un voto emocional que premie liderazgos simplistas, sin atender la complejidad de los problemas.

El propio Octavio Paz lo sintetizó en “El laberinto de la soledad”: “El mexicano no se expresa: se desahoga”. Esta frase, escrita en otro contexto, resuena con fuerza en la política actual.

La dimensión digital: desahogo sin filtros

En la era de las redes sociales, el desahogo ha encontrado un amplificador sin precedentes. Plataformas como Twitter, Facebook, TikTok y otras funcionan como espacios de catarsis inmediata, donde la indignación se viraliza y adquiere dinámicas emocionales más intensas.

La socióloga Zeynep Tufekci advierte: “Las redes sociales permiten a los movimientos políticos crecer rápidamente, pero no necesariamente los dotan de la resiliencia organizativa necesaria para lograr cambios duraderos”.

El desahogo digital no se agota en la protesta. Genera “burbujas de eco” donde los ciudadanos sólo escuchan aquéllo que confirma sus emociones. La catarsis, en lugar de moderarse con el contraste, se exacerba con la repetición.

El desahogo como oportunidad

No todo es pesimismo. El desahogo político también puede ser motor de renovación democrática. El premio Nobel Amartya Sen lo resume con claridad: “La democracia es un valor universal porque permite a los individuos participar en la vida política, expresar sus preocupaciones y, en última instancia, influir en las decisiones que los afectan”.

El reto es transformar la catarsis en deliberación y la deliberación en políticas públicas sostenibles. Para México, eso implica:

1. Reforzar la confianza en las instituciones electorales. El INE y el Tribunal Electoral deben ser vistos como árbitros legítimos, capaces de contener la pasión democrática.

2. Abrir espacios de participación más allá de la urna. Cabildos ciudadanos, presupuestos participativos, consultas deliberativas pueden absorber parte de la catarsis social.

3. Fomentar liderazgos que escuchen. Los líderes políticos deben ser capaces de procesar el enojo ciudadano sin convertirlo en combustible de polarización. Como decía Nelson Mandela: “Los valientes no temen perdonar, por el bien de la paz”.

4. Regular el espacio digital. No se trata de censura, sino de exigir mayor responsabilidad a las plataformas para frenar la desinformación que exacerba emociones.

Conclusión: en el filo de la catarsis

El desahogo es inherente a la política democrática. Ignorarlo sería ingenuo; demonizarlo, un error. Como fenómeno social, cumple funciones de legitimidad y pertenencia. Pero cuando se convierte en la única lógica de la vida pública, arrastra consigo el peligro de polarización, simplificación y erosión institucional.

Como recordó Abraham Lincoln en uno de sus discursos más citados: “Una casa dividida contra sí misma no puede sostenerse”. En tiempos electorales, la catarsis ciudadana, el desahogo, puede ser una oportunidad de renovación democrática o el inicio de una fractura más profunda.

La elección está abierta. Y depende, en gran medida, de si logramos convertir el desahogo en un ejercicio de responsabilidad colectiva y no en un acto de demolición política.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/el-riesgo-del-desahogo/


Saturday, August 16, 2025

Herederos de un tiempo que terminó

Herederos de un tiempo que terminó

Javier Treviño

@javier_trevino

Vivimos días en los que el escenario político mexicano se puebla de interpretaciones apresuradas. Actores políticos y medios de comunicación buscan adivinar el porvenir a partir de las acciones y gestos de quienes se consideran herederos —por sangre o por afinidad política— de un liderazgo que ha marcado la vida pública en los últimos años. Sin embargo, reducir el análisis a los movimientos inmediatos de estos personajes es un camino corto y engañoso.

Quien aspire a descifrar el comportamiento y las decisiones de los sucesores debe, antes, penetrar en la mentalidad y el legado de su predecesor, pues es sobre ese cimiento donde aquéllos edifican, contra el que se rebelan o por el que acaban siendo moldeados. 

En el caso de López Obrador, este legado es un entramado de narrativas, símbolos y prácticas políticas que ha configurado un estilo de gobierno y un imaginario colectivo: la promesa de una “cuarta transformación”, la centralidad del liderazgo personal sobre las instituciones y una comunicación directa, cotidiana y polarizante con la ciudadanía.

Para reflexionar con perspectiva, tal vez nos puede ayudar el libro “The Party's Interests Come First: The Life of Xi Zhongxun, Father of Xi Jinping” ("Los intereses del Partido son lo primero: La vida de Xi Zhongxun, padre de Xi Jinping"), de Joseph Torigian. El autor es investigador en la Institución Hoover de la Universidad de Stanford y profesor de American University en Washington DC.

Se trata de una biografía impactante, y aclamada por la crítica, que utiliza la vida del padre de Xi Jinping para ofrecer una perspectiva única sobre el funcionamiento interno del Partido Comunista Chino (PCCh). Nos ayuda a comprender la política y el liderazgo chinos.

El libro es elogiado como "magistral" y un "logro académico monumental", al ser la primera biografía en inglés de Xi Zhongxun. La obra de Torigian destaca por su extensa investigación, basada en nuevos documentos, entrevistas (incluida una con el Dalai Lama), diarios y publicaciones periódicas para presentar una imagen vívida. 

En resumen, el libro es tanto un relato histórico exhaustivo de la revolución china y las primeras décadas de la República Popular, como una historia profundamente personal de un hombre que luchó constantemente por reconciliar sus propios sentimientos con las exigencias abrumadoras del Partido.

Los críticos destacan que el libro ofrece una perspectiva excepcional y humana sobre cómo era la vida un alto funcionario bajo el régimen de Mao Zedong y Deng Xiaoping. Revela el inmenso costo humano y el sufrimiento personal que acarreó un alma dedicada al PCCh, arrojando luz sobre el impacto psicológico y emocional que moldeó a una generación de líderes.

Un tema central es la notable capacidad de Xi Zhongxun para sobrevivir a las brutales y arbitrarias purgas políticas del PCCh, incluyendo un largo período de exilio y persecución durante la Revolución Cultural. Su instinto de supervivencia política fue clave, y esta experiencia de soportar inmensas dificultades, o "tragar la amargura", se convirtió en una parte esencial de su identidad y visión del mundo.

Torigian argumenta que la vida de Xi Zhongxun es un testimonio del "extraordinario poder organizativo, ideológico y coercitivo" del PCCh. Incluso para los altos funcionarios, los intereses del Partido eran primordiales, por encima de las lealtades y convicciones personales. 

El libro gira en torno a la vida de Xi Zhongxun y sus implicaciones tanto para el PCCh como para su hijo. De hecho, nos ofrece una mirada crucial a los cimientos del pensamiento político de Xi Jinping. Sugiere que el compromiso de Xi Jinping con el Partido y su convicción en su fuerza como herramienta para la grandeza de China están profundamente arraigados en las experiencias de su padre. Se considera que el sufrimiento de su padre y su familia inculcó en Xi Jinping una "visión hobbesiana del mundo": la creencia de que un poder fuerte y centralizado es necesario para evitar el caos y asegurar el lugar que le corresponde a la nación en el escenario mundial.

Xi Jinping ha intentado equilibrar el crecimiento con la ideología. Se preocupa por el desarrollo económico. Quiere inculcar un sentido de idealismo y convicción tanto en el Partido como en el resto de la población china. Cree que el Partido debe evitar el extremismo de la era de Mao, pero también necesita revitalizarlo.

Kathrin Hille, corresponsal del Financial Times en China, escribió, en una reseña sobre el libro: “En pleno verano de 1976, Xi Jinping y su padre estaban sentados en el diminuto y sofocante apartamento de Xi Zhongxun, en ropa interior, fumando. Era la primera vez en años que el hombre que se convertiría en líder de China, entonces de 23 años, pasaba unas horas con su padre después de que las brutales campañas políticas del Partido Comunista destrozaran a la familia durante la mayor parte de su infancia y juventud”.

La periodista añadió: “Xi padre, ex viceprimer ministro de China, había sido purgado repetidamente y pasó 15 años en prisión y exiliado de Pekín. Sin embargo, optó por pasar la mayor parte de sus escasos momentos juntos escuchando a su hijo recitar dos discursos del líder chino Mao Zedong. A pesar de su propia experiencia de persecución, Xi padre aún consideraba de suma importancia preparar a su hijo para una vida de servicio al Partido”.

La biografía presenta a Xi Zhongxun como un reformador cauteloso que valoraba la estabilidad y el orden, atrapado entre facciones del Partido con diferentes visiones sobre el futuro de China. Su legado y ejemplo influyeron profundamente en la visión del mundo, el estilo político y las prioridades de Xi Jinping.

Algunos expertos dicen que el libro se lee con la intensidad de un “thriller” de la Guerra Fría. Es cierto, despliega momentos cruciales en la historia del PCCh: la formación de bases de apoyo durante la Gran Marcha, las luchas políticas entre facciones de la década de 1950, la era de las reformas bajo Deng Xiaoping y la represión de la Plaza de Tiananmén, que Xi Zhongxun finalmente apoyó a pesar de sus reticencias iniciales.

El Partido no sólo fue una institución política para Xi Zhongxun, sino también una fuente de identidad, significado y familia, especialmente después de quedar huérfano y afrontar dificultades personales. El libro descubre la dimensión humana detrás de la política autoritaria, reflexionando sobre cómo el Partido moldeó el alma de las personas tanto como forjó su camino.

Este libro sirve como un poderoso recordatorio de que, para comprender la política china moderna, es esencial examinar las historias profundamente personales, traumáticas, de las personas que han moldeado el sistema. Lo mismo puede aplicarse a México.

Los herederos políticos de López Obrador —ya sean miembros de su círculo familiar o figuras formadas bajo su sombra en Morena— se mueven en un terreno de lealtad y cálculo. Para algunos, el valor está en custodiar el relato original, preservando intacta la figura del líder; para otros, la ambición radica en reinterpretar ese legado, adaptándolo a nuevos desafíos y audiencias. Ninguno, sin embargo, puede desprenderse por completo del marco que les impone el pasado reciente.

Este fenómeno no es nuevo en la política. La historia está llena de sucesores que, más que iniciar una etapa inédita, gestionan una herencia: unos, como administradores fieles; otros, como reformadores prudentes; y algunos, como rebeldes que, incluso al romper con su antecesor, lo mantienen presente como referencia inevitable. 

