2021, el año que viviremos peligrosamente
Javier Treviño
@javier_trevino
Recuerdo la extraordinaria película australiana “El año que vivimos peligrosamente”, dirigida por Peter Weir y estrenada en 1982. Linda Hunt ganó un Oscar a la mejor actriz secundaria. Guy Hamilton (Mel Gibson), un periodista australiano, llega a Yakarta, Indonesia para cubrir la explosiva situación que vive el país, durante el derrocamiento del presidente Sukarno. Allí conoce a Billy Kwan (Linda Hunt), un fotógrafo (sí, ella interpreta un papel masculino) que le introduce en esa cultura y actúa como su guía. Kwan le presenta a Jill Bryant (Sigourney Weaver), una funcionaria de la embajada británica, con quien Guy mantiene una intensa relación amorosa mientras el país se debate entre la revolución comunista o la dictadura militar.
La elección intermedia del 6 de junio de 2021 será la más grande en la historia de México, tanto por el número de cargos a elegir, como por la infraestructura y la participación. Se elegirán 21,368 funcionarios públicos, 3,528 representantes populares, 302 más que en 2018; habrá concurrencia electoral local y federal. Estarán en juego 15 gubernaturas, 500 diputados federales (siendo la primera vez que podrán reelegirse los integrantes de la legislatura actual), 1,063 diputados de 30 congresos locales, 1,926 alcaldes de 30 entidades.
Se proyecta una lista nominal de 94 millones 800,000 electores, 5 millones más que en 2018. Se instalarán 161,550 casillas, 4,000 más que en el 2018. Se requiere un millón de funcionarios de casilla para la jornada electoral. En esta elección habrá alianzas de partidos y un escenario nuevo, desconocido hasta el momento, derivado de la pandemia del Covid-19, lo que puede alterar la forma de llevar a cabo las campañas y la elección.
2021 será el año que viviremos peligrosamente porque mientras que en México estaremos distraídos y ocupados con la contienda electoral, los demás países del mundo se enfocarán en lo que realmente es importante para sus sociedades.
La revista The Economist publicó la extraordinaria edición anual de “El mundo en el 2021”. Y el editor Steve Carroll nos presenta, para abrir boca, las diez tendencias que debemos observar el próximo año. Inicia diciéndonos que no todo es pesimismo.
En cuanto a las disputas internacionales sobre las vacunas, las discusiones pasarán de la elaboración al reto de la distribución. La lucha será entre los países para definir quién se queda con ellas y cuándo. Y, por si eso fuera poco, la gran pregunta será cuánta gente podría rehusarse a la vacunación.
El editor también nos explica que, en la medida en que las economías rebotan relativamente por los efectos de la pandemia, la recuperación será más bien irregular. Los esfuerzos de los gobiernos no son constantes ni estratégicos, van de un lado a otro, dándoles respiración artificial a algunas empresas o ayudando a los trabajadores que perdieron sus empleos. Así que veremos la danza de las empresas fuertes y débiles, que se apartarán unas de otras cada vez más.
Otra tendencia, sin duda, será la necesidad de enmendar el nuevo desorden mundial en que vivimos. ¿Qué tanto podrá Joe Biden arreglar el orden internacional basado en reglas obsoletas? Ya dijo que empezará con el zar del clima John Kerry y el tratado sobre el cambio climático de París, pero también con su equipo de seguridad nacional y el acuerdo nuclear con Irán. Habrá que cargar con el terrible legado internacional de Trump.
Los editores de The Economist creen que las tensiones entre Estados Unidos y China seguirán. La guerra comercial entre los dos países no cesará. Al contrario, Biden fortalecerá relaciones con sus aliados para hacer frente a China en la guerra comercial con más efectividad. La clave será ver si los aliados de Estados Unidos toman parte seriamente o no en esta estrategia.
Una de las tendencias más interesantes a las que hace referencia la revista es que son precisamente las empresas las que estarán en la línea de fuego. El campo de la batalla geopolítica en el mundo es el de los negocios. Los líderes empresariales se enfrentarán a las presiones de sus gobiernos, pero eso no es todo. Lo malo es que también tendrán presiones de sus empleados, colaboradores y clientes que les exigirán que adopten un papel más relevante ante el cambio climático y ante la necesidad de avanzar en la justicia social.
Para nadie es una sorpresa que en el 2020 se han transformado los procesos tecnológicos. La pandemia aceleró la adopción de nuevos modelos, videoconferencias, compras en línea, trabajo desde casa, aprendizaje a distancia. Seguramente en 2021 vamos a ver cómo se consolida el uso de la tecnología para el trabajo a distancia.
El turismo es una de las actividades más afectadas por la pandemia y la recesión económica. Se ha vuelto una actividad pequeña. El énfasis ha sido en viajes dentro de los países. Las aerolíneas, hoteles, productores de artesanías, todos verán tiempos difíciles en 2021. El número de estudiantes extranjeros en las universidades se reducirá. El intercambio cultural también sufrirá una caída severa.
Una de las oportunidades que se derivan de la crisis es la posibilidad real de asumir responsabilidad y tomar acción en todo lo concerniente al cambio climático. Los mayoría de los gobiernos invierten en planes verdes de recuperación para crear empleos y reducir emisiones. ¿Qué tan ambiciosos serán los compromisos para la reducción de emisiones en la conferencia sobre el clima? No lo sabemos todavía. Pero Estados Unidos tendrá un papel diferente al de Trump. Eso es un alivio.
Aunque pensemos que podamos darle vuelta a la página para abandonar el año en donde creímos que ya lo habíamos visto todo, el próximo será tal vez igual, en donde muchas cosas y eventos tendrán que posponerse.
Lo interesante de la publicación de The Economist es que nos hace ver que lo que vivimos en 2020 es una alarma que nos permite advertir otros riesgos. Los académicos y analistas intentarán llamar la atención de los políticos para que atiendan otros riesgos a los que no se les ha puesto el interés suficiente, como la resistencia a los antibióticos, el terrorismo nuclear y muchos más.
El próximo año va a ser impredecible, dadas las interacciones entre la pandemia, una recuperación económica desigual y un entorno geopolítico fraccionado. Lo que nos recuerda la edición de “El mundo en 2021” es que la pandemia es una advertencia para la humanidad. No importa todo el progreso tecnológico que hayamos logrado, la humanidad es altamente vulnerable a las catástrofes que nos pueden azotar.
Las diez tendencias descritas por The Economist tendrán un impacto directo en nuestro país. Mientras tanto, en México nuestros líderes estarán distraídos. Cuando más necesitamos la atención del presidente de la república, los gobernadores y los presidentes municipales, sobre los retos de las políticas públicas para enfrentar la pandemia y lograr la reactivación de la economía, tendremos a un país dividido en campaña electoral. Unos quieren llegar y otros quieren protegerse y evitarse riesgos y problemas al salir. Ninguno parece poner atención a las diez tendencias que The Economist nos prescribe para el 2021. No podemos quedarnos solamente como espectadores de lo que ocurre en el mundo. Será un año en el que los ciudadanos viviremos peligrosamente.
https://www.sdpnoticias.com/columnas/javier-trevino-estados-unidos-futuro-mexico-elecciones.html
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