Monday, July 21, 2025

"Un domingo cualquiera" para el gobierno

"Un domingo cualquiera" para el gobierno

Javier Treviño

@javier_trevino

Hace unos días vi de nuevo "Un domingo cualquiera" (“Any Given Sunday”, 1999) de Oliver Stone, con su cruda representación del fútbol americano profesional y el inolvidable discurso "Pulgada a pulgada" de Al Pacino. Me pareció que la película ofrece un marco metafórico sorprendentemente potente para comprender las complejidades de la política, el gobierno y la política exterior. 

Lejos de limitarse al fútbol americano, los mensajes centrales sobre el trabajo en equipo, el avance progresivo, constante, consistente, y el liderazgo auténtico pueden aplicarse en los ámbitos de alto riesgo donde se gobiernan las naciones y se forjan las relaciones internacionales. 

Las lecciones aprendidas del entrenador Tony D'Amato (Al Pacino), en el vestidor de Miami Sharks, van mucho más allá de levantar la moral del equipo, proporcionando valiosas perspectivas para desenvolverse en el impredecible y brutal "juego" del servicio público.

El principio central del discurso de D'Amato —que "la vida es un juego de centímetros"— es profundamente aplicable al mundo de la política y el gobierno. Los grandes cambios políticos, las victorias legislativas o los avances diplomáticos rara vez se logran con un único acto grandioso. Más bien son la culminación de innumerables pequeños y minuciosos esfuerzos, negociaciones y acuerdos. 

En el gobierno, todo esto se traduce en un progreso gradual, donde las transformaciones significativas se construyen poco a poco mediante persistentes batallas legislativas, reformas burocráticas y una participación ciudadana sostenida. 

Como sugieren algunas teorías del gobierno, como el “incrementalismo”, quienes toman las decisiones prefieren los cambios pequeños y graduales en lugar de las reformas radicales. Este enfoque reduce el riesgo, aumenta la flexibilidad y permite el aprendizaje continuo. 

Ya sea aprobar una ley compleja, implementar un nuevo programa social o reformar una dependencia obsoleta, el éxito depende de la meticulosa atención al detalle y la búsqueda incansable de pequeñas victorias que, sumadas, marcan la diferencia.

El énfasis inquebrantable de la película en el trabajo en equipo y la cohesión es una lección crucial para los gobiernos. Así como un equipo de fútbol se desmorona si no logra "recuperarse como equipo", los sistemas políticos y las oficinas gubernamentales flaquean sin un propósito común y la voluntad de colaborar. 

En la política nacional se requiere construir coaliciones sólidas entre partidos, fomentar la cooperación interinstitucional y garantizar que las diversas secretarías trabajen en conjunto para alcanzar objetivos nacionales comunes. 

En la política exterior es innegable la importancia vital de las alianzas, la diplomacia multilateral y una voz nacional unificada en el escenario global. 

El reto de D'Amato a sus jugadores —sacrificarse por el equipo— refleja la necesidad de que los actores políticos prioricen el bien común por encima de la ambición individual o las divisiones partidistas, fomentando un vínculo de confianza esencial para una gobernanza y unas relaciones internacionales eficaces.

El papel de D'Amato (Al Pacino) también ofrece valiosas perspectivas sobre el liderazgo auténtico y la confianza pública. Su disposición a admitir sus propios fracasos y vulnerabilidades ("Tomé todas las decisiones equivocadas que un hombre de mediana edad puede tomar... Ni siquiera soporto la cara que veo en el espejo") es un poderoso acto de honestidad que desarma a su equipo y fortalece su credibilidad. 

En política, los líderes que demuestran autenticidad, transparencia y disposición a reconocer los desafíos en lugar de proyectar una imagen de infalibilidad tienen más probabilidades de generar confianza en el electorado e inspirar la acción colectiva. 

Esta “conexión genuina” puede motivar a los ciudadanos a "luchar por ese pequeño margen" en la implementación de políticas, la participación cívica o las iniciativas nacionales. Los líderes auténticos priorizan la comunicación honesta, crucial para desenvolverse en panoramas políticos complejos y mantener la confianza pública.