El problema para México radica en que, mientras la atención pública se centre en la mera intriga sucesoria —quién se acerca más al poder, quién hereda el capital político— se dejarán de lado las discusiones de fondo: el rumbo del país, el crecimiento económico, la solidez de sus instituciones y la capacidad de sus futuros líderes para gobernar sin depender del aura de un solo hombre.

La etapa posterior a López Obrador requerirá comprender que el verdadero desafío para sus herederos será gobernar sin la legitimidad carismática que él cultivó y sin la ventaja de presentarse como ruptura frente a un régimen anterior. Tendrán que construir autoridad propia en un entorno más fragmentado, con ciudadanos más exigentes y con un sistema político que, aunque transformado, conserva inercias profundas.

Analizar a los herederos sin entender la matriz de la que provienen es como interpretar un libro leyendo sólo el epílogo. El porvenir de la política mexicana se escribirá no solo en las acciones de quienes se dicen sucesores, sino en la forma en que decidan —o logren— dialogar con el legado de un líder cuyo tiempo, para bien o para mal, ya terminó.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/herederos-de-un-tiempo-que-termino/




Saturday, August 09, 2025

La paradoja del poder con humildad

La paradoja del poder con humildad

Javier Treviño

@javier_trevino

En su conferencia matutina del miércoles pasado, la presidenta de México aseguró: “Mi posición la voy a defender siempre, porque es mi convicción, que el poder, cualquiera que se tenga, se debe ejercer con humildad”.

A lo largo de la historia, el ejercicio del poder se ha asociado con el carisma, la dominancia y una muestra de confianza inquebrantable. La imagen popular de un líder es la de alguien que sabe todas las respuestas, dicta la estrategia y se atribuye todo el mérito del éxito. 

Sin embargo, cada vez más investigaciones y ejemplos reales desafían esta visión tradicional. El verdadero poder sostenible no reside en la arrogancia, sino en un profundo sentido de humildad. 

Esta paradójica combinación de fortaleza y modestia es lo que define a los líderes más eficaces de nuestro tiempo, permitiéndoles construir organizaciones resilientes e inspirar una profunda lealtad.

La humildad en el poder no es un signo de debilidad; es una profunda muestra de autoconciencia y fortaleza. Es la capacidad de reconocer las propias limitaciones, admitir los errores y reconocer que las mejores ideas pueden surgir de cualquier lugar de la organización. 

Esta perspectiva es la piedra angular de lo que Jim Collins, en su influyente libro "Good to Great ", denominó “Liderazgo Nivel 5”. Todas las grandes empresas perdurables fueron lideradas por ejecutivos que poseían una "combinación paradójica de humildad personal y voluntad profesional". Estos líderes estaban firmemente decididos a lograr resultados, pero canalizaban su ambición hacia el éxito de la empresa, no hacia su fama personal. 

El poder de la humildad reside en la capacidad para crear un entorno de seguridad psicológica y responsabilidad compartida. Cuando un líder es humilde, es más probable que escuche la retroalimentación, solicite opiniones diversas y empodere a los miembros de su equipo para que tomen la iniciativa. Este enfoque fomenta una cultura de colaboración por encima de la competencia. 

Franziska Frank, autora de “The Power of Humility in Leadership” (El poder de la humildad en el liderazgo), afirma que el estilo autoritario se está devaluando cada vez más, ya que los ciudadanos ahora esperan y responden mejor a los líderes humildes. Un líder humilde entiende que su mayor legado no es la atención que recibe, sino el talento que infunde en los demás.

A veces pienso que la situación que enfrenta hoy la presidenta de México, toda proporción guardada, se parece a la de Abraham Lincoln, quien, durante la Guerra Civil, formó un "equipo de rivales": un gabinete compuesto por sus oponentes políticos. La inmensa confianza de Lincoln en sí mismo se vio compensada por su humildad; reconoció que no tenía todas las respuestas y que la diversidad de perspectivas contrapuestas era esencial para tomar las mejores decisiones posibles para la nación. Su humildad le permitió rodearse del equipo que él consideraba como el más fuerte posible, en lugar de un grupo de aduladores.

En definitiva, estoy de acuerdo en que ejercer el poder con humildad es una estrategia a largo plazo para el éxito. Genera confianza, fomenta la innovación y crea una organización más resiliente. 

Si bien el liderazgo egocéntrico puede lograr beneficios a corto plazo, siempre conduce a una cultura frágil que se derrumba cuando el líder se va. La humildad, en cambio, construye una base de fuerza colectiva. Es el reconocimiento silencioso de que el verdadero liderazgo no consiste en ser la persona más importante del país, sino en hacer que todos los demás se sientan igual de importantes.

En el año 2020 leí el libro “The Extraordinary Power of Leader Humility: Thriving Organizations & Great Results” de Marilyn Gist, (El extraordinario poder de la humildad del líder). Es una aportación poderosa y muy relevante a la literatura moderna sobre liderazgo, que ofrece un argumento convincente: la humildad no es sólo una virtud, sino una estrategia esencial para el éxito de cualquier organización. 

Basándose tanto en investigación académica como en ejemplos reales, Gist desafía con destreza la idea errónea de que la humildad en el liderazgo es una forma de debilidad, presentándola como la base de la influencia, la confianza y los resultados medibles.

En una era caracterizada por la hipervisibilidad, la polarización y la competencia implacable, el concepto de humildad parecería estar reñido con el ejercicio del poder. Sin embargo, la historia, la ciencia del liderazgo y la filosofía moral convergen en una verdad contundente: la humildad no es una debilidad que se deba superar, sino una fortaleza que se debe cultivar, especialmente en quienes ostentan el poder. El ejercicio del poder con humildad fomenta la confianza, la colaboración, la claridad moral y un liderazgo sostenible. 

En resumen:

1. En el ámbito del liderazgo político, la humildad es la capacidad de reconocer los límites del propio conocimiento, aceptar críticas, escuchar diversas voces y gobernar por el bien común en lugar del engrandecimiento personal. Este enfoque del poder se alinea con el ideal aristotélico de la “phronesis”: sabiduría práctica arraigada en la virtud moral.

2. Lejos de ser la antítesis de un liderazgo sólido, la humildad lo potencia. La humildad permite a los líderes ver a los demás con claridad y actuar con empatía y responsabilidad. Adam Grant, en “Think Again” (2021), enfatiza el valor de la humildad intelectual: la capacidad de cuestionar las propias creencias, admitir errores y revisar juicios basándose en nueva evidencia. “La confianza no se trata de tener razón sino de estar abierto a equivocarse”. En el liderazgo, esta cualidad fomenta el aprendizaje, la innovación y la resiliencia institucional.

3. Nelson Mandela, quien emergió después de décadas de prisión para liderar la transición de Sudáfrica tras el apartheid, enfatizó constantemente el perdón, la responsabilidad compartida y la moderación moral. Su autobiografía, “Long Walk to Freedom” (1994), detalla cómo su estilo de liderazgo se forjó no en la dominación, sino en el servicio y la reconciliación. “La mayor gloria de la vida no reside en no caer nunca, sino en levantarse cada vez que caemos”, decía.

4. En el mundo corporativo, la transformación de Microsoft por parte de Satya Nadella se cita como un caso práctico de liderazgo humilde. En “Hit Refresh” (2017), Nadella describe cómo la empatía y la humildad se convirtieron en elementos centrales de su filosofía de liderazgo, transformando la cultura de Microsoft, pasando de la de “saberlo todo” a la de “aprenderlo todo”. Este caso ilustra cómo la humildad, cuando se institucionaliza, puede impulsar la innovación y la renovación.

5. Las crisis ponen al descubierto el carácter de los líderes. La pandemia de COVID-19 presentó un marcado contraste entre el autoritarismo y la humildad. Los líderes que reconocieron la incertidumbre, escucharon a los expertos y se adaptaron a la nueva información, como la neozelandesa Jacinda Ardern, tuvieron más éxito en mantener la confianza pública y gestionar la complejidad. Como argumentó el profesor de Harvard Joseph Nye, en “The Future of Power” (2011), el “poder suave” —basado en la credibilidad, la apertura y la humildad— puede ser más eficaz a largo plazo que la fuerza coercitiva.

6. La humildad también ofrece una protección contra la influencia corruptora del poder. Como advirtió Lord Acton: “El poder tiende a corromper, y el poder absoluto corrompe absolutamente”. La humildad actúa como contrapeso, fomentando la autorreflexión, la rendición de cuentas y la moderación ética.

7. Para fomentar un liderazgo humilde, las instituciones deben integrar la humildad en sus procesos de formación y selección de personal. Esto implica recompensar la escucha, la colaboración y la inteligencia emocional, así como la asertividad y la decisión. 

8. Parker Palmer, en "Let Your Life Speak " (1999), argumenta que el verdadero liderazgo no surge del ego, sino de un compromiso auténtico con la propia vida interior y la comunidad. "Un líder es una persona que debe asumir una responsabilidad especial por lo que sucede en su interior, para que no genere más daño que beneficio".

9. La humildad no es simplemente una virtud moral; es un activo estratégico en el ejercicio del poder. Permite a los líderes fomentar la confianza, construir instituciones sólidas y afrontar la complejidad con claridad moral. En un mundo donde los fracasos de liderazgo suelen estar ligados a la arrogancia, el narcisismo y la inflexibilidad, la necesidad de un poder humilde es urgente.

10. La esencia de un gran liderazgo no es la herencia que recibe un hijo, ni la arrogacia de quienes se creen superiores. La esencia es la humildad. Ejercer el poder con humildad no significa renunciar a la fuerza, sino redefinirla.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/la-paradoja-del-poder-con-humildad/


Friday, August 01, 2025

Los gobiernos necesitan talento

Los gobiernos necesitan talento

Javier Treviño

@javier_trevino

El próximo llamado a las urnas en México será el 6 de junio de 2027. Elegiremos 17 gobernadores, 680 presidentes municipales, 500 diputados federales y 1,088 diputados locales. Desde ahora debemos pensar en nuevas ideas para iniciar la reconstrucción de los gobiernos.

En un mundo cada vez más complejo, la eficacia de un gobierno depende de su capacidad para atraer y retener a los mejores talentos. Sin embargo, los sectores públicos a nivel mundial enfrentan desafíos significativos para reclutar profesionales más jóvenes. Esto tiene como consecuencia una fuerza laboral envejecida y posibles brechas de conocimiento. 

