Friday, November 27, 2020

Lo que sigue es crear "valor público"

 Lo que sigue es crear “valor público”

 

 

Javier Treviño

 

 

@javier_trevino

 

 

Es una muy buena noticia que ya tenemos una “Guía ética para la transformación de México”. Nadie podría oponerse a los 20 principios y valores que presentó ayer el Presidente de la República. Es un extraordinario trabajo. Compromiso cumplido. Ahora le toca al gobierno concentrarse en crear “valor público”.

 

Los gobiernos en todo el mundo crean o destruyen valor a través de sus decisiones, sus servicios, sus leyes, sus regulaciones y de todas sus acciones. En una democracia como la nuestra, el valor debe ser definido, en última instancia, por los ciudadanos mismos. El valor es determinado por las preferencias de los ciudadanos expresadas de diferentes formas y reflejado por las decisiones de los gobernantes.

 

Después de dos años en el camino, creo que el concepto de “valor público” podría ayudar al gobierno de la 4T a definir una manera de pensar más adecuada sobre los objetivos y el desempeño de las políticas públicas. La ventaja de este concepto es que puede dotarlos de una buena métrica para evaluar las actividades que son llevadas a cabo directamente por el gobierno, o las que son implementadas por otras organizaciones y apoyadas por el gobierno.

 

El concepto de “valor público” puede medir mejor la confianza y la legitimidad, porque también incluye la equidad y la rendición de cuentas. El “valor público” es un camino para reconciliar la democracia y la eficiencia a través del diálogo. No es propiedad de los partidos políticos, ni de los colaboradores del Presidente. Es un proceso de aprendizaje social. Se define y redefine a través del diálogo, la interacción social y política. Compromete a los políticos, a los funcionarios, a los ciudadanos y a las comunidades. 

 

Los funcionarios públicos deben colaborar entre sí dentro y entre los límites institucionales, salirse de los silos, administrar de manera eficiente y efectiva, interactuar con las comunidades y los usuarios de los servicios y desarrollar reflexivamente su propio sentido de vocación y deber público.

 

Al Presidente no le gusta ni el neoliberalismo ni la tecnocracia. Pero sí debe reconocer la importancia de una gestión pública de reglas claras, orientada hacia la eficiencia y eficacia. Así como tiene sus “diálogos circulares” en las mañaneras, hace falta un diálogo e intercambio asociado con la gobernanza. 

 

Gobierno y ciudadanos deben acordar: ¿De qué quieren que el gobierno se responsabilice? ¿Qué mecanismos se requiere usar? ¿Cómo se va a responder a la deliberación pública para garantizar la confianza y legitimidad?

 

La palabra clave también es “gobernanza”. ¿Cómo unificar las ideas a fin de que todo el sector público, sus dependencias, entidades, programas se organicen y gestionen para alcanzar los objetivos y las metas públicas. 

 

La crisis económica, derivada de la pandemia, ha obligado al gobierno a implementar restricciones financieras, ajustes, recortes presupuestarios, racionalizar sus gastos. La moral de los buenos servidores públicos ha sido afectada. Lo que falta es poner el foco de actuación de lo público en factores de eficiencia interna, como incentivos, costos, productividad y calidad.

 

La confianza ciudadana en el gobierno podría deteriorarse si los ciudadanos tienen dudas de que el gobierno pueda cumplir su promesa de bienestar para los que menos tienen. Se requiere una nueva cultura administrativa. Es necesario reforzar el valor de lo público y de los servicios.

 

La nueva gobernanza debe ser una forma de gestión más cooperativa, donde las instituciones estatales y no estatales, los actores públicos y privados, participen y cooperen en la formulación y aplicación de las políticas públicas.

 

La nueva gobernanza implica algo más que la acción de gobernar o de dirigir la actuación de las instituciones de gobierno, es más bien una manera concreta de ejercerla. Hablamos de gobierno legítimo, responsable, competente, respetuoso de los derechos humanos y de la aplicación de la ley.

 

La nueva gobernanza es un modelo de administración pública cuyo principal objetivo es acercar a los ciudadanos a las instituciones, a través de una mayor participación individual y de las redes de organizaciones de la sociedad.

 

La gobernanza que opera ahora en México, desafortunadamente, se da en un escenario de fragmentación. Debemos reconocer que ya no hay fronteras entre el sector público, el sector privado y la sociedad civil. Por eso, lo importante ahora es armar la red de políticas públicas que logren nuevas formas de coordinación y cooperación. Lo importante es trazar una estructura de razonamiento práctico, con plena aplicación de la ley, que suponga una guía para el gestor público. 

 

Esta perspectiva busca cambiar el enfoque tradicional de la administración pública que intentaba ser eficaz y eficiente de acuerdo a los mandatos políticos, lo que se traducía en gestores públicos que actuaban con la mentalidad de administradores, y no de emprendedores, dando como resultado la ausencia de liderazgo en la prestación de los servicios públicos.

