Wednesday, August 04, 2021

Corea y Nuevo León

 

 

Corea y Nuevo León


Javier Treviño

 

@javier_trevino

 

El periódico El Norte, de Monterrey, reportó que son coreanos los extranjeros que más llegan a Nuevo León https://bit.ly/37i6un0 . El “boom” de coreanos que buscan vivir en el área metropolitana de Monterrey continúa aún después de cinco años de que la empresa Kia se estableciera en el municipio de Pesquería y atrajera a miles de trabajadores de ese país asiático. De acuerdo con las cifras del Instituto Nacional de Migración, en 2020 los extranjeros que más solicitaron residencia temporal en Nuevo León son originarios de Corea del Sur.

 

No hace falta indagar mucho para asombrarse con la variedad de restaurantes y tiendas coreanas en Nuevo León. Los nuevoleoneses ya distinguimos bien las diferencias entre la cultura coreana y la china o la japonesa.

 

A fines de junio leí en Milenio https://bit.ly/3jdCfDg que se espera que una nueva oleada de empresas coreanas podrían llegar a Nuevo León. Más de 1,800 empresas coreanas se han establecido ya en México, generando miles de empleos. Entre ellas, se han instalado más de 150 empresas coreanas proveedoras de Kia. Pero otro factor importante son las disposiciones del T-MEC que establecen, en el capítulo automotriz, que la integración regional debe ser de 65 por ciento.

 

Gregorio Canales Zambrano, el cónsul honorario de Corea del Sur en Monterrey, dijo que actualmente nuestros países tienen un acuerdo bilateral de exención de visas, por lo que los ciudadanos coreanos pueden entrar y salir fácilmente. Más de 3 mil coreanos viven en la zona metropolitana de Monterrey, atraídos por empresas como LG, Kia y sus proveedores.

 

Lo que vivimos hoy en las relaciones entre México y Corea no es producto de la casualidad. Hace veinte años, el Secretario de Relaciones Exteriores de México, Jorge G. Gastañeda, me invitó a formar parte de la Comisión México-Corea Siglo XXI. Yo trabajaba en CEMEX y el ingeniero Lorenzo Zambrano estuvo de acuerdo en que representara a la empresa en ese grupo de alto nivel. Participé junto con Cassio Luiselli, Eugenio Anguiano, Alfredo Romero, Dulce María Sauri, Juan Manuel De Nigris y otros empresarios. 

 

Después de intensas reuniones con los integrantes coreanos, tanto en Seúl como en la ciudad de México, preparamos un informe con nuestra visión y agenda para la cooperación: “La construcción de una asociación estratégica entre México y Corea para el siglo XXI”, que se publicó en 2005 https://bit.ly/3CdKiIQ .

 

La Comisión es un ejemplo de un logro valioso que contribuyó a darle una mayor proyección a la presencia de México en regiones estratégicas, como Asia, así como para integrar a un mayor número de actores, tanto públicos como no gubernamentales, en el diseño de iniciativas de política exterior muy prometedoras. 

 

Desde el inicio de la década de los 1990, nuestro país buscó fortalecer su presencia en una de las áreas más dinámicas del planeta. A la apertura de embajadas en países como Tailandia, Singapur, Malasia y Nueva Zelanda, se sumó nuestro ingreso, en 1993, a la APEC, el foro de cooperación económica del Pacífico Asiático. Después de las difíciles negociaciones con China para su entrada a la Organización Mundial de Comercio durante el sexenio del Presidente Zedillo, la llegada de la alternancia con el triunfo del PAN en las elecciones presidenciales del 2000 generó condiciones para dar paso a un nuevo capítulo en las relaciones con países asiáticos que ofrecían un gran potencial de crecimiento.

 

Entre éstos, Corea destacaba por su desarrollo económico en sectores claves, como el de las tecnologías de la información y la industria automotriz. También era atractivo el indudable éxito de sus políticas educativas, como lo muestra un estudio comparativo entre los sistemas de ese país y México publicado en 2006 por el Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación https://bit.ly/37gw4IS.  