En algunos países, los programas de becas de prestigio del sector público surgen como una solución a este dilema. Sirven como canales esenciales para incorporar a jóvenes brillantes y motivados a los gobiernos. Cuando estos programas son sólidos, y cuentan con el apoyo necesario, crean vías claras para el reclutamiento de talento. Cuando no los hay, las personas calificadas buscan oportunidades en otros lugares.

Creo que sería bueno analizar casos exitosos de programas de becas de prestigio que podrían llegar a transformar gobiernos estatales y municipales de nuestro país.

La investigación de Elizabeth Linos, Brenda Sciepura y Alec Wall, "Getting Your Foot in the Door: The Impact of Public Sector Fellowships on Career Trajectories", proporciona evidencia convincente de la eficacia de estos programas. Su estudio siguió a más de 2,000 becarios del sector público estadounidense durante 19 años, y revela un hallazgo interesante: los becarios tienen 30 puntos porcentuales más de probabilidades de trabajar en el gobierno una vez finalizada la beca, en comparación con personas con una motivación similar que no participaron. Este significativo efecto en el empleo persiste durante al menos ocho años, lo que subraya el impacto a largo plazo de estas iniciativas. 

Las becas de prestigio no son meras colocaciones temporales, sino poderosos catalizadores para carreras sostenidas en el servicio público. La importancia de estos programas radica en varias características clave que abordan las barreras tradicionales para el empleo en el gobierno. 

La contratación en el sector público suele ser criticada por ser opaca, lenta y confusa. Los procesos de contratación del gobierno federal de Estados Unidos duran un promedio de 98 días, más del doble que en el sector privado. Los programas de becas ofrecen un proceso ágil, accesible y centralizado, simplificando lo que de otro modo podría ser un laberinto burocrático abrumador. 

Esta accesibilidad es crucial para atraer a un grupo diverso de solicitantes que, de otro modo, podrían verse desanimados por los métodos de reclutamiento tradicionales.

Además de simplificar el ingreso, las becas fomentan un sentido de pertenencia y desarrollo profesional que facilita la retención. Hay apoyo entre pares y un fuerte sentido de comunidad entre los becarios. Esta camaradería, combinada con una mentoría estructurada y oportunidades para trabajar en proyectos de alta prioridad, mejora significativamente la experiencia de los jóvenes profesionales. 

Estos programas no sólo dotan de habilidades esenciales, sino que también fomentan una profunda comprensión de las políticas públicas y la gobernanza. Las experiencias inmersivas proporcionan habilidades prácticas invaluables, amplían las redes profesionales y refuerzan la motivación que atrae a los jóvenes al servicio público. 

El prestigio asociado a estas becas también transmite un mensaje contundente: los empleos en el sector público son valorados, contrarrestando los estereotipos negativos sobre el trabajo gubernamental. 

Cuando estos programas se reducen o eliminan, el efecto inmediato es una reducción en el número de personas altamente calificadas, incluyendo aquéllas con experiencia en ciencia de datos, políticas públicas y ciberseguridad, que se hubieran incorporado al gobierno. 

Como advierte Elizabeth Linos: “Sin una vía clara y competitiva para acceder al gobierno, muchos jóvenes talentosos podrían simplemente optar por otros sectores. Con el tiempo, esto podría conducir a una escasez de personal y a una disminución de la calidad de los futuros líderes del sector público”. 

La percepción de falta de fiabilidad o infravaloración del servicio público resultante de los recortes presupuestales o la reducción de sueldos puede desanimar a los posibles solicitantes. Esto genera una fuga de talentos, donde mentes brillantes se pierden en el sector privado o sin fines de lucro. Esto no sólo agrava la escasez de personal existente, sino que también socava la capacidad del gobierno para abordar eficazmente desafíos sociales apremiantes.

¿Por qué creo que sería importante pensar en un programa de becas de prestigio para los gobiernos estatales y municipales? El núcleo del problema reside en una pregunta fundamental: ¿Cómo podríamos lograr que los mejores de las nuevas generaciones se incorporen al servicio público?

1. El reclutamiento gubernamental tradicional plantea barreras de entrada para los jóvenes, incluyendo largos procesos de contratación, falta de visibilidad en los puestos del sector público y un problema de imagen en comparación con las dinámicas oportunidades del sector privado. 

2. Los programas de becas de prestigio ofrecerían una vía de acceso ágil y especializada al gobierno, reduciendo estas barreras y proporcionando un punto de acceso estructurado y de apoyo.

3. La participación en estas becas generaría un aumento sostenido del empleo público. Los becarios tendrían una probabilidad mucho mayor de desarrollar una carrera profesional en el gobierno, en lugar de ocupar puestos transitorios o realizar sólo prácticas.

4. Los becarios adquieren experiencia con desafíos gubernamentales reales, mentoría, acceso a redes y una comprensión profunda del funcionamiento de las políticas y la administración en la práctica.

5. Los gobiernos se benefician de la afluencia de trabajadores dinámicos, capacitados y diversos, mientras que los becarios se benefician del desarrollo profesional, un sentido de propósito y la capacidad de ver el impacto tangible de su trabajo.

6. Las empresas del sector privado y el mundo académico siguen buscando activamente a los mejores talentos, ofreciendo mejores salarios, beneficios y prestigio percibido. 

7. Sin vías de acceso claras y recursos suficientes para acceder a becas, el gobierno pierde su capacidad de competir eficazmente por jóvenes profesionales con una misión clara. Se pierde una oportunidad para revitalizar una fuerza laboral en proceso de envejecimiento.

8. Mantener y ampliar las becas del sector público es esencial para abordar la brecha demográfica y de habilidades. La inversión dirigida a estos programas genera un alto rendimiento en la modernización de la fuerza laboral y la capacidad cívica.

9. El reclutamiento de becarios debe centrarse en atraer diversidad, que refleje las poblaciones a las que sirve el gobierno y cierren las brechas de representación y perspectiva.

¿Qué se puede hacer? 

1. Los gobiernos estatales y municipales deben considerar las becas de prestigio no como iniciativas puntuales, sino como estrategias institucionalizadas para el talento, con procesos de solicitud simplificados y vías garantizadas para pasar de la beca a puestos permanentes.

2. Los responsables políticos deberían invertir en becas del sector público con la misma seriedad con la que invierten en las becas de “jóvenes construyendo el futuro”.

3. Gobiernos estatales y municipales deberían colaborar con las universidades y la sociedad civil para crear nuevas becas específicas para cada área, como política climática, tecnología cívica, innovación gubernamental, inteligencia artificial. 

4. Los programas de becas de prestigio deben centrarse en la equidad, corregir sesgos sistémicos en la contratación y el ascenso. Los criterios de selección deben priorizar la diversidad de experiencias vividas, el potencial de liderazgo y el compromiso público.

En una época en que la confianza en el gobierno es frágil y la capacidad institucional se encuentra al límite, invertir en programas de becas de prestigio del sector público es una de las decisiones más inteligentes y de mayor impacto que podemos tomar. No solo cubren puestos de trabajo, sino que también forman a los servidores públicos. No solo capacitan a los trabajadores, sino que también forman líderes. Y quizás lo más importante, transmiten a una nueva generación que sus habilidades, valores y ambiciones pueden potenciarse en un gobierno.

Un programa de becas de prestigio del sector público sería mucho más que un simple punto de acceso; yo creo que sería una inversión estratégica en el futuro de la gobernanza. Al ofrecer un acceso simplificado, fomentar el desarrollo profesional, construir comunidades de apoyo y otorgar prestigio, estos programas atraen y retienen con éxito a jóvenes talentos, garantizando una fuerza laboral pública sólida y competente. 

Los gobiernos necesitan agilidad, innovación y cercanía con los ciudadanos. Invertir en estas becas sería invertir en el futuro de la nación. Como bien lo expresa Elizabeth Linos: “El futuro del gobierno depende de a quién dejemos entrar”. La puerta no debe cerrarse para la próxima generación de creadores de cambios.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/los-gobiernos-necesitan-talento/


¿Dónde se producen los descubrimientos?

