Javier Treviño Cantú
El Norte
21 de diciembre de 2005
Construir una buena reputación y mantener una imagen atractiva y confiable son tareas que, por definición, nunca terminan. Pero perder esa percepción favorable y dilapidar la confianza sólo se lleva un instante. Por ello, una de las mejores prácticas de algunos gobiernos consiste en desarrollar una "marca-país", que integre y transmita todos los atributos positivos que esa nación puede ofrecer al resto del mundo.
La imagen de un país depende de muchos factores. Es una suma de hechos históricos, decisiones gubernamentales, prácticas empresariales y condiciones sociales. Los casos de dos viejos rivales, Estados Unidos y Rusia, nos dan una idea sobre la forma en que se puede fortalecer o debilitar la marca con la que se asocia a un país.
Estados Unidos representa una de las marcas más antiguas y, hasta hace poco, exitosas. En su libro publicado este año, "Brand America: The Mother of All Brands", el consultor inglés Simon Anholt señala que Estados Unidos buscó instituirse como una marca exitosa desde sus orígenes como nación independiente, y que la ha administrado con consistencia a lo largo del tiempo.
El resultado fue una percepción generalizada de que Estados Unidos era "la tierra del dinero, la libertad y la búsqueda de la felicidad". Este aprecio por la marca estadounidense se reflejó después de los ataques terroristas del 11 de septiembre, cuando el director del periódico francés Le Monde, Jean-Marie Colombani, publicó en primera plana un artículo que tituló "Todos somos americanos".
Sin embargo, la forma en la que el gobierno del Presidente George W. Bush ha respondido a dichos ataques ha tenido un costo muy alto. Ahora, según Anholt, la marca de este país se asocia a términos como "intimidatorio, mandón, arrogante, imperialista, obeso, egoísta, inconsistente, codicioso, hipócrita y entrometido". El gobierno de Estados Unidos parece estar consciente de esta realidad, y busca cambiarla a través de una renovada "diplomacia pública". La nueva encargada de esta función en el Departamento de Estado es Karen Hughes, una de las colaboradoras más importantes del Presidente Bush en el área de comunicación y amiga personal del Mandatario.
En el caso de Rusia, tras el derrumbe del sistema comunista, Boris Yeltsin logró generar la percepción de que su país había cambiado fundamentalmente, al comprometerse con la democracia, con una economía de libre mercado y con el desempeño de un papel responsable en el escenario internacional. Después de haber sido nombrado Presidente interino a finales de 1999, la llegada al poder de Vladimir Putin por la vía democrática en la elección del año 2000, con casi 53 por ciento de los votos, parecía consolidar la nueva imagen que el Kremlin quería proyectar.
Pero, de acuerdo con diversos estudios, lejos de avanzar por el camino democrático, el Presidente Putin ha buscado centralizar el poder, limitando la autonomía de las entidades que forman la Federación Rusa, ajustando cuentas con los poderosos empresarios que se le habían opuesto, y ejerciendo un gran control sobre los medios de comunicación. Además, desastres como el hundimiento del submarino nuclear Kursk y la nostalgia que ha manifestado públicamente por un mítico pasado soviético, le han causado graves problemas de imagen.
Para el Kremlin, según un artículo reciente de la revista Foreign Policy, la culpa es de los corresponsales extranjeros. Desde 2003, la respuesta del Presidente Putin fue convertir a la agencia de noticias Novosti en la punta de lanza de una amplia campaña para mejorar la percepción de su país. Ésta incluye desde un nuevo canal de televisión en inglés, Russia Today, hasta la creación del Club de Discusión Valdai, un foro al que invitan a académicos y periodistas de otros países con todos los gastos pagados.
A pesar de los cuantiosos recursos destinados a transformar la Marca Rusia, hay muchas señales que apuntan hacia el pasado autoritario y que le han restado efectividad a la campaña. Como señaló hace poco el ajedrecista ruso Gary Kasparov en el diario Wall Street Journal, no hay que ir más lejos de la plaza frente al cuartel de la policía en Moscú, donde un buen día apareció de nuevo un busto de Félix Dzerzhinsky, fundador de la temible policía secreta de los bolcheviques, conocida como la Cheka.
Estos ejemplos nos pueden servir de referencia. Estamos a seis meses de las elecciones y todavía el mundo no sabe en qué Marca México están pensando los candidatos presidenciales. Desde afuera, los principales atributos con los que se asocia actualmente la imagen de nuestro país siguen siendo la pobreza, la violencia, la corrupción y la ineficacia gubernamental.
Necesitamos con urgencia construir una marca-país de la que estemos orgullosos, que refleje todas las ventajas que ofrece la democracia y nuestra gran riqueza cultural. Una marca que genere confianza, lealtad, y que atraiga mayor inversión. Se requiere una marca sólida, que sea producto de la aplicación de políticas consistentes para mejorar la competitividad.
Por último, y si no es mucho pedir en esta época navideña, necesitamos una política de comunicación internacional eficaz, para difundir en todo el mundo una Marca México sólida y prestigiada.
Wednesday, December 21, 2005
Wednesday, December 07, 2005
Sólo un espejo
Javier Treviño Cantú
El Norte
7 de diciembre de 2005
La difícil coyuntura por la que pasa el gobierno del Presidente George W. Bush está siendo aprovechada por otros países para promover sus intereses. Sin embargo, en México ocurre exactamente lo opuesto. En lugar de que ganemos terreno en la mesa bilateral de negociaciones, nuestra posición parece ser cada vez más vulnerable frente a nuestro vecino del norte.
En buena medida, el empantanamiento en Iraq y las distracciones causadas por los escándalos políticos en Washington explican el fiasco ocurrido en la Cumbre de las Américas. El sonoro rechazo al ALCA y la capacidad del Presidente venezolano Hugo Chávez para acaparar los reflectores en Mar del Plata, contrastaron con las imágenes de un distraído mandatario estadounidense.
Bush viajó a China y el Presidente Hu Jintao escuchó pacientemente sus llamados en favor de una mayor apertura religiosa, política y social, pero no dio señales de que tuviera la menor intención de hacer algo al respecto. En Rusia, el Presidente Vladimir Putin utiliza el momento para seguir limitando el avance de la democracia y ejercer un mayor grado de influencia en su amplia periferia. En Europa, a pesar del abierto rechazo del gobierno estadounidense, España cerró su trato con Venezuela para venderle armamento.
En cambio, México da la impresión de encontrarse nuevamente a la defensiva en su relación con Estados Unidos. Lo peor del caso es que la debilidad de nuestra posición se ha mostrado precisamente en los temas prioritarios para cada país: seguridad y migración.
Por una parte, el gobierno mexicano parecería estar asumiendo unilateral y plenamente los compromisos derivados de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, firmada en marzo de este año. Uno de sus aspectos más delicados tiene que ver con los esfuerzos para reforzar no sólo la seguridad común frente a amenazas externas, sino también la seguridad interna de cada país. En las últimas semanas, en México se han tomado cuando menos tres decisiones que pudieran verse como casos aislados, pero que, en conjunto, parecen guiadas por este mismo hilo conductor:
1) El 28 de noviembre se reformó el Artículo 73 de la Constitución, para que el narcomenudeo pueda ser considerado como delito del fuero común y, por lo tanto, que las autoridades estatales lo combatan directamente. 2) El 30 de noviembre, la Suprema Corte de Justicia determinó que la cadena perpetua no es un obstáculo para extraditar narcotraficantes mexicanos requeridos por la justicia estadounidense. 3) El 1 de diciembre, el Senado da a conocer una reforma legal para endurecer diversos castigos relacionados con el terrorismo internacional.
Pero no hay eco al otro lado del Río Bravo. Todo lo contrario. La semana pasada volvieron a darse muestras de que existen sectores interesados en presionar al gobierno mexicano. El video en donde son torturados presuntos miembros de la banda de "Los Zetas" por supuestos agentes de la AFI, primero se filtró al Kitsap Sun, un pequeño diario de Seattle, y luego se difundió a través del sitio en Internet del periódico Dallas Morning News. La aparente fuente de la filtración y las respuestas contradictorias de las autoridades mexicanas nos colocan en una posición vulnerable.
Por otra parte, el gobierno del Presidente Bush ha retomado el tema migratorio, impulsando una nueva iniciativa para fortalecer el control sobre la frontera con México, e insistiendo en la necesidad de un programa de trabajadores temporales. Lo ha hecho por razones políticas y porque la situación actual es insostenible. La presencia de 11 millones de indocumentados en su territorio representa un riesgo inadmisible en la era post 11 de septiembre. Pero su economía los necesita para sostener industrias enteras.
De acuerdo con el nuevo estudio del Centro Pew y el Consejo de Relaciones Exteriores de Chicago, 51 por ciento de los estadounidenses opina que reducir la inmigración ilegal debe ser una prioridad de política exterior. Según The Economist, otra investigación del Manhattan Institute indica que 72 por ciento de los electores identificados con el Partido Republicano estaría de acuerdo con un plan como el que propone el mandatario estadounidense.
El Congreso de Estados Unidos, y en particular el Senado, parece estar listo para dar el siguiente paso en el tema migratorio. El próximo año habrá elecciones legislativas en ese país, y el tema tendrá un alto impacto en el ánimo de los votantes. Es una ventana de oportunidad que no debemos cerrar. Nuestro gobierno debe lograr que sus esfuerzos para mejorar la seguridad sean reconocidos y tomados en cuenta a la hora de la discusión.
No todo se resuelve en Washington. Esa capital es sólo un espejo que refleja la verdadera realidad de los estados. Para cambiarla hace falta una campaña que movilice a todos los aliados en cada uno de los distritos de aquellos legisladores que serán figuras clave en el debate migratorio. Así lo hicimos para lograr la aprobación del TLC. Las campañas no se ganan con retórica. Mucho menos si nos quedamos hablándole diplomáticamente al espejo. El triunfo exige estrategia, mensaje y organización. Podemos ganar la campaña por la reforma migratoria. Nuestros connacionales se lo merecen.
El Norte
7 de diciembre de 2005
La difícil coyuntura por la que pasa el gobierno del Presidente George W. Bush está siendo aprovechada por otros países para promover sus intereses. Sin embargo, en México ocurre exactamente lo opuesto. En lugar de que ganemos terreno en la mesa bilateral de negociaciones, nuestra posición parece ser cada vez más vulnerable frente a nuestro vecino del norte.
En buena medida, el empantanamiento en Iraq y las distracciones causadas por los escándalos políticos en Washington explican el fiasco ocurrido en la Cumbre de las Américas. El sonoro rechazo al ALCA y la capacidad del Presidente venezolano Hugo Chávez para acaparar los reflectores en Mar del Plata, contrastaron con las imágenes de un distraído mandatario estadounidense.
Bush viajó a China y el Presidente Hu Jintao escuchó pacientemente sus llamados en favor de una mayor apertura religiosa, política y social, pero no dio señales de que tuviera la menor intención de hacer algo al respecto. En Rusia, el Presidente Vladimir Putin utiliza el momento para seguir limitando el avance de la democracia y ejercer un mayor grado de influencia en su amplia periferia. En Europa, a pesar del abierto rechazo del gobierno estadounidense, España cerró su trato con Venezuela para venderle armamento.
En cambio, México da la impresión de encontrarse nuevamente a la defensiva en su relación con Estados Unidos. Lo peor del caso es que la debilidad de nuestra posición se ha mostrado precisamente en los temas prioritarios para cada país: seguridad y migración.
Por una parte, el gobierno mexicano parecería estar asumiendo unilateral y plenamente los compromisos derivados de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, firmada en marzo de este año. Uno de sus aspectos más delicados tiene que ver con los esfuerzos para reforzar no sólo la seguridad común frente a amenazas externas, sino también la seguridad interna de cada país. En las últimas semanas, en México se han tomado cuando menos tres decisiones que pudieran verse como casos aislados, pero que, en conjunto, parecen guiadas por este mismo hilo conductor:
1) El 28 de noviembre se reformó el Artículo 73 de la Constitución, para que el narcomenudeo pueda ser considerado como delito del fuero común y, por lo tanto, que las autoridades estatales lo combatan directamente. 2) El 30 de noviembre, la Suprema Corte de Justicia determinó que la cadena perpetua no es un obstáculo para extraditar narcotraficantes mexicanos requeridos por la justicia estadounidense. 3) El 1 de diciembre, el Senado da a conocer una reforma legal para endurecer diversos castigos relacionados con el terrorismo internacional.
Pero no hay eco al otro lado del Río Bravo. Todo lo contrario. La semana pasada volvieron a darse muestras de que existen sectores interesados en presionar al gobierno mexicano. El video en donde son torturados presuntos miembros de la banda de "Los Zetas" por supuestos agentes de la AFI, primero se filtró al Kitsap Sun, un pequeño diario de Seattle, y luego se difundió a través del sitio en Internet del periódico Dallas Morning News. La aparente fuente de la filtración y las respuestas contradictorias de las autoridades mexicanas nos colocan en una posición vulnerable.
Por otra parte, el gobierno del Presidente Bush ha retomado el tema migratorio, impulsando una nueva iniciativa para fortalecer el control sobre la frontera con México, e insistiendo en la necesidad de un programa de trabajadores temporales. Lo ha hecho por razones políticas y porque la situación actual es insostenible. La presencia de 11 millones de indocumentados en su territorio representa un riesgo inadmisible en la era post 11 de septiembre. Pero su economía los necesita para sostener industrias enteras.
De acuerdo con el nuevo estudio del Centro Pew y el Consejo de Relaciones Exteriores de Chicago, 51 por ciento de los estadounidenses opina que reducir la inmigración ilegal debe ser una prioridad de política exterior. Según The Economist, otra investigación del Manhattan Institute indica que 72 por ciento de los electores identificados con el Partido Republicano estaría de acuerdo con un plan como el que propone el mandatario estadounidense.
El Congreso de Estados Unidos, y en particular el Senado, parece estar listo para dar el siguiente paso en el tema migratorio. El próximo año habrá elecciones legislativas en ese país, y el tema tendrá un alto impacto en el ánimo de los votantes. Es una ventana de oportunidad que no debemos cerrar. Nuestro gobierno debe lograr que sus esfuerzos para mejorar la seguridad sean reconocidos y tomados en cuenta a la hora de la discusión.
No todo se resuelve en Washington. Esa capital es sólo un espejo que refleja la verdadera realidad de los estados. Para cambiarla hace falta una campaña que movilice a todos los aliados en cada uno de los distritos de aquellos legisladores que serán figuras clave en el debate migratorio. Así lo hicimos para lograr la aprobación del TLC. Las campañas no se ganan con retórica. Mucho menos si nos quedamos hablándole diplomáticamente al espejo. El triunfo exige estrategia, mensaje y organización. Podemos ganar la campaña por la reforma migratoria. Nuestros connacionales se lo merecen.
Wednesday, November 23, 2005
La zona 11
Javier Treviño Cantú
El Norte
23 de noviembre de 2005
Una de las mejores prácticas de una sociedad es identificar amenazas potenciales y diseñar planes para hacerles frente. En el caso de EU hay muchas zonas de peligro. En California, por ejemplo, la falla de San Andrés hace que la pregunta no sea si se producirá un terremoto equivalente al que destruyó San Francisco en 1906, sino cuándo ocurrirá.
La revista Wired identificó diez zonas que plantean riesgos potenciales muy graves. Se tomaron en cuenta dos factores: el número de personas que podrían verse afectadas y la probabilidad de que se presenten situaciones que detonen alguna emergencia.
De riesgo relativamente bajo:
1. Una ruptura del oleoducto en Alaska. Éste se diseñó para resistir todo tipo de daños, pero sus soportes están "anclados" en el suelo helado. El problema es que, debido al calentamiento global, el hielo se está derritiendo. Esto ha provocado que más de una tercera parte de los soportes ya se hayan "desalineado". En caso de que el oleoducto se llegara a fracturar, el derrame causaría un grave daño ecológico, y el todo el país se vería afectado, ya que a través de él se suministra 17 por ciento del petróleo consumido en EU.
2. La Costa Este podría verse afectada por un tsunami. A mediados del siglo pasado, una erupción provocó un deslave en la isla de La Palma, en las Canarias. En caso de que ocurriera un nuevo fenómeno volcánico, podría caer al mar una masa de tierra con un peso de 500 mil millones de toneladas, generando olas gigantescas que llegarían hasta el otro lado del Atlántico.
3. El parque natural de Yellowstone. Sus famosas fuentes termales y géisers indican una intensa actividad volcánica, y una erupción podría afectar amplias zonas del país.
Zonas de nivel de riesgo medio:
1. Boston, por la posibilidad de que se registrara un "apagón" como el que dejó sin luz a Chicago en 1995.
2. El área de Seattle, por la posibilidad de que el Monte Rainier hiciera erupción. En 1980, el estallido del Monte Santa Helena demostró la fuerza de este sistema volcánico, y una nueva erupción afectaría a millones de personas en la región noroeste de EU.
3. Dallas, Texas. Un tornado de grandes proporciones podría causar un daño mayúsculo, ya que es el área urbana más densamente poblada del llamado "callejón de los tornados".
4. Nueva York. A mediados de los 50 se construyó la planta nuclear de Indian Point, a poco más de 50 kms de la Gran Manzana. En caso de que ocurriera un accidente o un ataque terrorista, más de 20 millones de personas se verían afectadas.
Wired contempla tres zonas de alto riesgo:
1. La región que va desde la ciudad de St. Louis, en Missouri, hasta Memphis en Tennessee, podría sufrir un terremoto. Ahí se ubica una zona sísmica provocada por la falla de Nueva Madrid, la cual originó un terremoto en 1811 que se sintió hasta Nueva Inglaterra. Existe un 90 por ciento de probabilidades de que se presente un temblor con una intensidad de 6 ó 7 grados Richter durante los próximos 50 años.
2. El Mississippi. En 1993 ocurrió la "gran inundación". Aproximadamente cada 20 años se han presentado desbordamientos importantes en éste y otros ríos del noreste estadounidense, por lo que la posibilidad de que ocurran nuevas inundaciones en el futuro cercano son bastante elevadas.