 

Los recursos públicos deben ser utilizados para aumentar el “valor público”. El valor público debe ir más allá de un enfoque de impactos monetarios y debe incluir beneficios sociales percibidos por los ciudadanos.

 

Creo que al evaluar la actuación del gobierno deberíamos observar tres cosas: a) La prestación de servicios que se ha logrado. b) Los impactos sociales reales. c) El mantenimiento de la confianza y la legitimidad del gobierno.

 

En última instancia el “valor público” se verá en tres dimensiones:

 

1.     En los servicios: el valor público se crea a través de la entrega de servicios de alta calidad que crean satisfacción del ciudadano.

 

2.     En los impactos: el valor público se percibe cuando se mejora sustancialmente la seguridad, la reducción de la pobreza, la salud pública, la educación.

 

3.     En la confianza: el valor público se refiere a la relación entre los ciudadanos y la autoridad. A menudo es el elemento más desatendido, pero la falta de confianza, incluso cuando los servicios son buenos, reduce el valor público y puede obstaculizar los avances.

 

Ante situaciones concretas, las preguntas clave que la 4T debería hacerse son: ¿Cómo puede el gobierno obtener el mejor resultado para la sociedad en función de los bienes y recursos disponibles? ¿Para qué sirve este servicio público? ¿A quién se le rendirá cuentas? ¿Cómo sabemos que hemos tenido éxito?

 

Pero también se requiere la evaluación seria de los programas sociales, el análisis costo-efectividad y de rentabilidad social, porque todo debe ir más allá de las preferencias individuales hacia los propósitos establecidos colectivamente.

 

En una democracia, las instituciones y los procesos representativos crean las condiciones para que los ciudadanos se asocien y decidan colectivamente lo que quieren conseguir juntos. El “valor público” es precisamente aquéllo que el público valora. Las administraciones públicas deben informarse de las preferencias de los ciudadanos, pero ir más allá genuinamente, aprender de ellos, de sus opiniones, intereses, experiencia y conocimiento colectivo. Todo es un proceso de aprendizaje social con reglas claras y plena aplicación de la ley.

 

https://www.sdpnoticias.com/columnas/javier-trevino-lo-que-sigue-es-crear-valor-publico-amlo-eficiencia-empresarios.html

Thursday, November 26, 2020

México 1986: el fútbol y las actitudes nacionales

 México 1986: el fútbol y las actitudes nacionales

 

Javier Treviño

 

@javier_trevino

 


Diego Armando Maradona murió ayer tras sufrir un paro cardiorrespiratorio en el barrio San Andrés, en el partido bonaerense de Tigre, donde se había instalado días atrás luego de la operación en la cabeza a la que fue sometido por un hematoma subdural. El 30 de octubre había cumplido 60 años. 

 

Pero el Maradona que todos recordamos es el de 1986. Fue en México que “el Diego” se consagró como estrella universal del fútbol y se alzó con la copa del Mundial de 1986, tras derrotar a Alemania 3 a 2 en el Estadio Azteca. 

 

El éxito de Maradona en 1986 me recordó un extraordinario texto de Henry Kissinger, el Secretario de Estado de los Presidentes Nixon y Ford, que publicó el domingo 29 de junio de 1986, titulado “El fútbol y las actitudes nacionales”. Kissinger, un aficionado al fútbol desde sus años de juventud en Fuerth, recordaba en su artículo que el fútbol evoca pasiones extraordinarias. Y hacía un recuento de la pérdida en el PIB de Brasil, por cientos de millones de dólares, cada día que la selección de ese país jugaba, porque los aficionados preferían quedarse sentados frente al televisor.

 

Y hablaba de lo extraordinario de las selecciones nacionales de fútbol, que requieren una combinación de habilidades individuales, trabajo en equipo y sentido estratégico. Además, Kissinger decía: puesto que los 11 jugadores de cada equipo están en acción contínua, cada juego implica necesidades tácticas que deben resolverse con la improvisación en el campo, en el momento.

 

En el artículo, Kissinger contaba sobre la estrategia de los entrenadores en los años de la década de 1930 y cómo revolucionaron las alineaciones. Y cómo los húngaros cambiaron la estrategia, una vez más, en la década de 1950. Hace una analogía con la estrategia militar: cada maniobra ofensia evoca un movimiento defensivo que la compense.

 

El estilo moderno del fútbol de la década de 1980 enfatizaba la defensa, con la excepción de Brasil, Francia y Argentina, que ganó la Copa Mundial de 1986, con Maradona. Y el resultado de la nueva estrategia, según Kissinger, era un juego muy táctico, complejo, que lo hacía reflexionar sobre las actitudes nacionales. Y se refería a los equipos de Alemania, Brasil e Italia como los más exitosos de la era moderna.