¿Dónde se producen los descubrimientos?
Javier Treviño
@javier_trevino
La búsqueda de conocimiento en las “ciencias de la vida” es la base de los avances médicos y la innovación tecnológica. Sin embargo, los mecanismos y lugares precisos donde se producen estos descubrimientos revolucionarios siguen siendo objeto de intensa investigación académica. 
Un análisis del profesor Amitabh Chandra, director del Centro Malcolm Wiener para Políticas Sociales de Harvard, y Connie Xu, candidata al doctorado en políticas de salud, también de Harvard, investiga si son los individuos o las instituciones los principales impulsores de los avances científicos.
El documento de trabajo, recientemente publicado por el National Bureau of Economic Reasearch, “Where Discovery Happens: Reasearch Institutions and Fundamental Knowldedge in the Life-Sciences”, ofrece evidencia empírica convincente que arroja luz sobre esta cuestión crucial. 
Su investigación, que emplea un novedoso diseño del "científico-promotor", revela una concentración significativa de descubrimiento fundamental en un puñado de instituciones de élite y subraya el profundo impacto causal del entorno institucional en la productividad científica.
La producción de conocimiento en ciencias de la vida, los descubrimientos que dan lugar a nuevos medicamentos, la comprensión biológica más profunda y las tecnologías revolucionarias, están distribuidas de forma desigual. 
Según la investigación de Chandra y Xu, el 70 % de la producción mundial de investigación en ciencias de la vida proviene de tan solo tres países: Estados Unidos, China y el Reino Unido. En Estados Unidos, más del 15% de la investigación mundial en ciencias de la vida se concentra en tan solo dos regiones: el área metropolitana de Boston y la Bahía de San Francisco. Al considerar las instituciones individuales, las cifras son aún más impactantes. Harvard y Stanford representan más del 8% de la producción mundial. Esto significa que estas dos instituciones generan más conocimiento fundamental en ciencias de la vida que muchos países enteros.
Los investigadores miden meticulosamente el conocimiento fundamental a través de publicaciones en revistas líderes en ciencias de la vida y establecen una sólida correlación entre este conocimiento y las patentes, lo que indica que la producción científica de alta calidad también posee una significativa relevancia comercial a largo plazo.
Una contribución fundamental del trabajo de Chandra y Xu reside en cuantificar el efecto causal de la institución en la producción investigadora de un científico. Mediante un "diseño de transferencia de científicos", que compara la producción investigadora anual de cada científico antes y después de su cambio de institución, los autores logran aislar el impacto institucional. Sus hallazgos son notables: entre el 50% y el 60% de la producción investigadora de un científico es directamente atribuible a la institución donde trabaja. 
Este poderoso efecto institucional se debe en gran medida a la presencia de "investigadores estrella", que representan dos tercios de este impacto. Estos científicos actúan como imanes intelectuales, atrayendo talento, fomentando comunidades científicas dinámicas y creando un entorno donde la investigación innovadora tiene más probabilidades de prosperar. 
El estudio señala que la magnitud de estos efectos institucionales no ha disminuido en los últimos tiempos, a pesar de los avances tecnológicos que facilitan la colaboración interinstitucional, ni se concentra en campos científicos específicos o en grandes aglomeraciones. Esto sugiere que las características únicas de estas instituciones de primer nivel, más allá del mero acceso a la tecnología, son impulsoras perdurables del descubrimiento.
Estos hallazgos coinciden con debates más amplios sobre el ecosistema del descubrimiento científico. La investigación fundamental, a menudo impulsada por la pura curiosidad y la búsqueda de conocimiento sin objetivos comerciales inmediatos, es ampliamente reconocida como indispensable. 
Como enfatiza Maria Leptin, presidenta del Consejo Europeo de Investigación: “La investigación científica fundamental, que no se rige por consideraciones comerciales o prácticas, sino por la pura curiosidad científica, ha sentado las bases de muchas de las innovaciones más importantes de la actualidad”. 
Si bien la industria desempeña un papel crucial en la investigación aplicada y el desarrollo de productos, las instituciones académicas siguen siendo los principales motores para generar el conocimiento fundamental sobre el que se construyen las aplicaciones futuras. 
El éxito de estas instituciones no se debe únicamente a la presencia de investigadores estrella; también se ve impulsado por equipos de alta calidad, mayores presupuestos de investigación y extensas redes que facilitan la colaboración y el libre intercambio de ideas, creando una cultura científica vibrante.
Las conclusiones de Chandra y Xu tienen implicaciones significativas para la asignación de recursos a la investigación y las políticas científicas. 
Dada la profunda influencia de los entornos institucionales en la productividad científica, los financiadores, ya sean organismos gubernamentales o entidades filantrópicas privadas, se enfrentan a un dilema crucial. ¿Deberían concentrar recursos en un puñado de instituciones consolidadas y altamente productivas para maximizar la producción de conocimiento, o deberían aspirar a cultivar nuevos centros de excelencia en regiones con financiación insuficiente? 
La investigación de Chandra y Xu se inclina por la primera opción. Tratar a todas las instituciones como receptores iguales sería ineficiente si el objetivo es maximizar la producción de conocimiento. El apoyo es clave no solo en las personas, sino también en “los lugares donde la ciencia tiene más probabilidades de cambiar el mundo".
En esencia, el artículo de Chandra y Xu ofrece un sólido respaldo empírico a la idea de que el lugar donde se produce el descubrimiento influye profundamente en la cantidad y el impacto de la investigación. 
Su trabajo subraya el papel único y persistente de las instituciones de investigación de élite, impulsadas por la atracción de científicos estrella y un entorno intelectual propicio, en la generación del conocimiento fundamental que sustenta la innovación futura. 
Yo creo que comprender estas dinámicas es fundamental para los gobiernos y los organismos de financiación que buscan optimizar la producción científica y garantizar un flujo constante de descubrimientos para el beneficio de la sociedad.
¿Qué podríamos reflexionar en México?
1. El entorno institucional explica la intensa concentración de la productividad científica.
2. Entre el 50% y el 60% de la producción investigadora de un científico se atribuye a la institución donde trabaja.
3. Unas pocas instituciones producen más ciencia fundamental que el total de muchos países. 
4. Los entornos de investigación creados en estas instituciones no sólo amplifican el trabajo de los científicos individuales. También sirven como incubadoras para los descubrimientos que impulsan el progreso en la medicina, la tecnología y nuestra comprensión de la vida misma.
5. La presencia de “investigadores estrella” es crucial en una institución. Son imanes para el talento. Atraen a estudiantes ambiciosos de todo el mundo y a jóvenes científicos deseosos de mentoría y oportunidades. 
6. Este talento mejora el tipo de compromiso que las instituciones pueden fomentar y la investigación que toda la entidad puede producir. 
7. Las universidades de primer nivel ofrecen mejores equipos, mayores presupuestos de investigación y acceso a amplias redes de colaboración.
8. La producción no se basa únicamente en recursos materiales. La presencia de una comunidad científica dinámica donde se fomenta la colaboración, se comparten ideas y se anima a los investigadores a aprovechar los descubrimientos de los demás crea un entorno donde la innovación es más probable. 
9. A medida que los científicos se trasladan a instituciones más productivas, su producción científica aumenta significativamente. Existe una sólida evidencia de que su producción disminuye cuando abandonan estos centros de investigación.
10. La ciencia fundamental es la piedra angular de la innovación médica a largo plazo.El lugar donde se realiza la ciencia influye significativamente en la cantidad y el impacto de la investigación.
La pregunta fundamental es: ¿Deberían los gobiernos y las organizaciones filantrópicas redoblar sus esfuerzos por apoyar a unas pocas instituciones de primer nivel? ¿O deberían impulsar a investigadores emergentes y a las regiones con financiación insuficiente?
Chandra y Xu argumentan que el objetivo de maximizar la producción de conocimiento se logra mejor apoyando a instituciones sólidas y productivas. 
Si los financiadores desean maximizar el impacto en el descubrimiento científico fundamental, los recursos institucionales  deberían asignarse a las instituciones más productivas. Si los financiadores se enfrentan a la disyuntiva de financiar a dos científicos con la misma producción, financiar al científico de la institución más productiva generará más investigación.
Apoyar la investigación en ciencias de la vida tiene consecuencias reales, no simplemente fines académicos abstractos. “Tratar a todas las instituciones como receptores iguales sería ineficiente si el objetivo es maximizar la producción de conocimiento”, argumentan Chandra y Xu. La inversión es clave, no sólo en las personas, sino también en los lugares donde la ciencia tiene más probabilidades de cambiar un país.
https://www.sdpnoticias.com/opinion/donde-se-producen-los-descubrimientos/

Monday, July 21, 2025

"Un domingo cualquiera" para el gobierno

"Un domingo cualquiera" para el gobierno

Javier Treviño

@javier_trevino

Hace unos días vi de nuevo "Un domingo cualquiera" (“Any Given Sunday”, 1999) de Oliver Stone, con su cruda representación del fútbol americano profesional y el inolvidable discurso "Pulgada a pulgada" de Al Pacino. Me pareció que la película ofrece un marco metafórico sorprendentemente potente para comprender las complejidades de la política, el gobierno y la política exterior. 

Lejos de limitarse al fútbol americano, los mensajes centrales sobre el trabajo en equipo, el avance progresivo, constante, consistente, y el liderazgo auténtico pueden aplicarse en los ámbitos de alto riesgo donde se gobiernan las naciones y se forjan las relaciones internacionales. 

Las lecciones aprendidas del entrenador Tony D'Amato (Al Pacino), en el vestidor de Miami Sharks, van mucho más allá de levantar la moral del equipo, proporcionando valiosas perspectivas para desenvolverse en el impredecible y brutal "juego" del servicio público.

El principio central del discurso de D'Amato —que "la vida es un juego de centímetros"— es profundamente aplicable al mundo de la política y el gobierno. Los grandes cambios políticos, las victorias legislativas o los avances diplomáticos rara vez se logran con un único acto grandioso. Más bien son la culminación de innumerables pequeños y minuciosos esfuerzos, negociaciones y acuerdos. 

En el gobierno, todo esto se traduce en un progreso gradual, donde las transformaciones significativas se construyen poco a poco mediante persistentes batallas legislativas, reformas burocráticas y una participación ciudadana sostenida. 

Como sugieren algunas teorías del gobierno, como el “incrementalismo”, quienes toman las decisiones prefieren los cambios pequeños y graduales en lugar de las reformas radicales. Este enfoque reduce el riesgo, aumenta la flexibilidad y permite el aprendizaje continuo. 

Ya sea aprobar una ley compleja, implementar un nuevo programa social o reformar una dependencia obsoleta, el éxito depende de la meticulosa atención al detalle y la búsqueda incansable de pequeñas victorias que, sumadas, marcan la diferencia.

El énfasis inquebrantable de la película en el trabajo en equipo y la cohesión es una lección crucial para los gobiernos. Así como un equipo de fútbol se desmorona si no logra "recuperarse como equipo", los sistemas políticos y las oficinas gubernamentales flaquean sin un propósito común y la voluntad de colaborar. 

En la política nacional se requiere construir coaliciones sólidas entre partidos, fomentar la cooperación interinstitucional y garantizar que las diversas secretarías trabajen en conjunto para alcanzar objetivos nacionales comunes. 

En la política exterior es innegable la importancia vital de las alianzas, la diplomacia multilateral y una voz nacional unificada en el escenario global. 

El reto de D'Amato a sus jugadores —sacrificarse por el equipo— refleja la necesidad de que los actores políticos prioricen el bien común por encima de la ambición individual o las divisiones partidistas, fomentando un vínculo de confianza esencial para una gobernanza y unas relaciones internacionales eficaces.

El papel de D'Amato (Al Pacino) también ofrece valiosas perspectivas sobre el liderazgo auténtico y la confianza pública. Su disposición a admitir sus propios fracasos y vulnerabilidades ("Tomé todas las decisiones equivocadas que un hombre de mediana edad puede tomar... Ni siquiera soporto la cara que veo en el espejo") es un poderoso acto de honestidad que desarma a su equipo y fortalece su credibilidad. 

En política, los líderes que demuestran autenticidad, transparencia y disposición a reconocer los desafíos en lugar de proyectar una imagen de infalibilidad tienen más probabilidades de generar confianza en el electorado e inspirar la acción colectiva. 

Esta “conexión genuina” puede motivar a los ciudadanos a "luchar por ese pequeño margen" en la implementación de políticas, la participación cívica o las iniciativas nacionales. Los líderes auténticos priorizan la comunicación honesta, crucial para desenvolverse en panoramas políticos complejos y mantener la confianza pública.

"Un domingo cualquiera" sirve como un claro recordatorio de la naturaleza impredecible y de alto riesgo del liderazgo en cualquier ámbito. La constante amenaza de una lesión, la presión del rendimiento y la dinámica volátil del juego también reflejan las incertidumbres inherentes a la política, el gobierno y la política exterior. 

