Javier Treviño Cantú
El Norte
5 de diciembre de 2007
Se cumplió el primer año de gobierno del Presidente Felipe Calderón. Como él mismo lo ha dicho, sus aciertos han ido de la mano con los errores que necesariamente implica una difícil "curva de aprendizaje". Hacer predicciones es un negocio que no tiene futuro, inclusive en el terreno meteorológico. Sin embargo, ya se puede advertir que al inicio del 2008 le esperan, cuando menos, cinco frentes fríos:
1) En el propio Gobierno federal. El control ejercido sobre la agenda gubernamental y la disciplina impuesta al gabinete son dos de los cambios más contrastantes y bienvenidos. La necesidad de limitar el número de temas prioritarios es lógica, pero puede generar la percepción de que se descuidan asuntos que, cuando surgen, "sorprenden" al Gobierno. El caso del precio de la tortilla mostró la importancia de anticiparse a situaciones que impactan a la opinión pública, así como la necesidad de aplicar una política de comunicación más abierta y eficaz.
Igualmente, la decisión de restringir el protagonismo mediático de los secretarios de Estado ha servido para reafirmar la imagen de liderazgo que debe asumir el jefe del Ejecutivo. El truco está en los equilibrios. Si esta postura se lleva al extremo, como hasta ahora, el Presidente no tiene "fusibles" que lo protejan y, por lo tanto, junto a los aplausos, también se lleva todas las críticas.
2) En el entorno político. Al cargar a su cuenta personal las costosas alianzas que estableció, el Presidente Calderón mandó un mensaje invaluable: es un actor político que cumple su palabra. La confianza que generó esta señal explica muchos de los avances registrados cuando parecía imposible alcanzar acuerdos.
Ahora, como lo revelaron las declaraciones de su secretario particular en Monterrey, estas alianzas serán evaluadas y ajustadas ante los cambios registrados en el escenario. La conclusión de los relevos en las dirigencias de los tres principales partidos políticos abrirá nuevos espacios de interlocución para el Gobierno. Por otra parte, la reforma electoral marca el inicio de un juego político muy diferente, que exigirá nuevas prácticas para tratar de sacar adelante la siguiente serie de modificaciones constitucionales, antes de que el proceso electoral del 2009 cierre el camino.
3) En el panorama económico. A nuestros problemas estructurales pendientes se suman graves retos coyunturales. Los altos precios de los energéticos son un alivio para las finanzas públicas, pero ejercen un pesado lastre para el aparato productivo nacional. Tendencias similares en los precios internacionales de los alimentos coinciden con la apertura final del mercado agropecuario norteamericano, generando una enorme tensión social que se verá amplificada por la entrada en vigor del pospuesto "gasolinazo".
Todavía no hay acuerdo sobre el verdadero alcance del estallido de la burbuja hipotecaria de alto riesgo en Estados Unidos, pero nadie duda que tendrá un severo impacto en todo el mundo. Empezando por las economías más ligadas a la del vecino país, como la nuestra. Además, las dificultades económicas al otro lado de la frontera que están desalentando la migración, junto con los avances para "sellar" la línea divisoria, generarán una creciente presión laboral.
4) En el ámbito de la seguridad. A los límites de los "operativos conjuntos" contra de la delincuencia organizada, se añade el riesgo latente de nuevas acciones por parte de organizaciones como el EPR, que apenas el lunes pasado anunció la reanudación de su "hostigamiento militar".
El llamado del Presidente Calderón a frenar la narcontaminación electoral muestra el grado del peligro que amenaza a nuestra democracia. La conjunción de estos fenómenos con reclamos en comunidades afectadas por el desarrollo de las obras de infraestructura contempladas para el próximo año puede provocar turbulencias mayúsculas al mismo tiempo que se busca amarrar la Iniciativa Mérida.
5) En el campo de la diplomacia. Hacia el norte, las presiones de la saliente administración Bush, el clima antiinmigrante y el resurgimiento del proteccionismo comercial en la campaña presidencial de EU, exigirán un manejo de la relación con guantes de terciopelo.
Hacia el sur, resulta difícil que México siga manteniéndose al margen de las tensiones que provoca la búsqueda sostenida de modelos de desarrollo económico y político radicalmente alternativos. Otros actores están tratando de resolver este rompecabezas. La visita de Estado que supuestamente se haría a Brasil en el 2008 quizás ofrezca la oportunidad para una definición explícita del Gobierno mexicano.
Finalmente, la reciente visita a Asia de la Secretaria de Relaciones Exteriores indicó que se están preparando los viajes del Presidente Calderón a Japón y China, en un momento muy delicado por las dificultades que implican los Juegos Olímpicos. Son dos asignaturas pendientes claves que demandarán mucha mayor atención.
Nada es más cierto que la incertidumbre. Es imposible saber en qué condiciones se encontrará el gobierno del Presidente Calderón dentro de un año. Pero si queremos estar preparados para evitar alguna sorpresa estratégica en este helado clima, debemos empezar por pensar lo impensable.
1 comment:
El principal problema que enfrentará Felipe Calderón en el 2008 es el mismo Felipe Calderón. Su carácter no le ayuda. Se ve enojado. Su partido no ha dado resultados. AMLO sigue en su campaña permanente. El PRI se recupera. ¿Usted ve alguna diferencia entre el estilo de Calderón y el de Miguel de la Madrid, Salinas o Zedillo?
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