 

Alemania adoptó el fútbol total después de la Segunda Guerra Mundial. Y el equipo jugaba igual que como la nación se preparaba para la guerra: los juegos eran meticulosamente planeados, cada jugador preparado para la defensa y para el ataque. Previsión, preparación y trabajo duro. Kissinger hacía un recuento de las victorias de la selección alemana, recordaba sus fallas como las del Plan Schlieffen para la estrategia de Alemania en la Primera Guerra Mundial. Decía que hay un límite para la previsión humana: el estrés psicológico no se puede calcular por adelantado. Si el equipo alemán va atrás, o si su estrategia no da resultados, el juego se queda ensombrecido por la premonición nacional de que les irá mal, porque prevalece la pesadilla de que el destino es cruel. Y los medios de comunicación alemanes son despiadados cuando las altas expectativas sobre la selección no se cumplen. La impresión es inevitable. Una selección nacional que no produjo la alegría que se esperaba no cumple con el destino nacional.

 

Brasil no sufre de las mismas inhibiciones que los alemanes, según Kissinger. Su selección es el ejemplo de que la virtud sin alegría es una contradicción. Los equipos brasileños son exuberantes, los aficionados los alientan a ritmo de samba. Los jugadores son acrobáticos e inolvidables. Pero como las instituciones políticas brasileñas, el individualismo está combinado con una habilidad extraordinaria para hacer los arreglos prácticos requeridos para un desempeño nacional efectivo. Un equipo brasileño al ataque se parece a una banda de danza del carnaval. El equipo opositor es abrumado sin ser humillado. No es una desgracia ser derrotado por un equipo que nadie más puede imitar.

 

El estilo italiano, dice Kissinger, refleja la convicción nacional, forjada por las vicisitudes de la historia antigua, que el esfuerzo por sobrevivir debe estar basado en el cuidadoso ahorro de la energía. Presupone una evaluación correcta del carácter del oponente a la par de la perseverancia en la competencia. El objetivo inicial de los italianos es forzar al oponente a que se salga de su juego, estropearle la concentración e inducirlo a abandonar su estilo preferido. Al inicio de un juego, la selección italiana parecería destructiva y defensiva, con dureza y disciplina, pero después puede jugar el fútbol más hermoso del mundo.

 

Antes de la Segunda Guerra Mundial, Inglaterra era la potencia del fútbol. Pero se rehusó a adaptarse a las tácticas de la era moderna. Por eso decayó. Abrumaba a sus oponentes con velocidad, potencia y condición. Después la selección se convirtió solamente en confiable, dura, persistente, con carácter y tenacidad. Kissinger concluía en 1986: la Copa del Mundo despierta pasiones porque involucra tanto la competencia atlética como el contraste de estilos nacionales.  No es un accidente que el equipo europeo más elegante y ofensivo sea Francia, que no haya un equipo de un país comunista que haya llegado a la final, porque mucha planeación estereotipada destruye la creatividad indispensable para un fútbol efectivo.

 

En 1986, el fútbol soccer no se había arraigado en los Estados Unidos porque no había selección, ni un estilo nacional como los que Kissinger describe para Alemania, Brasil, Italia e Inglaterra. Pero predecía que el deporte se popularizaría si pronto se llevara a cabo la siguiente Copa del Mundo en su país, como ocurrió en 1994.

 

Aunque Kissinger no describe el fútbol argentino en su famoso artículo, creo que la leyenda de Maradona nos ilustra que fue de los más creativos de esos años. La selección argentina que se coronó en México 1986 utilizó un esquema verdaderamente inteligente y, con humildad, aprovechó cabalmente las condiciones excepcionales de Diego Maradona. Por eso ganó el campeonato del mundo.

 

Nada ilustra mejor la “actitud nacional” que la historia que Clarín publica hoy https://bit.ly/33zOGCz sobre Roberto Cejas, que fue quien cargó a Diego minutos después de que la selección argentina fuera campeón en el Mundial de México 86. “¿Qué significa Maradona para mí? tenía un imán con el mundo. Pero era distinto porque él llevaba la pasión por encima de todos. Es una parte enorme de Argentina que con solo nombrarlo nos abría las puertas del planeta”, dijo con un nudo en la garganta: “Si yo pudiera le diría por última vez ‘Yo te levanté y vos me llevaste a la eternidad’”.

 

https://www.sdpnoticias.com/columnas/javier-trevino-mexico-1986-el-futbol-y-las-actitudes-nacionales-maradona.html

Wednesday, November 25, 2020

Primera llamada


 

Primera llamada


Javier Treviño Cantú

 

@javier_trevino

 

El Presidente electo de los Estados Unidos, Joe Biden, presentó ayer a su equipo responsable de la política exterior y seguridad nacional. Los perfiles de cada uno son muy interesantes, combinan juventud y experiencia.

 

Escuché con mucha atención los mensajes del Presidente, la Vicepresidenta y los seis jugadores del equipo. Traté de encontrar ahí las señales a las que el gobierno de México debería poner atención. Son una “primera llamada” para diseñar, cuanto antes, una nueva etapa en la relación bilateral México-Estados Unidos.

