Javier Treviño Cantú
El Norte
6 de mayo de 2009
El primer episodio del combate contra el nuevo virus de la influenza A/H1N1 deja un saldo preliminar negativo. Por una parte, es necesario reconocer que las medidas extremas adoptadas por el gobierno mexicano, y los mecanismos de respuesta global diseñados por la Organización Mundial de la Salud, parecen haber funcionado.
Sin embargo, también resulta evidente que el impacto económico y a nuestro prestigio internacional es inmenso. El recuento de los daños diplomático es especialmente preocupante. En los cuatro puntos cardinales del mapa mundial existen focos de alarma.
Hacia el norte, el virus puede contaminar la relación con Estados Unidos. El lunes pasado, al celebrar el 5 de mayo en la Casa Blanca, el Presidente Obama dejó atrás las dudas de que el gobierno mexicano hubiera ocultado información sobre la emergencia de salud para no poner en riesgo su visita a nuestro país. Pero, a pesar de que reafirmó su disposición para seguir trabajando junto con México, los principales rubros de la agenda bilateral se verán impactados.
El brote de influenza seguramente reafirmará las tendencias proteccionistas en el Congreso estadounidense, poniendo en riesgo nuestras exportaciones agropecuarias. Además, el reforzamiento de los controles fronterizos para contener ya no sólo el desbordamiento de la violencia, sino también de una epidemia o un ataque bioterrorista, puede obstaculizar la reinstalación del programa de transporte carretero. Igualmente, el resurgimiento de la xenofobia anti-inmigrante dificultará la reforma integral del sistema migratorio.
Hacia el sur, el virus exhibió la fragilidad de la recuperación de los espacios perdidos en Latinoamérica durante el sexenio anterior. La irracionalidad de las medidas adoptadas por los países directamente señalados por la Canciller Patricia Espinosa indica que aún existe una profunda desconfianza hacia México, precisamente en el área donde parecían haberse registrado los mayores avances diplomáticos de la presente administración.
Hacia el Atlántico, el brote de influenza volvió a evidenciar el reto que implica mantener una situación tirante con Francia. Los destellos de una cooperación basada en los “cinco soles” que planteó el Presidente Sarkozy ante el Senado de la República, fueron eclipsados por la propuesta francesa para que la Unión Europea cancelara todos los vuelos con México. La iniciativa finalmente no prosperó, pero dejó en claro que la falta de solución definitiva al caso de Florence Cassez seguirá distorsionando una relación bilateral que tiene un peso mayúsculo para el conjunto de nuestra presencia en Europa.
Por último, hacia el Pacifico, el enfrentamiento con China por el lamentable trato a los mexicanos en ese país, ya generó roces que van a tardar mucho tiempo en superarse. El choque frontal con nuestro país no sólo puede afectar aún más nuestro marcado desequilibrio comercial con esa nación: con su enfoque de largo plazo, el gobierno chino ha ido tejiendo una creciente presencia en Latinoamérica, y nuestra capacidad de mantenernos activos en el complejo juego geopolítico que está desarrollando en la región puede verse seriamente debilitada.
Como lo han señalado varios expertos, debido a los cambios demográficos y ambientales en nuestro planeta, podríamos estar apenas en el principio de los que ya se conoce como la nueva “era de las pandemias”. Por lo pronto, los especialistas han advertido que los brotes de influenza se dan en “oleadas”, y si la historia se repite, es probable que hacia finales de año se presente un segundo episodio aún más intenso.
Esto le plantea a México un triple desafío: 1) Concentrarse en el frente interno para anticipar el resurgimiento de la influenza A/H1N1, evitar la confusión informativa que propició el pánico inicial, y prevenir el deterioro de nuestra deshilachada cohesión social con esfuerzos destinados a propiciar una mayor unidad nacional. 2) Aplicar una amplia estrategia de comunicación en el exterior, que busque contrarrestar los efectos inmediatos de la emergencia en el terreno económico, comercial y, sobre todo, laboral. 3) Replantear los grandes objetivos diplomáticos durante la segunda mitad del gobierno del Presidente Calderón, para privilegiar nuestros intereses verdaderamente estratégicos y, sobre todo, recuperar el prestigio internacional que debe gozar nuestro país.
La respuesta de los ciudadanos mexicanos a la emergencia ha sido ejemplar, y se demostró que México tiene un nivel de desarrollo institucional mucho más sólido de lo que se aprecia en el resto del mundo. No se puede pretender que una campaña de relaciones públicas cambie a corto plazo la percepción negativa que hoy existe del país. Sin embargo, podemos ver como una oportunidad la creciente atención que hoy existe por la aparición del nuevo virus, o incluso por la violencia asociada al combate de la delincuencia organizada, para destacar los indudables avances que México ha registrado en los últimos años y, más que nada, la extraordinaria fortaleza de nuestra gente.
4 comments:
Estimado Javier, tu recuento de los posibles efectos en el exterior, de la Influenza en México, es bien interesante.
Sin embargo, sería bueno explorar -aunque sé que no es el foco de esta columna- los efectos del fenómeno hacia el interior del país.
En terminos institucionales, creo que salimos más fortalecidos. Como bien señalas, la existencia de una estructura institucional relativamente sólida fue fundamental en nuestra capacidad de enfrentar el problema. Creo que es precísamente ese "nivel" de estructuras las que realmente diferencian a un "Failed State" de un "We-can-do-it State".
Ojalá que las reflexiones que este fenómeno provoque al interior de nuestro país, nos recuerden que más allá de pleitos políticos y narcos en las calles, hay un México que se niega a sucumbir.
Espero no ser demasiado optimista.
Estimado Javier
Gusto en saludarte, soy tu servidor Jorge Arredondo, ex compañero del CUM, respecto a tu editorial del día de hoy, coincido contigo, los efectos internacionales de esta famosa influenza yo creo que nos debilitarán demasiado tanto en los negocios, en el turismo y en lo político, la tarea para la presente administración no es nada sencilla y más aún en medio de una crisis financiera mundial. Ahora bien, hacia dentro del país, la cosa no está color de rosa, los negocios cada vez más difíciles, la violencia, la inseguridad, etc. Ojalá que tanto la sociedad como los gobiernos (Federal, Estatal y Municipal) se coordinen, se dejen de atacar mutuamente y se establezca el bienestar de la sociedad en su conjunto como un único objetivo, por el bien de todos los mexicanos que queremos y respetamos a nuestro país.
Saludos y gracias.
Jorge Arredondo Zambrano
Estimado Christian: creo que hace falta ese optimismo precisamente ahora. Coincido en reconocer la fortaleza de las instituciones y de nuestra gente.
Jorge: Me da gusto verte por aquí. Muchas gracias por tu mensaje. Tienes razón. Sin duda, muchos ya estamos cansados de los políticos y sus pleitos. Ojalá que los partidos asuman pronto su responsabilidad. ¿Será mucho pedir?
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