3. La zona de mayor riesgo considerada por la publicación es la capital de California, Sacramento. Después de Nueva Orleans, esta ciudad es la que más depende de los diques, ya que la mayor parte del área urbana se encuentra entre unos 4 y 6 metros por debajo del nivel del río Sacramento. El primer plan para controlar las inundaciones se remonta a 1880, pero desde entonces éstas no han logrado evitarse. De acuerdo con estudios de la Universidad de California-Davis, es muy probable que los diques que protegen a la ciudad fallen antes de mediados de siglo, afectando a más de 22 millones de personas.
Wired, sin embargo, no contempla una undécima zona de peligro: la porosa frontera de más de 3 mil kilómetros que EU comparte con México. Esta zona fronteriza es única en el mundo. Aquí se reflejan todas las oportunidades que pueden generar dos países con distintos niveles de desarrollo, a través de mecanismos de integración económica y cooperación. Al mismo tiempo, aquí se manifiestan todos los riesgos que implica la falta de visión y voluntad para buscar soluciones de fondo a retos como la migración y la capacidad de operación transfronteriza del crimen organizado.
El tráfico ilegal de drogas, armas, dinero y de seres humanos representa un peligro claro para ambos países. El mayor riesgo proviene de la falta de capacidad para entendernos y ponernos de acuerdo en la mejor forma de resolver los retos comunes que enfrentamos.
Si no logramos ver más allá de nuestras respectivas narices fronterizas, es probable que prosperen iniciativas como la que acaba de plantear un Representante por California, Duncan Hunter: construir una barda de punta a punta de la frontera para dividirnos.
La "zona 11" de peligro no ha sido plenamente identificada y mucho menos se ha diseñado un plan para hacerle frente. No obstante, la probabilidad de que estalle y afecte a millones de ciudadanos es mucho mayor que la de las otras diez.
El Norte
23 de noviembre de 2005
Una de las mejores prácticas de una sociedad es identificar amenazas potenciales y diseñar planes para hacerles frente. En el caso de EU hay muchas zonas de peligro. En California, por ejemplo, la falla de San Andrés hace que la pregunta no sea si se producirá un terremoto equivalente al que destruyó San Francisco en 1906, sino cuándo ocurrirá.
La revista Wired identificó diez zonas que plantean riesgos potenciales muy graves. Se tomaron en cuenta dos factores: el número de personas que podrían verse afectadas y la probabilidad de que se presenten situaciones que detonen alguna emergencia.
De riesgo relativamente bajo:
1. Una ruptura del oleoducto en Alaska. Éste se diseñó para resistir todo tipo de daños, pero sus soportes están "anclados" en el suelo helado. El problema es que, debido al calentamiento global, el hielo se está derritiendo. Esto ha provocado que más de una tercera parte de los soportes ya se hayan "desalineado". En caso de que el oleoducto se llegara a fracturar, el derrame causaría un grave daño ecológico, y el todo el país se vería afectado, ya que a través de él se suministra 17 por ciento del petróleo consumido en EU.
2. La Costa Este podría verse afectada por un tsunami. A mediados del siglo pasado, una erupción provocó un deslave en la isla de La Palma, en las Canarias. En caso de que ocurriera un nuevo fenómeno volcánico, podría caer al mar una masa de tierra con un peso de 500 mil millones de toneladas, generando olas gigantescas que llegarían hasta el otro lado del Atlántico.
3. El parque natural de Yellowstone. Sus famosas fuentes termales y géisers indican una intensa actividad volcánica, y una erupción podría afectar amplias zonas del país.
Zonas de nivel de riesgo medio:
1. Boston, por la posibilidad de que se registrara un "apagón" como el que dejó sin luz a Chicago en 1995.
2. El área de Seattle, por la posibilidad de que el Monte Rainier hiciera erupción. En 1980, el estallido del Monte Santa Helena demostró la fuerza de este sistema volcánico, y una nueva erupción afectaría a millones de personas en la región noroeste de EU.
3. Dallas, Texas. Un tornado de grandes proporciones podría causar un daño mayúsculo, ya que es el área urbana más densamente poblada del llamado "callejón de los tornados".
4. Nueva York. A mediados de los 50 se construyó la planta nuclear de Indian Point, a poco más de 50 kms de la Gran Manzana. En caso de que ocurriera un accidente o un ataque terrorista, más de 20 millones de personas se verían afectadas.
Wired contempla tres zonas de alto riesgo:
1. La región que va desde la ciudad de St. Louis, en Missouri, hasta Memphis en Tennessee, podría sufrir un terremoto. Ahí se ubica una zona sísmica provocada por la falla de Nueva Madrid, la cual originó un terremoto en 1811 que se sintió hasta Nueva Inglaterra. Existe un 90 por ciento de probabilidades de que se presente un temblor con una intensidad de 6 ó 7 grados Richter durante los próximos 50 años.
2. El Mississippi. En 1993 ocurrió la "gran inundación". Aproximadamente cada 20 años se han presentado desbordamientos importantes en éste y otros ríos del noreste estadounidense, por lo que la posibilidad de que ocurran nuevas inundaciones en el futuro cercano son bastante elevadas.
3. La zona de mayor riesgo considerada por la publicación es la capital de California, Sacramento. Después de Nueva Orleans, esta ciudad es la que más depende de los diques, ya que la mayor parte del área urbana se encuentra entre unos 4 y 6 metros por debajo del nivel del río Sacramento. El primer plan para controlar las inundaciones se remonta a 1880, pero desde entonces éstas no han logrado evitarse. De acuerdo con estudios de la Universidad de California-Davis, es muy probable que los diques que protegen a la ciudad fallen antes de mediados de siglo, afectando a más de 22 millones de personas.
Wired, sin embargo, no contempla una undécima zona de peligro: la porosa frontera de más de 3 mil kilómetros que EU comparte con México. Esta zona fronteriza es única en el mundo. Aquí se reflejan todas las oportunidades que pueden generar dos países con distintos niveles de desarrollo, a través de mecanismos de integración económica y cooperación. Al mismo tiempo, aquí se manifiestan todos los riesgos que implica la falta de visión y voluntad para buscar soluciones de fondo a retos como la migración y la capacidad de operación transfronteriza del crimen organizado.
El tráfico ilegal de drogas, armas, dinero y de seres humanos representa un peligro claro para ambos países. El mayor riesgo proviene de la falta de capacidad para entendernos y ponernos de acuerdo en la mejor forma de resolver los retos comunes que enfrentamos.
Si no logramos ver más allá de nuestras respectivas narices fronterizas, es probable que prosperen iniciativas como la que acaba de plantear un Representante por California, Duncan Hunter: construir una barda de punta a punta de la frontera para dividirnos.
La "zona 11" de peligro no ha sido plenamente identificada y mucho menos se ha diseñado un plan para hacerle frente. No obstante, la probabilidad de que estalle y afecte a millones de ciudadanos es mucho mayor que la de las otras diez.
Thursday, November 10, 2005
Relaciones tormentosas
Javier Treviño Cantú
El Norte
10 de noviembre de 2005
El gobierno del Presidente George W. Bush está atravesando por una de sus peores crisis. Varios eventos han coincidido para formar una "tormenta política perfecta". Ésta no sólo tiene implicaciones internas para nuestros vecinos del norte, sino también para el resto del mundo, empezando por México. Es una coyuntura muy delicada, en donde se requerirá un gran esfuerzo diplomático para asegurar que la relación bilateral reciba la atención prioritaria que merece.
Desde hace más de 30 años, todos los mandatarios estadounidenses que se reeligieron han enfrentado algún tipo de crisis. Richard Nixon sufrió la "maldición del segundo periodo" con Watergate. Ronald Reagan pasó por el escándalo "Irán-Contras", producto de la venta de armas a Irán y el desvío secreto del dinero a los contrainsurgentes que luchaban contra el gobierno sandinista de Nicaragua. El Presidente Clinton incluso fue "impugnado" por la Cámara de Representantes, acusado de obstaculizar la investigación sobre su relación con Monica Lewinsky.
La tormenta que azota actualmente a la Casa Blanca comenzó a formarse en el primer periodo del Presidente Bush. Después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, un grupo de sus más cercanos colaboradores supuestamente empezó a buscar elementos para justificar un ataque contra Iraq. Hace poco, el Coronel Lawrence Wilkerson, quien se desempeñó como jefe de la oficina del ex Secretario de Estado Colin Powell, describió al grupo como una "camarilla" encabezada por el Vicepresidente, Dick Cheney, y el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
Wilkerson acusó públicamente a estos funcionarios de "secuestrar" el proceso de toma de decisiones al más alto nivel de la administración estadounidense. A mediados de octubre, en una conferencia sostuvo que muchas de las decisiones tomadas directamente por esta "camarilla" fueron conocidas y aprobadas por el Presidente Bush. Dijo que la entonces Asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, simplemente fue marginada, y que el daño habría sido mayor si no hubiera estado Powell.
La tempestad ganó fuerza en julio de 2003, cuando el Embajador Joseph Wilson publicó un artículo en el New York Times, cuestionando el argumento de que Saddam Hussein estaba buscando adquirir uranio para desarrollar armas nucleares. La respuesta del "grupo compacto" no se hizo esperar. Altos funcionarios de la Casa Blanca aparentemente le "filtraron" al columnista Robert Novak la identidad de la esposa del Embajador Wilson, Valerie Plame. Novak dio a conocer que ella influyó en la decisión de enviar a Wilson a África, para confirmar la historia del uranio, ya que se trataba de una agente encubierta de la CIA con experiencia en armas de destrucción masiva.
Revelar la identidad de un miembro de la CIA sin cobertura oficial está penado por la ley estadounidense. En diciembre de 2003, el Departamento de Justicia inició una investigación, la cual quedó a cargo del fiscal especial Patrick Fitzgerald. El pasado 28 de octubre finalmente se presentaron cargos por mentir bajo juramento y obstrucción de la justicia contra I. Lewis Libby, jefe de asesores del Vicepresidente Cheney. El otro funcionario que sigue bajo investigación, sin embargo, es Karl Rove, el principal estratega electoral y operador político del Presidente Bush.
Este golpe directo contra el Ala Oeste de la Casa Blanca se sumó a toda una serie de acontecimientos que han afectado a la administración Bush desde el inicio de su segundo mandato. Primero fue el fallido intento de impulsar la reforma al sistema de seguridad social. Luego vino la desastrosa respuesta del Gobierno federal al daño causado por el huracán "Katrina". Posteriormente, Tom DeLay, líder de la mayoría en la Cámara de Representantes y uno de los principales aliados del Presidente Bush, tuvo que renunciar para enfrentar el juicio que se le sigue por lavado de dinero. Poco después se anunció que en Iraq ya han muerto más de 2 mil soldados estadounidenses.
Lejos de amainar, el temporal alcanzó a Harriet Miers. La amiga personal y abogada del Presidente Bush se vio forzada a retirar su candidatura a la Corte Suprema de Justicia. Ahora, la atención de Washington está puesta en el destino de Karl Rove. Si el fiscal encuentra elementos para procesarlo, o si se ve forzado a renunciar, el Presidente Bush perderá a su más cercano colaborador. Y, junto con él, se iría la brújula que lo ha guiado durante prácticamente toda su carrera política.
En la encuesta dada a conocer la semana pasada por la televisora CBS, el nivel de aprobación del mandatario estadounidense apenas alcanza el 35 por ciento. El plan que anunció para enfrentar una posible pandemia por la gripe aviar, las nominaciones del juez Samuel Alito a la Corte Suprema y de Ben Bernanke para quedar al frente de la Reserva Federal, así como la decisión de salir de Washington para asistir a la tormentosa Cumbre de las Américas en Argentina, muestran la forma en la que está tratando de generar la percepción de que no ha perdido su capacidad de liderazgo.
Sobre todo, el Presidente Bush está buscando afianzar el apoyo de su base conservadora. Para ello, necesita urgentemente una victoria política significativa. Es posible que el Senado confirme al juez Alito. Pero, mientras tanto, existe otro tema que está causando una creciente preocupación entre sus seguidores y que le ofrece la oportunidad de demostrar que está en control de la situación: la inmigración ilegal y la gran porosidad de sus fronteras, especialmente la que comparte con nuestro país.
Karl Rove estaba encabezando el cabildeo en el Congreso para darle un nuevo impulso al plan de reforma migratoria, en particular al programa de trabajadores huéspedes. Pero ante las distracciones por el proceso legal en su contra, el que parece haber recogido la estafeta es el Secretario de Seguridad Territorial, Michael Chertoff. El pasado 2 de noviembre anunció la Iniciativa Frontera Segura. Es un nuevo plan para reforzar la seguridad en esa zona y ampliar la capacidad para detectar, detener y expulsar a la gente que se encuentre en forma indocumentada en Estados Unidos.
Aparte del tema migratorio, existen muchos otros asuntos pendientes en la amplísima agenda bilateral. El año próximo habrá elecciones legislativas en Estados Unidos, y en México elegiremos un nuevo Presidente y un nuevo Congreso. La relación no puede conducirse en "piloto automático" ni quedar a cargo de la burocracia.
Hoy dependemos cada vez más de una buena comunicación y coordinación entre los encargados de tomar las decisiones. La relación México-Estados Unidos es más importante que nunca. Si lo olvidamos, el daño será irremediable.
El Norte
10 de noviembre de 2005
El gobierno del Presidente George W. Bush está atravesando por una de sus peores crisis. Varios eventos han coincidido para formar una "tormenta política perfecta". Ésta no sólo tiene implicaciones internas para nuestros vecinos del norte, sino también para el resto del mundo, empezando por México. Es una coyuntura muy delicada, en donde se requerirá un gran esfuerzo diplomático para asegurar que la relación bilateral reciba la atención prioritaria que merece.
Desde hace más de 30 años, todos los mandatarios estadounidenses que se reeligieron han enfrentado algún tipo de crisis. Richard Nixon sufrió la "maldición del segundo periodo" con Watergate. Ronald Reagan pasó por el escándalo "Irán-Contras", producto de la venta de armas a Irán y el desvío secreto del dinero a los contrainsurgentes que luchaban contra el gobierno sandinista de Nicaragua. El Presidente Clinton incluso fue "impugnado" por la Cámara de Representantes, acusado de obstaculizar la investigación sobre su relación con Monica Lewinsky.
La tormenta que azota actualmente a la Casa Blanca comenzó a formarse en el primer periodo del Presidente Bush. Después de los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001, un grupo de sus más cercanos colaboradores supuestamente empezó a buscar elementos para justificar un ataque contra Iraq. Hace poco, el Coronel Lawrence Wilkerson, quien se desempeñó como jefe de la oficina del ex Secretario de Estado Colin Powell, describió al grupo como una "camarilla" encabezada por el Vicepresidente, Dick Cheney, y el Secretario de Defensa, Donald Rumsfeld.
Wilkerson acusó públicamente a estos funcionarios de "secuestrar" el proceso de toma de decisiones al más alto nivel de la administración estadounidense. A mediados de octubre, en una conferencia sostuvo que muchas de las decisiones tomadas directamente por esta "camarilla" fueron conocidas y aprobadas por el Presidente Bush. Dijo que la entonces Asesora de Seguridad Nacional, Condoleezza Rice, simplemente fue marginada, y que el daño habría sido mayor si no hubiera estado Powell.
La tempestad ganó fuerza en julio de 2003, cuando el Embajador Joseph Wilson publicó un artículo en el New York Times, cuestionando el argumento de que Saddam Hussein estaba buscando adquirir uranio para desarrollar armas nucleares. La respuesta del "grupo compacto" no se hizo esperar. Altos funcionarios de la Casa Blanca aparentemente le "filtraron" al columnista Robert Novak la identidad de la esposa del Embajador Wilson, Valerie Plame. Novak dio a conocer que ella influyó en la decisión de enviar a Wilson a África, para confirmar la historia del uranio, ya que se trataba de una agente encubierta de la CIA con experiencia en armas de destrucción masiva.
Revelar la identidad de un miembro de la CIA sin cobertura oficial está penado por la ley estadounidense. En diciembre de 2003, el Departamento de Justicia inició una investigación, la cual quedó a cargo del fiscal especial Patrick Fitzgerald. El pasado 28 de octubre finalmente se presentaron cargos por mentir bajo juramento y obstrucción de la justicia contra I. Lewis Libby, jefe de asesores del Vicepresidente Cheney. El otro funcionario que sigue bajo investigación, sin embargo, es Karl Rove, el principal estratega electoral y operador político del Presidente Bush.
Este golpe directo contra el Ala Oeste de la Casa Blanca se sumó a toda una serie de acontecimientos que han afectado a la administración Bush desde el inicio de su segundo mandato. Primero fue el fallido intento de impulsar la reforma al sistema de seguridad social. Luego vino la desastrosa respuesta del Gobierno federal al daño causado por el huracán "Katrina". Posteriormente, Tom DeLay, líder de la mayoría en la Cámara de Representantes y uno de los principales aliados del Presidente Bush, tuvo que renunciar para enfrentar el juicio que se le sigue por lavado de dinero. Poco después se anunció que en Iraq ya han muerto más de 2 mil soldados estadounidenses.
Lejos de amainar, el temporal alcanzó a Harriet Miers. La amiga personal y abogada del Presidente Bush se vio forzada a retirar su candidatura a la Corte Suprema de Justicia. Ahora, la atención de Washington está puesta en el destino de Karl Rove. Si el fiscal encuentra elementos para procesarlo, o si se ve forzado a renunciar, el Presidente Bush perderá a su más cercano colaborador. Y, junto con él, se iría la brújula que lo ha guiado durante prácticamente toda su carrera política.
En la encuesta dada a conocer la semana pasada por la televisora CBS, el nivel de aprobación del mandatario estadounidense apenas alcanza el 35 por ciento. El plan que anunció para enfrentar una posible pandemia por la gripe aviar, las nominaciones del juez Samuel Alito a la Corte Suprema y de Ben Bernanke para quedar al frente de la Reserva Federal, así como la decisión de salir de Washington para asistir a la tormentosa Cumbre de las Américas en Argentina, muestran la forma en la que está tratando de generar la percepción de que no ha perdido su capacidad de liderazgo.
Sobre todo, el Presidente Bush está buscando afianzar el apoyo de su base conservadora. Para ello, necesita urgentemente una victoria política significativa. Es posible que el Senado confirme al juez Alito. Pero, mientras tanto, existe otro tema que está causando una creciente preocupación entre sus seguidores y que le ofrece la oportunidad de demostrar que está en control de la situación: la inmigración ilegal y la gran porosidad de sus fronteras, especialmente la que comparte con nuestro país.
