Javier Treviño Cantú
El Norte
5 de noviembre de 2008
Para: Barack Obama, Presidente electo de Estados Unidos
Asunto: Relación bilateral con México
Prioridad: Máxima
Permítame felicitarlo. Después de una extraordinaria campaña electoral, ha obtenido un triunfo histórico. Ahora, sin la menor experiencia ejecutiva, deberá hacerse cargo de un país sumido en su peor crisis financiera y económica desde la Gran Depresión, con varios frentes de guerra abiertos, en un marco mundial de inseguridad energética, alimentaria y ambiental, proliferación armamentista y reacomodo geopolítico estructural.
Las expectativas de cambio que generó son gigantescas, e imposibles de satisfacer. Las condiciones en que llega al poder pondrán a prueba todas sus capacidades. Deberá definir su agenda de política interna y exterior, nombrar un gabinete que sea rápidamente confirmado por el Congreso, y supervisar la ejecución disciplinada del programa de rescate y sus nuevas iniciativas. Sobre todo, deberá evitar la trampa de rendirse ante la tiranía de lo urgente sobre lo importante.
En este contexto, sería un error considerar que las relaciones con México son un tema secundario, que puede ser atendido en “piloto automático” por la burocracia.
México demanda una atención prioritaria por cuatro razones:
1) Su estabilidad es un asunto de seguridad nacional para Estados Unidos. México está librando una auténtica guerra contra el crimen organizado y la inseguridad pública. Es una lucha sangrienta que está destruyendo el frágil tejido social del país y amenaza con ubicarlo en la categoría de Estado fallido. La perspectiva de un México en llamas, y sin válvulas de seguridad que alivien la presión, es un lujo que el próximo gobierno de Estados Unidos simplemente no se puede dar.
2) El TLC de América del Norte es determinante para el crecimiento de México y, por lo tanto, para la recuperación de Estados Unidos. México y Canadá son sus socios comerciales más confiables. Ante la dimensión de la crisis, poner en riesgo uno de sus motores económicos más dinámicos equivale a darse un balazo en el pie.
3) Su gobierno necesitará distanciarse de posturas unilaterales para demostrar el cambio prometido. El mejor lugar para empezar es cerca de casa: con sus vecinos norteamericanos. Por otro lado, México ya es socio estratégico de la Unión Europea, y Canadá está buscando su propio acuerdo con esa región. La relación transatlántica puede alcanzar un mayor peso si se plantea en términos regionales, y no sólo nacionales.
México también será un interlocutor clave en América Latina, donde el bloque opositor a Washington está ganando terreno con el apoyo de sus verdaderos rivales estratégicos: Rusia y China. Además, desde su asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y su participación en el G5 y G20, México deberá ser tomado en cuenta a la hora de armar la nueva arquitectura financiera, comercial y política de la era global.
4) La solución integral del tema migratorio no podrá ser pospuesta. El electorado hispano fue clave para su triunfo, y la falta de atención a sus demandas pondría la reelección en peligro. En una sociedad polarizada por una creciente desigualdad económica, Estados Unidos no debe mantener una clase marginada y criminalizada, ni puede resolver por sí solo un reto de naturaleza multi-nacional.
Por lo anterior, se recomienda:
1) Establecer un canal de comunicación directo entre la Casa Blanca y Los Pinos para atender situaciones de emergencia, y apresurar la confirmación de un subsecretario de Estado para América Latina con experiencia y espíritu constructivo.
2) Dedicar toda la atención y recursos necesarios para asegurar el éxito inicial de la Iniciativa Mérida, y ampliar su alcance a corto plazo. Este programa es indispensable para la viabilidad de la lucha del gobierno mexicano contra el crimen organizado, y puede sentar las bases de una verdadera alianza basada en la corresponsabilidad.
3) Aclarar su postura sobre el TLC, para evitar malos entendidos, fricciones contraproducentes y riesgos innecesarios que contaminen el resto de la agenda bilateral. Durante la campaña, no se despejaron las dudas sobre su supuesto proteccionismo, ni se resolvieron las contradicciones entre sus principales asesores sobre este tema.
4) Ampliar la estructura institucional bilateral sobre los cimientos de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte. La ASPAN tiene muchos defectos, pero ha permitido establecer valiosos espacios de diálogo y coordinación, que pueden servir para desarrollar una mayor competitividad y seguridad comunes.
5) Incluir a México en la solución integral al reto migratorio. Sin la participación de México, y de otros países con altos flujos de migrantes hacia Estados Unidos, cualquier opción unilateral solamente ofrecerá un alivio parcial a un problema sistémico.
6) Reunirse con el Presidente Felipe Calderón antes de la inauguración oficial del 20 de enero. Igual que en 1993, cuando se acordó con el entonces Presidente electo Clinton el rescate del TLC, es prioritario que ambos mandatarios lancen una señal contundente, de que la cooperación se fortalecerá para luchar contra los enemigos comunes, profundizar la integración económica y buscar soluciones imaginativas a los retos globales.
6 comments:
Una recomendación para Felipe Calderón sería cambiar al Embajador de México en Washington. Mucha gente coincide en que más bien parece argentino... por lo sencillito y carismático. Sarukhán no encaja en el espíritu de la nueva administración Obama.
No coincido con usted. Creo que el Embajador Arturo Sarukhán está haciendo un espléndido papel en Washington. Es un diplomático profesional y el Presidente Calderón debería mantenerlo en su encargo durante la Administración Obama.
Me gustó tu Memo. Un beso.
Muchas gracias. ¿Quién eres?
Excelente memo Javier. Solo espero que Obama tenga acceso a estas ideas y que las implemente para bien de todos
Abrazos
Muchas gracias por tu comentario, Jorge. Creo que más bien va a ser responsabilidad del gobierno mexicano tratar de que algunas de estas ideas se puedan poner en práctica. México va a estar en las prioridades de la nueva administración Obama sólo si el gobierno mexicano diseña e instrumenta estratégicamente el nuevo esquema de la relación bilateral. Ojalá que así sea. Saludos.
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