Buenos desacuerdos
Javier Treviño
@javier_trevino
Leí el libro de Bo H. Seo sobre los buenos argumentos y cómo el debate nos enseña a escuchar y ser escuchados (“Good Arguments: How Debate Teaches Us to Listen and Be Heard”, New York: Penguin Press, 2022). Seo es un estudiante de la Escuela de Derecho de Harvard y ha sido dos veces campeón mundial de debate.
El libro se divide en dos partes. En la primera, el autor presenta los cinco componentes del debate competitivo y las habilidades necesarias para cada uno. En la segunda, aplica el debate a cuatro áreas: malos desacuerdos, relaciones, educación y tecnología. El objetivo es mostrar cómo los buenos argumentos pueden mejorar la vida de la sociedad y también pueden conducir a desacuerdos buenos y útiles.
Cuando un país se divide por la discordia, un alto grado de desacuerdo entre la gente, sus representantes políticos y sus medios de comunicación convierten a la nación en intransigente e insostenible. ¿Será muy difícil que lleguemos a estar de acuerdo unos con otros? ¿Podríamos ser mejores para discutir entre nosotros? ¿Estamos discutiendo sobre las cosas correctas? ¿Estamos discutiendo bien? ¿Estamos discutiendo lo suficiente?
Bo Seo dice que el problema de la polarización no es tanto que no estemos de acuerdo, sino que “cuando estamos muy en desacuerdo, nuestros argumentos son dolorosos e inútiles. Pasamos más tiempo vilipendiando, socavando y anulando a aquéllos con los que no estamos de acuerdo que abriendo o cambiando sus mentes. Si siguiéramos el ejemplo del mundo del debate competitivo, sería más fácil hacer que las personas reconsideraran sus puntos de vista o al menos consideraran los de los demás”.
Si la sociedad está en desacuerdo, debe hacerlo de manera constructiva. Seo dice que, en el debate, la refutación —argumentar— es “un voto de confianza no sólo a nosotros mismos sino a nuestros oponentes”. Abordar los argumentos con razón, lógica, respeto y empatía puede ayudar a las personas a manejar puntos de vista opuestos. Tenemos que desaprender la idea de que cada conversación termina con un ganador y un perdedor. En lugar de pretender aniquilar a un adversario, es mejor invitarle un café y eliminar los incentivos para escalar.
Seo presenta ideas concretas para la práctica del buen desacuerdo:
1. Cada argumento debe establecer la verdad e importancia de una afirmación. El debate puede dar rienda suelta a tu voz. Cuando una persona habla, nadie más lo hace. Hay una estructura y cuerpo de conocimiento que permite alzar la voz y ser escuchada. Una discusión no es una bolsa de sorpresas llena de pensamientos o exclamaciones al azar. No es una repetición de todas las cosas que piensas sobre un tema en particular. Un argumento es una herramienta para cambiar de opinión y tiene dos cargas básicas de la prueba. Primero, mostrar que tu afirmación principal es verdadera; y, segundo, que esta afirmación es importante.
2. Elige tus batallas y gana. Cuando comienzas a aprender las estrategias y los secretos de un buen debate, cada cosa objetable que dice la gente parece una oportunidad para pelear y hacer un punto. Para quien tiene un martillo en su mano, todo le parece un clavo. Pero sabemos que las buenas conversaciones y relaciones tienen acuerdos junto con desacuerdos. Si una medida de la inteligencia es la capacidad de argumentar bien, entonces la sabiduría se basa en saber cuándo discutir y cuándo detenerse.
3. Seo propone utilizar una la lista de verificación RIEA: ¿Es el desacuerdo “real”, “importante”, “específico” y “alineado”? No se desea entrar en un debate que se base en algo que no se entendió o se escuchó mal, por lo que es importante que se pregunte a sí mismo si el desacuerdo es real, lo que significa que se basa en una diferencia de opinión legítima. Llamar a un problema importante es quizás una evaluación subjetiva, pero es mejor involucrarse en desacuerdos sobre las cosas que realmente le importan, en lugar de un frívolo ojo por ojo. Los argumentos son específicos cuando se refieren a un punto concreto. Estar alineado con el objetivo de su desacuerdo significa que ambas partes buscan lo mismo, idealmente, una resolución justa. Puede parecer contrario a la intuición, pero un buen desacuerdo en realidad comienza con cierto nivel de acuerdo: de qué se trata el argumento y cómo se va a discutir al respecto.