Las crisis pueden surgir inesperadamente, la opinión pública puede cambiar rápidamente y las relaciones internacionales están en constante cambio. 

La lección de resiliencia de la película —la capacidad de luchar para "regresar a la luz" desde el "infierno"— es fundamental. Los líderes gubernamentales deben poseer la adaptabilidad y la fortaleza mental para afrontar desafíos imprevistos, aprender de los reveses y mantener la determinación ante la adversidad, recordando siempre que en "un domingo cualquiera" el resultado nunca está predeterminado.

El memorable discurso de Al Pacino bit.ly/4nJwVYG cristaliza lecciones con intensidad emocional y claridad moral:

1. El liderazgo se trata de ganar la confianza, no sólo de mantener el poder.

Tony D'Amato (Al Pacino), el veterano entrenador, representa la vieja guardia del liderazgo. Tiene defectos —está hastiado, desconectado— pero a lo largo de la película, redescubre que el liderazgo no se trata de control ni carisma, sino de conexión, vulnerabilidad y coherencia.

Lección para el gobierno y la política:

Los líderes en la vida pública deben adaptarse al cambio sin perder sus valores. La autoridad por sí sola no basta; la credibilidad se gana con el tiempo escuchando, estando presente y siendo humano. En política exterior, también, la confianza entre aliados se construye mediante el sacrificio y la responsabilidad compartidos, no sólo mediante la retórica o la proyección de poder.

2. Los equipos ganan cuando luchan juntos, poco a poco.

"O sanamos ahora, como equipo, o moriremos como individuos. De eso se trata". La diferencia entre ganar y perder suele estar "a dos centímetros de tu cara". No se trata de una gran estrategia, sino de cada pequeño esfuerzo, realizado con esfuerzo y esfuerzo, en conjunto. El discurso es una lección magistral de coraje, cooperación y compromiso moral.

Lección para la gobernanza y la diplomacia:

El éxito en la política o las relaciones internacionales no suele ser el resultado de un único acto heroico, sino de la acumulación de pequeñas decisiones, momentos de colaboración y elecciones morales. El progreso es gradual y colectivo, ya sea en reformas nacionales o en la consolidación de la paz global.

3. El ego y el interés propio destruyen el progreso colectivo.

El equipo está dividido por agendas individuales: jóvenes estrellas en busca de fama, veteranos resentidos con el cambio, dueños centrados en el dinero. Sólo cuando dejan de lado sus egos funcionan eficazmente como una unidad.

Lección para la política:

La gobernanza democrática se resiente cuando los líderes priorizan la ambición personal sobre el servicio público. El estancamiento, la polarización y los fracasos diplomáticos a menudo se derivan de egos inflados y la falta de voluntad para llegar a acuerdos. La película nos recuerda que la humildad es un activo estratégico.

4. Las instituciones deben evolucionar o colapsar.

La liga de fútbol americano es una metáfora de las instituciones estadounidenses: talento corporativizado, deshumanizado y mercantilizado. La película critica cómo los sistemas pueden perder su alma cuando olvidan su propósito original.

Lección para el gobierno y la política exterior:

Las instituciones políticas deben reformarse con un propósito, no sólo modernizarse tecnológicamente o superficialmente. Las burocracias, los ejércitos y las alianzas (como la OTAN o la ONU) necesitan una renovación basada en valores fundamentales, o corren el riesgo de quedar obsoletos o alienados públicamente.

5. La moral importa más que el machismo.

"Descubres que la vida es un juego de centímetros... y los centímetros que necesitamos están por todas partes". Esta frase nos recuerda que la vida, y el liderazgo, no se trata de dominio, sino de decisiones éticas que se toman a diario. No es la voz más fuerte la que gana, sino la más consistente y con principios.

Lección para la política exterior:

El liderazgo global no se trata de poder puro; se trata de ejemplo moral. Los centímetros en la diplomacia se encuentran en los derechos humanos, la ayuda al desarrollo, el poder blando y la credibilidad a largo plazo, no sólo en el poderío militar o la influencia económica.

Conclusión: La política de los centímetros.

En “Un domingo cualquiera”, el mensaje es claro: la verdadera victoria no proviene sólo del talento o el título, sino de la unidad, la perseverancia y un propósito compartido. Para los líderes de la política, el gobierno y las relaciones internacionales, la película y el discurso de Pacino son un llamado a la acción para liderar con integridad, adaptarse con humildad y servir con pasión, poco a poco.

Como dice el personaje de Pacino: "Eso es vivir: los quince centímetros que tienes delante". Gobernar también. La diplomacia también. La democracia también.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/un-domingo-cualquiera-para-el-gobierno/


Saturday, July 12, 2025

El poder de la reflexión

El poder de la reflexión

Javier Treviño

@javier_trevino

Ante la complejidad del mundo, marcada por la incertidumbre económica y las tensiones geopolíticas, entender lo que se puede lograr con “el poder de la reflexión” es indispensable para tomar decisiones acertadas. 

La reflexión permite a los líderes hacer una pausa en medio del ruido y las circunstancias rápidamente cambiantes, obtener claridad sobre sus valores, objetivos y prioridades fundamentales. 

Al analizar cuidadosamente las experiencias pasadas y la realidad de hoy, la reflexión fomenta la autoconciencia y reduce las reacciones impulsivas que originan las presiones o emociones externas. 

Esta pausa deliberada permite a los responsables de la toma de decisiones alinear sus decisiones con los objetivos a largo plazo, adaptarse a los desafíos cambiantes y evitar la repetición de errores. 

Además, la toma de decisiones reflexiva mejora el pensamiento crítico y las habilidades de resolución de problemas, empoderando a los líderes para afrontar la complejidad con confianza e intencionalidad. 

En una era donde las decisiones rápidas y reactivas pueden tener consecuencias desastrosas, de gran alcance, cultivar el hábito de la reflexión es clave para tomar decisiones informadas, resilientes y estratégicas.

Muchos celebran “la capacidad de actuar con decisión”. Sin embargo, igual de crucial es “la capacidad de reflexión”. Siempre hace falta una pausa deliberada para examinar críticamente las acciones pasadas, los supuestos actuales y las implicaciones futuras. 

La reflexión en la formulación de políticas públicas no es un mero concepto abstracto; es una práctica vital que sustenta una gobernanza eficaz, fomenta el aprendizaje, mejora la toma de decisiones y promueve la rendición de cuentas en la compleja búsqueda del bien común.

En esencia, la reflexión no es una mera técnica; es una mentalidad. Los responsables políticos deben detenerse, observar, y considerar el significado de lo observado. Tienen que hacer un examen sistemático y analítico de los supuestos, los procesos y los resultados. 

La pregunta ¿qué sucedió? no es suficiente. Se tiene que profundizar y preguntarse ¿por qué sucedió así? y ¿qué se podría haber hecho de manera diferente? Esta indagación crítica es esencial para comprender la interacción de factores que influyen en el éxito o el fracaso de las políticas. 

Siempre es necesario analizar "qué salió mal” y “qué se podría haber hecho de otra manera", enfatizando una conexión personal con la situación en lugar de perderse en un enfoque teórico genérico.

¿Cuáles son las características de una reflexión eficaz en políticas públicas?

1. Es un proceso activo y dinámico, no una contemplación pasiva, que exige revisar experiencias pasadas, pensar críticamente a medida que se desarrolla un evento, y planificar intervenciones futuras con base en los conocimientos adquiridos. Esta naturaleza cíclica (experiencia concreta, observación reflexiva, conceptualización abstracta y experimentación activa), garantiza el aprendizaje y la adaptación continuos. 

2. Exige una actitud de curiosidad. Es necesario observar los problemas desde diversas perspectivas, analizar los propios valores y sesgos, y garantizar empatía para abordar problemas complejos. Como señala William Hatcher en su libro "The Curious Public Administrator" (2024), la reflexión ayuda a "entender los propios valores para que sean compatibles con las necesidades de la sociedad", lo que conduce a una toma de decisiones más informada y compasiva. 

3. Requiere humildad. Permite a los responsables políticos hacer a un lado la arrogancia, reconocer las incertidumbres y encarar los desafíos sin sentir la necesidad de parecer siempre autosuficientes. Esta apertura fomenta una cultura donde los errores se consideran oportunidades de aprendizaje, no sólo fracasos.

¿Por qué es indispensable la reflexión en la formulación de políticas públicas?

1. La reflexión informa y mejora la toma de decisiones. 

a) Al revisar sistemáticamente la implementación y los resultados de las políticas, la reflexión proporciona información valiosa que puede perfeccionar el diseño de los programas, identificar consecuencias imprevistas y garantizar que los fondos públicos se asignen eficientemente. 

b) Las decisiones intuitivas pueden tener consecuencias imprevistas. La evidencia empírica permite tomar decisiones informadas que mejoran el bienestar social. 

c) La reflexión ayuda a acortar la distancia entre la intención política y el impacto real, permitiendo ajustes basados en datos concretos.

2. La reflexión fomenta el aprendizaje y la adaptación organizacional. 

a) Las políticas públicas no son un proceso lineal; son dinámicas y evolucionan constantemente en respuesta a las necesidades sociales, las condiciones económicas y los avances tecnológicos. 

b) La reflexión permite a los gobiernos aprender tanto de los éxitos como de los fracasos, desarrollando conocimiento institucional y capacidad para afrontar los retos futuros. 

c) Este aprendizaje continuo es vital para mantener la relevancia y la eficacia de las políticas a lo largo del tiempo. 

3. La reflexión es crucial para la rendición de cuentas y la legitimidad. 

a) Cuando los funcionarios públicos reflexionan seriamente, están mejor preparados para garantizar que sus acciones se alineen con las necesidades sociales y las consideraciones éticas. 

b) La rendición de cuentas interna complementa los mecanismos de supervisión externa, fortaleciendo la confianza pública. 

c) La brújula interna, cultivada a través de la reflexión, contribuye a un gobierno más transparente y confiable.

En suma, ¿cuál es el significado de la reflexión en las políticas públicas?

La reflexión es el análisis deliberado de los valores, supuestos, estrategias y consecuencias de las decisiones políticas. Va más allá de la mera evaluación técnica para incorporar el razonamiento moral, la conciencia política y el aprendizaje institucional.

En “The Reflective Practitioner” (1983), Donald Schön, uno de los primeros pensadores sobre la reflexión profesional, argumenta que los responsables políticos deberían participar tanto en la "reflexión en la acción" (pensar durante el proceso político) como en la "reflexión sobre la acción" (pensar a posteriori).