 

Encontré, al menos, 10 puntos a los que el equipo de política exterior del Presidente López Obrador debería atender:

 

1.     Los seis nominados son piezas clave para México, por diversas razones. Son cercanos al Presidente y les tiene toda la confianza. No son producto del compromiso político. El Presidente cree que con ese equipo va a mantener a su país a salvo y seguro. Reflejan claramente que Estados Unidos dejó su aislacionismo trumpiano, está de regreso en el mundo, listo para ser el líder y sentarse en la cabecera de la mesa. El nuevo gobierno confrontará a sus adversarios y estará al lado de sus aliados. Estados Unidos está listo para defender sus valores.

 

2.     El Presidente Biden dijo que en las llamadas que recibió de los líderes mundiales (mensaje que no debe pasar inadvertido para AMLO), quedó claro que ellos esperan que Estados Unidos retome su papel histórico de líder global, tanto en el Pacífico como en el Atlántico, y a lo largo y ancho del mundo. Biden ratificó que cree firmemente en que Estados Unidos es más fuerte cuando está cerca y trabaja con sus aliados.

 

3.     Biden está orgulloso de su equipo de política exterior y seguridad nacional porque cada uno de sus integrantes ha logrado triunfos diplomáticos significativos en el pasado y porque tienen décadas de experiencia de trabajo con otros países. No quiere que Estados Unidos se involucre en conflictos militares innecesarios, pero sí va a mantener a los adversarios y a los terroristas a raya. Los retos para Biden están claros: el terrorismo, el extremismo, el control de las pandemias, la crisis del clima, la proliferación nuclear, las amenazas a la ciberseguridad de las tecnologías, el crecimiento del autoritarismo.

 

4.     Lo que reflejan los mensajes de Biden y de los integrantes de su equipo es que aprecian la juventud, las nuevas ideas y rechazan los viejos hábitos. El Presidente electo trató de integrar experiencia y liderazgo, nuevas perspectivas, ideas frescas y compromiso con la promesa de Estados Unidos. Dijo una buena frase: “Siempre he creído que Estados Unidos es respetado como líder del mundo no sólo cuando mostramos el ejemplo de nuestro poder sino cuando se aprecia el poder de nuestro ejemplo”. Y su equipo va a liderar con el ejemplo.

 

5.     Solamente para que nos quede claro a todos desde México, Tony Blinken (designado como Secretario de Estado) es uno de los hombres de más confianza y más cercano a Biden y estará listo desde el primer día. Habrá que ver pronto quiénes serán los colaboradores de Blinken responsables de los asuntos de nuestro hemisferio.

 

6.     La descripción que Biden hizo de la tarea del nuevo Secretario designado de Seguridad Territorial, un inmigrante latino, Alejandro Mayorkas, es de la mayor importancia para México. El Presidente electo fue al grano: el DHS debe mantenernos a salvo de las amenazas dentro y fuera de la nación y tiene que arreglar nuestro fracturado sistema migratorio, después de años de caos, disfuncionalidad y absoluta crueldad, porque Estados Unidos es un país de leyes y valores.

 

7.     En el caso de la designada como nueva Directora de Inteligencia, Avril Haines, es evidente que es una profesional de ese campo, con las más altas calificaciones. Lo más interesante es el valor que Biden asigna a la verdad (después de cuatro años de las mentiras de Trump). Ella está comprometida con decir la verdad y llevar la verdad a quienes toman las decisiones, por difícil que sea. Y ante cualquier amenaza en las fronteras de los Estados Unidos, como pudiera ser otra pandemia o la interferencia extranjera en las elecciones, ella no va a dejar de sonar las alarmas hasta que los funcionarios apropiados tomen decisiones y acciones.

 

8.     Como Embajadora ante Naciones Unidas, con rango de gabinete, Biden propone a Linda Thomas-Greenfield, una distinguida diplomática de carrera con especialidad en asuntos africanos. Será escuchada en todas las discusiones de asuntos de política exterior. Para México es de la mayor importancia, en virtud de nuestro nuevo papel, a partir de enero, como miembro no permanente del Consejo de Seguridad de la ONU.

 

9.     El Consejero de Seguridad Nacional, Jake Sullivan, ha trabajado con Biden muy de cerca y participó en negociaciones muy relevantes durante el gobierno Obama. Incluso ayudó a Biden a diseñar la estrategia para hacer frente al Covid-19. Pero lo más significativo, para que lo entendamos en México, es lo que Biden definió: “Jake entiende mi visión, seguridad económica es seguridad nacional”. “Y sabrá dirigir la política exterior para la clase media, para las familias”. “Lo que esto significa es ganar la competencia por el futuro”. “Tenemos que mantenernos a salvo y seguros y reconstruirnos mejor que nunca”. “Tenemos que invertir en nuestra gente, afilar nuestra innovación, unir la fortaleza económica de las democracias alrededor del mundo para lograr que se fortalezca la clase media, se reduzca la inequidad y hacer todo para combatir las prácticas comerciales predatorias de nuestros competidores y adversarios”.

