Javier Treviño Cantú
El Norte
11 de febrero de 2009
La compañía Amazon acaba de presentar la nueva versión de su aparato para leer libros electrónicos, el Kindle 2. Mediante una conexión inalámbrica a Internet, es un poco más rápido para descargar libros que el anterior; pero en esencia es el mismo producto: un dispositivo con un diseño en apariencia muy sencillo, que ejemplifica la forma en que los avances tecnológicos siguen revolucionado nuestros hábitos fundamentales, empezando por la forma de leer.
Otra muestra, quizás más trascendente aún, del incesante avance hacia un mundo crecientemente interconectado y digitalizado, fue el reciente acuerdo alcanzado entre Google y el grupo de escritores y editores que habían entablado en su contra una demanda judicial “colectiva”, que se conoce en el vecino país como un “class action lawsuit”. Estos argumentaban que Google había violado sus derechos de autor, al digitalizar, para su sistema de búsqueda, segmentos de millones de libros que todavía son protegidos por la legislación vigente.
Según el reconocido especialista Robert Darnton, en 1998 se determinó que los derechos de las obras literarias en Estados Unidos están protegidos mientras viva su autor, y 70 años más. Entre otras cosas, esto significa que la gran mayoría de los libros escritos durante el siglo XX todavía no pasan a ser parte del “dominio público”. Este hecho limitaba el ambicioso proyecto, iniciado hace cuatro años por Google, destinado a digitalizar las colecciones completas de algunas de las bibliotecas universitarias y públicas más importantes del mundo.
Aparentemente, el nuevo acuerdo entre Google y los demandantes, al que se llegó el pasado mes de octubre, tiene posibilidades de ser ratificado por la Corte competente del estado de Nueva York. Ello ha desatado una intensa polémica. Debido a la naturaleza colectiva del juicio y, por lo tanto, del acuerdo, la preocupación central manifestada por gente como Darnton es que Google acabe teniendo el control sobre prácticamente todos los libros protegidos por las leyes de derecho de autor en Estados Unidos.
Estás inquietudes seguramente prenderán como una chispa en pasto seco. La “omnipresencia” de Google tiene tiempo de haber despertado sospechas. La constante ampliación de los servicios que ofrece ha traído enormes ventajas. Por ejemplo, con su gmail.com transformó el correo electrónico, de un “producto” de software comercializable, a un servicio gratuito basado en una plataforma virtual. Al mismo tiempo, Google ha generado temores por su capacidad de “monitorear” las actividades de sus millones de usuarios, y con ello las posibilidades de desarrollar nuevos mecanismos para obtener ganancias de la información que colecta.
Por supuesto, el avance de Google también ha provocado reacciones por parte de sus competidores. De acuerdo con la revista Wired, Microsoft, la telefónica AT&T y otras empresas han estado desarrollando múltiples estrategias para alertar sobre los riesgos que supuestamente plantearía el crecimiento desenfrenado de Google. Ahora, es probable que el caso del acuerdo de Google con los escritores y editores les ofrezca una nueva oportunidad para cuestionar la conveniencia de que una sola compañía tenga el control exclusivo de lo que sería la biblioteca —y librería— digital más grande del mundo.
Lo que es un hecho indiscutible, es que la tendencia hacia un entorno digital abre nuevas oportunidades y también plantea grandes retos a países como el nuestro, donde la mayoría de la población no tiene acceso a Internet, y tradicionalmente lee poco.
Sin embargo, algunas cifras indican que el uso de computadoras conectadas a la red está creciendo. Las estadísticas disponibles indican que, a mediados de 2008, el número de usuarios de Internet en México se acercó a los 28 millones. De ser atinada, esta cifra representaría un crecimiento de más de 770% en lo que va de la década actual, generando expectativas de un mayor uso en el futuro por parte de una población en su mayoría joven.
La pregunta es si los niños y jóvenes mexicanos tienen las capacidades necesarias para aprovechar al máximo las ventajas que ofrece esta herramienta tecnológica. El problema, desafortunadamente, es que seguimos rezagándonos, porque México no va a participar en la nueva prueba que hará este año la OCDE como parte de PISA, su programa internacional de evaluación estudiantil. El examen se lleva a cabo cada tres años, y esta vez, además de incluir matemáticas, ciencias y lectura, alumnos de 17 países van a medir sus capacidades para “acceder, manejar, integrar y evaluar información”, así como “construir nuevos conocimientos a partir de textos electrónicos”.
Quizás sea comprensible que nuestro país no participe. La Alianza para la Calidad de la Educación ha resultado muy difícil de concretar, además de que la prueba tiene un costo elevado y el gobierno está destinando sus escasos recursos a enfrentar una crisis mundial. Lo que sería más difícil de entender —y de justificar—, es que para la próxima prueba PISA en 2012, México siga sin contar con los fondos necesarios, o la voluntad política, para apresurar el paso y fomentar habilidades que resultan indispensables para que los futuros profesionistas mexicanos tengan oportunidad de competir en la economía global.
6 comments:
¡Google te está observando!
Hace alugnos años, tuve la oportunidad de participar con un grupo de personas que buscaron transparentar la información sobre la calidad educativa en México.
Pasamos por muchas cosas, desde el descrédito del SNTE hasta el ataque subjetivo del Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.
Pero así también, se logró algo: La prueba ENLACE, que hoy evalua de manera horizontal las capacidades de nuestros alumnos, signficó un triunfo de la Sociedad Civil Organizada. Es bastante perfectible, sí, pero es un buen punto de partida.
La pregunta es, ¿hasta cuándo seguiremos esperando que el Gobierno Federal y el SNTE se pongan de acuerdo? ¿hasta cuándo el SNTE dejará a un lado sus prácticas corruptas y antidemocráticas para pensar verdaderamente en nuestros jóvenes?
Yo creo que nunca.
Es tiempo de la Sociedad Civil.
Tienes toda la razón, Christian. Gracias por tu comentario. Es el tiempo de la sociedad civil. Creo que en lugar de quejarse la sociedad civil debe organizarse y asumir su responsabilidad.
Los responsables del atraso de la educación en México son el SNTE y la Secretaría de Educación Pública.
De acuerdo con el estudio de la OCDE, los primeros lugares los ocupan Finlandia, Japón y Corea. ¿Qué debe hacer México para llegar a estos niveles? Habría que hacer un benchmarking serio y aprender de las mejores prácticas internacionales en materia de educación.
Muchas gracias por tu comentario, Domingo. Tienes toda la razón. Te felicito además por tu blog. Muy interesante. Ya tuve la oportunidad de leer algunos de tus comentarios. Te envío un saludo.
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