Confianza en las ciudades y las universidades
Javier Treviño
@javier_trevino
En estos años de conflictos geopolíticos, las ciudades podrían hacer una mejor diplomacia que los países. El gobierno de Estados Unidos lo sabe. Por eso, el Departamento de Estado convocó a 250 alcaldes y líderes de ciudades de casi todos los países del hemisferio para la primera “Cumbre de Ciudades de las Américas”, que inició antier en Denver.
Hace unos días leí un análisis de Ian Klaus, publicado en la página de internet del Carnegie Endowment for International Peace, sobre cómo los alcaldes y líderes municipales están remodelando la política exterior. Klaus es el director fundador de Carnegie California y experto en el estudio de los nexos entre urbanización, geopolítica y desafíos globales.
En nuestro continente, el 80 por ciento de la población reside en áreas urbanas. Hay 60 ciudades que albergan, cada una, a más de un millón de habitantes. Por ello, las ciudades concentran desafíos y oportunidades regionales y globales. Los temas de vivienda, transporte, adaptación y mitigación climática, gobernanza e inclusión digital son prioritarios.
Klaus señala que en la Cumbre se reflejan tres tendencias que se han estado gestando durante años:
1. La diplomacia de las ciudades ha evolucionado drásticamente en la última década. No sólo se trata de la tradicional práctica de “ciudades hermanas”. Las relaciones y el intercambio de conocimientos entre ciudades ahora se lleva a cabo en redes. Y esto es muy relevante. “Hoy existen entre 250 y 300 asociaciones organizadas de ciudades en todo el mundo, casi la mitad de las cuales operan a nivel transnacional. Algunas de las organizaciones mejor financiadas incluyen zonas urbanas y grandes ciudades. C40 Cities, una red centrada en el clima, nacida en Londres, representa a más de 90 ciudades, el 25 por ciento del PIB mundial y alrededor del 13 por ciento de la población mundial”, dice Klaus. ¿Qué hacen las redes? Facilitan el intercambio de políticas en torno a las mejores prácticas. Influyen en las agendas mundiales. Crean nuevos marcos para que las ciudades supervisen el progreso de los objetivos de desarrollo sostenible de las Naciones Unidas. Mejoran la calidad de vida de la gente.
2. Los gobiernos nacionales han llegado a reconocer la escala de influencia e impacto de la diplomacia de las ciudades. Por ejemplo, los líderes de la política exterior de Estados Unidos han evolucionado al grado de que, en las últimas dos décadas, han puesto mucho mayor atención a las ciudades y las áreas urbanas de otros países. “En el lenguaje urbano, las ciudades han pasado de ser contenedores (geografías inestables que contienen grandes poblaciones, economías y riesgos) a actores globales por derecho propio", escribe Klaus.
3. La innovación del gobierno de las ciudades se produjo en el contexto de una mayor competencia entre los estados-nación. El contexto geopolítico en el que han ocurrido las últimas cuatro décadas de urbanización, y dentro del cual han surgido las redes de ciudades, está evolucionando rápidamente. Las perspectivas nacionales divergentes sobre los eventos internacionales, incluida la invasión rusa de Ucrania, influyen también en la actividad internacional de las ciudades. Klaus afirma: “Esto puede significar que veamos un regreso a las colaboraciones centradas en políticas entre ciudades a través de campos geopolíticos diversos, como entre ciudades chinas y australianas, que nos recuerdan la construcción de los puentes de la Guerra Fría”.
Ahora bien, los gobiernos nacionales deben tomar en serio las solicitudes de los alcaldes sobre lo que las ciudades necesitan. La escalabilidad y la eficacia de las respuestas municipales están determinadas, en parte, por la política local, pero también por un conjunto más amplio de factores de gobernanza, tecnología, innovación y finanzas. Pero no basta con lo que pueda hacer el gobierno federal. El futuro de las ciudades y nuestro futuro como ciudadanos requieren la participación de todos. Todos debemos trabajar al servicio de las ciudades. Todos los grandes desafíos del planeta se viven cotidianamente en las ciudades.
¿Qué podemos hacer?
Primero que nada, debemos estar convencidos de que la confianza importa. La confianza crea buen gobierno. El buen gobierno crea confianza. Es un círculo virtuoso. Si queremos combatir la polarización política, debemos fortalecer las instituciones que dependen de la confianza: las universidades y los gobiernos municipales.
