Sunday, August 08, 2021

La transición energética de la 4T

 

 

La transición energética de la 4T


Javier Treviño

 

@javier_trevino

 

 

Según la Agencia Internacional de la Energía, para 2040, con un fuerte crecimiento en la energía eólica y solar, las energías renovables representarán alrededor del 47% del mercado eléctrico mundial, frente al 29% actual. Para 2050, las energías renovables representarán más del 90% de toda la producción de energía y los combustibles fósiles representarán menos del 10%.

 

Navegando en internet sobre este tema, llegué ayer al sitio de PwC.  Ahí encontré un extraordinario documento: “Inventar el sistema energético del mañana: el camino por delante de las moléculas y los electrones, 2021” https://pwc.to/2VB919p . PwC (PriceWaterhouseCoopers) es reconocida como una de las firmas de consultoría más importantes del mundo. Es una de las “Big Four”, junto con Deloitte, EY y KPMG. 

 

Los gobiernos que no quieran ver la transición energética perderán tiempo que será vital para las futuras generaciones. El informe nos hace ver que las fuerzas de la política, la inversión privada y el cambio tecnológico han puesto en marcha un conjunto de dinámicas no vistas en el sector energético desde la Revolución Industrial. Estimulados por la innovación, el capital y la regulación, los modelos están evolucionando rápidamente. 

 

La descarbonización tendrá que estar en el centro de la estrategia de las empresas. Inversionistas, consumidores y sociedad en general esperan la colaboración de gobiernos y sector privado. Hemos visto que el Acuerdo de París de 2015 cuenta ya con más de 190 países. El objetivo debe ser construir economías y sistemas energéticos resilientes y sostenibles.

 

El informe de PwC nos ayuda a pensar de forma diferente sobre la transformación energética. Hay cambios en la forma en que: a) se crean los electrones y las moléculas, b) se mueven a través de los sistemas, c) se almacenan, y d) se usan.

 

¿Pensamos que el gobierno de la 4T pudiera ser exitoso en una transición del sistema energético actual, que está dominado por moléculas de combustibles fósiles, a uno basado en electrones de energía renovable y moléculas libres de carbono? 

 

Eso tiene enormes implicaciones para las empresas individuales y para las industrias. Tendrá que haber una convergencia a sistemas de energía integrados en las industrias de petróleo, gas, energía, servicios públicos, productos químicos y nuevos clústeres industriales. 

 

Por ello, la relación entre el sector privado y el gobierno deberá ser diferente. Muchas de las industrias están excesivamente reguladas o tienen un alto nivel de participación estatal. Por eso se espera la evolución. El futuro es incierto. No se requiere un enfoque exclusivo de mercado, ni una excesiva presencia del estado. 

 

En el mundo, el petróleo, el carbón y el gas natural todavía representan el 80% de la energía total utilizada para producir electricidad y proporcionar productos refinados en las tres áreas de aplicación principales: industria, transporte y edificios. Pero a medida que pasa el tiempo y aumenta la demanda de energía, las fuentes de energía libres de carbono representarán una mayor proporción. 

 

El 21% de las empresas privadas y el 61% de los gobiernos nacionales ya se han fijado ambiciosos objetivos de descarbonización o de cero emisiones. Los electrones producidos por las energías renovables serán la fuerza dominante en este sistema. Proporcionarán la mayor parte de la electricidad y se convertirán en un importante combustible para los vehículos electrificados. También habrá nuevos caminos, como el hidrógeno verde, que puede funcionar como combustible para el transporte pesado como trenes y barcos.

 

Toda esta actividad de transición, innovación y desarrollo requerirá un replanteamiento de la relación entre el mercado y el estado. Aquí es donde los líderes del sector energético de la 4T deberían poner atención. En términos generales, existen dos enfoques para adaptarse al cambio y la incertidumbre derivados de la transición energética. 

 

1. El enfoque de libre mercado. Las empresas lideran la transición y las fuerzas del mercado determinan el estado final. El gobierno dirige de forma independiente a las empresas a través de políticas, regulaciones, impuestos y subsidios. El capital entra una vez que el campo de juego está despejado. 

