Friday, August 24, 2018

Los ciegos y el elefante: la IP y el nuevo gobierno


Javier Treviño Cantú

Todos los que están tratando de entender cómo será el nuevo gobierno de México se toparán con una situación similar a la que John Godfrey Saxe (1816-1887) escribió en el siglo XIX en su poema sobre Los Ciegos y el Elefante:
Seis hombres de Indostán, dispuestos a aprender, fueron a explorar un elefante, pensando que, mediante el tacto y la imaginación, podrían satisfacer su curiosidad.
El primero se acercó al elefante, y tocando su ancho y robusto costado, dijo: ¡El elefante es muy parecido a una pared! El segundo, palpando el colmillo redondo, liso y afilado, concluyó: ¡Para mí está muy claro, esta maravilla de elefante es muy parecido a una lanza! El tercero se acercó al animal, y tomando entre sus manos la retorcida trompa, exclamó: ¡El elefante es muy parecido a una serpiente!
El cuarto extendió la mano y lo palpó alrededor de la rodilla y dijo: ¡Evidentemente, a lo que más se parece esta bestia está muy claro, es un árbol! El quinto tocó la oreja y concluyó: ¡esta maravilla de elefante es muy parecido a un abanico! El sexto tan pronto comenzó a tantear al animal, agarró la oscilante cola y gritó: ¡El elefante es muy parecido a una cuerda!
Y así estos hombres de Indostán discutieron largo y tendido, cada uno aferrado a su propia opinión por demás firme e inflexible, aunque cada uno en parte tenía razón, y al mismo tiempo todos estaban equivocados.
Después del 1 de julio, y durante esta transición, hemos escuchado las más diversas opiniones sobre el elefante que arrasó en la elección y está transformando la política nacional. Cada quien ve un aspecto, pero no lo hemos apreciado en toda su magnitud.
El nuevo ambiente político va a introducir un factor de riesgo. Las empresas tienen que planear estratégicamente. Cambiarán las políticas públicas y las regulaciones. No bastará con sólo tener acceso a los nuevos funcionarios públicos. Se necesitará una estrategia eficaz de relacionamiento con el gobierno federal, los gobiernos estatales y municipales, las comunidades. Mientras menos conozcan el entorno, las empresas deben conocerse mejor a sí mismas.
En los próximos meses estará en juego la continuidad de las operaciones de los negocios, la creación de valor de las empresas, su rentabilidad. El éxito dependerá de quien sepa entender y reconciliar exitosamente los dilemas y contradicciones. Veamos tan solo dos de ellos.
El dilema de la organización. Por lo que se vislumbra, estaremos ante un nuevo ambiente de fragmentación burocrática y concentración política nunca visto. Por una parte, un gobierno organizado en silos, geográficamente apartados, se contrastará con la concentración de la operación política del gobierno federal en cada estado.
El dilema de los actores. Por una parte, podremos ver, en su máxima dimensión, la experiencia política de un equipo que ha estado en campaña durante 18 años y que busca la permanencia de una organización que capturó el estado de ánimo de la población. Por otra parte, está la volatilidad, inestabilidad, novatez de jugadores que podrían frustrarse y no aguantar el ritmo de los primeros meses. Conforme avance la carreta se acomodarán las calabazas.
Las relaciones de las empresas con el nuevo gobierno van a cambiar. Y los empresarios deben empezar a diseñar sus estrategias con una nueva perspectiva, si quieren entender al elefante en su plenitud. Se requieren mentes estratégicas con experiencia en los cuatro lados de la mesa: gobierno federal, gobierno estatal, congreso y sector privado, para construir un nuevo modelo general de equilibrio de actores políticos, que permita la eficaz continuidad de operaciones. Ni los ejecutivos tradicionales ni los publirrelacionistas serán suficientes para la nueva tarea.

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