"Un domingo cualquiera" sirve como un claro recordatorio de la naturaleza impredecible y de alto riesgo del liderazgo en cualquier ámbito. La constante amenaza de una lesión, la presión del rendimiento y la dinámica volátil del juego también reflejan las incertidumbres inherentes a la política, el gobierno y la política exterior. 

Las crisis pueden surgir inesperadamente, la opinión pública puede cambiar rápidamente y las relaciones internacionales están en constante cambio. 

La lección de resiliencia de la película —la capacidad de luchar para "regresar a la luz" desde el "infierno"— es fundamental. Los líderes gubernamentales deben poseer la adaptabilidad y la fortaleza mental para afrontar desafíos imprevistos, aprender de los reveses y mantener la determinación ante la adversidad, recordando siempre que en "un domingo cualquiera" el resultado nunca está predeterminado.

El memorable discurso de Al Pacino bit.ly/4nJwVYG cristaliza lecciones con intensidad emocional y claridad moral:

1. El liderazgo se trata de ganar la confianza, no sólo de mantener el poder.

Tony D'Amato (Al Pacino), el veterano entrenador, representa la vieja guardia del liderazgo. Tiene defectos —está hastiado, desconectado— pero a lo largo de la película, redescubre que el liderazgo no se trata de control ni carisma, sino de conexión, vulnerabilidad y coherencia.

Lección para el gobierno y la política:

Los líderes en la vida pública deben adaptarse al cambio sin perder sus valores. La autoridad por sí sola no basta; la credibilidad se gana con el tiempo escuchando, estando presente y siendo humano. En política exterior, también, la confianza entre aliados se construye mediante el sacrificio y la responsabilidad compartidos, no sólo mediante la retórica o la proyección de poder.

2. Los equipos ganan cuando luchan juntos, poco a poco.

"O sanamos ahora, como equipo, o moriremos como individuos. De eso se trata". La diferencia entre ganar y perder suele estar "a dos centímetros de tu cara". No se trata de una gran estrategia, sino de cada pequeño esfuerzo, realizado con esfuerzo y esfuerzo, en conjunto. El discurso es una lección magistral de coraje, cooperación y compromiso moral.

Lección para la gobernanza y la diplomacia:

El éxito en la política o las relaciones internacionales no suele ser el resultado de un único acto heroico, sino de la acumulación de pequeñas decisiones, momentos de colaboración y elecciones morales. El progreso es gradual y colectivo, ya sea en reformas nacionales o en la consolidación de la paz global.

3. El ego y el interés propio destruyen el progreso colectivo.

El equipo está dividido por agendas individuales: jóvenes estrellas en busca de fama, veteranos resentidos con el cambio, dueños centrados en el dinero. Sólo cuando dejan de lado sus egos funcionan eficazmente como una unidad.

Lección para la política:

La gobernanza democrática se resiente cuando los líderes priorizan la ambición personal sobre el servicio público. El estancamiento, la polarización y los fracasos diplomáticos a menudo se derivan de egos inflados y la falta de voluntad para llegar a acuerdos. La película nos recuerda que la humildad es un activo estratégico.

4. Las instituciones deben evolucionar o colapsar.

La liga de fútbol americano es una metáfora de las instituciones estadounidenses: talento corporativizado, deshumanizado y mercantilizado. La película critica cómo los sistemas pueden perder su alma cuando olvidan su propósito original.

Lección para el gobierno y la política exterior:

Las instituciones políticas deben reformarse con un propósito, no sólo modernizarse tecnológicamente o superficialmente. Las burocracias, los ejércitos y las alianzas (como la OTAN o la ONU) necesitan una renovación basada en valores fundamentales, o corren el riesgo de quedar obsoletos o alienados públicamente.

5. La moral importa más que el machismo.

"Descubres que la vida es un juego de centímetros... y los centímetros que necesitamos están por todas partes". Esta frase nos recuerda que la vida, y el liderazgo, no se trata de dominio, sino de decisiones éticas que se toman a diario. No es la voz más fuerte la que gana, sino la más consistente y con principios.

