Sunday, August 16, 2020

Leyes cholutecas


 

Leyes cholutecas



Javier Treviño Cantú

 

Hace unos días, un amigo me envió un artículo de la edición abril-mayo de la revista BusinessWorld. El autor, Prakash Iyer, escribe que “el mundo está cambiando en formas que nunca imaginamos”. Y utiliza una foto y una metáfora fantástica del puente sobre el río Choluteca para ilustrar lo que nos puede pasar si no nos adaptamos a los tiempos cambiantes.

 

El autor indio nos pregunta: “¿Habían oído hablar del puente Choluteca? Yo tampoco, hasta hace poco tiempo”. Es un puente de 484 metros sobre el río Choluteca en Honduras. Todos sabemos que es un país que suele ser afectado gravemente por los huracanes. Iyer relata que cuando decidieron construir un nuevo puente sobre el río Choluteca, en 1996, querían asegurarse de que podía soportar las condiciones meteorológicas más extremas. “Una firma japonesa fue contratada para construir un puente sólido, diseñado para tolerar las poderosas fuerzas de la naturaleza. El nuevo puente Choluteca –una maravilla moderna de diseño e ingeniería– fue inaugurado en 1998”. Era el orgullo de Choluteca. Iyer continúa: “en octubre de ese año el huracán Mitch golpeó Honduras; 75 pulgadas de lluvia cayeron durante cuatro días, el equivalente al agua que reciben en seis meses. Hubo devastación por todas partes. El río Choluteca se desbordó e inundó toda la región; 7 mil personas perdieron sus vidas. Se cayeron todos los puentes de Honduras. Todos, excepto uno, el nuevo puente Choluteca. Sólo un problema: aunque la estructura permaneció intacta, las aproximaciones del puente a las carreteras fueron barridas por la tormenta. Eso no es todo. Las inundaciones hicieron al río Choluteca cambiar de rumbo. El río tomó un nuevo cauce y ahora fluye al lado del puente. No debajo del puente sino al lado. Así que, aunque el puente fue lo suficientemente fuerte para sobrevivir el huracán, quedó como un puente sobre ningún río. Un puente hacia la nada”. 

 

Esto sucedió hace 22 años. Pero la lección del puente Choluteca es relevante hoy, cuando leemos lo que pretenden hacer legisladores locales y federales que no se adaptan a los tiempos cambiantes. Quieren aprobar leyes cholutecas, muy bien hechas, con toda la técnica jurídica, pero que no resuelven los problemas.

 

Hace unos días, el Congreso de Oaxaca aprobó una iniciativa para prohibir la distribución, venta, donación, regalo y suministro de bebidas y alimentos procesados de alto nivel de calorías para niños y adolescentes. Después el Gobernador de Tabasco propuso lo mismo. Legisladores federales de Morena, PAN, PT y PRD impulsan la prohibición total de la venta de dulces, chocolates, botanas panes y refrescos a los menores de edad en todo el territorio nacional.

 

Pero, volviendo a Oaxaca, es sorprendente que la Diputada Magaly López Dominguez, quien promovió la prohibición, aclaró en las redes sociales que “es falso que su iniciativa se aplique a dulces regionales, panes, tejate, tlayudas, chicharrines, bolis, nieves o cualquier producto no empaquetado o industrializado sin importar su contendido calórico”. 

 

Lo que demuestra esta diputada es que el propósito de verdad no es salvaguardar la salud de los niños. Los morenistas construyeron una iniciativa, con “la ingeniería” de los mejores activistas, altos funcionarios y asesores de la Secretaría de Salud. Pero es un puente Choluteca, sobre ningún río, hacia la nada. No entienden que las prohibiciones no van a resolver problemas. Pero sí van a crear nuevos desafíos, más difíciles de atender. 

 

Estoy convencido de que México requiere contar con una política pública integral de salud, donde se promueva la actividad física, hábitos de vida saludable y se cuente con la información necesaria para la toma de decisiones. Se trata de un problema complejo. La solución, como en muchos otros retos, está en la educación. Necesitamos educar a la población para mantener una dieta correcta en la que haya un balance entre la ingesta y la quema de calorías. 

