Puesta en escena y adhocracia
Javier Treviño Cantú
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https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Puesta-en-escena-y-adhocracia-20200726-0014.html
El miércoles 22 de julio asistí a la conferencia de prensa matutina en Palacio Nacional donde se hizo un anuncio histórico. Sin duda se trató de la que podría ser la política pública más relevante, hasta ahora, del gobierno de la cuarta transformación.
En 1997 inició una reforma al sistema de pensiones de los trabajadores del sector privado, pasando de un modelo de “beneficio definido” a uno de “contribución definida con cuentas individuales”. Esa reforma no logró plenamente sus objetivos. Fue bueno que los recursos de las aportaciones no se utilizaron para otros fines, ya que están en las cuentas individuales. Y se generó un mercado financiero local con una buena base de ahorro y alta capacidad de financiamiento al aparato productivo. Pero se requería la acción urgente de los empresarios para mejorar el sistema en beneficio de los trabajadores.
Fue así que durante más de un año, el Consejo Coordinador Empresarial entró en la recta final de sesiones para analizar y concertar las diferentes ideas y así plantear una sola propuesta de reforma con el consenso de todas las organizaciones del sector privado.
Inmediatamente después se iniciaron las conversaciones del CCE con el Congreso del Trabajo. El Senador Carlos Aceves escuchó, analizó e integró un grupo de expertos de las organizaciones sindicales para mejorar los planteamientos del sector privado.
El Senador Aceves y el Presidente del CCE, Carlos Salazar, llevaron la propuesta al Secretario de Hacienda. Después de un trabajo técnico muy serio y profesional por parte del equipo de Arturo Herrera, el Secretario se la presentó al Presidente de la República y dio el visto bueno para hacer el anuncio en la mañanera.
¿Qué problemas se habían identificado? El sistema necesitaba una reforma urgente porque, con los parámetros actuales, los primeros trabajadores que se jubilarían en el régimen de las Afores no tendrían buenas pensiones. La baja cuota de aportación para el retiro y el alto nivel de informalidad en la economía explican en mucho la situación. No es un problema del modelo operativo de Afores. Lo que había que modificar son algunos parámetros del sistema para que funcione bien.
Por ejemplo, la cuota de aportación del 6.5% es de las más bajas del mundo. Esto significa poco ahorro y la consecuencia es una baja pensión. El aumento en semanas de la Ley del IMSS de 1973 (520 semanas) a la Ley de 1997 (1,250 semanas) resultó excesivo y no consistente con la realidad del mercado laboral de México. Y todo eso significaba que, en la situación actual, más del 80% de los trabajadores van a recibir negativa de pensión.
¿Qué propone la reforma planteada? Tres cosas: lograr un ahorro adecuado; tener criterios de elegibilidad razonables; y contar con una garantía de ingresos en vejez por arriba de la línea de bienestar.
Se reconoce la realidad del mercado laboral y plantea modificaciones congruentes: el aumento de cuota del 6.5% al 15% lleva a México a un nivel en el promedio internacional. No va a ser de las más altas. La transición de ocho años, por su parte, ayuda a asimilar el impacto de aumento en costos. Bajar el requisito de semanas a 750 hace elegibles a la pensión mínima a la mayoría de los trabajadores, lo que vuelve al sistema una red de protección efectiva. De una pensión mínima única para proteger a los trabajadores de un salario mínimo se migra a un rango de pensión mínima garantizada en el que el 75% de los trabajadores podrá lograr una tasa de reemplazo adecuada.
Es relevante diseñar una transición para los primeros trabajadores que lleguen a la edad de retiro en los próximos años. Es un grupo que ingresó a trabajar a mayor edad y tendrá menos tiempo para poder lograr la garantía, lo que les pone en desventaja.
Esta propuesta de modificación al régimen de pensiones es parte esencial de la nueva dimensión social de las empresas y es congruente con las acciones que propuso el CCE para mejorar el salario mínimo de los trabajadores.
Hasta aquí lo esencial de la propuesta del sector privado.
Hace algunas semanas me preguntaba en estas páginas ¿cómo toma las decisiones el Presidente Andrés Manuel López Obrador? ¿Tiene un método? ¿Un modelo? Creo que la presentación de la reforma al sistema de pensiones nos da algo de luz sobre ese modelo de toma de decisiones.
En la mañanera estuvieron el Presidente de la República, el Secretario de Hacienda, el Consejero Jurídico del Presidente, el Director del IMSS, los Presidentes de las Juntas de Coordinación Política del Senado y de la Cámara de Diputados, el Presidente del Congreso del Trabajo y el Presidente del Consejo Coordinador Empresarial.
Queda claro que gobernar, para la 4T, es una puesta en escena. En la función diaria del gran teatro del Salón de Tesorería de Palacio Nacional se toman las decisiones y se dan instrucciones. Todo el gobierno debe estar atento de 7 a 9 de la mañana para saber lo que el Presidente responde a los “periodistas” de algunos medios que nadie conoce y ordena a los servidores públicos lo que se debe hacer.
El Presidente es un gran comunicador. Pero en su despacho no hay un modelo de administración centralizado, ni su jefe de oficina organiza la información para que tome decisiones. Tampoco hay un modelo de gabinetes especializados en donde se discuta abierta y transparentemente los diferentes puntos de vista y posiciones. Lo que hay es un “modelo ad-hoc”. ¿Qué significa esto? El Presidente decide a quién escucha, genera competencia y rivalidades.
La “adhocracia” es útil para un presidente como AMLO porque comunica la imagen de que él es quien está al mando. Por eso proliferan las “mesas” y “grupos de trabajo” y “comités” para que se vea la preocupación sobre un tema y un sentido de acción. Hay gran flexibilidad (caos) porque no hay procedimientos estandarizados ni sistemáticos. Puede responderse, cuando se quiere, con gran velocidad. O se puede arrastrar los pies. Hay confidencialidad pero pueden mezclarse las consideraciones políticas y económicas.
También hay debilidades, porque el “designado ad-hoc” tiene que recabar la mejor información y analizar todos los puntos de vista que pueda imaginarse. No hay un examen integral del tema, no hay discusión, no hay orden. El Presidente se convierte en su propio coordinador de asesores y jefe de oficina porque tiene que asegurarse de que recibe un análisis adecuado.
La paradoja de la “adhocracia” es que un Presidente fuerte y al mando es apoyado por un sistema fragmentado y dividido. El Presidente tiene que dedicar más tiempo a cada tema, entender las implicaciones que tiene una decisión en otras áreas del gobierno. El modelo de la “adhocracia” excluye a otros jugadores que tendrían un interés legítimo en el tema. El Presidente tiene que integrar por sí mismo, en la soledad de su despacho, sus políticas y puede fallar al identificar los temas relevantes y los que no los son. Sin un análisis integral, se puede excluir a jugadores importantes que, en su decepción, entorpecerán la implementación.
En los próximos días se presentará la iniciativa para el fortalecimiento del sistema de pensiones a la Cámara de Diputados. Fue un gran esfuerzo tripartita CCE-Congreso del Trabajo-Hacienda que merece ser aprobado con prontitud. Seguramente escucharemos la estridencia de las voces de quienes se sienten haberse quedado fuera del “modelo ad-hoc” en la toma de decisión. Algunos en la Conferencia Interamericana de Seguridad Social tenían su propia visión y propuesta. Esperemos que el ala más radical de la 4T en el Congreso no intente descarrilar una propuesta responsable de reforma que beneficiará a los trabajadores de México.
*Javier Treviño Cantú es Director General de Políticas Públicas del Consejo Coordinador Empresarial.
@javier_trevino
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