 

10.  El zar del combate al cambio climático será el amigo de Biden de toda la vida, John Kerry. Será un “enviado presidencial” que va a participar en todas las mesas dentro y fuera de Estados Unidos, con un poder enorme. El cambio climático va a estar en todas las decisiones de la Casa Blanca. Kerry va a combatir la crisis ambiental y a movilizar acciones con toda la voluntad del Presidente. “Nadie debe subestimar por un minuto mi determinación para combatir el cambio climático”. El compromiso de Biden con la protección del medio ambiente está precisamente en el nombramiento de Kerry, con un perfil inigualable que cuenta con toda la confianza del Presidente. “Volveremos al Acuerdo de París el primer día del gobierno. Pero París no es suficiente. Dentro de un año en Glasgow, todas las naciones debemos elevar nuestras ambiciones juntos, o fracasaremos juntos. Y el fracaso no es una opción”.

 

Con “humildad y confianza” el nuevo equipo de política exterior del Presidente Biden está convencido de que va a sanar y a unir a Estados Unidos y al mundo, pero para ello necesita la cooperación de los demás países. Estados Unidos tiene la habilidad para convocar a las naciones para enfrentar los retos de nuestro tiempo.

 

Definitivamente hay una nueva visión que se debe analizar desde México: “Cuando construyamos alianzas, cuando encabecemos instituciones, cuando firmemos acuerdos, todo tiene que ser juzgado en torno a una pregunta clave: ¿Todo esto hará la vida mejor, más fácil, más segura para las familias a lo largo y ancho del país? ¿Todo esto va a yudar a unir a los Estados Unidos?”

 

Con un proceso de toma de decisiones riguroso para preservar la seguridad del país, defender el interés nacional y sus valores, el equipo del Presidente electo de Estados Unidos está listo para encarar los principales retos: crisis económica, disrupción tecnológica, ciberataques, terrorismo, proliferación nuclear, armas químicas y biológicas, cambio climático, pandemias, amenaza a la democracia, corrupción, injusticia racial e inequidad.

 

Estados Unidos está de regreso, el multilateralismo está de regreso, la diplomacia está de regreso. Y el gobierno de México debe tomar nota y actuar.

 

https://www.sdpnoticias.com/columnas/javier-trevino-primera-llamada-biden-amlo-sre-ebrard-tony-blinken.html

Saturday, November 21, 2020

Oportunidad perdida


 

Oportunidad perdida


Javier Treviño Cantú

 


El dirigente nacional de Morena confirmó el viernes pasado que su partido logró un acuerdo para conformar la alianza “Juntos Haremos Historia en Nuevo León” sumando al Partido del Trabajo, al Partido Verde y a Nueva Alianza.

 

Unos días antes, la idea de un posible frente opositor había tomado fuerza para conformar una alianza entre el PAN, el PRI y el PRD para hacerle frente a Morena en la contienda por la gubernatura. 

 

El Presidente nacional del PRI dijo que su partido estaba proponiendo una gran alianza con la que pudieran “aplastar” a Morena en la contienda del 2021. El presidente nacional del PAN la avaló como un antídoto al “morenavirus”. 

 

Finalmente los mismos panistas de Nuevo León rechazaron la alianza. La expectativa de integrar un gran frente opositor encabezado por el PAN y el PRI rumbo a la gubernatura de Nuevo León duró apenas 48 horas.

 

¡Pobre Nuevo León! El escenario que podría haberse diseñado como un exitoso laboratorio, en el 2021, para la contienda del 2024, se esfumó porque los políticos fueron incapaces de administrar correctamente un proceso político esencial. Fue una oportunidad perdida.

 

De inmediato recordé lo que aprendí en el curso “The Management of Politics”, que tomé durante mi maestría en Harvard, y desempolvé mis apuntes. Una alianza es la asociación de al menos dos partidos políticos, antes de una elección, con el objetivo de maximizar sus votos. Una coalición es el acuerdo de al menos dos partidos políticos para trabajar juntos en el gobierno, considerando el resultado de una elección. Ambas son temporales. En ambas se acuerdan objetivos, estrategia, acciones y recursos.

 

¿Cuáles son los elementos que se requieren para lograr una alianza de partidos exitosa?

 

1.     Debe beneficiar a todos los participantes. Cada partido debe ganar algo para que la alianza sea atractiva. Con seriedad, cada partido debe demostrar que tiene la habilidad para entender y respetar el punto de vista de los otros partidos. Y todos deben tener la voluntad de llegar a un acuerdo y a un compromiso.

 

2.     Todos los partidos en la alianza deben sentirse como socios en igualdad cuando están en la mesa, aun cuando sean diferentes en tamaño. Cada partido trae algo especial a la alianza, tiene atributos únicos y debe tener su peso específico e influencia a la hora de tomar decisiones y distribuir los beneficios. No se reparten las responsabilidades ni las posiciones de manera igual, pero sí equitativa.