Más que un análisis técnico, es necesario cuestionar supuestos implícitos, narrativas dominantes y relaciones de poder. Como argumenta Frank Fischer en “Reframing Public Policy: Discursive Politics and Deliberative Practices” (2003): “El análisis crítico de políticas debe incluir no sólo lo que funciona, sino también para quién funciona, bajo qué condiciones y por qué”.

Siempre es necesario incluir múltiples voces y perspectivas, especialmente de las partes interesadas afectadas por las decisiones políticas. John Forester, en “The Deliberative Practitioner” (1999), enfatiza: “La reflexión pública es esencial para la planificación democrática porque invita a las personas a comprender conjuntamente los propósitos controvertidos y los resultados inciertos”.

La reflexión es tanto retrospectiva (mirar hacia atrás para evaluar resultados y procesos) como prospectiva (anticipar riesgos, valores y objetivos futuros). El pensamiento a futuro y los métodos de previsión están ganando terreno en la planificación de políticas públicas.

La reflexión ayuda a evitar la simplificación excesiva y el fracaso de las políticas al revelar consecuencias imprevistas, puntos ciegos o preocupaciones de las partes interesadas en las primeras etapas del proceso.

Como señala Ian Sanderson en “Intelligent Policy Making for a Complex World: Pragmatism, Evidence and Learning” (2009) la reflexión permite “una deliberación basada en la evidencia sobre valores, objetivos y estrategias en condiciones complejas e inciertas”.

El artículo "Deepening Democracy: Innovations in Empowered Participatory Governance", de Archon Fung y Erik Olin Wright, publicado en 2003, argumenta que “la reflexión y el aprendizaje iterativo son esenciales para una gobernanza receptiva en sociedades complejas y pluralistas”.

La OCDE, en “Gobernanza anticipatoria de la innovación” (2020), recomienda a los gobiernos a “institucionalizar la reflexión, la previsión y la experimentación como elementos centrales de la toma de decisiones públicas”.

Con “el poder de la reflexión”, nuestros líderes podrían "esperar lo mejor y prepararse para lo peor". Es un proverbio del mundo de los negocios. Refleja un principio de optimismo pragmático: mantener la esperanza mientras se prepara para posibles desafíos.

Si bien la frase no se atribuye a ningún autor en concreto, a lo largo de la historia han surgido variaciones de esta idea en diferentes formas. A Benjamin Disraeli, primer ministro británico del siglo XIX, se le suele atribuir la cita, aunque no hay pruebas sólidas de que la dijera exactamente de esa forma.

Algo similar ocurre en los contextos militares y estratégicos, en los escritos de Carl von Clausewitz sobre la guerra. La frase se hizo especialmente popular en los círculos políticos, militares y empresariales del siglo XX, como una expresión concisa de la gestión realista de riesgos.

En conclusión, la reflexión no es un lujo, sino una necesidad fundamental en la formulación de políticas públicas. Es el acto deliberado de detenerse, cuestionar y aprender lo que transforma la experiencia en sabiduría práctica. 

El poder de la reflexión tiene una gran capacidad para iluminar caminos de mejora, fomentar una cultura de aprendizaje continuo y, en última instancia, garantizar que las políticas públicas realmente contribuyan al bien común.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/el-poder-de-la-reflexion/


Saturday, July 05, 2025

Innovación disruptiva en política y gobierno

Innovación disruptiva en política y gobierno

Javier Treviño

@javier_trevino

Clayton M. Christensen transformó la forma en que muchos líderes empresariales, académicos y emprendedores analizaron la dinámica de los cambios del mercado y la competencia. Su contribución más influyente fue la “teoría de la innovación disruptiva”.

La disrupción no proviene, necesariamente, de tecnologías revolucionarias o inventos radicales. Es un proceso mediante el cual un producto o servicio comienza en la base —al ser más simple, más asequible y más accesible que las ofertas existentes— y luego asciende incesantemente en el mercado, desplazando finalmente a los competidores establecidos. 

¿Cuáles son los criterios clave de la innovación disruptiva?

1. Segmentos desatendidos: Los nuevos competidores disruptivos inicialmente atienden a grupos de clientes que los operadores tradicionales ignoran, porque estos segmentos son menos rentables o se consideran insignificantes. 

2. Menor rendimiento inicial: Los productos disruptivos tienen un rendimiento inferior al esperado en las métricas tradicionales, pero ofrecen nuevas ventajas como un menor costo o una mayor comodidad.

3. Nueva trayectoria de rendimiento: Con el tiempo, las empresas disruptivas mejoran sus ofertas y empiezan a atraer al público, superando finalmente a las ya establecidas.

4. Innovación en el modelo de negocio: La disrupción está impulsada no sólo por la tecnología, sino por nuevos modelos de negocio que hacen que los productos o servicios sean más accesibles y asequibles.

“The Innovator’s Dilemma” (1997), de Clayton M. Christensen, es ampliamente considerado uno de los libros de negocios más influyentes. Explora por qué algunas de las grandes empresas exitosas no logran adaptarse ante la innovación disruptiva. Suelen estar tan centradas en atender a sus clientes más exigentes y rentables que pasan por alto a los nuevos participantes que se dirigen a segmentos menos rentables o emergentes. 

Estas empresas consolidadas se ven limitadas por sus redes de valor y modelos de negocio existentes, lo que les dificulta impulsar innovaciones disruptivas que inicialmente ofrecen márgenes más bajos y rentabilidades inciertas.

Yo creo que los principios de Christensen, en particular los relativos a la rigidez estructural, la ceguera estratégica y la infravaloración de las tendencias emergentes, tienen profundas implicaciones en el mundo de la política y el gobierno. Podrían ayudar a los líderes a anticipar el cambio, diseñar mejores instituciones y responder a las necesidades de los ciudadanos con mayor eficacia.

El libro de Christensen no fue escrito para presidentes, gobernadores ni alcaldes, pero bien podría haberlo sido. Las fuerzas de la disrupción ya no se limitan a las empresas. La tecnología, la demografía, el cambio climático y las expectativas ciudadanas están transformando lo que los gobiernos deben hacer y cómo deben actuar.

Al aplicar las ideas de Christensen, los líderes políticos pueden evitar la trampa de la complacencia, abrir espacio para la experimentación y construir instituciones no sólo para las necesidades de hoy, sino también para las posibilidades del futuro.

1. El dilema del innovador en el sector público.

Christensen define el "dilema del innovador" como la situación en que las mismas estrategias que conducen al éxito —escuchar a los clientes existentes, priorizar las actividades rentables y apegarse a procesos probados— ciegan a las organizaciones ante las amenazas disruptivas. 

En el contexto político y gubernamental, los mecanismos que garantizan la estabilidad, la tradición y la continuidad burocrática también pueden obstaculizar la reforma, la capacidad de respuesta y la innovación.

Así como las corporaciones se vuelven prisioneras de sus modelos de negocio, los gobiernos pueden volverse prisioneros de sus acuerdos institucionales, incentivos electorales, restricciones presupuestarias y sistemas heredados.

Los gobiernos de hoy se enfrentan a la misma trampa que las empresas exitosas: están oorganizados para hacer frente a los problemas de ayer, no para las necesidades de mañana.

2. La disrupción comienza en los márgenes.

En los negocios, las innovaciones disruptivas comienzan por atender a los mercados de bajo costo, o a los nuevos, que las empresas establecidas ignoran. En política, los nuevos movimientos, demandas ciudadanas o tecnologías surgen en la periferia, al margen de las políticas dominantes o de las agendas de los partidos.

El “presupuesto participativo” surgió en Porto Alegre, Brasil, como un experimento democrático de base. Inicialmente fue rechazado por las autoridades centrales, pero posteriormente fue adoptado globalmente como modelo de participación ciudadana directa.

La lección es que los sistemas políticos deben analizar la periferia en busca de innovaciones en gobernanza y prestación de servicios públicos, e integrarlas antes de que el descontento se agrave o los movimientos se radicalicen.

3. Escuchar sólo a los electores existentes puede ser limitante.

Las empresas del modelo de Christensen se centran en los clientes actuales y pasan por alto los mercados emergentes. De igual manera, los funcionarios electos y las burocracias responden de forma exagerada a electorados vocales, organizados o adinerados, ignorando a las poblaciones marginadas o futuras (jóvenes).

La lección es que los gobiernos deben equilibrar la capacidad de respuesta a corto plazo con la previsión a largo plazo, utilizando herramientas como paneles de previsión ciudadana, asambleas juveniles y métricas orientadas al futuro.

4. Rutinas burocráticas como restricciones estructurales.

Christensen argumenta que los procesos, la cultura y los valores de una organización son difíciles de cambiar. En el gobierno, la inercia burocrática, las normas de la función pública y los silos actúan como fuertes restricciones a la innovación.

Por ejemplo, la transformación digital en el gobierno se estanca debido a procesos de contratación obsoletos y culturas de aversión al riesgo. Deberían crear "sandboxes de innovación", un entorno seguro y controlado donde se pueden realizar pruebas y experimentos de nuevas tecnologías, servicios o modelos sin afectar a los usuarios.

5. Partidos políticos en el poder se enfrentan al dilema.

Los partidos políticos tradicionales pierden terreno ante movimientos "disruptivos" (nuevos partidos, independientes u organizaciones nativas digitales) que operan con una lógica diferente. En muchas democracias, los movimientos populistas o marginales aprovechan nuevas herramientas y mensajes para desafiar la política del “establishment”.

La lección es que se deben reestructurar los partidos, experimentar con nuevas formas de participación y adoptar enfoques más ágiles e interconectados.

6. Los servicios públicos son vulnerables a la disrupción tecnológica.

La disrupción no se limita a la política electoral. Los servicios públicos (educación, salud, transporte) se enfrentan a la disrupción digital causada por plataformas, aplicaciones y alternativas diseñadas por la ciudadanía.

Las plataformas educativas como Khan Academy o Coursera desafían la educación pública tradicional al ofrecer aprendizaje gratuito, escalable y personalizado. Los gobiernos deberían asociarse con los disruptores en lugar de resistirse a ellos, reformando los modelos de prestación de servicios para incorporar diseño y tecnología centrados en la ciudadanía.

7. Prescripciones para la innovación en el gobierno.

a) Unidades separadas para la innovación disruptiva.