 

2. El enfoque orquestado por el estado. Los gobiernos pueden liderar la transición y son responsables de establecer el destino final, metas y estrategias audaces. Sin embargo, enfrentan limitaciones financieras y no siempre tienen las capacidades necesarias para ejecutarlas.

 

La verdad es que ni el gobierno ni el sector privado pueden gestionar la transición a cero neto y el nuevo panorama energético por sí solos. La transición es demasiado compleja e incierta. Obtener el resultado correcto es muy importante para la sociedad. Lo que se necesita es una respuesta de gran colaboración.

 

Los expertos de PwC, Paul Nillesen, Raed Kombargi y Mark Coughlin escribieron el artículo “State of flux” en el sitio de “Strategy+Business” https://bit.ly/3lGYqo5 . Ahí prevén tres modelos posibles para la participación del gobierno: 

 

a)     Impulsor de políticas. 

 

El gobierno establece la visión del sistema energético y utiliza políticas para guiar a los actores del mercado y brindarles incentivos para que cooperen: subsidios, créditos fiscales, regulación e impuestos climáticos. Esto requiere instituciones fuertes con habilidades para la formulación de políticas y regulación independiente, compromiso político a largo plazo y un profundo conocimiento, a nivel gubernamental, del sector. Éste es el más desafiante de todos los modelos durante la fase de transición, porque coloca la responsabilidad en el mercado. 

 

b)     Inversionista en infraestructura estratégica. 

 

El gobierno va más allá de establecer visiones y políticas y ejerce control sobre la infraestructura crítica, como las redes de energía y generación despachable. El estado tiene más influencia y control para dirigir las inversiones de los actores privados. Permite a otros jugadores invertir en nueva infraestructura, como el hidrógeno, y asumir más riesgos. El estado puede establecer la agenda estratégica. La ventaja de permitir la inversión privada a largo plazo en nueva infraestructura puede ayudar a atraer nuevas inversiones por parte de actores internacionales.

 

c)     Co-inversionista.

 

Los gobiernos tienen un interés directo en los actores clave y sus actividades comerciales o actúan como co-inversores en las apuestas que pueden ser más riesgosas e inciertas. El estado proporciona capital, suscribe precios, brinda confianza, seguridad y atrae más inversiones. Al mitigar los riesgos, el estado fomenta las inversiones de otros actores. Esto permite al gobierno dirigir, dictar y orquestar el resultado deseado. El estado se convierte en emprendedor y el mercado tendrá que seguir, anticipar y complementar, pero no rehuir a tomar la iniciativa cuando sea necesario.

 

La tendencia de los países de la OCDE es que los gobiernos deben ser cada vez más neutrales, enfocarse en políticas y regulaciones para establecer los límites del juego económico. El gobierno de la 4T podría ser eficaz en su participación si entiende que debe producir el mayor valor social. Pero lo hará sólo si el estado tiene un compromiso no político, a largo plazo, si trabaja al unísono con el mercado y acepta que algunas inversiones no darán frutos. 

 

Creo que los participantes del mercado en México pueden aceptar una mano más visible y una toma de decisiones más politizada. Pero la necesidad es trabajar en todas las partes de la cadena de valor para compartir información. La clave es que se genere un ambiente de certidumbre en que empresas y gobierno puedan trabajar juntos.

 

Para el gobierno de la 4T, y para el sector empresarial mexicano, acertar con la transición energética es vital en muchas dimensiones: tecnológica, estratégica, ambiental y económica. Será fundamental forjar nuevas alianzas. Pero no se debe olvidar que el tiempo es fundamental. No hacen falta reformas constitucionales. Lo que se requiere son reglas claras, nada de sorpresas, objetivos precisos que proporcionen una hoja de ruta para el sector privado. La negación no es una estrategia viable. No hay mucho tiempo. La transición energética ya está en marcha.

 

https://www.sdpnoticias.com/opinion/javier-trevino-la-transicion-energetica-de-la-4t/  

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