 

3.     Para definir con claridad el interés de cada partido no bastan los sondeos informales ni los contactos indirectos. Se puede perder tiempo y credibilidad si se intentan combinaciones extrañas de partidos. Hay unos partidos que verdaderamente están interesados en llevar a cabo negociaciones y otros que definitivamente están “saliendo a pescar”.

 

4.     Para prepararse a una negociación de alianza, cada partido debería elaborar un documento que defina las posiciones del partido sobre los temas fundamentales de la política, economía y sociedad del estado. Esto ayudaría a identificar bien en dónde los partidos están de acuerdo y en qué están en desacuerdo, y podría facilitar el proceso de negociación. En esto no caben los supuestos ni las hipótesis. Debe haber claridad.

 

5.     Un proceso de negociación y un equipo negociador adecuado debe ser lo primero que se acuerde antes de sentarse en la mesa. La regla general es que los líderes de los partidos no deben involucrarse en el proceso de negociación. Ellos deben designar a un negociador en jefe con instrucciones claras para hablar a nombre del partido y para llegar a acuerdos. De esta manera, los líderes de los partidos pueden convertirse en la última instancia en caso de que se empantanen las negociaciones. 

 

6.     Los partidos deben saber lo que quieren lograr en la alianza, pero tienen que ser muy realistas cuando evalúan a dónde pueden llegar con una asociación inusual de partidos. Los partidos deben establecer de entrada los principios fundamentales sobre los que no se puede conceder nada, ni pueden ser negociados. 

 

7.     Las posiciones sobre políticas son flexibles. El acuerdo final de la alianza incluirá los principios fundamentales más el acuerdo sobre políticas específicas a los que se ha llegado a través del estira y afloja y la negociación. Algunas ideas se dejan a un lado en el interés de llegar a un acuerdo. Los partidos deben reconocer que no se puede lograr todo lo que quisieran en una alianza. Pero todos deben ganar algo significativo. 

 

8.     Desde el principio se debe establecer un mecanismo para resolver controversias. Siempre se requiere un árbitro confiable y respetado por todos los partidos. Es definitivamente mejor acordar un mecanismo de resolución de controversias antes de que los problemas aparezcan. Luego es demasiado tarde.

 

9.     Los partidos deben adherirse a la máxima “nada está acordado hasta que todo esté acordado”. Es una estrategia de negociación de paquete que asegura que todos los partidos permanezcan comprometidos durante el proceso y evita que algunos se desentiendan cuando ya consiguieron lo que querían. Todos deben estar hasta el final.

 

10.  Cuando se llega al acuerdo es importante que se publique como un documento formal, firmado por todos los partidos, para demostrar que sí hay acuerdo, unidad, transparencia y así evitar diferentes interpretaciones y malentendidos.

 

11.  Una vez que ya se tiene un acuerdo y un documento, es importante que se defina el liderazgo de la alianza, que todo mundo lo reconozca y que tenga toda la autoridad. El liderazgo no debe dejar la alianza a la deriva, sino darle sentido de dirección. El proceso de toma de decisiones dentro de la alianza debe estar claramente definido. Aunque sea temporal, es una organización. Y las organizaciones requieren gobernanza. 

 

12.  Los partidos deben reconocer la importancia de comunicar el acuerdo a todos sus militantes. No hay que asumir que estarán contentos con el acuerdo de alianza. No serán seguidores en automático. Muchos sentirán que los negociadores los traicionaron y concedieron demasiado o comprometieron los principios del partido o su identidad. Se deben explicar las razones y el contenido del acuerdo y conseguir el apoyo total de los militantes. 

 

13.  Se debe mantener la comunicación constante y la consulta permanente entre los partidos. Entre los líderes y los miembros operativos de la coalición, la alianza debe hablar con una sola voz. Tienen que usar el mismo mensaje, la misma historia, la misma narrativa, el mismo lenguaje, las mismas ideas y las mismas posiciones. Se deben designar voceros y entrenarlos, además de tener una estrategia clara y única de relación con los medios.

 

14.  ¡Cuidado con las filtraciones! Los desacuerdos internos deben ser resueltos en la discreción de lo confidencial. De otra forma no se mantiene la confianza de los miembros y se debilita la alianza. Las filtraciones son el peor enemigo de la alianza cuando se trata de conflictos internos.

 

15.  La alianza debe tener un nombre y una marca, un mensaje, un slogan que sea identificable. La marca de la alianza es fundamental, además de que se incluyan los logos de los partidos que la integran.

 

16.  Los partidos que integran la alianza deben tener muy claros los sectores de la sociedad que serán la audiencia objetivo. ¿Dónde están los electores? ¿Cuál es la base? ¿Dónde está el voto duro? ¿A quiénes hay que convencer? Se requiere estrategia. El mensaje es fundamental. Hace falta investigación, estudios de opinión, estructura para el trabajo político de tierra.