4. La empatía puede surgir de la acción. ¿Qué es empatía? Algunos la describen como una conexión mental mágica que surge espontáneamente cuando miras a los ojos de otra persona. Otros la describen como una virtud. Seo dice que en el debate aprendió una forma diferente de entender la empatía: como una serie de acciones. Gran parte del debate es un ejercicio de certeza. Usted habita completamente su perspectiva y presenta los mejores argumentos posibles para su lado, reclutando la evidencia más persuasiva para su caso. Pero en los últimos cinco minutos antes del comienzo de una ronda, los mejores debatientes hacen algo extraordinario: escriben los cuatro mejores argumentos del otro lado, o revisan su discurso a través de los ojos de un oponente y tratan de encontrar tantos problemas como puedan. Eso crea un margen de maniobra. Da la sensación de que puede haber otra forma de ver este problema. En un momento en que muchos de nuestros desacuerdos se sienten como una guerra de trincheras, con cada lado congelado en su posición, incapaz de comprender de dónde viene el oponente, ese margen de maniobra puede ayudar. Crea un espacio a través del cual la empatía podría surgir.
5. Tienes que saber elegir tus batallas. Hay muchas opiniones objetables. La sabiduría radica en saber cuándo discutir y cuándo parar. ¿Existe un desacuerdo real entre las dos partes? ¿Es lo suficientemente importante como para discutir? ¿Es lo suficientemente específico como para que pueda hacer algo al respecto? ¿Está alineado con el otro lado con el objetivo de ser productivo en el tratamiento del tema? Una discusión no se trata de pasar de un mal desacuerdo a un buen acuerdo, sino de pasar de malos desacuerdos a buenos desacuerdos. Y tal vez ni siquiera se trata de discutir. Tal vez se trata de estar alineado con lo que hay que hacer, en el camino a seguir. Durante la mayor parte de la historia, a grupos enteros de personas se les prohibió hablar. Hoy se acepta la diversidad en nuestras comunidades, se brinda a las personas plataformas para alzar la voz en la plaza pública y tratar de manejar nuestros argumentos.
6. Construye un argumento inteligente. “Un argumento no es cualquier cosa que apoye vagamente su posición, ni es una repetición de lo que cree”, dice Seo. “Un argumento es una forma estructurada de apoyar su posición y persuadir al otro lado”. En el libro, Seo describe una herramienta llamada "las cuatro W" que ayudarán a desarrollar un caso. Es tan simple como hacerte estas preguntas: ¿Cuál es el punto que está tratando de hacer? ¿Por qué es verdad? ¿Cuándo ha sucedido antes? Y finalmente, ¿a quién le importa? Tenga cuidado de descartar la opinión de alguien en función de su identidad. En el clima político actual, a veces puede parecer que quién eres importa tanto como lo que piensas.
7. Saber cómo combatir a un acosador. No importa cuánta buena fe se aporte a una conversación, siempre se encontrará personas que insisten en arrasar la discusión para que todo suceda en sus términos. "Una de las variedades más comunes que veo es la gente a la que llamo 'The Wrangler', que simplemente dice 'no' a todo y nunca presenta una propuesta positiva propia", dice Seo. Es difícil debatir con estas personas porque es como pelear contra las sombras. El truco para recalibrar los términos del intercambio es preguntarles: Bueno, entonces ¿qué propones? “Una vez que los fijas en una posición propia, entonces se vuelve más uniforme. Se convierte en una comparación. Se convierte de nuevo en una conversación, en lugar de que una persona sea juzgada y la otra sea el juez”.
8. Sé un buen oyente. No sólo es lo correcto, sino que realmente escuchar el argumento de alguien es la mejor manera de armarse para una defensa informada. Y si piensas en las personas más odiosas con las que has estado en desacuerdo, probablemente compartan un rasgo común. “La mayoría de las veces en un debate competitivo, en realidad no estás hablando. Estás escuchando”, dice Seo. “Y una de las cosas que aprendes es que si vas a tener la esperanza de persuadir a alguien, debes saber de dónde vienen, lo que comienza con escuchar”.
“Los desacuerdos pueden ser dolorosos, divisivos e incómodos, pero nos agrandan la vida al exponernos a ideas que tal vez no se nos ocurran de forma natural y nos obligan a mostrarnos en toda nuestra plenitud”, dice Seo. “Cuando no te enfocas en ser siempre apetecible o agradable, puedes tener relaciones más profundas y conversaciones que pueden hacerte cambiar de opinión”.
Estamos polarizados. Debemos recuperar la confianza y la fe en lo que pueden ser los buenos argumentos, dándonos cuenta de que el desacuerdo puede ser la base de conversaciones más ricas, conexiones íntimas y más indagaciones de las que el mero acuerdo puede esperar lograr. Debemos ver el argumento como una habilidad, como una forma de arte, como un trabajo, no como algo con lo que simplemente tropezamos. Una comunidad puede ser construida alrededor, no a pesar, del desacuerdo, y alberga conocimientos que podemos aplicar en nuestra vida cotidiana para comenzar a construir un futuro que no estará basado en la amabilidad, sino en el buen desencuentro, que da cuenta de la riqueza de nuestras diferencias y nos permite hablar de ellas.
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