Lección para la política exterior:

El liderazgo global no se trata de poder puro; se trata de ejemplo moral. Los centímetros en la diplomacia se encuentran en los derechos humanos, la ayuda al desarrollo, el poder blando y la credibilidad a largo plazo, no sólo en el poderío militar o la influencia económica.

Conclusión: La política de los centímetros.

En “Un domingo cualquiera”, el mensaje es claro: la verdadera victoria no proviene sólo del talento o el título, sino de la unidad, la perseverancia y un propósito compartido. Para los líderes de la política, el gobierno y las relaciones internacionales, la película y el discurso de Pacino son un llamado a la acción para liderar con integridad, adaptarse con humildad y servir con pasión, poco a poco.

Como dice el personaje de Pacino: "Eso es vivir: los quince centímetros que tienes delante". Gobernar también. La diplomacia también. La democracia también.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/un-domingo-cualquiera-para-el-gobierno/


Saturday, July 12, 2025

El poder de la reflexión

El poder de la reflexión

Javier Treviño

@javier_trevino

Ante la complejidad del mundo, marcada por la incertidumbre económica y las tensiones geopolíticas, entender lo que se puede lograr con “el poder de la reflexión” es indispensable para tomar decisiones acertadas. 

La reflexión permite a los líderes hacer una pausa en medio del ruido y las circunstancias rápidamente cambiantes, obtener claridad sobre sus valores, objetivos y prioridades fundamentales. 

Al analizar cuidadosamente las experiencias pasadas y la realidad de hoy, la reflexión fomenta la autoconciencia y reduce las reacciones impulsivas que originan las presiones o emociones externas. 

Esta pausa deliberada permite a los responsables de la toma de decisiones alinear sus decisiones con los objetivos a largo plazo, adaptarse a los desafíos cambiantes y evitar la repetición de errores. 

Además, la toma de decisiones reflexiva mejora el pensamiento crítico y las habilidades de resolución de problemas, empoderando a los líderes para afrontar la complejidad con confianza e intencionalidad. 

En una era donde las decisiones rápidas y reactivas pueden tener consecuencias desastrosas, de gran alcance, cultivar el hábito de la reflexión es clave para tomar decisiones informadas, resilientes y estratégicas.

Muchos celebran “la capacidad de actuar con decisión”. Sin embargo, igual de crucial es “la capacidad de reflexión”. Siempre hace falta una pausa deliberada para examinar críticamente las acciones pasadas, los supuestos actuales y las implicaciones futuras. 

La reflexión en la formulación de políticas públicas no es un mero concepto abstracto; es una práctica vital que sustenta una gobernanza eficaz, fomenta el aprendizaje, mejora la toma de decisiones y promueve la rendición de cuentas en la compleja búsqueda del bien común.

En esencia, la reflexión no es una mera técnica; es una mentalidad. Los responsables políticos deben detenerse, observar, y considerar el significado de lo observado. Tienen que hacer un examen sistemático y analítico de los supuestos, los procesos y los resultados. 

La pregunta ¿qué sucedió? no es suficiente. Se tiene que profundizar y preguntarse ¿por qué sucedió así? y ¿qué se podría haber hecho de manera diferente? Esta indagación crítica es esencial para comprender la interacción de factores que influyen en el éxito o el fracaso de las políticas. 

Siempre es necesario analizar "qué salió mal” y “qué se podría haber hecho de otra manera", enfatizando una conexión personal con la situación en lugar de perderse en un enfoque teórico genérico.

¿Cuáles son las características de una reflexión eficaz en políticas públicas?

1. Es un proceso activo y dinámico, no una contemplación pasiva, que exige revisar experiencias pasadas, pensar críticamente a medida que se desarrolla un evento, y planificar intervenciones futuras con base en los conocimientos adquiridos. Esta naturaleza cíclica (experiencia concreta, observación reflexiva, conceptualización abstracta y experimentación activa), garantiza el aprendizaje y la adaptación continuos. 