 

17.  Debe haber una division de responsabilidades, de acuerdo con las fortalezas y debilidades de cada partido. La selección de candidatos es vital. El acuerdo se necesita sobre propaganda, materiales, imagen, slogan, mensajes, recaudación de fondos, contribuciones, eventos, finanzas de la alianza. Es común que se creen estructuras paralelas y que se dupliquen los esfuerzos y se desperdicien los recursos. 

 

18.  Como si fuera un partido renovado, la alianza requiere una vision estratégica ante la elección. El primer objetivo es ganar. Después habría que pensar en la coalición para gobernar.

 

En una democracia, los partidos políticos compiten por el apoyo de los ciudadanos y para ello proponen políticas públicas y defienden valores. Cuando llegan al poder, intentan implementar la visión que prometieron. Los que se quedan en la oposición, critican, presentan alternativas y obligan al gobierno a rendir cuentas. Es la competencia de ideas la que alienta a cada partido a refinar sus propuestas y lograr acuerdos. Con debate, diálogo, compromisos, se construyen consensos sobre temas fundamentales. El pluralismo político y la competencia son esenciales para que funcione nuestra democracia. 

 

*Javier Treviño Cantú es Director General de Políticas Públicas del Consejo Coordinador Empresarial.

 

@javier_trevino

 

Podcast: https://anchor.fm/javier-trevi361o


https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Oportunidad-perdida-20201122-0005.html 

 

 

 

Saturday, November 14, 2020

Memorándum para Joe Biden


 

Memorándum para Joe Biden


Javier Treviño Cantú

 

 

Para: Joe Biden, Presidente electo de Estados Unidos

 

Asunto: Relación bilateral con México

 

Prioridad: Máxima

 

Permítame felicitarlo. Después de una extraordinaria campaña electoral, y de un motivador mensaje de unidad nacional a lo largo y ancho de su país, usted ha logrado un triunfo histórico. Ahora, después de cuatro años de sobresaltos, y del uso desmedido del Twitter desde la Casa Blanca, deberá hacerse cargo de un país sumido en su peor doble crisis, de salud y económica; con varios frentes de guerra abiertos; en un marco mundial de inseguridad energética, alimentaria y ambiental; en un entorno de proliferación armamentista y reacomodo geopolítico estructural.

 

Las expectativas de cambio que usted generó son gigantescas, e imposibles de satisfacer. Jóvenes, mujeres, hispanos, afroamericanos esperan mucho de usted y de la Vicepresidenta Harris. Las condiciones en que usted llega al poder pondrán a prueba todas sus capacidades. Deberá definir su agenda de política interna y exterior, nombrar un gabinete que sea rápidamente confirmado por el Congreso y supervisar la ejecución disciplinada del programa de reactivación económica. Sobre todo, deberá evitar la trampa de rendirse ante la tiranía de lo urgente sobre lo importante.

 

En este contexto, sería un error considerar que las relaciones con México son un tema secundario, que puede ser atendido en “piloto automático” por la burocracia. Su vecino del sur no es irrelevante, aunque el Presidente Andrés Manuel López Obrador se niegue a felicitarlo.  México demanda una atención prioritaria por cuatro razones:

 

A.     Su estabilidad es un asunto de seguridad nacional para Estados Unidos. A sólo unos meses de celebrar elecciones, México está políticamente dividido, económicamente debilitado y se encuentra librando una auténtica guerra contra el crimen organizado y la inseguridad pública. Es una lucha sangrienta que está destruyendo el frágil tejido social del país. Evadir la atención a la posible perspectiva de un México en llamas, y sin válvulas de seguridad que alivien la presión, es un lujo que el próximo gobierno de Estados Unidos simplemente no se puede dar.

 

B.     El Tratado de Libre Comercio entre México, Estados Unidos y Canadá (TMEC) es determinante para el crecimiento de México y, por lo tanto, para la recuperación de Estados Unidos. México y Canadá son sus socios comerciales más confiables. Poner en riesgo uno de sus motores económicos más dinámicos equivale a darse un balazo en el pie. Hay dos elementos que hacen al TMEC todavía más valioso: la pandemia y la guerra comercial entre Estados Unidos y China. ¿Por qué? Las compañías globales están buscando disminuir el riesgo y mover la producción más cerca de los consumidores. La geografía es fundamental. Y las empresas que tienen alta exposición a China fueron muy afectadas con los altos aranceles que les impuso el gobierno de Trump. Están tratando de reducir “el riesgo chino”. El TMEC, la proximidad geográfica y la naturaleza complementaria de las tres economías hacen de América del Norte una opción atractiva para las empresas globales. México ya está ganando espacio por la guerra comercial entre Estados Unidos y China y puede atraer más inversiones. 