Karl Rove estaba encabezando el cabildeo en el Congreso para darle un nuevo impulso al plan de reforma migratoria, en particular al programa de trabajadores huéspedes. Pero ante las distracciones por el proceso legal en su contra, el que parece haber recogido la estafeta es el Secretario de Seguridad Territorial, Michael Chertoff. El pasado 2 de noviembre anunció la Iniciativa Frontera Segura. Es un nuevo plan para reforzar la seguridad en esa zona y ampliar la capacidad para detectar, detener y expulsar a la gente que se encuentre en forma indocumentada en Estados Unidos.
Aparte del tema migratorio, existen muchos otros asuntos pendientes en la amplísima agenda bilateral. El año próximo habrá elecciones legislativas en Estados Unidos, y en México elegiremos un nuevo Presidente y un nuevo Congreso. La relación no puede conducirse en "piloto automático" ni quedar a cargo de la burocracia.
Hoy dependemos cada vez más de una buena comunicación y coordinación entre los encargados de tomar las decisiones. La relación México-Estados Unidos es más importante que nunca. Si lo olvidamos, el daño será irremediable.
Thursday, October 27, 2005
Guerras por internet
Javier Treviño Cantú
El Norte
27 de octubre de 2005
¿Cómo será EL NORTE en el 2014? Debemos pensar lo impensable. Vivimos en un mundo saturado de información. Las líneas que separaban a los distintos medios de comunicación son cada vez más borrosas. El impacto de internet, así como el de las demás tecnologías de la información y la comunicación, es cada vez más evidente. Y apenas representa el principio de un futuro que ya nos alcanzó.
En distintos grados y a diferentes velocidades nos estamos aproximando a una "inmersión total en la realidad virtual", como la llama el científico-empresario Ray Kurzweil. En el primer capítulo de su nuevo libro, "The Singularity is Near" -que se puede accesar en su sitio en internet http://www.kurzweilai.net/-, define esta "singularidad" como un futuro muy próximo, donde la aceleración exponencial del avance tecnológico tendrá un impacto tan profundo, que la vida humana como la conocemos hasta ahora se transformará irremediablemente.
Parecería una exageración. Pero si consideramos la velocidad con la que ha cambiado la forma de generar, difundir, compartir y almacenar información durante los últimos 15 años, en realidad no lo es. A finales de 2004, Robin Sloan y Matt Thompson (http://snarkmarket.com/blog/) crearon un video para el Museo de Historia de los Medios llamado originalmente EPIC 2014, y luego rebautizado como EPIC 2015.
Las siglas se refieren a las iniciales en inglés de Evolving Personalized Information Construct, que se podría traducir como Construcción Evolutiva de Información Personalizada. El 2014 se trata del año en el que se libra una supuesta batalla final entre los medios de comunicación tradicionales, representados por el diario The New York Times, y los nuevos, personificados en el cortometraje por Google.
Siguiendo la narrativa del video (http://www.albinoblacksheep.com/flash/epic), la lucha que acabará por librarse entre los viejos y nuevos medios inicia en 1989, cuando Tim Berners-Lee crea la "world wide web": la red mundial "www" que detonó el acceso masivo a internet. De acuerdo con cifras recientes de la OCDE, actualmente casi mil millones de personas en todo el mundo la utilizan.
El siguiente punto de inflexión se da en 1994, con la fundación de Amazon.com, una tienda virtual que se convertiría en el modelo para las ventas por internet. En 1998, dos estudiantes de Stanford, Larry Page y Sergey Brin, fundan Google. Sus algoritmos siguieron el ejemplo de Amazon.com, al considerar las ligas a otras páginas en internet como recomendaciones. De esta forma, crearon el servicio de búsqueda en la red más poderoso hasta ese momento.
En 1999, la pequeña compañía Pyra Labs lanza Blogger, una herramienta para publicar en forma rápida y sencilla bitácoras personales en internet. En el 2002, Google crea GoogleNews, una sección de noticias editada completamente por computadoras. Al año siguiente, Google compra Blogger y desata un nuevo fenómeno social y cultural, que está cambiando la forma de hacer periodismo "ciudadano" y muchos otros aspectos del mundo de los negocios y la política.
El 2004 será recordado como "el año cuando todo empezó". La revista Reason Magazine (http://reason.com/) le manda una copia de la publicación a cada suscriptor con la fotografía de su casa tomada desde un satélite en la portada, e incluye información personalizada para cada uno de ellos. Google lanza GMail, un servicio de correo electrónico que ofrece un gigabyte de espacio libre a cada usuario. Microsoft busca competir con Google lanzando su sistema de búsqueda Newsbot (http://newsbot.msnbc.msn.com/) y Amazon da a conocer su propia herramienta, A9 (http://generic.a9.com/). Ese mismo año, Google se convierte en una compañía pública al empezar a cotizar sus acciones en la bolsa de valores. Apenas 14 meses después, su capitalización de mercado ya supera los 98 mil millones de dólares.
A partir de aquí, el video de Sloan y Thompson desarrolla posibles escenarios que estarían por venir. En 2006, Google crea la Google Grid, una plataforma universal con espacio ilimitado para almacenar información privada o compartirla universalmente. Al año siguiente, Microsoft responde con su propia red, Newsbotster. Buscando rivalizar con Microsoft, en el 2008 Google y Amazon se unen para crear Googlezon, lo que les permite ofrecer información, productos y servicios individualizados.
En 2010 se desatan las "Guerras de las Noticias". Google logra vencer a Microsoft desarrollando un nuevo algoritmo, que permite fragmentar los contenidos de todas las fuentes informativas y volverlos a organizar, para ofrecerle una historia individual a cada usuario. En 2011, el New York Times demanda a Googlezon por violar las leyes de propiedad intelectual. El caso llega hasta la Corte Suprema de Justicia, la cual falla a favor de Googlezon. En marzo de 2014, finalmente se lanza EPIC, un sistema que ordena el caótico entorno mediático al filtrar, clasificar y distribuir paquetes de contenidos informativos y comerciales diseñados específicamente para cada persona.
Como siempre, la realidad seguramente será más compleja de lo que han imaginado los creadores de EPIC 2015. Pero es un hecho que las batallas ya se están dando. Según el diario Financial Times, la empresa News Corporation de Rupert Murdoch ha invertido más de mil 500 millones de dólares en los últimos meses para convertirse en uno de los principales actores en internet. America Online, una de las compañías pioneras en la época de la "burbuja puntocom" y que compró a Time Warner en el 2000, dos años después registró pérdidas por casi 100 mil millones de dólares. Ahora, de acuerdo con el periódico inglés, compañías como Comcast, Microsoft, Google y Yahoo están buscando comprar parte de AOL.
Al mismo tiempo, en estos momentos se está librando una feroz lucha por el control de la internet misma. La red es administrada por ICANN, la Corporación Internet para Nombres y Números Asignados. Es una organización privada-pública sin fines de lucro, que fue establecida en 1998 por el gobierno de Estados Unidos y que tiene su sede en California. Desde hace tiempo, China, India, Brasil y otros países han señalado que esta función debe recaer en algún organismo multilateral, como la ONU.
Hace poco la Unión Europea respaldó esta postura, por lo que se llevará a cabo una conferencia especial de Naciones Unidas en noviembre próximo para discutir el tema. Lo único cierto es que la guerra por el futuro de internet apenas está comenzando.
El Norte
27 de octubre de 2005
¿Cómo será EL NORTE en el 2014? Debemos pensar lo impensable. Vivimos en un mundo saturado de información. Las líneas que separaban a los distintos medios de comunicación son cada vez más borrosas. El impacto de internet, así como el de las demás tecnologías de la información y la comunicación, es cada vez más evidente. Y apenas representa el principio de un futuro que ya nos alcanzó.
En distintos grados y a diferentes velocidades nos estamos aproximando a una "inmersión total en la realidad virtual", como la llama el científico-empresario Ray Kurzweil. En el primer capítulo de su nuevo libro, "The Singularity is Near" -que se puede accesar en su sitio en internet http://www.kurzweilai.net/-, define esta "singularidad" como un futuro muy próximo, donde la aceleración exponencial del avance tecnológico tendrá un impacto tan profundo, que la vida humana como la conocemos hasta ahora se transformará irremediablemente.
Parecería una exageración. Pero si consideramos la velocidad con la que ha cambiado la forma de generar, difundir, compartir y almacenar información durante los últimos 15 años, en realidad no lo es. A finales de 2004, Robin Sloan y Matt Thompson (http://snarkmarket.com/blog/) crearon un video para el Museo de Historia de los Medios llamado originalmente EPIC 2014, y luego rebautizado como EPIC 2015.
Las siglas se refieren a las iniciales en inglés de Evolving Personalized Information Construct, que se podría traducir como Construcción Evolutiva de Información Personalizada. El 2014 se trata del año en el que se libra una supuesta batalla final entre los medios de comunicación tradicionales, representados por el diario The New York Times, y los nuevos, personificados en el cortometraje por Google.
Siguiendo la narrativa del video (http://www.albinoblacksheep.com/flash/epic), la lucha que acabará por librarse entre los viejos y nuevos medios inicia en 1989, cuando Tim Berners-Lee crea la "world wide web": la red mundial "www" que detonó el acceso masivo a internet. De acuerdo con cifras recientes de la OCDE, actualmente casi mil millones de personas en todo el mundo la utilizan.
El siguiente punto de inflexión se da en 1994, con la fundación de Amazon.com, una tienda virtual que se convertiría en el modelo para las ventas por internet. En 1998, dos estudiantes de Stanford, Larry Page y Sergey Brin, fundan Google. Sus algoritmos siguieron el ejemplo de Amazon.com, al considerar las ligas a otras páginas en internet como recomendaciones. De esta forma, crearon el servicio de búsqueda en la red más poderoso hasta ese momento.
En 1999, la pequeña compañía Pyra Labs lanza Blogger, una herramienta para publicar en forma rápida y sencilla bitácoras personales en internet. En el 2002, Google crea GoogleNews, una sección de noticias editada completamente por computadoras. Al año siguiente, Google compra Blogger y desata un nuevo fenómeno social y cultural, que está cambiando la forma de hacer periodismo "ciudadano" y muchos otros aspectos del mundo de los negocios y la política.
El 2004 será recordado como "el año cuando todo empezó". La revista Reason Magazine (http://reason.com/) le manda una copia de la publicación a cada suscriptor con la fotografía de su casa tomada desde un satélite en la portada, e incluye información personalizada para cada uno de ellos. Google lanza GMail, un servicio de correo electrónico que ofrece un gigabyte de espacio libre a cada usuario. Microsoft busca competir con Google lanzando su sistema de búsqueda Newsbot (http://newsbot.msnbc.msn.com/) y Amazon da a conocer su propia herramienta, A9 (http://generic.a9.com/). Ese mismo año, Google se convierte en una compañía pública al empezar a cotizar sus acciones en la bolsa de valores. Apenas 14 meses después, su capitalización de mercado ya supera los 98 mil millones de dólares.
A partir de aquí, el video de Sloan y Thompson desarrolla posibles escenarios que estarían por venir. En 2006, Google crea la Google Grid, una plataforma universal con espacio ilimitado para almacenar información privada o compartirla universalmente. Al año siguiente, Microsoft responde con su propia red, Newsbotster. Buscando rivalizar con Microsoft, en el 2008 Google y Amazon se unen para crear Googlezon, lo que les permite ofrecer información, productos y servicios individualizados.
En 2010 se desatan las "Guerras de las Noticias". Google logra vencer a Microsoft desarrollando un nuevo algoritmo, que permite fragmentar los contenidos de todas las fuentes informativas y volverlos a organizar, para ofrecerle una historia individual a cada usuario. En 2011, el New York Times demanda a Googlezon por violar las leyes de propiedad intelectual. El caso llega hasta la Corte Suprema de Justicia, la cual falla a favor de Googlezon. En marzo de 2014, finalmente se lanza EPIC, un sistema que ordena el caótico entorno mediático al filtrar, clasificar y distribuir paquetes de contenidos informativos y comerciales diseñados específicamente para cada persona.
Como siempre, la realidad seguramente será más compleja de lo que han imaginado los creadores de EPIC 2015. Pero es un hecho que las batallas ya se están dando. Según el diario Financial Times, la empresa News Corporation de Rupert Murdoch ha invertido más de mil 500 millones de dólares en los últimos meses para convertirse en uno de los principales actores en internet. America Online, una de las compañías pioneras en la época de la "burbuja puntocom" y que compró a Time Warner en el 2000, dos años después registró pérdidas por casi 100 mil millones de dólares. Ahora, de acuerdo con el periódico inglés, compañías como Comcast, Microsoft, Google y Yahoo están buscando comprar parte de AOL.
Al mismo tiempo, en estos momentos se está librando una feroz lucha por el control de la internet misma. La red es administrada por ICANN, la Corporación Internet para Nombres y Números Asignados. Es una organización privada-pública sin fines de lucro, que fue establecida en 1998 por el gobierno de Estados Unidos y que tiene su sede en California. Desde hace tiempo, China, India, Brasil y otros países han señalado que esta función debe recaer en algún organismo multilateral, como la ONU.
Hace poco la Unión Europea respaldó esta postura, por lo que se llevará a cabo una conferencia especial de Naciones Unidas en noviembre próximo para discutir el tema. Lo único cierto es que la guerra por el futuro de internet apenas está comenzando.
Thursday, October 13, 2005
Herencia insuficiente
Javier Treviño Cantú
El Norte
13 de octubre de 2005
Todos lo sabemos. La educación es la mejor herencia que le pueden dar los padres a sus hijos. Pero todo indica que la educación universitaria ya no es suficiente para cumplir el sueño de los padres. Los egresados de las universidades no están consiguiendo empleos de calidad. ¿Qué está pasando? La respuesta es muy sencilla, y aterradora: el mundo avanza a toda velocidad y no va a esperar a que los mexicanos nos pongamos de acuerdo para que empecemos a caminar.
El conocimiento se ha vuelto el factor clave para impulsar un mayor crecimiento económico, generar empleos, elevar la eficacia de las instituciones públicas y mejorar la calidad de vida de la gente. De acuerdo con cifras para el año 2002 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el país que más invierte en conocimiento -medido como la suma del gasto en Investigación y Desarrollo (I+D), educación superior y software- es Estados Unidos, con un 6.6 por ciento del PIB, seguido por Japón con 5 por ciento y la Unión Europea con 3.8 por ciento. En México, los últimos datos disponibles de la Organización señalan que esta inversión no llega ni al 2.5 por ciento.
Además, según la OCDE, entre las compañías multinacionales está creciendo la tendencia a subcontratar o a realizar las tareas de I+D en países con las condiciones adecuadas. El martes pasado dio a conocer sus "Indicadores 2005 de Ciencia, Tecnología e Industria". Sus resultados muestran, por ejemplo, que en países como Irlanda o Hungría, un 70 por ciento de la I+D industrial está siendo realizada por compañías extranjeras.
Lo que las empresas buscan son países con políticas favorables para la inversión, costos bajos, buena infraestructura y, sobre todo, recursos humanos con la preparación académica y las capacidades prácticas que se requieren. El inglés es indispensable, así como la habilidad y disposición para trabajar en equipo con gente de distintas culturas y diferentes funciones. Se necesitan personas que no sólo dominen su campo profesional, sino que sepan aprender constantemente, para utilizar tecnologías en constante evolución y adaptarse a entornos de trabajo que cambian muy rápido.
La creciente importancia del conocimiento ha hecho que la relación entre las universidades, las empresas y los gobiernos se vuelva vital. Esta vinculación entre los tres sectores no es nueva. El nacimiento de Silicon Valley y el éxito de empresas como Hewlett-Packard no se podrían explicar sin sus lazos con la universidad de Stanford. La capacidad de Japón para recuperarse después de la Segunda Guerra Mundial y convertirse en la segunda potencia económica se basó, en buena medida, en la relación entre los grandes conglomerados industriales y universidades como la de Tokio, y en una inversión gubernamental masiva en I+D.
Desde hace ya varios años, muchas universidades están buscando transformarse para jugar un nuevo papel, que vaya más allá de sus funciones tradicionales. Ya no sólo son instituciones transmisoras de conocimiento, sino que son el espacio donde se genera, se adapta y se transfiere ese conocimiento a las empresas, a los gobiernos y a la sociedad en general. Al crear conocimiento y orientar sus tareas de investigación hacia aplicaciones prácticas, las universidades se vuelven motores de la innovación.
A la vez, las universidades se han convertido en verdaderos agentes económicos, al promover directamente la incubación y creación de nuevas compañías. Igualmente, al ampliar el alcance de su vinculación con empresas y gobiernos, pueden desarrollar iniciativas que van desde prácticas laborales para estudiantes y programas de capacitación continua para empleados, ejecutivos y funcionarios, hasta la formación de centros interdisciplinarios que promuevan la búsqueda de soluciones integrales a necesidades específicas de las empresas.
En el caso de México, la vieja vinculación entre las instituciones de educación superior, las empresas y los distintos niveles de gobierno se ha vuelto un nuevo imperativo. Primero, porque sin ella vamos a seguir siendo incapaces de insertarnos plenamente en la nueva economía global del conocimiento y, segundo, porque la tendencia demográfica por la que atraviesa nuestro país nos exige enfocar todos los recursos posibles en crear empleos.
Este año volvimos a perder terreno en prácticamente todos los estudios dedicados a medir la competitividad global. El Foro Económico Mundial dio a conocer su más reciente Índice el pasado 28 de septiembre. Esta vez caímos siete lugares, al pasar del sitio 48 al 55 entre los 117 países incluidos. La razón principal, según el organismo, fue la incertidumbre generada por el proceso electoral que culminará en julio de 2006, con la consecuente parálisis en la formulación de políticas públicas eficaces y el desencanto entre la comunidad empresarial.
Parece existir una percepción desfavorable sobre las perspectivas de la economía mexicana relacionada con el conocimiento. En su primer "Informe sobre las inversiones en el mundo 2005", la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo realizó una encuesta entre compañías multinacionales. Tan sólo 1.5 por ciento de los entrevistados consideró a México como un destino atractivo para instalar actividades de I+D. En cambio, 61.8 por ciento consideró a China como la mejor opción, seguido por EU con 41.2 por ciento y la India con 29.4 por ciento.
Si no nos enfocamos a crear suficientes empleos de calidad, tanto en el campo como en los centros urbanos, el llamado "bono demográfico" puede convertirse en un factor mayúsculo de desestabilización social. En síntesis, el "bono" significa que la proporción de jóvenes y adultos (entre 15 y 59 años) crecerá de 59.8 por ciento en el 2000, a 65.5 por ciento en el 2015, y luego descenderá hasta 53.3 por ciento en 2050. Es decir, que en el año 2027 habrá casi 80 millones de mexicanos en edad de trabajar.
Aprovechar esta "ventana de oportunidad" histórica debería ser una auténtica prioridad nacional. Proyectos como el que busca convertir a Monterrey en una Ciudad del Conocimiento apuntan en la dirección correcta. Pero hay que darles un sentido de urgencia para concretarlos, para que contribuyan a crear nuevas empresas y mejoren las posibilidades de que millones de jóvenes mexicanos encuentren un buen empleo. De otra manera, la única herencia que recibirán será un país desolado por la economía informal y la migración a EU.
El Norte
13 de octubre de 2005
Todos lo sabemos. La educación es la mejor herencia que le pueden dar los padres a sus hijos. Pero todo indica que la educación universitaria ya no es suficiente para cumplir el sueño de los padres. Los egresados de las universidades no están consiguiendo empleos de calidad. ¿Qué está pasando? La respuesta es muy sencilla, y aterradora: el mundo avanza a toda velocidad y no va a esperar a que los mexicanos nos pongamos de acuerdo para que empecemos a caminar.
El conocimiento se ha vuelto el factor clave para impulsar un mayor crecimiento económico, generar empleos, elevar la eficacia de las instituciones públicas y mejorar la calidad de vida de la gente. De acuerdo con cifras para el año 2002 de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el país que más invierte en conocimiento -medido como la suma del gasto en Investigación y Desarrollo (I+D), educación superior y software- es Estados Unidos, con un 6.6 por ciento del PIB, seguido por Japón con 5 por ciento y la Unión Europea con 3.8 por ciento. En México, los últimos datos disponibles de la Organización señalan que esta inversión no llega ni al 2.5 por ciento.
Además, según la OCDE, entre las compañías multinacionales está creciendo la tendencia a subcontratar o a realizar las tareas de I+D en países con las condiciones adecuadas. El martes pasado dio a conocer sus "Indicadores 2005 de Ciencia, Tecnología e Industria". Sus resultados muestran, por ejemplo, que en países como Irlanda o Hungría, un 70 por ciento de la I+D industrial está siendo realizada por compañías extranjeras.
Lo que las empresas buscan son países con políticas favorables para la inversión, costos bajos, buena infraestructura y, sobre todo, recursos humanos con la preparación académica y las capacidades prácticas que se requieren. El inglés es indispensable, así como la habilidad y disposición para trabajar en equipo con gente de distintas culturas y diferentes funciones. Se necesitan personas que no sólo dominen su campo profesional, sino que sepan aprender constantemente, para utilizar tecnologías en constante evolución y adaptarse a entornos de trabajo que cambian muy rápido.
La creciente importancia del conocimiento ha hecho que la relación entre las universidades, las empresas y los gobiernos se vuelva vital. Esta vinculación entre los tres sectores no es nueva. El nacimiento de Silicon Valley y el éxito de empresas como Hewlett-Packard no se podrían explicar sin sus lazos con la universidad de Stanford. La capacidad de Japón para recuperarse después de la Segunda Guerra Mundial y convertirse en la segunda potencia económica se basó, en buena medida, en la relación entre los grandes conglomerados industriales y universidades como la de Tokio, y en una inversión gubernamental masiva en I+D.
Desde hace ya varios años, muchas universidades están buscando transformarse para jugar un nuevo papel, que vaya más allá de sus funciones tradicionales. Ya no sólo son instituciones transmisoras de conocimiento, sino que son el espacio donde se genera, se adapta y se transfiere ese conocimiento a las empresas, a los gobiernos y a la sociedad en general. Al crear conocimiento y orientar sus tareas de investigación hacia aplicaciones prácticas, las universidades se vuelven motores de la innovación.
A la vez, las universidades se han convertido en verdaderos agentes económicos, al promover directamente la incubación y creación de nuevas compañías. Igualmente, al ampliar el alcance de su vinculación con empresas y gobiernos, pueden desarrollar iniciativas que van desde prácticas laborales para estudiantes y programas de capacitación continua para empleados, ejecutivos y funcionarios, hasta la formación de centros interdisciplinarios que promuevan la búsqueda de soluciones integrales a necesidades específicas de las empresas.
En el caso de México, la vieja vinculación entre las instituciones de educación superior, las empresas y los distintos niveles de gobierno se ha vuelto un nuevo imperativo. Primero, porque sin ella vamos a seguir siendo incapaces de insertarnos plenamente en la nueva economía global del conocimiento y, segundo, porque la tendencia demográfica por la que atraviesa nuestro país nos exige enfocar todos los recursos posibles en crear empleos.
Este año volvimos a perder terreno en prácticamente todos los estudios dedicados a medir la competitividad global. El Foro Económico Mundial dio a conocer su más reciente Índice el pasado 28 de septiembre. Esta vez caímos siete lugares, al pasar del sitio 48 al 55 entre los 117 países incluidos. La razón principal, según el organismo, fue la incertidumbre generada por el proceso electoral que culminará en julio de 2006, con la consecuente parálisis en la formulación de políticas públicas eficaces y el desencanto entre la comunidad empresarial.
Parece existir una percepción desfavorable sobre las perspectivas de la economía mexicana relacionada con el conocimiento. En su primer "Informe sobre las inversiones en el mundo 2005", la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo realizó una encuesta entre compañías multinacionales. Tan sólo 1.5 por ciento de los entrevistados consideró a México como un destino atractivo para instalar actividades de I+D. En cambio, 61.8 por ciento consideró a China como la mejor opción, seguido por EU con 41.2 por ciento y la India con 29.4 por ciento.
Si no nos enfocamos a crear suficientes empleos de calidad, tanto en el campo como en los centros urbanos, el llamado "bono demográfico" puede convertirse en un factor mayúsculo de desestabilización social. En síntesis, el "bono" significa que la proporción de jóvenes y adultos (entre 15 y 59 años) crecerá de 59.8 por ciento en el 2000, a 65.5 por ciento en el 2015, y luego descenderá hasta 53.3 por ciento en 2050. Es decir, que en el año 2027 habrá casi 80 millones de mexicanos en edad de trabajar.
Aprovechar esta "ventana de oportunidad" histórica debería ser una auténtica prioridad nacional. Proyectos como el que busca convertir a Monterrey en una Ciudad del Conocimiento apuntan en la dirección correcta. Pero hay que darles un sentido de urgencia para concretarlos, para que contribuyan a crear nuevas empresas y mejoren las posibilidades de que millones de jóvenes mexicanos encuentren un buen empleo. De otra manera, la única herencia que recibirán será un país desolado por la economía informal y la migración a EU.
Thursday, September 29, 2005
Desilusión democrática
Javier Treviño Cantú
El Norte
29 de septiembre de 2005
Nadie en su sano juicio estaría dispuesto a manifestarse públicamente en contra de la democracia. Al menos en el mundo "occidental", después de las trágicas experiencias totalitarias y autoritarias del siglo pasado, la democracia se ha consolidado prácticamente como la única opción de gobierno. Según la organización Freedom House, en la última década el número de países democráticos ha crecido de 76 a 88. Esto significa que más del 60 por ciento de la población mundial vive en sociedades total o parcialmente libres.
Sin embargo, parece que hay un profundo desencanto con la democracia. Tanto en países donde aún está en proceso de consolidación, incluyendo al nuestro, como en muchos que tienen una larga tradición en este terreno, la incapacidad para generar resultados rápidos, que beneficien a la mayoría de los ciudadanos y que permitan superar los retos del nuevo entorno global, está generando una peligrosa desilusión democrática.
Entre los ciudadanos, la decepción con la democracia se manifiesta en menores niveles de participación cívica y en un creciente abstencionismo. Pero también entre las élites se están produciendo muestras de desaliento. Según el Financial Times de Londres, el ex Secretario estadounidense del Tesoro, Robert Rubin, declaró en la cena organizada recientemente en Nueva York para promover la Iniciativa Global Clinton que quizá las autocracias bien administradas podrían servir mejor a la gente que las democracias endebles.
En parte, esta percepción se debe a que la democracia se está volviendo cada vez más complicada. La aparente simpleza del principio de representación democrática contrasta con la creciente complejidad de las reglas y mecanismos electorales, así como con los riesgos que puede generar el acceso legítimo al gobierno de gente sin la preparación necesaria para ejercer el poder.
En Estados Unidos, por ejemplo, factores como el arcaico sistema del Colegio Electoral, la falta de un padrón electoral nacional y los diferentes sistemas de votación que se utilizan a nivel estatal y local fueron algunas de las razones que influyeron para que el triunfo del Presidente George W. Bush en la elección del año 2000 finalmente se definiera en los tribunales y no en las urnas.
Ante las dificultades que se volvieron a presentar durante la elección del año pasado, el ex Presidente Jimmy Carter y el ex Secretario de Estado James Baker aceptaron encabezar la Comisión Federal para la Reforma Electoral Federal. La semana pasada dieron a conocer su reporte, el cual incluye 87 recomendaciones. Pero tan sólo una de ellas, la relacionada con la necesidad de que los electores presenten una identificación oficial con fotografía para poder votar, amenaza con descarrilar todo el esfuerzo para mejorar la calidad de la emblemática democracia estadounidense.
La complejidad de la democracia también se manifestó en Alemania. A más de una semana de que se llevaron a cabo las elecciones, todavía no hay forma de saber quién será el próximo jefe de gobierno de una de las principales economías del mundo. Debido al enredado sistema electoral alemán, así como a la indecisión de los votantes, la Unión Demócrata Cristiana de Angela Merkel y el Partido Social Demócrata del Canciller Gerhard Schröder obtuvieron prácticamente el mismo número de escaños en el parlamento. Ninguno de los dos parece tener la intención de ceder en su empeño por dirigir al país, así que habrá que esperar a ver si logran ponerse de acuerdo.
La situación en Alemania también indica que la competencia democrática es cada vez menos racional, y más emotiva. De acuerdo con reportes periodísticos, Merkel, una mujer de la antigua Alemania Oriental, realizó una campaña fría, basada en diagnósticos duros de los retos que enfrenta su país, y en propuestas para realizar dolorosas reformas estructurales. En cambio, Schröder recurrió al temor que provocan los cambios necesarios, destacó el amor que le tiene a su esposa, y fomentó el orgullo nacional basado en su oposición a la guerra contra Iraq. Después de que Merkel se mantuvo al frente de las encuestas durante semanas, el resultado fue un empate técnico.
Polonia es otro caso que muestra la insatisfacción con la democracia por la incapacidad para generar los resultados esperados. La elección parlamentaria del domingo anterior fue la quinta desde la caída del comunismo, y desde entonces ninguno de los gobiernos en funciones ha logrado ser reelecto. A pesar de que la economía ha crecido a tasas anuales que triplican el promedio europeo, el nivel de desempleo de 17.8 por ciento, y de 35 por ciento entre los jóvenes, es el más alto de la UE. Además, ninguno de los gobiernos democráticamente electos ha logrado pasar la prueba de fuego que significa el combate a la corrupción. Por ello, en cada elección los polacos buscan una nueva opción.
Los cambios periódicos de gobierno también contribuyen a que la democracia provoque incertidumbre. En cada campaña se entra en una especie de hipnotismo colectivo. Los candidatos ofrecen hasta lo imposible, y los electores hacemos como que les creemos, a sabiendas de que sólo harán lo que puedan, o lo que en realidad tenían previsto desde antes, pero no quisieron decir públicamente. El problema es que esto puede derivar en costos muy altos para un país.
En México, por ejemplo, el actual gobierno nunca planteó con claridad entre sus ofertas electorales que buscaría entrar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta decisión -por la cual los mexicanos no votamos- acabó enfrentándonos a Estados Unidos, y en parte explica la falta de un acuerdo migratorio bilateral.
El huracán "Katrina", por otro lado, ha hecho evidente el peligro que puede traer consigo la democracia cuando se nombran funcionarios para cargos técnicos con criterios políticos. La designación de Michael Brown, un experto en caballos árabes, para dirigir la Agencia Federal de Emergencias (FEMA) estadounidense, demostró ser un error trágico para los afectados por el desastre natural y para la propia administración del Presidente Bush.
Winston Churchill dijo alguna vez que "la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las demás que se han intentado". Sigue siendo cierto. Pero también es un hecho que tenemos que encontrar nuevas fórmulas para lograr que la democracia sea menos complicada, menos costosa y, sobre todo, mucho más eficaz.
El Norte
29 de septiembre de 2005
Nadie en su sano juicio estaría dispuesto a manifestarse públicamente en contra de la democracia. Al menos en el mundo "occidental", después de las trágicas experiencias totalitarias y autoritarias del siglo pasado, la democracia se ha consolidado prácticamente como la única opción de gobierno. Según la organización Freedom House, en la última década el número de países democráticos ha crecido de 76 a 88. Esto significa que más del 60 por ciento de la población mundial vive en sociedades total o parcialmente libres.
Sin embargo, parece que hay un profundo desencanto con la democracia. Tanto en países donde aún está en proceso de consolidación, incluyendo al nuestro, como en muchos que tienen una larga tradición en este terreno, la incapacidad para generar resultados rápidos, que beneficien a la mayoría de los ciudadanos y que permitan superar los retos del nuevo entorno global, está generando una peligrosa desilusión democrática.
Entre los ciudadanos, la decepción con la democracia se manifiesta en menores niveles de participación cívica y en un creciente abstencionismo. Pero también entre las élites se están produciendo muestras de desaliento. Según el Financial Times de Londres, el ex Secretario estadounidense del Tesoro, Robert Rubin, declaró en la cena organizada recientemente en Nueva York para promover la Iniciativa Global Clinton que quizá las autocracias bien administradas podrían servir mejor a la gente que las democracias endebles.
En parte, esta percepción se debe a que la democracia se está volviendo cada vez más complicada. La aparente simpleza del principio de representación democrática contrasta con la creciente complejidad de las reglas y mecanismos electorales, así como con los riesgos que puede generar el acceso legítimo al gobierno de gente sin la preparación necesaria para ejercer el poder.
En Estados Unidos, por ejemplo, factores como el arcaico sistema del Colegio Electoral, la falta de un padrón electoral nacional y los diferentes sistemas de votación que se utilizan a nivel estatal y local fueron algunas de las razones que influyeron para que el triunfo del Presidente George W. Bush en la elección del año 2000 finalmente se definiera en los tribunales y no en las urnas.
Ante las dificultades que se volvieron a presentar durante la elección del año pasado, el ex Presidente Jimmy Carter y el ex Secretario de Estado James Baker aceptaron encabezar la Comisión Federal para la Reforma Electoral Federal. La semana pasada dieron a conocer su reporte, el cual incluye 87 recomendaciones. Pero tan sólo una de ellas, la relacionada con la necesidad de que los electores presenten una identificación oficial con fotografía para poder votar, amenaza con descarrilar todo el esfuerzo para mejorar la calidad de la emblemática democracia estadounidense.
La complejidad de la democracia también se manifestó en Alemania. A más de una semana de que se llevaron a cabo las elecciones, todavía no hay forma de saber quién será el próximo jefe de gobierno de una de las principales economías del mundo. Debido al enredado sistema electoral alemán, así como a la indecisión de los votantes, la Unión Demócrata Cristiana de Angela Merkel y el Partido Social Demócrata del Canciller Gerhard Schröder obtuvieron prácticamente el mismo número de escaños en el parlamento. Ninguno de los dos parece tener la intención de ceder en su empeño por dirigir al país, así que habrá que esperar a ver si logran ponerse de acuerdo.
La situación en Alemania también indica que la competencia democrática es cada vez menos racional, y más emotiva. De acuerdo con reportes periodísticos, Merkel, una mujer de la antigua Alemania Oriental, realizó una campaña fría, basada en diagnósticos duros de los retos que enfrenta su país, y en propuestas para realizar dolorosas reformas estructurales. En cambio, Schröder recurrió al temor que provocan los cambios necesarios, destacó el amor que le tiene a su esposa, y fomentó el orgullo nacional basado en su oposición a la guerra contra Iraq. Después de que Merkel se mantuvo al frente de las encuestas durante semanas, el resultado fue un empate técnico.
Polonia es otro caso que muestra la insatisfacción con la democracia por la incapacidad para generar los resultados esperados. La elección parlamentaria del domingo anterior fue la quinta desde la caída del comunismo, y desde entonces ninguno de los gobiernos en funciones ha logrado ser reelecto. A pesar de que la economía ha crecido a tasas anuales que triplican el promedio europeo, el nivel de desempleo de 17.8 por ciento, y de 35 por ciento entre los jóvenes, es el más alto de la UE. Además, ninguno de los gobiernos democráticamente electos ha logrado pasar la prueba de fuego que significa el combate a la corrupción. Por ello, en cada elección los polacos buscan una nueva opción.
Los cambios periódicos de gobierno también contribuyen a que la democracia provoque incertidumbre. En cada campaña se entra en una especie de hipnotismo colectivo. Los candidatos ofrecen hasta lo imposible, y los electores hacemos como que les creemos, a sabiendas de que sólo harán lo que puedan, o lo que en realidad tenían previsto desde antes, pero no quisieron decir públicamente. El problema es que esto puede derivar en costos muy altos para un país.
En México, por ejemplo, el actual gobierno nunca planteó con claridad entre sus ofertas electorales que buscaría entrar al Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas. Esta decisión -por la cual los mexicanos no votamos- acabó enfrentándonos a Estados Unidos, y en parte explica la falta de un acuerdo migratorio bilateral.
El huracán "Katrina", por otro lado, ha hecho evidente el peligro que puede traer consigo la democracia cuando se nombran funcionarios para cargos técnicos con criterios políticos. La designación de Michael Brown, un experto en caballos árabes, para dirigir la Agencia Federal de Emergencias (FEMA) estadounidense, demostró ser un error trágico para los afectados por el desastre natural y para la propia administración del Presidente Bush.
Winston Churchill dijo alguna vez que "la democracia es la peor forma de gobierno, excepto por todas las demás que se han intentado". Sigue siendo cierto. Pero también es un hecho que tenemos que encontrar nuevas fórmulas para lograr que la democracia sea menos complicada, menos costosa y, sobre todo, mucho más eficaz.
Thursday, September 15, 2005
Extraño enemigo
Javier Treviño Cantú
El Norte
15 de septiembre de 2005
En plena era de globalización económica y cultural, el nacionalismo está más vivo que nunca. En Asia, Europa, y, por supuesto, América del Norte, el fervor nacionalista está en pleno auge. Mientras los límites entre los asuntos internos y externos de los países se vuelven cada vez más borrosos, el nacionalismo se ha reafirmado como uno de los principales componentes que le dan forma al contradictorio mundo en el que vivimos.
Entre los partidarios de la globalización, y entre aquellos convencidos de que el mundo está destinado a transitar hacia modelos de convivencia que superen los espacios tradicionales del Estado, el nacionalismo de antaño ya no parece tener mucho sentido. Algunos "deterministas tecnológicos", como el columnista del diario The New York Times Thomas L. Friedman, incluso opinan que puede ser un obstáculo para los países en desarrollo que buscan competir con las economías industrializadas.
Sin embargo -como señala John Gray en su reseña del libro de Friedman "El Mundo es Plano"-, el nacionalismo fue uno de los elementos centrales que impulsaron el desarrollo de Estados Unidos e Inglaterra a mediados del Siglo 19. Ahora, ese mismo factor está siendo utilizado por gobiernos como el de China para promover el avance del capitalismo, aunque los resultados no siempre sean los esperados.
A principios de este año, por ejemplo, los sentimientos nacionalistas amenazaron con desbordarse en China. El gobierno tuvo que frenar las violentas manifestaciones que se desataron contra Japón, debido al "replanteamiento" en los nuevos libros de texto japoneses de las atrocidades cometidas por el Imperio del Sol Naciente durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de su creciente interdependencia económica, las dos principales economías asiáticas hoy están enfrascadas en una intensa rivalidad que se basa y, a la vez, se manifiesta en un nacionalismo exacerbado.
El resurgimiento del nacionalismo también se reflejó este año en el "no" de Francia a la nueva Constitución de la UE. El temor a la competencia de los países de Europa del Este, resumida en la imagen de los "plomeros polacos" que se quedarían con sus trabajos, acabó por hacer que la mayoría de los franceses decidiera frenar el avance de la integración europea. A la vez, Francia ha sido uno de los más agresivos promotores de una política industrial nacionalista.
En EU, los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 generaron una gran ola nacionalista. Frente a un enemigo externo perfectamente identificado, los estadounidenses cerraron filas en torno a su Presidente y apoyaron todas las medidas que tomó para combatir a Al-Qaeda, hasta aquellas difíciles de justificar, como la invasión de Iraq. Pese a la reciente caída del Presidente Bush en la gran mayoría de los sondeos de opinión, un 56 por ciento de los ciudadanos del vecino país aún sigue aprobando la forma en la que está conduciendo la guerra contra el terrorismo, según la más reciente encuesta de ABC News-The Washington Post.
Por supuesto, el nacionalismo siempre ha estado en el centro mismo de la compleja relación bilateral que une a nuestro país y a EU. Durante más de un siglo, el nacionalismo mexicano se definió fundamentalmente en oposición al vecino del norte. La situación comenzó a cambiar desde el establecimiento del TLC, que ha tenido como consecuencia la creciente integración no sólo de nuestras economías, sino también, y cada vez en mayor grado, de nuestras sociedades. Sin embargo, en ambos lados de la frontera siguen existiendo muchas reservas y temores frente al "otro", sobre todo por un persistente desconocimiento mutuo.
En el marco del impacto causado por los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, y ante el incesante flujo de trabajadores indocumentados provocado por la falta de crecimiento sostenido en nuestro país, algunos académicos estadounidenses han alzado la voz de alarma nacionalista. El año pasado, el afamado politólogo de Harvard Samuel P. Huntington sostuvo en su libro "¿Quiénes Somos?" que la migración "hispana", en particular la proveniente de México, representa la mayor amenaza potencial a la identidad nacional de su país.
Frente a la "guerra sin fin" contra el terrorismo, esa amenaza se extiende al terreno de la seguridad nacional, por el riesgo que representa nuestra porosa frontera común. Por ello, en su búsqueda de acuerdos prácticos, el gobierno estadounidense promovió y estableció, junto con México y Canadá, la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte. Ésta contempla establecer un perímetro de seguridad norteamericano, el cual necesariamente implica un esquema en donde se incluya la cooperación militar. Es un tema históricamente muy delicado para nosotros, pero las cosas podrían estar cambiando.
La inusitada velocidad con la que reaccionó el gobierno mexicano tras la devastación causada por el huracán "Katrina", la ayuda militar que se ofreció y la decisión estadounidense de aceptarla con tanta rapidez, tienen una gran trascendencia simbólica. Quizá no debamos tratar de leer algo más en este gesto de solidaridad con nuestros vecinos en desgracia. Pero la presencia del buque "Papaloapan" en las costas frente a Biloxi, y del convoy del Ejército y la Fuerza Aérea en Texas, muy cerca del Álamo, puede abrir un espacio para impulsar un mayor acercamiento en uno de los terrenos con mayor contenido nacionalista de la relación.
Hasta ahora, la idea de nación mexicana sigue estando definida más por nuestras diferencias frente al vecino del norte que por un proyecto verdaderamente nacional que nos una. El uso de un discurso nacionalista en las más altas esferas del poder público, basado en el uso de un lenguaje "duro" contra Estados Unidos, sigue tendiendo a reproducir y reafirmar el viejo estereotipo entre el resto de la población.
El nacionalismo mexicano tiene que dejar de definirse en un sentido negativo, de oposición al "extraño enemigo" que ose "profanar con sus plantas" nuestro suelo, y adoptar un nuevo sentido que permita reforzar nuestra unidad en torno a un mismo proyecto nacional. José Ortega y Gasset escribía que "la política es tener una idea clara de lo que se debe hacer desde el Estado en una nación". Lamentablemente, creo que aún estamos muy lejos de hacer auténtica política en México.
El Norte
15 de septiembre de 2005
En plena era de globalización económica y cultural, el nacionalismo está más vivo que nunca. En Asia, Europa, y, por supuesto, América del Norte, el fervor nacionalista está en pleno auge. Mientras los límites entre los asuntos internos y externos de los países se vuelven cada vez más borrosos, el nacionalismo se ha reafirmado como uno de los principales componentes que le dan forma al contradictorio mundo en el que vivimos.
Entre los partidarios de la globalización, y entre aquellos convencidos de que el mundo está destinado a transitar hacia modelos de convivencia que superen los espacios tradicionales del Estado, el nacionalismo de antaño ya no parece tener mucho sentido. Algunos "deterministas tecnológicos", como el columnista del diario The New York Times Thomas L. Friedman, incluso opinan que puede ser un obstáculo para los países en desarrollo que buscan competir con las economías industrializadas.
Sin embargo -como señala John Gray en su reseña del libro de Friedman "El Mundo es Plano"-, el nacionalismo fue uno de los elementos centrales que impulsaron el desarrollo de Estados Unidos e Inglaterra a mediados del Siglo 19. Ahora, ese mismo factor está siendo utilizado por gobiernos como el de China para promover el avance del capitalismo, aunque los resultados no siempre sean los esperados.
A principios de este año, por ejemplo, los sentimientos nacionalistas amenazaron con desbordarse en China. El gobierno tuvo que frenar las violentas manifestaciones que se desataron contra Japón, debido al "replanteamiento" en los nuevos libros de texto japoneses de las atrocidades cometidas por el Imperio del Sol Naciente durante la Segunda Guerra Mundial. A pesar de su creciente interdependencia económica, las dos principales economías asiáticas hoy están enfrascadas en una intensa rivalidad que se basa y, a la vez, se manifiesta en un nacionalismo exacerbado.
El resurgimiento del nacionalismo también se reflejó este año en el "no" de Francia a la nueva Constitución de la UE. El temor a la competencia de los países de Europa del Este, resumida en la imagen de los "plomeros polacos" que se quedarían con sus trabajos, acabó por hacer que la mayoría de los franceses decidiera frenar el avance de la integración europea. A la vez, Francia ha sido uno de los más agresivos promotores de una política industrial nacionalista.
En EU, los ataques terroristas del 11 de septiembre del 2001 generaron una gran ola nacionalista. Frente a un enemigo externo perfectamente identificado, los estadounidenses cerraron filas en torno a su Presidente y apoyaron todas las medidas que tomó para combatir a Al-Qaeda, hasta aquellas difíciles de justificar, como la invasión de Iraq. Pese a la reciente caída del Presidente Bush en la gran mayoría de los sondeos de opinión, un 56 por ciento de los ciudadanos del vecino país aún sigue aprobando la forma en la que está conduciendo la guerra contra el terrorismo, según la más reciente encuesta de ABC News-The Washington Post.
Por supuesto, el nacionalismo siempre ha estado en el centro mismo de la compleja relación bilateral que une a nuestro país y a EU. Durante más de un siglo, el nacionalismo mexicano se definió fundamentalmente en oposición al vecino del norte. La situación comenzó a cambiar desde el establecimiento del TLC, que ha tenido como consecuencia la creciente integración no sólo de nuestras economías, sino también, y cada vez en mayor grado, de nuestras sociedades. Sin embargo, en ambos lados de la frontera siguen existiendo muchas reservas y temores frente al "otro", sobre todo por un persistente desconocimiento mutuo.
En el marco del impacto causado por los atentados contra las Torres Gemelas y el Pentágono, y ante el incesante flujo de trabajadores indocumentados provocado por la falta de crecimiento sostenido en nuestro país, algunos académicos estadounidenses han alzado la voz de alarma nacionalista. El año pasado, el afamado politólogo de Harvard Samuel P. Huntington sostuvo en su libro "¿Quiénes Somos?" que la migración "hispana", en particular la proveniente de México, representa la mayor amenaza potencial a la identidad nacional de su país.
Frente a la "guerra sin fin" contra el terrorismo, esa amenaza se extiende al terreno de la seguridad nacional, por el riesgo que representa nuestra porosa frontera común. Por ello, en su búsqueda de acuerdos prácticos, el gobierno estadounidense promovió y estableció, junto con México y Canadá, la Alianza para la Seguridad y la Prosperidad de América del Norte. Ésta contempla establecer un perímetro de seguridad norteamericano, el cual necesariamente implica un esquema en donde se incluya la cooperación militar. Es un tema históricamente muy delicado para nosotros, pero las cosas podrían estar cambiando.
La inusitada velocidad con la que reaccionó el gobierno mexicano tras la devastación causada por el huracán "Katrina", la ayuda militar que se ofreció y la decisión estadounidense de aceptarla con tanta rapidez, tienen una gran trascendencia simbólica. Quizá no debamos tratar de leer algo más en este gesto de solidaridad con nuestros vecinos en desgracia. Pero la presencia del buque "Papaloapan" en las costas frente a Biloxi, y del convoy del Ejército y la Fuerza Aérea en Texas, muy cerca del Álamo, puede abrir un espacio para impulsar un mayor acercamiento en uno de los terrenos con mayor contenido nacionalista de la relación.
Hasta ahora, la idea de nación mexicana sigue estando definida más por nuestras diferencias frente al vecino del norte que por un proyecto verdaderamente nacional que nos una. El uso de un discurso nacionalista en las más altas esferas del poder público, basado en el uso de un lenguaje "duro" contra Estados Unidos, sigue tendiendo a reproducir y reafirmar el viejo estereotipo entre el resto de la población.
El nacionalismo mexicano tiene que dejar de definirse en un sentido negativo, de oposición al "extraño enemigo" que ose "profanar con sus plantas" nuestro suelo, y adoptar un nuevo sentido que permita reforzar nuestra unidad en torno a un mismo proyecto nacional. José Ortega y Gasset escribía que "la política es tener una idea clara de lo que se debe hacer desde el Estado en una nación". Lamentablemente, creo que aún estamos muy lejos de hacer auténtica política en México.
Thursday, September 01, 2005
El poder de la música
Javier Treviño Cantú
El Norte
1 de septiembre de 2005
Los conciertos "Live 8", celebrados en Londres y otras ciudades alrededor del mundo unos días antes de los atentados terroristas ocurridos en la capital inglesa el pasado 7 de julio, así como la campaña lanzada esta semana por Televisa para que "Celebremos México", son dos ejemplos recientes de los espacios y el poder que han ido ganando los ciudadanos, las organizaciones sociales y las empresas privadas frente a los gobiernos y los actores políticos.
Históricamente, la relación entre política, empresas de la comunicación y entretenimiento musical ha sido muy intensa y compleja. Desde mediados del siglo pasado, con la consolidación de la televisión como el medio masivo más influyente, los candidatos a puestos de elección popular han buscado el respaldo de las estrellas musicales del momento. Por su parte, muchas celebridades han participado en innumerables campañas electorales, ya sea porque comparten la visión del candidato, o porque buscan promover sus propias agendas políticas o sus intereses particulares.
En Estados Unidos, por ejemplo, la primera campaña por la Presidencia en 1992 de Bill Clinton siempre estará asociada a la canción del grupo Fleetwood Mac "Don't Stop Thinking About Tomorrow" (No dejes de pensar en el mañana), y a la participación del mismo Clinton en "Rock the Vote", un foro con jóvenes de la cadena MTV, "Music Television". Aquí en México, la elección del año 2000 será recordada, entre otras cosas, por la participación del popular cantante Juan Gabriel, cuyo apoyo al candidato del PRI no fue suficiente para inclinar la balanza a su favor.
En 1971, el Concierto para Bangladesh organizado por el Beatle George Harrison representó uno de los primeros esfuerzos para transformar el poder de la música en ayuda internacional concreta. Sin embargo, fue a mediados de los años 80 cuando este movimiento daría un auténtico giro global con la creación de la Band Aid. Como lo narra Bob Geldof en su sitio en internet, después de ver en la televisión un documental de la BBC sobre la hambruna en Etiopía, este cantante irlandés, famoso por su mal carácter y peor vocabulario, decidió que era momento de actuar por su cuenta.
Con un poco de ayuda de sus amigos -incluyendo a Mitch Ure, del grupo Ultravox, y a Bono, el cantante de U2-, a finales de 1984 Geldof organizó la grabación de la canción "Do They Know It's Christmas?". (¿Saben que es Navidad?), la cual vendió más de tres millones de copias en apenas cinco semanas. En julio del año siguiente, Geldof llevó a cabo "Live Aid", el mayor concierto dedicado a una causa altruista hasta entonces. Realizado simultáneamente en los estadios de Wembley, en Londres, y el JFK en Filadelfia, se calcula que fue visto en vivo por más de mil 500 millones de personas en unos 100 países.
Gracias a su liderazgo, actitud emprendedora y capacidad ejecutiva, Geldof y Bono lograron colocar el tema de la ayuda para África en los primeros lugares de la agenda política internacional. A la vez, motivaron a otros artistas a seguir su ejemplo -en 1985 se difundió la canción escrita por Michael Jackson y Lionel Richie "We Are the World" (Somos el Mundo)-, e inspiraron todo un movimiento para apoyar múltiples causas, como la defensa de los derechos humanos y la lucha contra el sida. En nuestro país, este fenómeno se ha manifestado en varias formas, desde el video musical para impulsar el programa Solidaridad, hasta el concierto de Elton John en el Castillo de Chapultepec realizado por la Fundación Vamos México.
Veinte años después de Live Aid, Geldof y sus amigos decidieron organizar Live 8, una nueva serie de conciertos para presionar a los mandatarios del Grupo de los ocho países más industrializados, quienes se reunieron en julio pasado en Escocia. Ahora, la meta ya no era recaudar fondos, sino concientizar a la opinión pública mundial sobre el atraso que sigue prevaleciendo en muchas partes de África, lograr que los países más ricos del Planeta incrementaran su nivel de ayuda, y promover nuevas condiciones para un comercio más "justo". A pesar de que los atentados del 7 de julio le restaron atención, Live 8 logró al menos uno de sus cometidos: los líderes del G-8 anunciaron un aumento significativo de la ayuda destinada a África.
Lo que distingue a ciudadanos globales, como Geldof y Bono, ha sido su compromiso a fondo con las causas que promueven. Ambos han establecido organizaciones dedicadas a verificar que los fondos recaudados efectivamente lleguen a quienes estaban originalmente destinados, y a impulsar nuevas formas para aliviar ya no sólo situaciones de emergencia en África, sino para promover su desarrollo sostenible. Geldof lo ha hecho a través del Fondo Band Aid, mientras que Bono estableció la organización DATA, las siglas en inglés correspondientes a Deuda, Sida, Comercio y África. Por supuesto, sus esfuerzos han sido duramente criticados desde diversos frentes, pero el impacto de su trabajo se resume en las sendas nominaciones que han recibido para recibir el Premio Nobel de la Paz, Bono este año y Geldof en 2006.
Aquí, en México, la situación todavía no es tan dramática como en algunas partes de África. Sin embargo, es un hecho que nuestro tejido social está sujeto a grandes tensiones que amenazan con deshilacharlo. La cohesión social en el País se ve afectada profundamente por la pobreza, la desigualdad extrema, la emigración anual a EU de casi medio millón de personas, la falta de empleos y una persistente inseguridad.
Hasta hace muy poco, la tarea de fomentar la unidad nacional había sido considerada como una responsabilidad exclusiva del Estado. En el pasado se impulsaron políticas como la ubicación de mega-banderas nacionales en lugares estratégicos de la República, empezando por Cd. Juárez. Pero ahora, la que ha salido al quite es Televisa, organizando la campaña para "Celebrar a México". Como se vio en la presentación del martes pasado en el Palacio de las Bellas Artes, el poder de convocatoria de esta televisora es indiscutible. Quizás esto ayude a superar la visión de "suma-cero" que muchas veces ha caracterizado la relación entre políticos, empresas y ciudadanos convertidos en celebridades con conciencia social, para dar paso a una etapa en donde se privilegie la cooperación para alcanzar objetivos comunes.
Sin embargo, no podemos olvidar que la música necesita acompañamiento. A pesar de la influencia que han ganado, ni los medios, ni las organizaciones sociales, ni los ciudadanos con voluntad y capacidad de acción pueden lograr por sí mismos los cambios fundamentales que necesita un país como el nuestro. Nos guste o no, la única forma de hacerlo es a través de un ejercicio responsable de la política.
El Norte
1 de septiembre de 2005
Los conciertos "Live 8", celebrados en Londres y otras ciudades alrededor del mundo unos días antes de los atentados terroristas ocurridos en la capital inglesa el pasado 7 de julio, así como la campaña lanzada esta semana por Televisa para que "Celebremos México", son dos ejemplos recientes de los espacios y el poder que han ido ganando los ciudadanos, las organizaciones sociales y las empresas privadas frente a los gobiernos y los actores políticos.
Históricamente, la relación entre política, empresas de la comunicación y entretenimiento musical ha sido muy intensa y compleja. Desde mediados del siglo pasado, con la consolidación de la televisión como el medio masivo más influyente, los candidatos a puestos de elección popular han buscado el respaldo de las estrellas musicales del momento. Por su parte, muchas celebridades han participado en innumerables campañas electorales, ya sea porque comparten la visión del candidato, o porque buscan promover sus propias agendas políticas o sus intereses particulares.
En Estados Unidos, por ejemplo, la primera campaña por la Presidencia en 1992 de Bill Clinton siempre estará asociada a la canción del grupo Fleetwood Mac "Don't Stop Thinking About Tomorrow" (No dejes de pensar en el mañana), y a la participación del mismo Clinton en "Rock the Vote", un foro con jóvenes de la cadena MTV, "Music Television". Aquí en México, la elección del año 2000 será recordada, entre otras cosas, por la participación del popular cantante Juan Gabriel, cuyo apoyo al candidato del PRI no fue suficiente para inclinar la balanza a su favor.
En 1971, el Concierto para Bangladesh organizado por el Beatle George Harrison representó uno de los primeros esfuerzos para transformar el poder de la música en ayuda internacional concreta. Sin embargo, fue a mediados de los años 80 cuando este movimiento daría un auténtico giro global con la creación de la Band Aid. Como lo narra Bob Geldof en su sitio en internet, después de ver en la televisión un documental de la BBC sobre la hambruna en Etiopía, este cantante irlandés, famoso por su mal carácter y peor vocabulario, decidió que era momento de actuar por su cuenta.
Con un poco de ayuda de sus amigos -incluyendo a Mitch Ure, del grupo Ultravox, y a Bono, el cantante de U2-, a finales de 1984 Geldof organizó la grabación de la canción "Do They Know It's Christmas?". (¿Saben que es Navidad?), la cual vendió más de tres millones de copias en apenas cinco semanas. En julio del año siguiente, Geldof llevó a cabo "Live Aid", el mayor concierto dedicado a una causa altruista hasta entonces. Realizado simultáneamente en los estadios de Wembley, en Londres, y el JFK en Filadelfia, se calcula que fue visto en vivo por más de mil 500 millones de personas en unos 100 países.
Gracias a su liderazgo, actitud emprendedora y capacidad ejecutiva, Geldof y Bono lograron colocar el tema de la ayuda para África en los primeros lugares de la agenda política internacional. A la vez, motivaron a otros artistas a seguir su ejemplo -en 1985 se difundió la canción escrita por Michael Jackson y Lionel Richie "We Are the World" (Somos el Mundo)-, e inspiraron todo un movimiento para apoyar múltiples causas, como la defensa de los derechos humanos y la lucha contra el sida. En nuestro país, este fenómeno se ha manifestado en varias formas, desde el video musical para impulsar el programa Solidaridad, hasta el concierto de Elton John en el Castillo de Chapultepec realizado por la Fundación Vamos México.
Veinte años después de Live Aid, Geldof y sus amigos decidieron organizar Live 8, una nueva serie de conciertos para presionar a los mandatarios del Grupo de los ocho países más industrializados, quienes se reunieron en julio pasado en Escocia. Ahora, la meta ya no era recaudar fondos, sino concientizar a la opinión pública mundial sobre el atraso que sigue prevaleciendo en muchas partes de África, lograr que los países más ricos del Planeta incrementaran su nivel de ayuda, y promover nuevas condiciones para un comercio más "justo". A pesar de que los atentados del 7 de julio le restaron atención, Live 8 logró al menos uno de sus cometidos: los líderes del G-8 anunciaron un aumento significativo de la ayuda destinada a África.
Lo que distingue a ciudadanos globales, como Geldof y Bono, ha sido su compromiso a fondo con las causas que promueven. Ambos han establecido organizaciones dedicadas a verificar que los fondos recaudados efectivamente lleguen a quienes estaban originalmente destinados, y a impulsar nuevas formas para aliviar ya no sólo situaciones de emergencia en África, sino para promover su desarrollo sostenible. Geldof lo ha hecho a través del Fondo Band Aid, mientras que Bono estableció la organización DATA, las siglas en inglés correspondientes a Deuda, Sida, Comercio y África. Por supuesto, sus esfuerzos han sido duramente criticados desde diversos frentes, pero el impacto de su trabajo se resume en las sendas nominaciones que han recibido para recibir el Premio Nobel de la Paz, Bono este año y Geldof en 2006.
Aquí, en México, la situación todavía no es tan dramática como en algunas partes de África. Sin embargo, es un hecho que nuestro tejido social está sujeto a grandes tensiones que amenazan con deshilacharlo. La cohesión social en el País se ve afectada profundamente por la pobreza, la desigualdad extrema, la emigración anual a EU de casi medio millón de personas, la falta de empleos y una persistente inseguridad.
Hasta hace muy poco, la tarea de fomentar la unidad nacional había sido considerada como una responsabilidad exclusiva del Estado. En el pasado se impulsaron políticas como la ubicación de mega-banderas nacionales en lugares estratégicos de la República, empezando por Cd. Juárez. Pero ahora, la que ha salido al quite es Televisa, organizando la campaña para "Celebrar a México". Como se vio en la presentación del martes pasado en el Palacio de las Bellas Artes, el poder de convocatoria de esta televisora es indiscutible. Quizás esto ayude a superar la visión de "suma-cero" que muchas veces ha caracterizado la relación entre políticos, empresas y ciudadanos convertidos en celebridades con conciencia social, para dar paso a una etapa en donde se privilegie la cooperación para alcanzar objetivos comunes.
Sin embargo, no podemos olvidar que la música necesita acompañamiento. A pesar de la influencia que han ganado, ni los medios, ni las organizaciones sociales, ni los ciudadanos con voluntad y capacidad de acción pueden lograr por sí mismos los cambios fundamentales que necesita un país como el nuestro. Nos guste o no, la única forma de hacerlo es a través de un ejercicio responsable de la política.
Thursday, August 18, 2005
Blog-elección
Javier Treviño Cantú
El Norte
18 de agosto de 2005
La elección presidencial de 2006 será novedosa por varios factores. Entre ellos está el crecimiento de los espacios con los que contamos los ciudadanos para expresar nuestras opiniones y establecer redes sociales con quienes comparten nuestros puntos de vista o un mismo interés sobre algún tema, incluyendo el proceso electoral. Me refiero en particular a los blogs, las bitácoras personales publicadas en Internet, que siguen consolidándose como un fenómeno cultural, en nuestro país y en todo el mundo.
A principios de este mes, www.technorati.com presentó su nuevo informe sobre “El Estado de la Blogósfera”. De acuerdo con sus cifras, Technorati monitorea más de 14 millones de blogs. De ellos, 55% se siguen publicando tres meses después de haber iniciado, y 13% del total se actualiza por lo menos una vez a la semana. Cada día aparecen aproximadamente 80 mil nuevas bitácoras, aunque un gran número de ellas son “spam”, creadas para influir en los resultados de búsquedas a través de sistemas como Google o Yahoo, y muchas otras son simplemente bitácoras “falsas”.
Según Technorati, algunos blogs son creados mediante programas automatizados para atraer gente a sitios eminentemente comerciales o, incluso, a páginas que pueden servir para llevar a cabo fraudes electrónicos. En esta categoría también entrarían las bitácoras que a primera vista parecen ser personales, pero que en realidad pueden tener un origen “dudoso”, o ser un “frente” para organizaciones con intereses particulares.
Con todo, la influencia de los blogs sigue creciendo. Los sitios de los periódicos The New York Times y Washington Post, del buscador Yahoo y de servicios informativos como la BBC siguen ocupando los primeros lugares. Sin embargo, sitios como http://boingboing.net ya están dentro de los diez más influyentes, y existen más ligas a blogs como http://dailykos.com y http://www.instapundit.com que a páginas como las de Los Angeles Times.
La creciente influencia de los blogs no sólo es cuantitativa. A principios de julio, los atentados terroristas ocurridos en el centro de Londres volvieron a poner de manifiesto que los ciudadanos están ganando terreno frente a los medios de comunicación tradicionales. A diferencia del ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en septiembre de 2001, esta vez las primeras imágenes captadas por las propias víctimas no se difundieron a través de la televisión, sino del “blog móvil” http://moblog.co.uk y de sitios como http://www.flickr.com, dedicado a compartir fotografías y videos enviados a través de teléfonos celulares.
Mientras los diarios y las televisoras esperaban para confirmar los detalles, decenas de miles de cibernautas se dirigieron a los blogs para enterarse de lo que estaba ocurriendo. Como comenta un artículo publicado en el sitio de MSNBC, la bitácora http://randomreality.blogware.com de Tom Reynolds, un chofer de ambulancia en la capital inglesa, fue visitada por unas 50 mil gentes, cinco veces más que su tráfico usual. Para la tarde del 7 de julio, Technorati había registrado un incremento de 30% sobre el nivel normal de los textos publicados diariamente en la blogósfera.
Un caso que destaca es el de la Wikipedia, la enciclopedia libre que puede ser modificada por los usuarios: http://es.wikipedia.org/wiki/Portada. Mientras en las redacciones de los periódicos se trabajaba en la edición de la mañana siguiente, la sección en la Wikipedia sobre los atentados fue editada, corregida y actualizada por cientos de colaboradores cerca de tres mil veces a lo largo del día. Conforme los acontecimientos evolucionaban, los que accedieron a la enciclopedia tuvieron no sólo una descripción de los hechos, sino también reportes sobre las víctimas, el estado del sistema de transporte público, números de servicios de emergencia, enlaces a otros sitios en la red, imágenes e información de contexto sobre otros eventos similares.
Aquí, en México, la creciente influencia de los blogs en el terreno de la política se manifestó hace poco. El Presidente Vicente Fox concedió una entrevista a http://www.enteratehoy.com.mx, la bitácora de Mario A. Campos, quien, de acuerdo con el perfil que publica en el sitio, es un politólogo de la Universidad Iberoamericana. Aunque en la blogósfera se generó una intensa discusión sobre si Enteratehoy es en realidad un blog —como lo señala el propio autor, es “una apuesta, un sueño y un experimento” relacionado con su compañía de comunicación—, el hecho de que el mandatario mexicano le haya concedido la entrevista indica que en las alturas del poder se tiene conciencia de este fenómeno, y del impacto que puede tener en un círculo cada vez más amplio.
Comparados con los 1,726 blogs dedicados a cuestiones personales, en el directorio de bitácoras mexicanas http://www.blogsmexico.com apenas se incluyen 71 sobre política. En esta categoría hay toda clase de bitácoras de gente de Monterrey, Culiacán, Veracruz y muchos otros lugares del país, lo cual también nos habla de un fenómeno nacional. Hay algunas serias, y otras que podrían caer en la categoría “dudosa” a la que se refiere Technorati. Este podría ser el caso del sitio http://andresmanuel.blogspot.com, cuyo presunto autor anuncia que “deliberadamente” elige el nombre del ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México para reproducir exclusivamente notas de medios, aclarando que nadie de ese gobierno “está detrás” del mal llamado “blog”, ya que, por definición, éstos son páginas en donde se difunden opiniones y comentarios personales.
Tanto los partidos y los candidatos tienen que conocer y reconocer el peso de este nuevo espacio y darle seguimiento, para ver cómo se les está percibiendo y buscar formas de atraer a ese segmento del electorado que es parte de la blogósfera. Hasta ahora ninguno de los precandidatos a la Presidencia ha anunciado la publicación de su blog, pero es probable que con el tiempo alguno tome nota del espacio que puede ganar, y se decida a establecer un diálogo directo con los ciudadanos a través de este medio.
Por nuestra parte, los interesados en este fenómeno debemos estar muy atentos para que no nos den gato por liebre, pensando que estamos teniendo acceso a las opiniones de otros ciudadanos, cuando en realidad podemos estar siendo bombardeados desde una nueva plataforma propagandística. Sobre todo, como ocurrió en Londres después de los recientes atentados, vamos a ver si los blogs inciden sobre las percepciones de una elección que puede ser muy cerrada. El 2 de julio los blogs podrían convertirse en la principal fuente de información, fotos y videos instantáneos y continuos sobre el proceso, las irregularidades y, quizás, hasta del resultado, antes que el IFE.
El Norte
18 de agosto de 2005
La elección presidencial de 2006 será novedosa por varios factores. Entre ellos está el crecimiento de los espacios con los que contamos los ciudadanos para expresar nuestras opiniones y establecer redes sociales con quienes comparten nuestros puntos de vista o un mismo interés sobre algún tema, incluyendo el proceso electoral. Me refiero en particular a los blogs, las bitácoras personales publicadas en Internet, que siguen consolidándose como un fenómeno cultural, en nuestro país y en todo el mundo.
A principios de este mes, www.technorati.com presentó su nuevo informe sobre “El Estado de la Blogósfera”. De acuerdo con sus cifras, Technorati monitorea más de 14 millones de blogs. De ellos, 55% se siguen publicando tres meses después de haber iniciado, y 13% del total se actualiza por lo menos una vez a la semana. Cada día aparecen aproximadamente 80 mil nuevas bitácoras, aunque un gran número de ellas son “spam”, creadas para influir en los resultados de búsquedas a través de sistemas como Google o Yahoo, y muchas otras son simplemente bitácoras “falsas”.
Según Technorati, algunos blogs son creados mediante programas automatizados para atraer gente a sitios eminentemente comerciales o, incluso, a páginas que pueden servir para llevar a cabo fraudes electrónicos. En esta categoría también entrarían las bitácoras que a primera vista parecen ser personales, pero que en realidad pueden tener un origen “dudoso”, o ser un “frente” para organizaciones con intereses particulares.
Con todo, la influencia de los blogs sigue creciendo. Los sitios de los periódicos The New York Times y Washington Post, del buscador Yahoo y de servicios informativos como la BBC siguen ocupando los primeros lugares. Sin embargo, sitios como http://boingboing.net ya están dentro de los diez más influyentes, y existen más ligas a blogs como http://dailykos.com y http://www.instapundit.com que a páginas como las de Los Angeles Times.
La creciente influencia de los blogs no sólo es cuantitativa. A principios de julio, los atentados terroristas ocurridos en el centro de Londres volvieron a poner de manifiesto que los ciudadanos están ganando terreno frente a los medios de comunicación tradicionales. A diferencia del ataque contra las Torres Gemelas de Nueva York y el Pentágono en septiembre de 2001, esta vez las primeras imágenes captadas por las propias víctimas no se difundieron a través de la televisión, sino del “blog móvil” http://moblog.co.uk y de sitios como http://www.flickr.com, dedicado a compartir fotografías y videos enviados a través de teléfonos celulares.
Mientras los diarios y las televisoras esperaban para confirmar los detalles, decenas de miles de cibernautas se dirigieron a los blogs para enterarse de lo que estaba ocurriendo. Como comenta un artículo publicado en el sitio de MSNBC, la bitácora http://randomreality.blogware.com de Tom Reynolds, un chofer de ambulancia en la capital inglesa, fue visitada por unas 50 mil gentes, cinco veces más que su tráfico usual. Para la tarde del 7 de julio, Technorati había registrado un incremento de 30% sobre el nivel normal de los textos publicados diariamente en la blogósfera.
Un caso que destaca es el de la Wikipedia, la enciclopedia libre que puede ser modificada por los usuarios: http://es.wikipedia.org/wiki/Portada. Mientras en las redacciones de los periódicos se trabajaba en la edición de la mañana siguiente, la sección en la Wikipedia sobre los atentados fue editada, corregida y actualizada por cientos de colaboradores cerca de tres mil veces a lo largo del día. Conforme los acontecimientos evolucionaban, los que accedieron a la enciclopedia tuvieron no sólo una descripción de los hechos, sino también reportes sobre las víctimas, el estado del sistema de transporte público, números de servicios de emergencia, enlaces a otros sitios en la red, imágenes e información de contexto sobre otros eventos similares.
Aquí, en México, la creciente influencia de los blogs en el terreno de la política se manifestó hace poco. El Presidente Vicente Fox concedió una entrevista a http://www.enteratehoy.com.mx, la bitácora de Mario A. Campos, quien, de acuerdo con el perfil que publica en el sitio, es un politólogo de la Universidad Iberoamericana. Aunque en la blogósfera se generó una intensa discusión sobre si Enteratehoy es en realidad un blog —como lo señala el propio autor, es “una apuesta, un sueño y un experimento” relacionado con su compañía de comunicación—, el hecho de que el mandatario mexicano le haya concedido la entrevista indica que en las alturas del poder se tiene conciencia de este fenómeno, y del impacto que puede tener en un círculo cada vez más amplio.
Comparados con los 1,726 blogs dedicados a cuestiones personales, en el directorio de bitácoras mexicanas http://www.blogsmexico.com apenas se incluyen 71 sobre política. En esta categoría hay toda clase de bitácoras de gente de Monterrey, Culiacán, Veracruz y muchos otros lugares del país, lo cual también nos habla de un fenómeno nacional. Hay algunas serias, y otras que podrían caer en la categoría “dudosa” a la que se refiere Technorati. Este podría ser el caso del sitio http://andresmanuel.blogspot.com, cuyo presunto autor anuncia que “deliberadamente” elige el nombre del ex jefe de Gobierno de la Ciudad de México para reproducir exclusivamente notas de medios, aclarando que nadie de ese gobierno “está detrás” del mal llamado “blog”, ya que, por definición, éstos son páginas en donde se difunden opiniones y comentarios personales.
