Wednesday, April 08, 2009

Multitasking

Javier Treviño Cantú
El Norte
8 de abril de 2009

En las últimas semanas, varias giras internacionales, reuniones cumbre y la reacción que desató Corea del Norte al lanzar un “cohete”, son algunos de los acontecimientos que reflejan el profundo proceso de reacomodo geopolítico que está ocurriendo actualmente.

El sistema mundial está en un proceso de cambio multidimensional, donde una gran cantidad de eventos trascendentes ocurren al mismo tiempo. Esta “simultaneidad” se ha convertido en un factor que incrementa exponencialmente las dificultades para tomar decisiones en un escenario cada vez más dinámico.

Por ejemplo, en el caso de México, la Visita de Estado del Presidente Felipe Calderón al Reino Unido se magnificó al coincidir con la Cumbre del G-20. Su encuentro con el anfitrión de la reunión multilateral — el Primer Ministro Gordon Brown— y la oportunidad de dirigirse al Parlamento británico, le ofrecieron una plataforma mucho más visible para lanzar su mensaje contra las políticas comerciales proteccionistas. El tema es clave para México, por las tendencias que han manifestado en ese sentido la administración Obama y el Congreso estadounidense.

La visita del Presidente Calderón también coincidió con el más reciente desencuentro con los vecinos del norte. Éste se debió a la confusión sobre la supuesta exigencia de un aumento mayúsculo en los recursos de la Iniciativa Mérida, a la comparación que hizo Obama entre Calderón y Elliot Ness, y a las señales contradictorias sobre una mayor cooperación entre las fuerzas armadas de ambos países.

Sin embargo, la falta de coincidencia entre la comunicación de los dos países fue superada por otro evento paralelo: la visita a México de la Secretaria de Seguridad Territorial de Estados Unidos, Janet Napolitano, y del Procurador General de Justicia, Eric Holder, donde se reafirmó el mensaje de co-responsabilidad en la lucha contra la delincuencia organizada, la atención del fenómeno migratorio y el enfoque a largo plazo sobre la frontera común.

Otro ejemplo de esta simultaneidad fue el debut de Barack Obama en el escenario internacional. Con su gira por Europa, Turquía e Irak logró distanciarse de la fallida política exterior unilateral de su antecesor, y empezar a retomar un liderazgo mundial todavía incierto.

En Londres, Obama contribuyó al éxito relativo de la reunión del G-20, al conciliar posturas con la dupla franco-alemana y mediar entre China y Francia para alcanzar un delicado equilibrio en el comunicado final. Durante la cumbre de la OTAN, en Estrasburgo, obtuvo un apoyo prácticamente simbólico de la Unión Europea para apuntalar el esfuerzo en Afganistán. Y, en Praga, al mismo tiempo que proponía retomar el tema del desarme nuclear, Corea del Norte lanzaba su misil.

El evento marcó la primera crisis internacional que la nueva administración estadounidense deberá canalizar a través del Consejo de Seguridad de la ONU, y coincidió con la presidencia rotativa que le corresponde ejercer durante abril precisamente a México. Nuestro país parecía preparado para atender la agenda “rutinaria” del organismo, pero ahora deberá hacerse cargo de un asunto que marcará los cambiantes equilibrios de poder en la política de seguridad multilateral.

Por si faltara algo, a la vez que Obama buscaba recuperar terreno en Europa, contener el resurgimiento de Rusia y tender puentes con el mundo islámico mediante su visita a Turquía, otros actores también andaban de gira para reforzar sus propios espacios en el tablero geopolítico: el Presidente Hugo Chávez realizaba su séptima visita oficial a Irán—como parte de un viaje que además lo llevó a Qatar, Japón y China—, donde se anunció la creación de un Banco Binacional Irán-Venezuela.

El escenario global sin duda está caracterizado por una agenda cada vez más compleja, con temas “transversales” que exigen una atención constante y un tratamiento integral. En especial, el carácter simultáneo de los distintos procesos geopolíticos —incluyendo la crisis económica, la recomposición de alianzas bilaterales y regionales, el cambio climático y una larga lista de asuntos relevantes—, hace evidente la necesidad para cualquier gobierno de contar con cuatro elementos esenciales:

1) Una visión estratégica de conjunto, que permita aplicar políticas consistentes y realizar ajustes tácticos constantes; 2) una capacidad de análisis y diagnóstico superlativa, para identificar tendencias y acontecimientos previsibles con la mayor anticipación posible; 3) una coordinación mucho más estrecha, tanto entre todas las áreas gubernamentales como con los sectores empresarial, académico y social; y, 4) una política de comunicación eficaz, que maximice los resultados y reduzca los espacios para las fricciones.

Como lo señaló el Presidente Obama, Estados Unidos no puede ser el único país que cambie, y un primer paso recomendable para México es reconocer que se necesita actuar en varios planos a la vez. El “multitasking” no es una moda, sino una virtud esencial en el nuevo entorno global que está conformándose a toda velocidad.

4 comments:

Anonymous said...

¿Tendrá el gobierno de Calderón la capacidad de instrumentar un multitasking eficaz?

Carlos said...

Yo creo que sí tiene la capacidad. Cuenta con un equipo de primer nivel. Los diplomáticos de carrera de la Secretaría de Relaciones Exteriores han demostrado, a lo largo de los años, su enorme capacidad para conducir la política exterior de México.

Anonymous said...

El gobierno de Calderón ya nos dio la muestra. No tiene capacidad. Basta ver al nuevo Secretario de Educación, y al de Economía, y al de Agricultura, y al de Turismo. No hay multitasking, sólo incompetencia.

Elizabeth said...

Nice blog!