Los profesores y estudiantes universitarios podrían llevar lo que enseñaron y aprendieron en las aulas a las ciudades y municipios para interacciones intensivas que conviertan la teoría en práctica, abordando problemas desde la falta de vivienda y transporte hasta los parques y conectividad. Así, los funcionarios de la ciudad obtienen ideas y análisis de calidad. Los estudiantes aprenden directamente de los profesionales que están en la primera línea. Y los profesores realizan su propia investigación de campo sobre cómo gobernar ciudades de manera más efectiva. Todos ganan.
¿Cuál es la propuesta concreta?
1. Deberíamos ayudar a conectar a los estudiantes y profesores universitarios con los líderes de las ciudades. Podríamos pensar en que cada una de las universidades del país reuniera la experiencia, programas académicos y ejercicios prácticos sobre ciudades. Las universidades podrían compartir los resultados de sus investigaciones, brindar orientación y apoyo a los alcaldes.
2. Las ciudades podrían tener acceso a personal de calidad formado en las universidades. Habría que enfocarse en fortalecer el liderazgo y las capacidades organizacionales en los ayuntamientos. Muchas veces los líderes de las ciudades no se atreven a incursionar en la relación con las instituciones de investigación y educación superior porque creen que los ecosistemas universitarios son complejos. Pero cada día necesitamos más investigación y enseñanza interdisciplinarias sobre los desafíos que enfrentan las ciudades.
3. Los alcaldes no pueden darse el lujo de esperar a que el gobierno federal responda a los desafíos globales. El cambio climático es un ejemplo. Sería mejor que cada universidad, junto con cada ayuntamiento, pudieran desarrollar un enfoque específico de la ciudad. Los expertos pueden brindar metodologías para que los líderes de la ciudad anticipen y aborden estos desafíos.
4. Se requieren laboratorios de políticas públicas. Las ciudades tendrán que reinventar la seguridad pública. Los ciudadanos exigen justicia en tiempo real. No hay confianza en el gobierno porque gran parte de la información que circula en las redes sociales es falsa. Los alcaldes tienen que hacer frente al conflicto, en los barrios y en las colonias; tienen que hacer frente a la polarización en una era de desinformación. La ayuda para todo esto se encuentra en las universidades.
5. La clave de todo está en el aprendizaje. Los líderes de las ciudades tienen que aprender de los expertos de las universidades. Los académicos tienen que aprender de quienes enfrentan diariamente el reto de gobernar. Y entre todos tienen que compartir las mejores prácticas para resolver problemas y para innovar. Tenemos que aprovechar la experiencia de los profesores y estudiantes graduados en muchas facultades de las universidades, desde ingeniería hasta educación, desde diseño hasta salud pública.
La inversión en el trabajo de los alcaldes es importante porque son los municipios los que podrían generar confianza y solucionar los problemas de los ciudadanos con más creatividad y efectividad. Es el tipo de liderazgo que México necesita. El papel de un alcalde es doble. Tiene que ser el líder de su organización municipal y al mismo tiempo tiene que ser líder de la comunidad. No es fácil ser un buen administrador y un buen líder político y comunitario a la vez. Por eso tienen que perfeccionar sus habilidades de gestión y liderazgo. Las universidades pueden ayudarlos.
Además, las instituciones de investigación y educación superior pueden poner en marcha laboratorios de crecimiento para las ciudades. Todas necesitan un análisis detallado de sus ventajas competitivas. Todas necesitan que los funcionarios locales cuenten con herramientas de visualización y análisis de datos para ayudarlos a elegir caminos realistas y fomentar el crecimiento económico.
Las soluciones a muchos de los desafíos de la política urbana que enfrentan los alcaldes dependen del análisis cuidadoso de los datos. Los gobiernos municipales tienen que diseñar e implementar políticas públicas con base en investigaciones y trabajos de campo sobre evidencia fáctica, no solo con anécdotas u ocurrencias.
Si realmente queremos mejorar la vida de la gente y hacer una diferencia, las ciudades son el lugar ideal para empezar.
https://www.sdpnoticias.com/opinion/confianza-en-las-ciudades-y-las-universidades/
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