Javier Treviño Cantú*
A la memoria de Mario Ojeda y de Robert Pastor
El nuevo reporte
sobre América del Norte del Consejo de Relaciones Exteriores de los Estados
Unidos (CFR, por sus siglas en inglés, “North America: Time for a New Focus”, goo.gl/A82fGx) llega en un momento decisivo para nuestra
región.
La
multiplicación de crisis geopolíticas —en Europa con la anexión rusa de Crimea,
en Hong Kong, en Medio Oriente con el desafío del “Estado Islámico” e incluso
en América Latina con la compleja situación en Centroamérica— le da un peso aún
mayor a las palabras del presidente del CFR, Richard Haass. “Este reporte”,
dice en la introducción, “tiene el propósito de recordarle a los
estadounidenses que las relaciones más importantes de nuestro país (los EUA)
siguen siendo las más cercanas a casa”. Es decir, con Canadá y con México.
El documento
retoma el “espíritu” que llevó al mismo CFR a proponer hace ya casi una década
“La construcción de una comunidad de América del Norte” (goo.gl/h8Bgmy). Desafortunadamente, como también
señala Haass, “esta visión aún sigue siendo una meta distante”. No obstante, hoy
existen nuevos factores que permiten ser cautelosamente optimistas. La
“revolución” energética en Norteamérica, y a la que México ahora podrá sumarse
gracias a la reforma transformativa que aprobamos en el Congreso, o la
creciente competitividad manufacturera de la región (goo.gl/0PWZON), nuevamente permiten imaginar las
enormes ventajas de una Norteamérica integrada.
Si bien en ese
sentido el nuevo análisis del CFR es muy positivo, en el contexto del grave
desorden mundial imperante, es necesario ser realistas. Como señala Henry
Kissinger en su más reciente libro (World
Order, goo.gl/U1yZxL), ante la posibilidad de que la situación global
empeore catastróficamente es imperativo adoptar una postura más acorde con la
realidad. Así, debemos ver con ojos críticos la bien intencionada propuesta del
CFR sobre América del Norte para tomar decisiones en México que correspondan
con nuestro interés nacional. Porque, hay que reconocerlo, seguir insistiendo
en la posibilidad de alcanzar una Norteamérica plenamente integrada más allá de
lo comercial, es cada vez menos realista.
De entrada, el
nuevo reporte del CFR parte de que “el marco para guiar (el proceso de
integración) debe ser tilateral donde sea posible y bilateral cuando sea
necesario”, con lo que implícitamente reconoce la inviabilidad última del
proyecto.
En cuanto a los
lazos regionales energéticos, la reforma que logramos concretar en México y que
el informe del CFR reconoce como un avance clave, sin duda permitirá que
nuestro país aumente su participación en un mercado norteamericano donde los
Estados Unidos y Canadá ya han alcanzado una gran integración. No obstante,
plantear un mayor acercamiento energético regional puede resultar
contraproducente en términos políticos. No sólo por la resistencia de ciertos
sectores en México a la reforma, sino también por la oposición de importantes
grupos de interés en los Estados Unidos a proyectos como el oleoducto Keystone
XL (goo.gl/CKuPt7).
Igualmente, en
materia de competitividad, proponer la “actualización” del TLCAN con base en el
Acuerdo de Asociación Trans-Pacífico (TPP), así como incluir a México y Canadá
en las negociaciones entre los Estados Unidos y la Unión Europea para
establecer la Asociación Transatlántica de Comercio e Inversión, tampoco
parecería un camino muy promisorio. Los avances del TPP parecen haber llegado a
un “punto muerto” por la falta de acuerdos entre Estados Unidos y Japón, y si
bien Canadá y la Unión Europea ya presentaron su acuerdo de libre comercio (goo.gl/lF9vO7), la controversia respecto a la resolución
de controversias en materia de inversiones aún hace incierto que pueda llegar a
ser ratificado y ensombrece el panorama para la negociación entre los Estados
Unidos y la misma Unión Europea (goo.gl/rVIsmK).
En cambio, volviendo
a nuestra realidad, habría una “ventana de oportunidad” más amplia para avanzar
en lo que se refiere al desarrollo de infraestructura y procesos para elevar la
eficiencia del traslado de bienes y productos agropecuarios a nivel regional.
Los programas de certificación antes de que los embarques lleguen a las
fronteras respectivas han tenido avances discretos pero significativos (goo.gl/V0dulZ), y el impulso que el gobierno del
Presidente Peña Nieto se ha propuesto dar a la obra carretera y ferroviaria
abre perspectivas favorables en este terreno.
Respecto al
planteamiento del reporte sobre la necesidad de encarar amenazas comunes a la
seguridad en forma conjunta, la reciente crisis por los migrantes menores de
edad que estuvieron llegando desde Centroamérica a la frontera de México con
los Estados Unidos, mostró con claridad la forma en la que nuestros vecinos del
norte siguen partiendo de una “compartamentalización” en su interlocución con
distintos actores.
El llamado que
hace el reporte del CFR a que tanto los Estados Unidos como Canadá apoyen a
México en su lucha para fortalecer el Estado de Derecho por supuesto debe ser
bienvenido, y es un hecho que en el ámbito de la seguridad regional ha habido
avances innegables. Incluyendo, por ejemplo, la participación por parte de las
Fuerzas Armadas de nuestro país en el marco de colaboración que proveen el
Comando Sur y el Comando Norte de los Estados Unidos (goo.gl/SnRPvX). Aún así, existe la percepción de que
el grado sin precedente de cooperación bilateral entre México y los Estados
Unidos que se llegó a alcanzar en el gobierno de Felipe Calderón se ha
“recalibrado”, sin que se aprecie intención alguna de renovar la Iniciativa
Mérida (goo.gl/55B4Jb).
Finalmente, las
consideraciones del análisis del CFR para fortalecer el sentido de “comunidad”
norteamericana son poco factibles y, a la vez, muy prometedoras. Por un lado,
es poco probable que, como sugiere, se apruebe en los Estados Unidos una
reforma migratoria “integral”, que entre otras cosas permita ordenar un mercado
laboral norteamericano. Por el otro, sin embargo, acierta al acentuar la
importancia de profundizar los esfuerzos de cooperación educativa, un tema en
el que las administraciones de los presidentes Peña Nieto y Obama han
coincidido (goo.gl/G597bK).
Desafortunadamente,
en suma, el reporte carece de un elemento fundamental para impulsar una
integración en verdad eficaz: la propuesta de crear un nuevo mecanismo
institucional de consulta, coordinación y cooperación efectivamente trilateral.
Es un hecho que
el destino de México está inexorablemente ligado al avance de América del Norte
en su conjunto. Pero ya es momento de hacer a un lado escenarios utópicos de
integración regional, para concentrarnos en acciones pragmáticas que respondan
a nuestro propio interés nacional y en una diversificación estratégica de
nuestras relaciones con otras potencias mundiales. El énfasis puesto por el
Presidente Peña Nieto en el fortalecimiento de la relación bilateral con China
apunta en ese sentido, y su próxima visita de Estado al gigante asiático deberá
servir para consolidar esa reorientación.
*Javier Treviño Cantú es Diputado Federal
por Nuevo León y ha sido Subsecretario de Relaciones Exteriores y Oficial Mayor
de la Secretaría de Hacienda.
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