Así como las empresas necesitan equipos autónomos para explorar ideas disruptivas, los gobiernos pueden crear "laboratorios" o "fuerzas de tarea" ágiles e intersectoriales para pilotar innovaciones.

b) Medir el impacto de forma diferente.

Las ideas disruptivas tienen un rendimiento inferior al esperado en las métricas tradicionales. En el gobierno, las nuevas políticas o los servicios experimentales pueden no parecer "eficientes" a primera vista, pero podrían ofrecer un valor más amplio a largo plazo.

La recomendación sería utilizar marcos de evaluación adaptativos, circuitos de retroalimentación ciudadana y resultados a largo plazo en lugar de resultados a corto plazo o cumplimiento presupuestario.

c) Humildad y adaptabilidad institucional.

El trabajo de Christensen enseña que el éxito es temporal cuando no hay renovación. Las instituciones públicas necesitan crear mecanismos de autocorrección (cláusulas de caducidad, periodos de revisión, auditorías ciudadanas) para mantenerse relevantes.

8. Caso práctico: Estonia como disruptor del sector público.

Estonia, con el "gobierno más digital del mundo", demuestra cómo la adopción de la disrupción puede funcionar en la práctica. En lugar de digitalizar los procesos existentes en papel, rediseñó los servicios públicos desde cero, creando identidades digitales seguras, voto electrónico, residencia electrónica y burocracias totalmente en línea.

9. Obstáculos para la aplicación del modelo de Christensen en el gobierno.

Si bien muchos principios son aplicables, los gobiernos difieren de las empresas en aspectos críticos: a) La rendición de cuentas y la transparencia limitan la asunción de riesgos. b) Los ciclos electorales desalientan la experimentación a largo plazo. c) La resistencia pública al cambio puede ser mayor debido a problemas de valores, equidad o confianza.

Sin embargo, reconocer el dilema es el primer paso para resolverlo. Los gobiernos pueden adoptar un enfoque dual, manteniendo los servicios básicos mientras exploran nuevos modelos mediante estructuras separadas.

10. Hacia una gobernanza preparada para la disrupción.

En el siglo XXI, donde el cambio tecnológico se acelera y las industrias se transforman constantemente, las ideas de Christensen son más pertinentes que nunca para el sector público. El auge de la inteligencia artificial en la prestación de servicios, la transición hacia una participación ciudadana digital, la aparición de tecnologías para ciudades inteligentes e incluso nuevos modelos de colaboración público-privada demuestran los principios de la innovación disruptiva en acción. 

Los gobiernos que ignoran las sutiles señales de disrupción, aferrándose a sus procesos más consolidados y a las innovaciones sostenibles, corren el riesgo de volverse irrelevantes o de no satisfacer las necesidades cambiantes de sus ciudadanos. 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/innovacion-disruptiva-en-politica-y-gobierno/


Saturday, June 28, 2025

Cuando se pierde la brújula

Cuando se pierde la brújula

Javier Treviño

@javier_trevino

El Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (CONEVAL) estaba encargado de la medición de la pobreza y de la evaluación integral de la política de desarrollo social. El lunes pasado desapareció. En teoría, el INEGI absorberá sus funciones. 

En la primera sesión del periodo extraordinario de sesiones del 23 de junio, el pleno de la Cámara de Diputados aprobó reformas a la Ley General de Desarrollo Social, a la Ley Federal de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria y a la Ley General de Contabilidad Gubernamental. Con ello se opera una reforma al artículo 26 de la Constitución.

Algunos legisladores argumentaron que se trata de una “simplificación de la estructura orgánica del gobierno, de evitar duplicidades y el despilfarro de recursos públicos; es decir, seguir en la ruta de que no haya un gobierno rico con pueblo pobre”. ¿Sabrán de qué se trata la evaluación?

En el complejo y cambiante panorama de las políticas públicas y el gobierno, la búsqueda de resultados eficaces y equitativos es fundamental. Sin embargo, sin un proceso de evaluación sistemático y riguroso, incluso las iniciativas mejor intencionadas pueden fracasar, los recursos pueden asignarse de forma inadecuada y la confianza pública puede erosionarse. 

Las virtudes de la evaluación en las políticas públicas y el gobierno no son meros ideales teóricos, sino necesidades prácticas que sirven como una brújula indispensable, guiando a los responsables del gobierno hacia decisiones informadas, fomentando la rendición de cuentas e impulsando la mejora continua al servicio de la ciudadanía.

En esencia, la evaluación proporciona información basada en la evidencia sobre qué funciona, qué no funciona y por qué. La necesidad de tomar decisiones basadas en evidencia está creciendo, y la evaluación es crucial para ello. Lleva las políticas más allá de la intuición o la ideología, basándolas en datos empíricos. 

Una rigurosa evaluación, que abarca diversas metodologías, desde el análisis costo-beneficio hasta las mediciones de impacto, permite a los responsables políticos comprender la eficacia, la eficiencia y el impacto general de los programas e iniciativas. 

La evaluación no es sólo una valoración sistemática y objetiva de un proyecto, programa o política, también se ocupa de su diseño, implementación y resultados. Es un examen objetivo que ayuda a identificar si las políticas cumplen sus objetivos previstos, si los beneficios justifican los costos y cuáles podrían ser los resultados previstos e imprevistos.

La evaluación es un potente motor de aprendizaje y adaptación. Crea un ciclo de retroalimentación vital de políticas, permitiendo a los gobiernos refinar y mejorar sus estrategias continuamente. Este proceso iterativo de revisión y adaptación es crucial en un mundo dinámico donde los contextos y los desafíos evolucionan constantemente. 

Al comprender por qué se observan ciertas tendencias o por qué la implementación podría desviarse del plan, los responsables políticos pueden realizar los ajustes necesarios, garantizando así la pertinencia y la eficacia continuas de los servicios públicos. Esto fomenta una cultura organizacional que apoya el pensamiento evaluativo, la gestión de riesgos y la innovación, lo que conduce a una mejor prestación de servicios y a una mayor satisfacción del ciudadano.

Además, la evaluación es un pilar fundamental de la rendición de cuentas y la transparencia. En los sistemas democráticos, la ciudadanía tiene derecho a saber cómo se utilizan los recursos públicos y si las intervenciones gubernamentales cumplen sus promesas. 

La evaluación proporciona la sólida base de evidencia necesaria para la transparencia en los informes, lo que permite demostrar claramente el progreso y la asignación responsable de recursos. Esta transparencia genera confianza en el proceso de formulación de políticas y fomenta una mayor confianza pública en el gobierno. 

Henrietta Newton Martin, autora de "Monitoreo y evaluación de proyectos: una introducción", lo resume bien: "El monitoreo y la evaluación son una condición sine qua non de cualquier estructura organizada. El monitoreo lacónico y la evaluación prudente son la clave del éxito de cualquier proyecto o tarea".

Las virtudes de la evaluación se extienden a facilitar la asignación estratégica de recursos. Al identificar los programas que funcionan eficazmente y los que no, los responsables políticos pueden tomar decisiones informadas sobre la ampliación de las iniciativas exitosas, la mejora de las acciones prometedoras o incluso la reducción o eliminación de programas ineficaces. 

Cuando a los diputados se les perdió la brújula el lunes pasado, no se dieron cuenta de que la práctica de la evaluación no es una carga burocrática, sino un imperativo estratégico para una gobernanza eficaz. Proporciona la evidencia esencial para una toma de decisiones informada, impulsa el aprendizaje y la adaptación continuos, fortalece la rendición de cuentas, la transparencia, y optimiza la asignación de recursos públicos. 

Al apresurar su voto, no se dieron cuenta de que, a medida que los responsables políticos se desenvuelven en un mundo cada vez más complejo, adoptar una sólida cultura de evaluación es fundamental para garantizar que las políticas públicas no sólo tengan buenas intenciones, sino que sean realmente capaces de abordar los desafíos sociales y mejorar el bienestar de los ciudadanos. 

Las virtudes de la evaluación en las políticas públicas.

La evaluación es, en esencia, la brújula que permite al gobierno “hacer el bien y seguir haciéndolo bien”, transformando las aspiraciones en progreso tangible y medible. La evaluación es fundamental para una buena gobernanza. En una era de creciente complejidad, de recursos cada vez más escasos y de mayores demandas de transparencia y rendición de cuentas, la práctica de evaluar sistemáticamente las políticas públicas y los programas gubernamentales nunca había sido tan crucial. 

La evaluación aporta claridad, disciplina y humildad a la toma de decisiones. Ayuda a los responsables políticos a distinguir entre lo que funciona y lo que simplemente suena bien en el discurso. Los expertos están de acuerdo en que la evaluación encarna virtudes cívicas —racionalidad, responsabilidad, aprendizaje y justicia— que fortalecen las instituciones democráticas y mejoran los resultados del gobierno.

1. Racionalidad

Las decisiones deben basarse en la evidencia, en lugar de en la ideología, la tradición o la conveniencia. Mediante métodos rigurosos —cuantitativos, cualitativos o mixtos—, la evaluación permite a los gobiernos evaluar la eficacia, la eficiencia y la relevancia de sus intervenciones. 

2. Responsabilidad

Los funcionarios públicos administran recursos públicos. La evaluación facilita la rendición de cuentas al documentar no sólo lo gastado, sino también lo logrado. Cuando los gobiernos publican los resultados de la evaluación, ya sean positivos o críticos, demuestran un compromiso con la transparencia y la integridad. Esto fomenta la confianza pública y fomenta un debate informado. 

3. Aprendizaje

El gobierno no es infalible. Los errores ocurren. Las condiciones cambian; lo que funcionó ayer puede no funcionar mañana. La evaluación ayuda a las instituciones públicas a ser más adaptables y receptivas. La evaluación transforma el fracaso en conocimiento. Facilita la mejora continua al identificar fallas de diseño, barreras de implementación o consecuencias imprevistas. El proceso iterativo de evaluación y perfeccionamiento de políticas refleja una mentalidad de aprendizaje. 

4. Justicia

Las políticas públicas no afectan a todas las personas por igual. La evaluación ayuda a esclarecer quién se beneficia y quién se queda atrás. Los datos desagregados y los enfoques de evaluación participativa pueden revelar disparidades basadas en ingresos, raza, género, geografía o discapacidad, lo que orienta a los gobiernos hacia una mayor inclusión y equidad. La evaluación orientada a la justicia va más allá de las métricas: escucha a las comunidades, respeta el conocimiento local e involucra a las poblaciones afectadas en la definición del éxito. 