 

C.    Su gobierno necesitará distanciarse de posturas unilaterales para demostrar el cambio prometido. El mejor lugar para empezar es cerca de casa: con sus vecinos norteamericanos. Por otro lado, México es socio estratégico de la Unión Europea. La relación transatlántica puede alcanzar un mayor peso si se plantea en términos regionales, y no sólo nacionales. México también será un interlocutor clave en América Latina, donde el bloque opositor a Washington está ganando terreno con el apoyo de sus verdaderos rivales estratégicos: China y Rusia. Además, desde su asiento no permanente en el Consejo de Seguridad de la ONU y su participación en el G20, México deberá ser tomado en cuenta a la hora de armar la nueva arquitectura sanitaria, financiera, comercial y política de la era post-Covid-19.

 

D.    La solución integral del tema migratorio no podrá ser pospuesta. El tema migratorio será de la mayor atención para ambos gobiernos. El electorado hispano fue clave para su triunfo, y la falta de atención a sus demandas pondría las elecciones del 2022 y 2024 en peligro para el Partido Demócrata. En una sociedad polarizada por el populismo trumpiano y una creciente desigualdad económica, Estados Unidos no debe mantener un grupo social marginado y criminalizado, ni puede resolver por sí solo un reto de naturaleza multinacional.

 

Por lo anterior, se recomienda:

 

1.     Reunirse con el Presidente López Obrador antes de la inauguración oficial del 20 de enero. Igual que en 1993, cuando se acordó con el entonces Presidente electo Clinton el rescate del TLC, es prioritario que ambos mandatarios lancen una señal contundente, de que la cooperación se fortalecerá para luchar contra los enemigos comunes, profundizar la integración económica y buscar soluciones imaginativas a los retos globales.

 

2.     Establecer un canal de comunicación directo entre la Casa Blanca y Palacio Nacional de México para atender situaciones de emergencia; apresurar el nombramiento del responsable para América Latina en el Consejo de Seguridad Nacional y la confirmación de un subsecretario de Estado para América Latina con experiencia y espíritu constructivo.

 

3.     Dedicar toda la atención y recursos necesarios para establecer un mecanismo institucional de diálogo bilateral que funcione permanente y eficazmente. Ello permitirá encarar los retos para evitar que un problema en uno de los temas contamine el resto de la relación. Se pueden sentar las bases de una verdadera alianza basada en la corresponsabilidad.

 

4.     Aclarar su postura sobre el TMEC, los temas laborales y ambientales, para evitar malos entendidos, fricciones contraproducentes y riesgos innecesarios que contaminen el resto de la agenda bilateral. Durante la campaña, no se despejaron las dudas sobre su supuesto proteccionismo, ni se resolvieron las contradicciones entre sus principales asesores sobre este tema.

 

5.     Ampliar la estructura institucional bilateral sobre los cimientos de la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte. La ASPAN tenía muchos defectos, pero permitió establecer valiosos espacios de diálogo y coordinación que podrían servir para desarrollar una mayor competitividad y seguridad comunes.

 

6.     Incluir a México en la solución integral al reto migratorio. Sin la participación de México, y de otros países con altos flujos de migrantes hacia Estados Unidos, cualquier opción unilateral solamente ofrecerá un alivio parcial a un problema sistémico.

 

7.     Avanzar hacia una comunidad integrada, competitiva en América del Norte y entender los beneficios de permanecer unidos como región. El poder de la geografía cuenta. Se tiene que proteger la idea de una América del Norte fuerte y competitiva por sus economías de escala, inversiones confiables, más empleos y menos desigualdad.

 

8.     Armonizar las regulaciones, fortalecer el estado de derecho, desarrollar el capital humano, mejorar los cruces fronterizos. Es una visión que corresponde a los dos gobiernos y potencia nuestra región. La interdependencia y reciprocidad fortalecen las cadenas de valor y aumentan la competitividad. Se necesitan mejores canales de comunicación entre los sectores público y privado, promover y asegurar un ecosistema de inversión seguro, estable. Los muros, amenazas y hostilidad entre los dos países no nos llevan a ningún lado.

 

9.     Construir un esquema de prioridades a las que se va a atender y solucionar como región: inseguridad, tráfico de drogas, energía, cambio climático, estado de derecho. Es un ejercicio de responsabilidad en donde se debe entender que si se asume conjuntamente se podrán diseñar soluciones comunes.

 

10.  Usted tiene la gran oportunidad para mover la conversación más allá del comercio y de la inversión. La relación bilateral tendrá que ser más amplia, más profunda y más institucional. La mayoría de las decisiones serán tomadas por los expertos, porque hay muchos más temas en la agenda. Pero al Presidente de los Estados Unidos le debe interesar cada vez más lo que pase internamente en México. Seguridad, democracia, derechos humanos, corrupción, estado de derecho, el papel de los medios de comunicación y de una sociedad civil fuerte, son los temas que la Casa Blanca podría observar, junto con la implementación correcta del TMEC. 

 

*Javier Treviño Cantú es Director General de Políticas Públicas del Consejo Coordinador Empresarial.

 

@javier_trevino

 

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