 

Calificar alimentos como buenos o malos, o recurrir a prohibiciones, no es la solución. Las políticas prohibitivas son ineficientes e insuficientes. Se requiere atacar el origen del problema, con educación, para promover hábitos de vida saludables. Además, este tipo de medidas afectan a los micro y pequeños productores que forman parte de las cadenas de valor que participan en la industria de alimentos y bebidas preenvasadas.

 

Tan solo en Oaxaca hay 58 mil tienditas, cuyos ingresos dependen en buena medida de los productos preenvasados. Éstas serán las más afectadas con la prohibición, que se aprobó sin escucharlas. Pero los diputados locales de Oaxaca sí escucharon al Subsecretario López Gatell que los inspiraba y alentaba. Llama la atención que no consideren que estamos en plena contingencia y el impacto económico de la pandemia es cada vez más desafiante. Antes de aprobar una medida restrictiva era indispensable considerar su impacto en la economía de las familias. No soluciona el problema de salud, pero si es un factor de riesgo para las tienditas de la esquina que viven al día.

 

Por otra parte, la iniciativa de ley propuesta incentiva el comercio informal e impactará a la cadena productiva de los alimentos artesanales preenvasados que han hecho un gran esfuerzo por profesionalizarse. Generará una competencia desleal, con las consecuentes afectaciones a miles de familias que laboran en el sector de producción, venta y distribución de estos productos.

 

Lo que se requiere es que los altos funcionarios de la Secretaría de Salud dejen a un lado su activismo y pongan en marcha una política pública de salud integral. Es necesario un diálogo del sector empresarial con el gobierno para atender los problemas de salud de la población, que busque soluciones integrales, basadas en evidencia y sin afectar las economías regionales y el sustento de millones de familias mexicanas que laboran en las cadenas de producción alimentarias y su comercialización.

 

Otro puente Choluteca paralelo, sin río por debajo, hacia la nada, es el nuevo etiquetado de alimentos y bebidas que entrará en vigor el 1 de octubre. No cumple con su objetivo. No proporciona información útil para la toma de decisiones ya que es engañoso y no ofrece la información necesaria para mantener una dieta correcta.

 

La industria de alimentos y bebidas ha dicho una y otra vez que están a favor de un etiquetado que informe, que contribuya a que los mexicanos mantengamos una dieta correcta, y que evite estigmatizar alimentos. El etiquetado aprobado no cumple con los objetivos de salud planteados ya que elimina información relevante para la toma de decisiones de los mexicanos. 

 

Las características de un etiquetado frontal que le sirva a los mexicanos debe reconocer el tamaño de la porción, incentivar la reformulación y respetar las marcas y los derechos de propiedad intelectual.

 

Prakash Iyer  concluye: “El mundo está cambiando en forma que nunca imaginamos. El puente Choluteca es una gran metáfora de lo que pueda pasar –a nuestras carreras, nuestros negocios, nuestras vidas– mientras el mundo que nos rodea se transforma. Adaptarse al cambio. O más nada”. 

 

El regocijo de los altos funcionarios de la Secretaría de Salud con estas iniciativas de prohibición puede ser acompañado con una imagen del puente Choluteca, colgada en las paredes de sus oficinas, para recordarles que destruir la industria de alimentos procesados no es una opción. Tienen que adaptarse al cambio, construir políticas públicas responsables, que generen valor público y no prohibiciones absurdas. Si no lo hacen, se van a quedar con muchos puentes cholutecas, magníficos, sobre nada, tendidos hacia ninguna parte.

 

*Javier Treviño Cantú es Director General de Políticas Públicas del Consejo Coordinador Empresarial.

 

@javier_trevino

 

Podcast: https://anchor.fm/javier-trevi361o

 

https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Leyes-cholutecas-20200816-0013.html

No comments: