Wednesday, December 23, 2020

Para los jóvenes que se graduaron


 

Para los jóvenes que se graduaron


Javier Treviño

 

@javier_trevino

 

Diciembre es mes de graduaciones. Terminar una carrera universitaria y graduarse es un gran logro en sí mismo. Sin embargo, apenas es el comienzo de la siguiente etapa, en donde los conocimientos, las habilidades y el carácter de los jóvenes egresados serán puestos a prueba de inmediato. Con la intención de ayudarles a entender algo de lo que les espera en el mundo real, muchas universidades invitan a ex-alumnos y otros oradores exitosos, para que les hablen de sus propias experiencias y los retos que han tenido que superar.

 

Quienes se graduaron de la Universidad de Nebraska-Lincoln en este mes de diciembre, recibieron un gran regalo. Warren Buffett les habló en un inesperado y extraño mensaje de graduación.

 

Warren Edward Buffett (Omaha, Nebraska, 30 de agosto de 1930) es considerado uno de los más grandes inversionistas del mundo. Es el mayor accionista, presidente y director ejecutivo de Berkshire Hathaway. Es una de las personas más ricas del mundo. Es conocido como el “Oráculo de Omaha” y lleva un estilo de vida austero, a pesar de su inmensa riqueza. Vive en la misma casa, en el centro de Omaha, que compró en 1958. Es un conocido filántropo y donará el 99 % de su fortuna a la Fundación Bill y Melinda Gates. 

 

Buffett concedió una llamada telefónica de 10 minutos con el Presidente de la Universidad, Ronnie Green. La universidad la grabó, la puso en un video con imágenes y,  en ese corto mensaje, comunicó extraordinariamente sus palabras de sabiduría a los jóvenes.

 

“Nada me gustaría más que ser uno de los jóvenes que se gradúan hoy”, dijo Buffett. “Aunque están saliendo de la universidad a un mundo incierto, y todo lo que ya sabemos, nunca ha sido mejor tiempo para graduarse”. “Nunca cedan a nada menos que trabajar para una empresa que ustedes admiren o para una persona que ustedes admiren”. “Escojan un empleo para el que, si no necesitaran el dinero, de todas maneras sería el trabajo por el cual saltarían con júbilo de la cama todas las mañanas… Eso no sería una carga, sino algo que ustedes esperarían y desearían cada día”.

 

“Lo que es muy importante es desarrollar habilidades de comunicación”. “Deben ser capaces de escribir bien y de hablar bien. Llenen su cabeza de sabiduría, de información útil. Aprendan mucho cada día”. “Nada es mejor, ni más importante, que leer”. “Cuando leen pueden tener de compañero de almuerzo a cualquier gran personalidad de la historia del mundo y ahí mismo tendrán el lujo y el privilegio de ser expuestos a sus ideas”.

 

“Tenemos mucha suerte de haber nacido aquí, de haber tenido los padres que tuvimos y la educación que recibimos. Ustedes están saliendo con una mano ganadora. No quiere decir que cada día sea perfecto. Así no es el mundo. Pero piensen en la alternativa, ¿otro país, otra era?”.

 

“A mis 90 años, he conocido mucha gente que se hace muy rica pero que sus vidas no han sido exitosas. Algunos son muy famosos, pero no son exitosos. Recuerden que se quedarán vacíos si no tienen el amor de su familia, de sus amigos y colegas” concluyó Buffett.

 

Las palabras de Buffet me recordaron algunos discursos de graduación que se han vuelto famosos, ya sea por la popularidad del invitado, o porque realmente sus palabras encierran enseñanzas valiosas. En especial, las lecciones de seis de ellos quizás podrían ser útiles para las nuevas generaciones de egresados universitarios:

 

1)     Confiar en uno mismo. Paradójicamente, uno de los discursos más comentados es el que pronunció Steve Jobs en 2005, ante los estudiantes de Stanford. Jobs era en ese momento el director de Apple, una de las compañías más reconocidas del mundo, pero nunca terminó la universidad. Dejó el Reed College al poco tiempo de haber entrado, aunque siguió tomando algunas clases que le interesaban. Una de ellas era de caligrafía, a la cual no le veía ninguna aplicación práctica. Sin embargo, cuando unos años más tarde desarrolló la primera computadora personal Macintosh, lo que aprendió en esa clase fue clave para su éxito y el de una larga lista de productos electrónicos, como el iPod, el iPhone, el iPad y MacBook, que se han convertido en símbolos del diseño más sofisticado.