Hacia un Estado más reflexivo

Las virtudes de la evaluación no son ideales abstractos; son imperativos prácticos. En una época de desconfianza, polarización y presión por el rendimiento, la evaluación ofrece una forma disciplinada y democrática de orientar las políticas públicas hacia mejores resultados.

Por supuesto, la evaluación no es la panacea. Puede usarse indebidamente como arma política o descuidarse cuando resulta inconveniente. Pero cuando se utiliza con sinceridad y sistematicidad, fortalece la gobernanza democrática. Nos recuerda que la política no se trata sólo de intenciones, sino de resultados; y de personas.

Gobernar bien es reflexionar constantemente. Y la evaluación es ese espejo que, aunque a veces incómodo, es indispensable para dar rumbo.

Preocupa que algunos legisladores, sin reflexionar, caigan en la descripción del destacado economista austro-estadounidense Joseph Schumpeter: “Los políticos son como los malos jinetes que están tan preocupados por mantenerse en la silla de montar que no les importa adónde van”.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/cuando-se-pierde-la-brujula/


Saturday, June 21, 2025

WFA en los gobiernos

WFA en los gobiernos

Javier Treviño

@javier_trevino

He estado viajando las últimas tres semanas. Y sigo trabajando intensamente todos los días desde cualquier lugar en donde me encuentre. Por eso he pensado mucho en la posibilidad de que los gobiernos (municipios, estados y gobierno federal), algún día, se atrevieran a replantear el futuro del trabajo. ¿Usted cree que podrían aprender de las organizaciones que ya han adoptado la flexibilidad geográfica? 

Los modelos de teletrabajo podrían transformar la distribución del talento en los gobiernos. Incluso podrían eliminar las posibilidades de corrupción. Necesitamos empezar a pensar en casos prácticos y estrategias para que los gobiernos atraigan talento, impulsen la innovación, la transparencia y promuevan la equidad. 

En el cambiante panorama laboral moderno, hay todo tipo de opiniones diversas sobre el trabajo tradicional de oficina, los modelos híbridos y las configuraciones totalmente remotas. 

En medio de este debate, leí el libro de Prithwiraj Choudhury, “The World Is Your Office: How Work from Anywhere Boosts Talent, Productivity, and Innovation" (2025). Se perfila como una guía, basada en evidencia, que defiende el modelo de "trabajo desde cualquier lugar" (“Work From Anywhere” o WFA) como una estrategia transformadora para las organizaciones del siglo XXI. 

Basándose en más de una década de investigación pionera de la Escuela de Negocios de Harvard, Choudhury postula que el WFA no es un simple cambio logístico, sino una profunda ventaja competitiva que puede redefinir la forma en que las empresas atraen talento, mejoran la producción e impulsan la innovación.

El argumento central gira en torno a una clara distinción entre el teletrabajo que ofrece flexibilidad temporal, pero requiere que los empleados permanezcan geográficamente vinculados a una oficina, y el teletrabajo que otorga flexibilidad tanto temporal como geográfica, permitiendo a los empleados vivir y trabajar desde cualquier lugar con una conexión a internet. 

El teletrabajo beneficia por igual a trabajadores, comunidades y empleadores. Para los trabajadores, ofrece una flexibilidad inigualable, una mejor calidad de vida y un potencial ahorro de costos al permitir la reubicación en zonas más atractivas o asequibles. Para las comunidades, puede impulsar el desarrollo regional al distribuir el talento calificado de forma más amplia, reducir la congestión urbana y aliviar las presiones migratorias. Para los empleadores, el teletrabajo ofrece ventajas significativas en la adquisición y retención de talento, la productividad y la innovación.

Un pilar central del libro de Choudhury es el profundo impacto del teletrabajo en el talento. Al eliminar las restricciones geográficas, las organizaciones pueden ampliar drásticamente su cartera de talento, reclutando a profesionales de primer nivel de todo el mundo, independientemente de su ubicación física. Esto les permitiría contratar a “la persona ideal” en lugar de “la persona disponible localmente”. También fomentaría una fuerza laboral más diversa e inclusiva y altas tasas de retención. 

Más allá del talento, Choudhury demuestra meticulosamente cómo la flexibilidad geográfica puede impulsar significativamente la productividad. Esta mejora se atribuye a factores como la reducción de los tiempos de desplazamiento, el aumento de la autonomía y la capacidad de los empleados para optimizar su entorno laboral para lograr su eficacia personal. 

El argumento es que, cuando los empleados pueden vivir donde prefieren, su bienestar general y satisfacción laboral se traducen en un mayor compromiso y, en consecuencia, en un mayor rendimiento.

El libro también profundiza en el potencial de la WFA para impulsar la innovación. Si bien la creencia popular sugiere que la proximidad física es esencial para la colaboración creativa, Choudhury argumenta que la WFA, cuando se implementa con prácticas de gestión intencionales, puede fomentar una ideación más profunda y reflexiva. 

Aboga por una comunicación "asincrónica" y procesos de documentación sólidos, similares a la Wikipedia de una empresa, donde el conocimiento se comparte de forma transparente y se actualiza constantemente. Esto permite que personas de diferentes zonas horarias aporten ideas a su propio ritmo, lo que genera un trabajo más profundo y, potencialmente, soluciones más creativas. 

Además, se proponen oportunidades estructuradas para la interacción informal, como reuniones virtuales o retiros presenciales periódicos fuera de la oficina, para combatir el aislamiento y facilitar conexiones fortuitas vitales para la innovación. El libro también explora cómo las tecnologías emergentes, como la IA y la automatización, pueden extender el trabajo remoto a roles tradicionalmente considerados "sin escritorio", como la manufactura, al replicar digitalmente las operaciones del mundo real.

Choudhury reconoce los desafíos inherentes del trabajo remoto: comunicación entre zonas horarias, intercambio efectivo de conocimientos y mitigación del aislamiento de los empleados. Sin embargo, ofrece una guía práctica para que los líderes superen estos obstáculos, haciendo hincapié en estrategias como la creación de una base de conocimiento compartida y documentada, el diseño de flujos de trabajo que fomenten el intercambio de ideas y el fomento de una cultura de confianza y autonomía.

Tenemos que reimaginar el futuro del trabajo en el gobierno para que prospere en un mundo verdaderamente sin fronteras. Al adoptar los marcos de WFA, los gobiernos podrían abordar la escasez de talento, las ineficiencias operativas y los desafíos en la prestación de servicios públicos. 

1. Adquisición y retención de talento: Desde el inicio de la 4T, los gobiernos han tenido dificultades para competir con los salarios y la flexibilidad del sector privado. Implementar el WFA podría revolucionar la contratación en el sector público.

a) Acceso global al talento: Los gobiernos podrían contratar puestos especializados (expertos en ciberseguridad, científicos de datos) independientemente de la ubicación, superando las barreras geográficas.

b) Retención mediante la flexibilidad: Ofrecer autonomía de ubicación reduciría la deserción, especialmente entre los trabajadores más jóvenes que priorizan la conciliación de la vida laboral y personal.

c) Diversidad: Las políticas de teletrabajo atraen a grupos subrepresentados (personas con discapacidad) a la función pública.

2. Eficiencia operativa y ahorro de costos: El teletrabajo aborda directamente la sobrecarga burocrática y el desperdicio de recursos.

a) Reducción de espacio físico: Reducir la huella física podría ahorrar miles de millones. ¿Cuánto gastan los gobienros en espacio de oficina? Los modelos híbridos podrían reducir el costo entre un 40 % y un 60 %.

b) Ganancias de productividad: Estudios citados por Choudhury muestran que los trabajadores remotos logran un rendimiento entre un 13% y un 22% mayor gracias a la reducción de distracciones.

c) Planificación de la continuidad: Las fuerzas de trabajo distribuidas garantizan la resiliencia durante las crisis (pandemias, desastres naturales).

3. Modernización de los servicios públicos: La WFA facilita la innovación centrada en el ciudadano.

a) Servicios digitales: Las plataformas en la nube permiten a las agencias procesar permisos, beneficios y consultas desde cualquier lugar, reduciendo los tiempos de espera.

b) Integración de IA y automatización: La robótica y la IA amplían la WFA a funciones que no requieren escritorio, como el monitoreo de infraestructura o las inspecciones de campo.

c) Colaboración interjurisdiccional: Los equipos interinstitucionales pueden abordar problemas complejos sin retrasos ni costosos viajes.

4. Marco de implementación para gobiernos: La estrategia requiere adaptación a las limitaciones del sector público.

a) Repositorios virtuales: Las bases de datos centralizadas para políticas, capacitación y transcripciones de reuniones garantizan la coherencia.

b) Mentoría electrónica: Incorporación remota y desarrollo de habilidades para nuevos empleados.

c) Horarios híbridos: Dividir las semanas entre trabajo de campo/oficina y tareas remotas para mantener la cohesión.

d) Arquitectura de confianza: Acceso seguro para teletrabajadores que manejan datos confidenciales.

e) Sistemas gemelos digitales: Simulación de proyectos de infraestructura para la colaboración remota.

f) Subvenciones para mejoras tecnológicas: La financiación federal podría subvencionar dispositivos y software seguros.

g) Sueldos: Ajuste salarial según el lugar de trabajo de los empleados, no según la sede de la dependencia.

h) Inclusión rural: Expansión de internet de alta velocidad para apoyar la WFA en zonas desatendidas.

i) Protocolos de zona horaria: Expectativas claras para los puestos que requieren horarios de trabajo específicos.

5. Retos y mitigaciones

a) Ciberseguridad: Cifrado robusto y capacitación obligatoria para teletrabajadores.

b) Cultura heredada: Adopción gradual de la flexibilidad geográfica, comenzando por las agencias tecnológicamente avanzadas.

c) Auditorías de equidad: Monitorear las tasas de participación en todos los grupos demográficos para prevenir la exclusión.

Creo que el modelo de flexibilidad geográfica ofrecería a los gobiernos una vía para revitalizar el servicio público. Al adoptar estrategias de talento independientes de la ubicación, infraestructura digital y políticas flexibles, el gobierno podría mejorar la eficiencia operativa, fomentar la innovación y brindar un mejor servicio a los ciudadanos. Como argumenta el libro de Choudhury, la flexibilidad geográfica no es sólo una ventaja, sino una “ventaja competitiva” que los gobiernos ya no pueden permitirse ignorar.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/wfa-en-los-gobiernos/