2. Exige una actitud de curiosidad. Es necesario observar los problemas desde diversas perspectivas, analizar los propios valores y sesgos, y garantizar empatía para abordar problemas complejos. Como señala William Hatcher en su libro "The Curious Public Administrator" (2024), la reflexión ayuda a "entender los propios valores para que sean compatibles con las necesidades de la sociedad", lo que conduce a una toma de decisiones más informada y compasiva. 

3. Requiere humildad. Permite a los responsables políticos hacer a un lado la arrogancia, reconocer las incertidumbres y encarar los desafíos sin sentir la necesidad de parecer siempre autosuficientes. Esta apertura fomenta una cultura donde los errores se consideran oportunidades de aprendizaje, no sólo fracasos.

¿Por qué es indispensable la reflexión en la formulación de políticas públicas?

1. La reflexión informa y mejora la toma de decisiones. 

a) Al revisar sistemáticamente la implementación y los resultados de las políticas, la reflexión proporciona información valiosa que puede perfeccionar el diseño de los programas, identificar consecuencias imprevistas y garantizar que los fondos públicos se asignen eficientemente. 

b) Las decisiones intuitivas pueden tener consecuencias imprevistas. La evidencia empírica permite tomar decisiones informadas que mejoran el bienestar social. 

c) La reflexión ayuda a acortar la distancia entre la intención política y el impacto real, permitiendo ajustes basados en datos concretos.

2. La reflexión fomenta el aprendizaje y la adaptación organizacional. 

a) Las políticas públicas no son un proceso lineal; son dinámicas y evolucionan constantemente en respuesta a las necesidades sociales, las condiciones económicas y los avances tecnológicos. 

b) La reflexión permite a los gobiernos aprender tanto de los éxitos como de los fracasos, desarrollando conocimiento institucional y capacidad para afrontar los retos futuros. 

c) Este aprendizaje continuo es vital para mantener la relevancia y la eficacia de las políticas a lo largo del tiempo. 

3. La reflexión es crucial para la rendición de cuentas y la legitimidad. 

a) Cuando los funcionarios públicos reflexionan seriamente, están mejor preparados para garantizar que sus acciones se alineen con las necesidades sociales y las consideraciones éticas. 

b) La rendición de cuentas interna complementa los mecanismos de supervisión externa, fortaleciendo la confianza pública. 

c) La brújula interna, cultivada a través de la reflexión, contribuye a un gobierno más transparente y confiable.

En suma, ¿cuál es el significado de la reflexión en las políticas públicas?

La reflexión es el análisis deliberado de los valores, supuestos, estrategias y consecuencias de las decisiones políticas. Va más allá de la mera evaluación técnica para incorporar el razonamiento moral, la conciencia política y el aprendizaje institucional.

En “The Reflective Practitioner” (1983), Donald Schön, uno de los primeros pensadores sobre la reflexión profesional, argumenta que los responsables políticos deberían participar tanto en la "reflexión en la acción" (pensar durante el proceso político) como en la "reflexión sobre la acción" (pensar a posteriori).

Más que un análisis técnico, es necesario cuestionar supuestos implícitos, narrativas dominantes y relaciones de poder. Como argumenta Frank Fischer en “Reframing Public Policy: Discursive Politics and Deliberative Practices” (2003): “El análisis crítico de políticas debe incluir no sólo lo que funciona, sino también para quién funciona, bajo qué condiciones y por qué”.

Siempre es necesario incluir múltiples voces y perspectivas, especialmente de las partes interesadas afectadas por las decisiones políticas. John Forester, en “The Deliberative Practitioner” (1999), enfatiza: “La reflexión pública es esencial para la planificación democrática porque invita a las personas a comprender conjuntamente los propósitos controvertidos y los resultados inciertos”.

La reflexión es tanto retrospectiva (mirar hacia atrás para evaluar resultados y procesos) como prospectiva (anticipar riesgos, valores y objetivos futuros). El pensamiento a futuro y los métodos de previsión están ganando terreno en la planificación de políticas públicas.

La reflexión ayuda a evitar la simplificación excesiva y el fracaso de las políticas al revelar consecuencias imprevistas, puntos ciegos o preocupaciones de las partes interesadas en las primeras etapas del proceso.