Tanto los partidos y los candidatos tienen que conocer y reconocer el peso de este nuevo espacio y darle seguimiento, para ver cómo se les está percibiendo y buscar formas de atraer a ese segmento del electorado que es parte de la blogósfera. Hasta ahora ninguno de los precandidatos a la Presidencia ha anunciado la publicación de su blog, pero es probable que con el tiempo alguno tome nota del espacio que puede ganar, y se decida a establecer un diálogo directo con los ciudadanos a través de este medio.
Por nuestra parte, los interesados en este fenómeno debemos estar muy atentos para que no nos den gato por liebre, pensando que estamos teniendo acceso a las opiniones de otros ciudadanos, cuando en realidad podemos estar siendo bombardeados desde una nueva plataforma propagandística. Sobre todo, como ocurrió en Londres después de los recientes atentados, vamos a ver si los blogs inciden sobre las percepciones de una elección que puede ser muy cerrada. El 2 de julio los blogs podrían convertirse en la principal fuente de información, fotos y videos instantáneos y continuos sobre el proceso, las irregularidades y, quizás, hasta del resultado, antes que el IFE.
Thursday, August 04, 2005
Rompecabezas
Javier Treviño Cantú
El Norte
4 de agosto de 2005
Con la aprobación del nuevo Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y la República Dominicana -conocido como CAFTA-, el Presidente George W. Bush colocó una nueva pieza en el rompecabezas que está intentando armar para reforzar la seguridad nacional y elevar la competitividad económica de su país. Para completarlo, sin embargo, entre otras piezas le hace falta una que es clave: la reforma prometida a su sistema migratorio.
Existe un consenso en el sentido de que el alcance económico y comercial del CAFTA es relativamente limitado. En conjunto, el mercado que representan los cinco países centroamericanos y la República Dominicana es menor a los 50 millones de consumidores. Según cifras citadas por el periódico The Wall Street Journal, las exportaciones anuales de Estados Unidos a la zona han fluctuado durante los últimos años alrededor de los 15 mil millones de dólares. Un 80 por ciento de los productos manufacturados que envían los países participantes a Estados Unidos ya está libre de tarifas arancelarias.
Por ello, la decisión con la que el Presidente de Estados Unidos impulsó este mecanismo sorprendió a muchos sectores. Sin embargo, Bush aplicó toda la capacidad de su gobierno para asegurar que el Congreso lo aprobara, porque en realidad forma parte de un esquema más amplio. El mandatario estadounidense ha ido colocando pieza tras pieza para alcanzar el objetivo central de garantizar la seguridad de su país, incluyendo algunas como las siguientes.
Primera. El CAFTA viene a sumarse a otras iniciativas regionales, en particular la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, firmada en marzo con México y Canadá, y cuyos primeros avances se presentaron en junio pasado. El establecimiento de un "perímetro de seguridad norteamericano" ahora cuenta con bases para ampliarse en el futuro a toda América Central y el Caribe, con dos excepciones. Una es Panamá, que está negociando su propio acuerdo comercial bilateral con Estados Unidos, y que tiene una relación "especial" con la superpotencia por la importancia estratégica del Canal. La otra es Cuba, que está recibiendo atención específica a través de una iniciativa reciente. El pasado 28 de julio, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice dio posesión a Caleb McCarry, quien durante los últimos ocho años fue miembro del staff del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, como nuevo encargado de la Coordinación para la Transición Democrática de Cuba.
Segunda. El CAFTA también se suma a decisiones en el terreno bilateral, como la de cerrar temporalmente el Consulado estadounidense en Nuevo Laredo. Ante la violencia que sigue azotando no sólo a esa ciudad y al resto de la frontera común, sino prácticamente a todo nuestro país, el gobierno de Estados Unidos está incrementando su presión para que las autoridades mexicanas intensifiquen el combate contra la delincuencia. La respuesta del Gobierno ha consistido en anunciar que el operativo "México Seguro" se "radicalizará". Habrá que ver qué significa esto, pero una simple respuesta de emergencia como la que se ha puesto en práctica hasta ahora ha demostrado ser insuficiente.
Tercera. El CAFTA se inscribe en las acciones que el gobierno de Estados Unidos está llevando a cabo para combatir el terrorismo y otras expresiones del crimen organizado, como las pandillas, dentro de su propio territorio. Las bandas de origen centroamericano, como la Mara Salvatrucha y muchas más, ya son reconocidas como una seria amenaza. El Departamento de Seguridad Territorial dio a conocer esta semana que, tan sólo entre el 16 y el 28 de julio, fueron arrestados más de 580 presuntos miembros de pandillas que operan en grandes ciudades, como Los Ángeles o Detroit.
Cuarta. El CAFTA es parte de las medidas que está tomando el gobierno estadounidense a nivel multilateral. Frente a la oposición de los legisladores del Partido Demócrata, el lunes pasado el Presidente Bush aprovechó el periodo de receso de verano del Congreso para nombrar, sin la ratificación del Senado, a John Bolton como nuevo Embajador ante las Naciones Unidas. Por su estilo personal, y dado que tendrá que volver a ser nominado a principios de 2007 para que el Congreso lo ratifique, parece que su misión será impulsar una rápida y agresiva reforma de la Organización.
Quinta. El CAFTA también recibió todo el apoyo del Presidente Bush, porque es una pieza importante en el tablero de las actuales negociaciones comerciales globales. Durante los últimos años, su gobierno se concentró en promover mecanismos regionales, como el propio CAFTA, y acuerdos bilaterales con Australia, Chile, Marruecos y Singapur. Pero, después de la reciente batalla para obtener los votos suficientes y sacar adelante el CAFTA, es probable que Estados Unidos se olvide por el momento de buscar el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, y se enfoque en impulsar la conclusión de la Ronda de Doha de la OMC. Con su reciente victoria como prueba, el gobierno estadounidense podrá argumentar que sigue siendo un firme partidario del libre comercio y la globalización.
Sexta. El CAFTA, sobre todo, se convirtió en pieza política determinante para el Presidente Bush. A mediados de julio, su nivel de aprobación en la encuesta de la televisora CBS fue de apenas 45 por ciento. La situación en Iraq no mejora, la reforma al sistema de seguridad social está empantanada, y su principal estratega político y amigo, Karl Rove, está involucrado en la investigación para descubrir quiénes fueron los funcionarios de la Casa Blanca que filtraron a la prensa el nombre de una agente encubierta de la CIA. En este marco, la capacidad del Presidente Bush para asegurar el apoyo de los congresistas del Partido Republicano y lograr que 15 senadores demócratas se sumaran a la causa para aprobar el Acuerdo por el mínimo margen de 217 votos a favor y 215 en contra, le permite reafirmar su liderazgo político y retomar el impulso para seguir promoviendo su revolucionaria agenda interna y exterior.
¿Séptima? Ahora, la pregunta que se hacen diarios como The New York Times y el Washington Post, en sendos editoriales publicados hace unos días, es si George W. Bush estará dispuesto a realizar el mismo esfuerzo que en el caso del CAFTA para cumplir su promesa de impulsar una reforma migratoria a fondo. El hecho es que, sin esta séptima pieza, el rompecabezas para fortalecer la seguridad y la competitividad de Estados Unidos, junto con la de toda la región de América del Norte y América Central, seguirá incompleto.
El Norte
4 de agosto de 2005
Con la aprobación del nuevo Acuerdo de Libre Comercio entre Estados Unidos, Guatemala, El Salvador, Honduras, Nicaragua, Costa Rica y la República Dominicana -conocido como CAFTA-, el Presidente George W. Bush colocó una nueva pieza en el rompecabezas que está intentando armar para reforzar la seguridad nacional y elevar la competitividad económica de su país. Para completarlo, sin embargo, entre otras piezas le hace falta una que es clave: la reforma prometida a su sistema migratorio.
Existe un consenso en el sentido de que el alcance económico y comercial del CAFTA es relativamente limitado. En conjunto, el mercado que representan los cinco países centroamericanos y la República Dominicana es menor a los 50 millones de consumidores. Según cifras citadas por el periódico The Wall Street Journal, las exportaciones anuales de Estados Unidos a la zona han fluctuado durante los últimos años alrededor de los 15 mil millones de dólares. Un 80 por ciento de los productos manufacturados que envían los países participantes a Estados Unidos ya está libre de tarifas arancelarias.
Por ello, la decisión con la que el Presidente de Estados Unidos impulsó este mecanismo sorprendió a muchos sectores. Sin embargo, Bush aplicó toda la capacidad de su gobierno para asegurar que el Congreso lo aprobara, porque en realidad forma parte de un esquema más amplio. El mandatario estadounidense ha ido colocando pieza tras pieza para alcanzar el objetivo central de garantizar la seguridad de su país, incluyendo algunas como las siguientes.
Primera. El CAFTA viene a sumarse a otras iniciativas regionales, en particular la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte, firmada en marzo con México y Canadá, y cuyos primeros avances se presentaron en junio pasado. El establecimiento de un "perímetro de seguridad norteamericano" ahora cuenta con bases para ampliarse en el futuro a toda América Central y el Caribe, con dos excepciones. Una es Panamá, que está negociando su propio acuerdo comercial bilateral con Estados Unidos, y que tiene una relación "especial" con la superpotencia por la importancia estratégica del Canal. La otra es Cuba, que está recibiendo atención específica a través de una iniciativa reciente. El pasado 28 de julio, la Secretaria de Estado Condoleezza Rice dio posesión a Caleb McCarry, quien durante los últimos ocho años fue miembro del staff del Comité de Relaciones Internacionales de la Cámara de Representantes, como nuevo encargado de la Coordinación para la Transición Democrática de Cuba.
Segunda. El CAFTA también se suma a decisiones en el terreno bilateral, como la de cerrar temporalmente el Consulado estadounidense en Nuevo Laredo. Ante la violencia que sigue azotando no sólo a esa ciudad y al resto de la frontera común, sino prácticamente a todo nuestro país, el gobierno de Estados Unidos está incrementando su presión para que las autoridades mexicanas intensifiquen el combate contra la delincuencia. La respuesta del Gobierno ha consistido en anunciar que el operativo "México Seguro" se "radicalizará". Habrá que ver qué significa esto, pero una simple respuesta de emergencia como la que se ha puesto en práctica hasta ahora ha demostrado ser insuficiente.
Tercera. El CAFTA se inscribe en las acciones que el gobierno de Estados Unidos está llevando a cabo para combatir el terrorismo y otras expresiones del crimen organizado, como las pandillas, dentro de su propio territorio. Las bandas de origen centroamericano, como la Mara Salvatrucha y muchas más, ya son reconocidas como una seria amenaza. El Departamento de Seguridad Territorial dio a conocer esta semana que, tan sólo entre el 16 y el 28 de julio, fueron arrestados más de 580 presuntos miembros de pandillas que operan en grandes ciudades, como Los Ángeles o Detroit.
Cuarta. El CAFTA es parte de las medidas que está tomando el gobierno estadounidense a nivel multilateral. Frente a la oposición de los legisladores del Partido Demócrata, el lunes pasado el Presidente Bush aprovechó el periodo de receso de verano del Congreso para nombrar, sin la ratificación del Senado, a John Bolton como nuevo Embajador ante las Naciones Unidas. Por su estilo personal, y dado que tendrá que volver a ser nominado a principios de 2007 para que el Congreso lo ratifique, parece que su misión será impulsar una rápida y agresiva reforma de la Organización.
Quinta. El CAFTA también recibió todo el apoyo del Presidente Bush, porque es una pieza importante en el tablero de las actuales negociaciones comerciales globales. Durante los últimos años, su gobierno se concentró en promover mecanismos regionales, como el propio CAFTA, y acuerdos bilaterales con Australia, Chile, Marruecos y Singapur. Pero, después de la reciente batalla para obtener los votos suficientes y sacar adelante el CAFTA, es probable que Estados Unidos se olvide por el momento de buscar el Acuerdo de Libre Comercio de las Américas, y se enfoque en impulsar la conclusión de la Ronda de Doha de la OMC. Con su reciente victoria como prueba, el gobierno estadounidense podrá argumentar que sigue siendo un firme partidario del libre comercio y la globalización.
Sexta. El CAFTA, sobre todo, se convirtió en pieza política determinante para el Presidente Bush. A mediados de julio, su nivel de aprobación en la encuesta de la televisora CBS fue de apenas 45 por ciento. La situación en Iraq no mejora, la reforma al sistema de seguridad social está empantanada, y su principal estratega político y amigo, Karl Rove, está involucrado en la investigación para descubrir quiénes fueron los funcionarios de la Casa Blanca que filtraron a la prensa el nombre de una agente encubierta de la CIA. En este marco, la capacidad del Presidente Bush para asegurar el apoyo de los congresistas del Partido Republicano y lograr que 15 senadores demócratas se sumaran a la causa para aprobar el Acuerdo por el mínimo margen de 217 votos a favor y 215 en contra, le permite reafirmar su liderazgo político y retomar el impulso para seguir promoviendo su revolucionaria agenda interna y exterior.
¿Séptima? Ahora, la pregunta que se hacen diarios como The New York Times y el Washington Post, en sendos editoriales publicados hace unos días, es si George W. Bush estará dispuesto a realizar el mismo esfuerzo que en el caso del CAFTA para cumplir su promesa de impulsar una reforma migratoria a fondo. El hecho es que, sin esta séptima pieza, el rompecabezas para fortalecer la seguridad y la competitividad de Estados Unidos, junto con la de toda la región de América del Norte y América Central, seguirá incompleto.
Thursday, July 21, 2005
¿Fusión o adquisición?
Javier Treviño Cantú
El Norte
21 de julio de 2005
La nueva Alianza que busca impulsar la seguridad y prosperidad de América del Norte tiene sus límites. Por un lado, se ha reaccionado ante la necesidad de reforzar las fronteras de la región frente a la amenaza que representan el terrorismo internacional y el crimen organizado. Por otro, se ha intentado fortalecer la capacidad de los tres países del área para responder al reto económico de países como China y la India. Todo esto nos pone frente a un acuerdo que, por definición, tiene un alcance restringido.
Las alianzas, incluyendo a la ASPAN, representan mecanismos temporales, que buscan responder a una determinada situación coyuntural. Además, este tipo de instrumentos puede generar tensiones por el distinto peso de los compromisos que cada una de las partes debe asumir. Muchas veces uno de los integrantes del acuerdo acaba por cargar con el grueso de las responsabilidades. Sobre todo, históricamente han demostrado ser poco eficaces para conseguir los fines originalmente planteados.
Por ejemplo, muchas de las alianzas públicas y secretas que se establecieron en Europa entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial fueron incapaces de evitar acciones como la invasión de Hitler a Checoslovaquia en 1938, o la que lanzó Alemania contra la propia Rusia en 1941. La Alianza para el Progreso, impulsada por el gobierno del Presidente John F. Kennedy en 1961, buscó contrarrestar los efectos de la revolución cubana y promover un mayor acercamiento entre Estados Unidos y América Latina en el marco de la Guerra Fría. Poco más de diez años después acabaría por ser abandonada, ante la incapacidad de muchos países para llevar a cabo las reformas contempladas y la concentración del gobierno estadounidense en la guerra de Vietnam.
Aunque todavía es muy pronto para evaluar si la ASPAN logrará cumplir sus objetivos, existen otros modelos de integración que podrían considerarse, como los procesos de fusión o adquisición que llevan a cabo las empresas, llamados en inglés "mergers and acquisitions". Si bien un país no puede compararse con una compañía, académicos como Richard Rosecrance, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles y autor del controvertido libro "El Ascenso del Estado Virtual", opinan que se podrían aplicar esquemas similares entre naciones para responder a los desafíos del escenario contemporáneo.
En un artículo publicado recientemente en la revista The National Interest, Rosecrance señala que los procesos de fusión entre países pueden ofrecer las mismas ventajas que le reportan a las compañías. En esencia, los ve como acuerdos que permiten combinar los respectivos liderazgos políticos para generar más valor y proyectar mayor poder e influencia. La fusión no significa que se deba crear un "súper Estado", ya que cada país mantiene su propio gobierno y su propia legislatura. Lo que sí implicaría una fusión entre países es la aceptación de un mismo "código de conducta" -como podría ser el apego a la democracia, la economía de mercado y el respeto a los derechos humanos-, el cual debe ser respaldado por los ciudadanos de los países que participen en el proceso.
Para Rosecrance, las fusiones entre países se basan, entonces, en la integración de ciertas áreas de los respectivos aparatos burocráticos, y en el establecimiento de instrumentos comunes para tomar decisiones conjuntas. El caso que utiliza para ejemplificar las ventajas que ofrece este modelo es, por supuesto, el de la Unión Europea. En su opinión, el avance de este experimento representa "el triunfo sobre lo improbable". Una y otra vez el proyecto se ha visto frenado por objetivos que en principio parecían demasiado ambiciosos, desde la ampliación para incluir países con diversos grados de desarrollo hasta la adopción de una moneda común. Pero, finalmente, se ha logrado alcanzar cada una de las metas.
En este contexto, el rechazo de Francia y otros países a la nueva Constitución europea representaría un nuevo "bache" en el largo camino de la integración. Pero si nos guiamos por las lecciones de su historia reciente, la UE seguramente logrará superar este obstáculo y seguir avanzando en un proceso de fusión que no implica la creación de un "súper país" plena y absolutamente integrado. Los miembros de la Unión seguirán ejerciendo múltiples facultades soberanas y, en especial, también buscarán retener y fortalecer sus rasgos culturales distintivos.
Según el profesor Rosecrance, la respuesta de nuestros vecinos del norte al proceso europeo se ha limitado al establecimiento del TLC de América del Norte, la fallida propuesta para crear un Área de Libre Comercio de las Américas, y el nuevo Acuerdo de Libre Comercio con América Central, que ya fue aprobado por el Senado estadounidense y está por votarse en la Cámara de Representantes. Como señala en su artículo, el TLC con México y Canadá está lejos de representar una fusión entre los tres países, ya que no ha logrado ni resolver los conflictos en materia comercial, ni establecer un acuerdo similar al de Schengen, mediante el que los europeos aprobaron el libre flujo de personas dentro de la UE en 1995.
A Rosecrance la faltó mencionar el nuevo paso que ha dado Estados Unidos con el apoyo de sus dos vecinos: la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte. Ésta representa, en teoría, una etapa cualitativamente diferente en el proceso de integración. En particular, por las medidas que se están contemplando para resguardar a toda la zona de los peligros externos e internos que plantean las organizaciones terroristas y criminales internacionales.