 

El Canciller Castañeda buscó elevar las relaciones bilaterales con Corea, al mismo nivel de importancia que hasta entonces sólo habían tenido los intercambios con Japón y China. La forma en la que se buscó replantear los vínculos políticos, económicos y culturales entre los dos países resultó novedosa: durante la visita de Estado que realizó el mandatario mexicano a ese país en 2001, se anunció el establecimiento de la Comisión México-Corea Siglo XXI.

 

Cuando Castañeda me invitó a formar parte de esa Comisión, no sabía exactamente qué esperar. Se trataba de integrar un grupo multidisciplinario de mexicanos y coreanos, compuesto por destacados empresarios, académicos, legisladores y diplomáticos de ambos países. El encargo que recibimos de los presidentes de México y Corea fue estudiar todos los aspectos de la relación, para proponer acciones concretas y definir estrategias a largo plazo que contribuyeran a fortalecerla.

 

El esfuerzo valió la pena. Las diferentes perspectivas de los integrantes enriquecieron las discusiones y nos permitieron combinar elementos para darle una visión integral a nuestro trabajo. Identificamos oportunidades para que nuestras dos economías se complementaran y aprovecharan las ventajas que ofrece su respectiva ubicación al lado de los mayores mercados mundiales --Estados Unidos y China--, a la vez que evaluamos medidas para darle un enfoque más preciso a las tareas de cooperación bilateral.

 

El embajador de Corea en México, Jong-Chan Won, me entregó en 2007 la invitación de su gobierno para que asumiera la función de cónsul honorario de la República de Corea en Monterrey. Fue una gran distinción. Haber participado en la Comisión México-Corea Siglo XXI representó una oportunidad extraordinaria para conocer ese gran país, y estar en condiciones de aportar un pequeño grano de arena al acercamiento de nuestros dos pueblos. 

 

Hoy Corea del Sur es una potencia intermedia. Los medios de comunicación escriben sobre el nuevo alcance global de Corea. Ya no sólo está alcanzando al mundo desarrollado, sino que está superando a algunos de los principales actores internacionales. El tamaño de su PIB es aproximadamente igual al de Rusia. El poder de sus fuerzas armadas lo colocan claramente en un lugar destacado en el orden jerárquico internacional. 

 

Después de 70 años de asociación, Corea del Sur y Estados Unidos están replanteando su alianza ante las amenazas de Corea del Norte. La amenaza no sólo es militar, sino nuclear, de ataques asimétricos a través del ciberespacio y por otros medios no convencionales.

 

Corea del Sur no necesita solamente vehículos aéreos no tripulados, artillería, tanques de batalla, misiles y fuerzas especiales. Debe desarrollar tecnologías de doble propósito impulsadas por requisitos militares. La respuesta de Corea del Sur debe ser práctica, eficaz y proporcionada a la gravedad de la provocación. 

 

El 21 de mayo pasado, en la cumbre Biden-Moon en Washington, DC, el presidente de Corea del Sur acordó participar en la “Estrategia Indo-Pacífico” liderada por Estados Unidos. Muchos expertos militares han interpretado que esto significa que la alianza entre la República de Corea y Estados Unidos ya no se centrará por completo en la situación militar de la península de Corea. En el futuro, el ejército surcoreano y el Comando de Fuerzas Combinadas (CFC) de los dos países podrían participar en funciones y misiones militares en toda la región del Indo-Pacífico, tal vez en el Mar de China Meridional o en el Estrecho de Taiwán. En ese caso, la alianza coreano-estadounidense seguramente será adaptada para abarcar nuevos conceptos de operación conjunta y nuevas doctrinas.

 

El gobierno de México debería leer con cuidado todos estos realineamientos. Aunque la política exterior y los analistas mexicanos de los temas internacionales se mantengan muy ocupados con la compra de vacunas y con los temas latinoamericanos de la CELAC, hace falta analizar las implicaciones de nuestra alianza en América del Norte y las acciones de Estados Unidos en el mundo. No nos podemos equivocar.

 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/javier-trevino-corea-y-nuevo-leon/

 

 

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