Como señala Ian Sanderson en “Intelligent Policy Making for a Complex World: Pragmatism, Evidence and Learning” (2009) la reflexión permite “una deliberación basada en la evidencia sobre valores, objetivos y estrategias en condiciones complejas e inciertas”.

El artículo "Deepening Democracy: Innovations in Empowered Participatory Governance", de Archon Fung y Erik Olin Wright, publicado en 2003, argumenta que “la reflexión y el aprendizaje iterativo son esenciales para una gobernanza receptiva en sociedades complejas y pluralistas”.

La OCDE, en “Gobernanza anticipatoria de la innovación” (2020), recomienda a los gobiernos a “institucionalizar la reflexión, la previsión y la experimentación como elementos centrales de la toma de decisiones públicas”.

Con “el poder de la reflexión”, nuestros líderes podrían "esperar lo mejor y prepararse para lo peor". Es un proverbio del mundo de los negocios. Refleja un principio de optimismo pragmático: mantener la esperanza mientras se prepara para posibles desafíos.

Si bien la frase no se atribuye a ningún autor en concreto, a lo largo de la historia han surgido variaciones de esta idea en diferentes formas. A Benjamin Disraeli, primer ministro británico del siglo XIX, se le suele atribuir la cita, aunque no hay pruebas sólidas de que la dijera exactamente de esa forma.

Algo similar ocurre en los contextos militares y estratégicos, en los escritos de Carl von Clausewitz sobre la guerra. La frase se hizo especialmente popular en los círculos políticos, militares y empresariales del siglo XX, como una expresión concisa de la gestión realista de riesgos.

En conclusión, la reflexión no es un lujo, sino una necesidad fundamental en la formulación de políticas públicas. Es el acto deliberado de detenerse, cuestionar y aprender lo que transforma la experiencia en sabiduría práctica. 

El poder de la reflexión tiene una gran capacidad para iluminar caminos de mejora, fomentar una cultura de aprendizaje continuo y, en última instancia, garantizar que las políticas públicas realmente contribuyan al bien común.

https://www.sdpnoticias.com/opinion/el-poder-de-la-reflexion/


Saturday, July 05, 2025

Innovación disruptiva en política y gobierno

Innovación disruptiva en política y gobierno

Javier Treviño

@javier_trevino

Clayton M. Christensen transformó la forma en que muchos líderes empresariales, académicos y emprendedores analizaron la dinámica de los cambios del mercado y la competencia. Su contribución más influyente fue la “teoría de la innovación disruptiva”.

La disrupción no proviene, necesariamente, de tecnologías revolucionarias o inventos radicales. Es un proceso mediante el cual un producto o servicio comienza en la base —al ser más simple, más asequible y más accesible que las ofertas existentes— y luego asciende incesantemente en el mercado, desplazando finalmente a los competidores establecidos. 

¿Cuáles son los criterios clave de la innovación disruptiva?

1. Segmentos desatendidos: Los nuevos competidores disruptivos inicialmente atienden a grupos de clientes que los operadores tradicionales ignoran, porque estos segmentos son menos rentables o se consideran insignificantes. 

2. Menor rendimiento inicial: Los productos disruptivos tienen un rendimiento inferior al esperado en las métricas tradicionales, pero ofrecen nuevas ventajas como un menor costo o una mayor comodidad.

3. Nueva trayectoria de rendimiento: Con el tiempo, las empresas disruptivas mejoran sus ofertas y empiezan a atraer al público, superando finalmente a las ya establecidas.

4. Innovación en el modelo de negocio: La disrupción está impulsada no sólo por la tecnología, sino por nuevos modelos de negocio que hacen que los productos o servicios sean más accesibles y asequibles.

“The Innovator’s Dilemma” (1997), de Clayton M. Christensen, es ampliamente considerado uno de los libros de negocios más influyentes. Explora por qué algunas de las grandes empresas exitosas no logran adaptarse ante la innovación disruptiva. Suelen estar tan centradas en atender a sus clientes más exigentes y rentables que pasan por alto a los nuevos participantes que se dirigen a segmentos menos rentables o emergentes. 

Estas empresas consolidadas se ven limitadas por sus redes de valor y modelos de negocio existentes, lo que les dificulta impulsar innovaciones disruptivas que inicialmente ofrecen márgenes más bajos y rentabilidades inciertas.

Yo creo que los principios de Christensen, en particular los relativos a la rigidez estructural, la ceguera estratégica y la infravaloración de las tendencias emergentes, tienen profundas implicaciones en el mundo de la política y el gobierno. Podrían ayudar a los líderes a anticipar el cambio, diseñar mejores instituciones y responder a las necesidades de los ciudadanos con mayor eficacia.

El libro de Christensen no fue escrito para presidentes, gobernadores ni alcaldes, pero bien podría haberlo sido. Las fuerzas de la disrupción ya no se limitan a las empresas. La tecnología, la demografía, el cambio climático y las expectativas ciudadanas están transformando lo que los gobiernos deben hacer y cómo deben actuar.

Al aplicar las ideas de Christensen, los líderes políticos pueden evitar la trampa de la complacencia, abrir espacio para la experimentación y construir instituciones no sólo para las necesidades de hoy, sino también para las posibilidades del futuro.

1. El dilema del innovador en el sector público.

Christensen define el "dilema del innovador" como la situación en que las mismas estrategias que conducen al éxito —escuchar a los clientes existentes, priorizar las actividades rentables y apegarse a procesos probados— ciegan a las organizaciones ante las amenazas disruptivas. 

En el contexto político y gubernamental, los mecanismos que garantizan la estabilidad, la tradición y la continuidad burocrática también pueden obstaculizar la reforma, la capacidad de respuesta y la innovación.

Así como las corporaciones se vuelven prisioneras de sus modelos de negocio, los gobiernos pueden volverse prisioneros de sus acuerdos institucionales, incentivos electorales, restricciones presupuestarias y sistemas heredados.

Los gobiernos de hoy se enfrentan a la misma trampa que las empresas exitosas: están oorganizados para hacer frente a los problemas de ayer, no para las necesidades de mañana.

2. La disrupción comienza en los márgenes.

En los negocios, las innovaciones disruptivas comienzan por atender a los mercados de bajo costo, o a los nuevos, que las empresas establecidas ignoran. En política, los nuevos movimientos, demandas ciudadanas o tecnologías surgen en la periferia, al margen de las políticas dominantes o de las agendas de los partidos.

El “presupuesto participativo” surgió en Porto Alegre, Brasil, como un experimento democrático de base. Inicialmente fue rechazado por las autoridades centrales, pero posteriormente fue adoptado globalmente como modelo de participación ciudadana directa.

La lección es que los sistemas políticos deben analizar la periferia en busca de innovaciones en gobernanza y prestación de servicios públicos, e integrarlas antes de que el descontento se agrave o los movimientos se radicalicen.

3. Escuchar sólo a los electores existentes puede ser limitante.

Las empresas del modelo de Christensen se centran en los clientes actuales y pasan por alto los mercados emergentes. De igual manera, los funcionarios electos y las burocracias responden de forma exagerada a electorados vocales, organizados o adinerados, ignorando a las poblaciones marginadas o futuras (jóvenes).

La lección es que los gobiernos deben equilibrar la capacidad de respuesta a corto plazo con la previsión a largo plazo, utilizando herramientas como paneles de previsión ciudadana, asambleas juveniles y métricas orientadas al futuro.

4. Rutinas burocráticas como restricciones estructurales.

Christensen argumenta que los procesos, la cultura y los valores de una organización son difíciles de cambiar. En el gobierno, la inercia burocrática, las normas de la función pública y los silos actúan como fuertes restricciones a la innovación.

Por ejemplo, la transformación digital en el gobierno se estanca debido a procesos de contratación obsoletos y culturas de aversión al riesgo. Deberían crear "sandboxes de innovación", un entorno seguro y controlado donde se pueden realizar pruebas y experimentos de nuevas tecnologías, servicios o modelos sin afectar a los usuarios.

5. Partidos políticos en el poder se enfrentan al dilema.

Los partidos políticos tradicionales pierden terreno ante movimientos "disruptivos" (nuevos partidos, independientes u organizaciones nativas digitales) que operan con una lógica diferente. En muchas democracias, los movimientos populistas o marginales aprovechan nuevas herramientas y mensajes para desafiar la política del “establishment”.

La lección es que se deben reestructurar los partidos, experimentar con nuevas formas de participación y adoptar enfoques más ágiles e interconectados.

6. Los servicios públicos son vulnerables a la disrupción tecnológica.

La disrupción no se limita a la política electoral. Los servicios públicos (educación, salud, transporte) se enfrentan a la disrupción digital causada por plataformas, aplicaciones y alternativas diseñadas por la ciudadanía.

Las plataformas educativas como Khan Academy o Coursera desafían la educación pública tradicional al ofrecer aprendizaje gratuito, escalable y personalizado. Los gobiernos deberían asociarse con los disruptores en lugar de resistirse a ellos, reformando los modelos de prestación de servicios para incorporar diseño y tecnología centrados en la ciudadanía.

7. Prescripciones para la innovación en el gobierno.

a) Unidades separadas para la innovación disruptiva.

Así como las empresas necesitan equipos autónomos para explorar ideas disruptivas, los gobiernos pueden crear "laboratorios" o "fuerzas de tarea" ágiles e intersectoriales para pilotar innovaciones.

b) Medir el impacto de forma diferente.

Las ideas disruptivas tienen un rendimiento inferior al esperado en las métricas tradicionales. En el gobierno, las nuevas políticas o los servicios experimentales pueden no parecer "eficientes" a primera vista, pero podrían ofrecer un valor más amplio a largo plazo.

La recomendación sería utilizar marcos de evaluación adaptativos, circuitos de retroalimentación ciudadana y resultados a largo plazo en lugar de resultados a corto plazo o cumplimiento presupuestario.

c) Humildad y adaptabilidad institucional.

El trabajo de Christensen enseña que el éxito es temporal cuando no hay renovación. Las instituciones públicas necesitan crear mecanismos de autocorrección (cláusulas de caducidad, periodos de revisión, auditorías ciudadanas) para mantenerse relevantes.

8. Caso práctico: Estonia como disruptor del sector público.

Estonia, con el "gobierno más digital del mundo", demuestra cómo la adopción de la disrupción puede funcionar en la práctica. En lugar de digitalizar los procesos existentes en papel, rediseñó los servicios públicos desde cero, creando identidades digitales seguras, voto electrónico, residencia electrónica y burocracias totalmente en línea.

9. Obstáculos para la aplicación del modelo de Christensen en el gobierno.

Si bien muchos principios son aplicables, los gobiernos difieren de las empresas en aspectos críticos: a) La rendición de cuentas y la transparencia limitan la asunción de riesgos. b) Los ciclos electorales desalientan la experimentación a largo plazo. c) La resistencia pública al cambio puede ser mayor debido a problemas de valores, equidad o confianza.

Sin embargo, reconocer el dilema es el primer paso para resolverlo. Los gobiernos pueden adoptar un enfoque dual, manteniendo los servicios básicos mientras exploran nuevos modelos mediante estructuras separadas.

10. Hacia una gobernanza preparada para la disrupción.

En el siglo XXI, donde el cambio tecnológico se acelera y las industrias se transforman constantemente, las ideas de Christensen son más pertinentes que nunca para el sector público. El auge de la inteligencia artificial en la prestación de servicios, la transición hacia una participación ciudadana digital, la aparición de tecnologías para ciudades inteligentes e incluso nuevos modelos de colaboración público-privada demuestran los principios de la innovación disruptiva en acción. 

Los gobiernos que ignoran las sutiles señales de disrupción, aferrándose a sus procesos más consolidados y a las innovaciones sostenibles, corren el riesgo de volverse irrelevantes o de no satisfacer las necesidades cambiantes de sus ciudadanos. 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/innovacion-disruptiva-en-politica-y-gobierno/