 

2)     Aprender de los tropiezos. Ese fue uno de los mensajes centrales del discurso que dio en Harvard la famosa escritora J.K. Rowling, autora de la serie de libros sobre el mago Harry Potter. Siete años después de graduarse, su vida era un fracaso de proporciones “épicas”. Sin un trabajo estable, con la responsabilidad de mantener a su hija después de un breve matrimonio fallido y sin mayores apoyos, se concentró en lo que siempre había querido hacer: escribir. El fracaso le enseño a distinguir lo esencial, y ello se convirtió en la base sobre la que reconstruyó su vida, hasta convertirse en una de las mujeres más ricas e influyentes del mundo. Todos cometemos errores, pero la diferencia está en la disposición para aprender de ellos y volverlo a intentar.

 

3)     No confundir la vida con el trabajo. La presentadora de televisión estadounidense Oprah Winfrey también es una personalidad con una gran influencia. En un discurso de graduación en la universidad de Stanford, enfatizó algo que parece obvio, pero que se puede perder de vista ante las presiones del trabajo y los compromisos que se van adquiriendo en la vida. En cualquier profesión, el éxito exige muchos sacrificios, pero si se sacrifica todo lo demás, los logros no pueden ser plenos. Por ello, les pidió a los egresados de esa universidad que nunca dejaran de buscar la felicidad. Y, para Oprah, la felicidad consiste en ayudar a los demás.

 

4)     Actuar con responsabilidad social. Ese fue el mensaje de otro exitoso empresario y filántropo que no terminó la universidad. Casi 30 años después de haber dejado Harvard para fundar Microsoft, Bill Gates regresó en 2007 para recibir un doctorado honoris causa y dirigirse a los alumnos que estaban por graduarse. Ante la persistencia en muchas partes del mundo de retos tan complejos como la pobreza, la desigualdad, las enfermedades endémicas y el deterioro ambiental, les recordó a los estudiantes de Harvard que tienen la responsabilidad de aplicar parte de su talento, recursos y tiempo a buscar soluciones innovadoras para superarlos.

 

5)     Cambiar el mundo. Si quieres cambiar al mundo empieza por tender tu cama. Es lo que dijo el Almirante de la Marina de los Estados Unidos, William H. McRaven, a los estudiantes de la Universidad de Texas en su discurso de graduación en 2014. ¿Cómo es que algo tan trivial e insignificante como tender la cama puede darte el impulso para cambiar el mundo? “Si tiendes tu cama en la mañana habrás completado tu primera tarea del día. Esto te dará una pequeña sensación de orgullo y te motivará a realizar otra. Al final del día esta tarea completada se habrá convertido en muchas tareas completadas”. Esta idea sencilla y poderosa, es uno de los ejemplos clásicos sobre cambio de hábitos. Tender la cama es considerado un hábito “clave”, representa ganar una “pequeña batalla” que pone a nuestro cerebro en modo éxito y genera la motivación para seguir y lograr más.

 

6)     Nunca rendirse. Ese fue el mejor consejo de Winston Churchill a los egresados de la Harrow School en octubre de 1941, en plena Segunda Guerra Mundial. Por supuesto, su discurso tenía un sentido bélico, por el momento crítico que enfrentaban. Sin embargo, sus palabras siguen teniendo vigencia y son una guía para cualquier joven de hoy: “Nunca se rindan, nunca se rindan, nunca, nunca, nunca —ante ningún reto, por grande o pequeño que éste sea...”.

 

https://www.sdpnoticias.com/columnas/javier-trevino-universidades-graduaciones-estudiantes.html

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