En su forma actual, sin embargo, la ASPAN nunca podrá servir como base para una verdadera fusión entre los tres países norteamericanos, precisamente porque no contempla un acuerdo como el de Schengen. Mientras el tema de la migración laboral no se plantee como un aspecto integral de los esfuerzos para promover la seguridad y competitividad del área, América del Norte únicamente podrá seguir avanzando con base en alianzas o iniciativas similares de tipo coyuntural.
El desequilibrio estructural que representa la migración indocumentada, así como nuestra propia incapacidad para resolver los crecientes retos en materia de seguridad pública y competitividad económica, seguirán provocando tensiones en las relaciones México-Estados Unidos. Ése no es el camino para una fusión mutuamente benéfica y que se base en el respeto a la soberanía de cada país, sino más bien un peligroso sendero que nos podría llevar a lo que se conoce en inglés como un "hostile takeover".
El Norte
21 de julio de 2005
La nueva Alianza que busca impulsar la seguridad y prosperidad de América del Norte tiene sus límites. Por un lado, se ha reaccionado ante la necesidad de reforzar las fronteras de la región frente a la amenaza que representan el terrorismo internacional y el crimen organizado. Por otro, se ha intentado fortalecer la capacidad de los tres países del área para responder al reto económico de países como China y la India. Todo esto nos pone frente a un acuerdo que, por definición, tiene un alcance restringido.
Las alianzas, incluyendo a la ASPAN, representan mecanismos temporales, que buscan responder a una determinada situación coyuntural. Además, este tipo de instrumentos puede generar tensiones por el distinto peso de los compromisos que cada una de las partes debe asumir. Muchas veces uno de los integrantes del acuerdo acaba por cargar con el grueso de las responsabilidades. Sobre todo, históricamente han demostrado ser poco eficaces para conseguir los fines originalmente planteados.
Por ejemplo, muchas de las alianzas públicas y secretas que se establecieron en Europa entre la Primera y la Segunda Guerra Mundial fueron incapaces de evitar acciones como la invasión de Hitler a Checoslovaquia en 1938, o la que lanzó Alemania contra la propia Rusia en 1941. La Alianza para el Progreso, impulsada por el gobierno del Presidente John F. Kennedy en 1961, buscó contrarrestar los efectos de la revolución cubana y promover un mayor acercamiento entre Estados Unidos y América Latina en el marco de la Guerra Fría. Poco más de diez años después acabaría por ser abandonada, ante la incapacidad de muchos países para llevar a cabo las reformas contempladas y la concentración del gobierno estadounidense en la guerra de Vietnam.
Aunque todavía es muy pronto para evaluar si la ASPAN logrará cumplir sus objetivos, existen otros modelos de integración que podrían considerarse, como los procesos de fusión o adquisición que llevan a cabo las empresas, llamados en inglés "mergers and acquisitions". Si bien un país no puede compararse con una compañía, académicos como Richard Rosecrance, profesor de la Universidad de California en Los Ángeles y autor del controvertido libro "El Ascenso del Estado Virtual", opinan que se podrían aplicar esquemas similares entre naciones para responder a los desafíos del escenario contemporáneo.
En un artículo publicado recientemente en la revista The National Interest, Rosecrance señala que los procesos de fusión entre países pueden ofrecer las mismas ventajas que le reportan a las compañías. En esencia, los ve como acuerdos que permiten combinar los respectivos liderazgos políticos para generar más valor y proyectar mayor poder e influencia. La fusión no significa que se deba crear un "súper Estado", ya que cada país mantiene su propio gobierno y su propia legislatura. Lo que sí implicaría una fusión entre países es la aceptación de un mismo "código de conducta" -como podría ser el apego a la democracia, la economía de mercado y el respeto a los derechos humanos-, el cual debe ser respaldado por los ciudadanos de los países que participen en el proceso.
Para Rosecrance, las fusiones entre países se basan, entonces, en la integración de ciertas áreas de los respectivos aparatos burocráticos, y en el establecimiento de instrumentos comunes para tomar decisiones conjuntas. El caso que utiliza para ejemplificar las ventajas que ofrece este modelo es, por supuesto, el de la Unión Europea. En su opinión, el avance de este experimento representa "el triunfo sobre lo improbable". Una y otra vez el proyecto se ha visto frenado por objetivos que en principio parecían demasiado ambiciosos, desde la ampliación para incluir países con diversos grados de desarrollo hasta la adopción de una moneda común. Pero, finalmente, se ha logrado alcanzar cada una de las metas.
En este contexto, el rechazo de Francia y otros países a la nueva Constitución europea representaría un nuevo "bache" en el largo camino de la integración. Pero si nos guiamos por las lecciones de su historia reciente, la UE seguramente logrará superar este obstáculo y seguir avanzando en un proceso de fusión que no implica la creación de un "súper país" plena y absolutamente integrado. Los miembros de la Unión seguirán ejerciendo múltiples facultades soberanas y, en especial, también buscarán retener y fortalecer sus rasgos culturales distintivos.
Según el profesor Rosecrance, la respuesta de nuestros vecinos del norte al proceso europeo se ha limitado al establecimiento del TLC de América del Norte, la fallida propuesta para crear un Área de Libre Comercio de las Américas, y el nuevo Acuerdo de Libre Comercio con América Central, que ya fue aprobado por el Senado estadounidense y está por votarse en la Cámara de Representantes. Como señala en su artículo, el TLC con México y Canadá está lejos de representar una fusión entre los tres países, ya que no ha logrado ni resolver los conflictos en materia comercial, ni establecer un acuerdo similar al de Schengen, mediante el que los europeos aprobaron el libre flujo de personas dentro de la UE en 1995.
A Rosecrance la faltó mencionar el nuevo paso que ha dado Estados Unidos con el apoyo de sus dos vecinos: la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte. Ésta representa, en teoría, una etapa cualitativamente diferente en el proceso de integración. En particular, por las medidas que se están contemplando para resguardar a toda la zona de los peligros externos e internos que plantean las organizaciones terroristas y criminales internacionales.
En su forma actual, sin embargo, la ASPAN nunca podrá servir como base para una verdadera fusión entre los tres países norteamericanos, precisamente porque no contempla un acuerdo como el de Schengen. Mientras el tema de la migración laboral no se plantee como un aspecto integral de los esfuerzos para promover la seguridad y competitividad del área, América del Norte únicamente podrá seguir avanzando con base en alianzas o iniciativas similares de tipo coyuntural.
El desequilibrio estructural que representa la migración indocumentada, así como nuestra propia incapacidad para resolver los crecientes retos en materia de seguridad pública y competitividad económica, seguirán provocando tensiones en las relaciones México-Estados Unidos. Ése no es el camino para una fusión mutuamente benéfica y que se base en el respeto a la soberanía de cada país, sino más bien un peligroso sendero que nos podría llevar a lo que se conoce en inglés como un "hostile takeover".
Thursday, July 07, 2005
Límites de la Alianza
Javier Treviño Cantú
El Norte
7 de julio de 2005
En 1995, cuando el gobierno mexicano requirió el apoyo de EU para superar el "error de diciembre", la relación bilateral tuvo que redefinirse a fondo. Hoy, aunque no se sepa, o no se quiera reconocer así, estamos viviendo un momento de redefiniciones tan profundo o aun mayor.
El gobierno mexicano está dispuesto a asumir delicados compromisos para promover la integración regional y responder a las inquietudes de nuestros vecinos del Norte en el terreno absolutamente prioritario para ellos, el de la seguridad. Ésa es la conclusión que se deriva del reciente informe de avances de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN). Lo que no queda claro es si existe la capacidad y los recursos para convertir esos compromisos en acciones que satisfagan las expectativas generadas por esta ambiciosa iniciativa.
Indudablemente, el aspecto más complejo de la relación bilateral tiene que ver con la seguridad. En ocasiones se nos olvida, pero EU está en guerra. A pesar de que las encuestas muestran el desencanto de la mayoría de los estadounidenses con la situación en Iraq, el Presidente George W. Bush está dispuesto a permanecer en ese país indefinidamente, hasta que logre implantar en Medio Oriente una democracia a imagen y semejanza de la suya. Como ha señalado el profesor de derechos humanos de Harvard Michael Ignatieff, Estados Unidos se ve a sí mismo como el último país que queda con una misión, un mandato y un sueño tan antiguo como sus fundadores.
Al mismo tiempo, el gobierno estadounidense está librando una auténtica guerra mundial contra el terrorismo, cuyas dimensiones apenas se están conociendo. A finales de mayo, el New York Times publicó que, siguiendo una larga tradición, la CIA opera varias compañías de aviación "privadas" para transportar funcionarios de la Agencia, comandos de sus fuerzas especiales y prisioneros por todo el mundo. Un mes después, un juez italiano ordenó el arresto de 13 miembros de la CIA, por secuestrar a un clérigo egipcio en Milán y trasladarlo a su país de origen para ser interrogado.
Apenas el domingo pasado, el periódico The Washington Post reveló la existencia en París de la llamada "Base Alianza". Mientras el gobierno de Jacques Chirac se oponía públicamente a la guerra contra Iraq, desde 2002 los servicios de inteligencia franceses le han dado todo su apoyo a la CIA. Si la información es correcta, esta base es única en su tipo. Su función no es sólo compartir inteligencia: es un centro desde donde se planean operaciones para ubicar y detener a presuntos terroristas ligados a Al-Qaeda, y cuenta con un equipo multinacional que, además de los estadounidenses y franceses, incluiría agentes de Gran Bretaña, Alemania, Canadá y Australia.
En EU, la Fuerza de Tarea Conjunta Anti-terrorista formada por el FBI y el Departamento de Seguridad Territorial están utilizando las leyes migratorias como un arma en esta batalla. Según el mismo Washington Post, en los dos últimos años se han presentado cargos contra más de 500 residentes de origen extranjero e incluso con la ciudadanía estadounidense, en su gran mayoría de origen árabe, por investigaciones relacionadas con asuntos de seguridad nacional. Al igual que lo han hecho antes con otro tipo de delincuentes, las autoridades del vecino país están aplicando sus leyes para detener y deportar a cualquiera sospechoso de tener relaciones con terroristas.
En el contexto de la guerra global contra el terrorismo, la porosidad e inestabilidad de su frontera sur son percibidas por EU como una grave amenaza. Por ello, nuestros vecinos han estado aplicando su considerable influencia para que el gobierno mexicano incremente los esfuerzos de cooperación bilateral y regional en materia de seguridad, combata con mayor decisión el crimen organizado en el país, y ejerza más control sobre su propia frontera sur con América Central. Como lo reflejan el operativo de emergencia "México Seguro", los avances reportados de la ASPAN, y la firma del Acuerdo de Cooperación Fronteriza y Seguridad con Belice, nuestro gobierno parece estar siendo receptivo a las inquietudes estadounidenses.
El informe de la ASPAN, presentado el pasado 27 de junio en Ottawa y que incluye unas 300 propuestas específicas, confirma que México se ha comprometido a desarrollar una serie de acciones propias, o en coordinación con Estados Unidos y Canadá, para reforzar la seguridad interna y externa de la región. Son iniciativas delicadas y, también, muy costosas. Entre otras, incluyen aspectos como establecer sistemas de identificación biométrica y documentos "seguros" para impedir el ingreso a toda la zona de viajeros de "alto riesgo"; instaurar en tan sólo nueve meses un patrón común de procedimientos y políticas para el procesamiento de visas; diseñar una estrategia de procuración de justicia integral para responder a incidentes terroristas trasnacionales; establecer sistemas de comunicación compatibles; y evaluar mecanismos de protección de infraestructura crítica transfronteriza.
Aunque no se define explícitamente, en la práctica esto significa que nuestro país tendría que homologar una gran cantidad de políticas, como las migratorias, con las de EU y Canadá. Ante la disfuncionalidad y falta de coordinación que ha demostrado el actual aparato de gobierno, y considerando el caldeado ambiente político que vamos a seguir experimentando hasta la elección presidencial del año próximo, parecería difícil creer que muchas de estas iniciativas tengan posibilidades de prosperar sin mayores obstáculos. Sobre todo porque tampoco se establece de dónde saldrán los recursos para ponerlas en práctica.
La decisión del actual gobierno mexicano de asumir como propia la agenda estadounidense para promover la seguridad y la competitividad de América del Norte puede ser comprensible. Pero, también, es un hecho que no parecemos estar en condiciones de sacar adelante el paquete que nos hemos echado al hombro. Además, la Alianza, y la relación bilateral en su conjunto, siguen teniendo un límite muy claro: nuestro mutuo desconocimiento.
Cuando la publicación de una serie postal con la caricatura de Memín Pinguín puede provocar que un funcionario del nivel de Stephen Hadley, el Asesor de Seguridad Nacional del Presidente de los Estados Unidos, nos lea la cartilla por nuestra supuesta falta de sensibilidad racial, es muy probable que la incapacidad para cumplir con todos los compromisos asumidos en el marco de la ASPAN acabe generando fricciones mucho más graves entre los dos países.
El Norte
7 de julio de 2005
En 1995, cuando el gobierno mexicano requirió el apoyo de EU para superar el "error de diciembre", la relación bilateral tuvo que redefinirse a fondo. Hoy, aunque no se sepa, o no se quiera reconocer así, estamos viviendo un momento de redefiniciones tan profundo o aun mayor.
El gobierno mexicano está dispuesto a asumir delicados compromisos para promover la integración regional y responder a las inquietudes de nuestros vecinos del Norte en el terreno absolutamente prioritario para ellos, el de la seguridad. Ésa es la conclusión que se deriva del reciente informe de avances de la Alianza para la Seguridad y Prosperidad de América del Norte (ASPAN). Lo que no queda claro es si existe la capacidad y los recursos para convertir esos compromisos en acciones que satisfagan las expectativas generadas por esta ambiciosa iniciativa.
Indudablemente, el aspecto más complejo de la relación bilateral tiene que ver con la seguridad. En ocasiones se nos olvida, pero EU está en guerra. A pesar de que las encuestas muestran el desencanto de la mayoría de los estadounidenses con la situación en Iraq, el Presidente George W. Bush está dispuesto a permanecer en ese país indefinidamente, hasta que logre implantar en Medio Oriente una democracia a imagen y semejanza de la suya. Como ha señalado el profesor de derechos humanos de Harvard Michael Ignatieff, Estados Unidos se ve a sí mismo como el último país que queda con una misión, un mandato y un sueño tan antiguo como sus fundadores.
Al mismo tiempo, el gobierno estadounidense está librando una auténtica guerra mundial contra el terrorismo, cuyas dimensiones apenas se están conociendo. A finales de mayo, el New York Times publicó que, siguiendo una larga tradición, la CIA opera varias compañías de aviación "privadas" para transportar funcionarios de la Agencia, comandos de sus fuerzas especiales y prisioneros por todo el mundo. Un mes después, un juez italiano ordenó el arresto de 13 miembros de la CIA, por secuestrar a un clérigo egipcio en Milán y trasladarlo a su país de origen para ser interrogado.
Apenas el domingo pasado, el periódico The Washington Post reveló la existencia en París de la llamada "Base Alianza". Mientras el gobierno de Jacques Chirac se oponía públicamente a la guerra contra Iraq, desde 2002 los servicios de inteligencia franceses le han dado todo su apoyo a la CIA. Si la información es correcta, esta base es única en su tipo. Su función no es sólo compartir inteligencia: es un centro desde donde se planean operaciones para ubicar y detener a presuntos terroristas ligados a Al-Qaeda, y cuenta con un equipo multinacional que, además de los estadounidenses y franceses, incluiría agentes de Gran Bretaña, Alemania, Canadá y Australia.
En EU, la Fuerza de Tarea Conjunta Anti-terrorista formada por el FBI y el Departamento de Seguridad Territorial están utilizando las leyes migratorias como un arma en esta batalla. Según el mismo Washington Post, en los dos últimos años se han presentado cargos contra más de 500 residentes de origen extranjero e incluso con la ciudadanía estadounidense, en su gran mayoría de origen árabe, por investigaciones relacionadas con asuntos de seguridad nacional. Al igual que lo han hecho antes con otro tipo de delincuentes, las autoridades del vecino país están aplicando sus leyes para detener y deportar a cualquiera sospechoso de tener relaciones con terroristas.
En el contexto de la guerra global contra el terrorismo, la porosidad e inestabilidad de su frontera sur son percibidas por EU como una grave amenaza. Por ello, nuestros vecinos han estado aplicando su considerable influencia para que el gobierno mexicano incremente los esfuerzos de cooperación bilateral y regional en materia de seguridad, combata con mayor decisión el crimen organizado en el país, y ejerza más control sobre su propia frontera sur con América Central. Como lo reflejan el operativo de emergencia "México Seguro", los avances reportados de la ASPAN, y la firma del Acuerdo de Cooperación Fronteriza y Seguridad con Belice, nuestro gobierno parece estar siendo receptivo a las inquietudes estadounidenses.
El informe de la ASPAN, presentado el pasado 27 de junio en Ottawa y que incluye unas 300 propuestas específicas, confirma que México se ha comprometido a desarrollar una serie de acciones propias, o en coordinación con Estados Unidos y Canadá, para reforzar la seguridad interna y externa de la región. Son iniciativas delicadas y, también, muy costosas. Entre otras, incluyen aspectos como establecer sistemas de identificación biométrica y documentos "seguros" para impedir el ingreso a toda la zona de viajeros de "alto riesgo"; instaurar en tan sólo nueve meses un patrón común de procedimientos y políticas para el procesamiento de visas; diseñar una estrategia de procuración de justicia integral para responder a incidentes terroristas trasnacionales; establecer sistemas de comunicación compatibles; y evaluar mecanismos de protección de infraestructura crítica transfronteriza.
Aunque no se define explícitamente, en la práctica esto significa que nuestro país tendría que homologar una gran cantidad de políticas, como las migratorias, con las de EU y Canadá. Ante la disfuncionalidad y falta de coordinación que ha demostrado el actual aparato de gobierno, y considerando el caldeado ambiente político que vamos a seguir experimentando hasta la elección presidencial del año próximo, parecería difícil creer que muchas de estas iniciativas tengan posibilidades de prosperar sin mayores obstáculos. Sobre todo porque tampoco se establece de dónde saldrán los recursos para ponerlas en práctica.
La decisión del actual gobierno mexicano de asumir como propia la agenda estadounidense para promover la seguridad y la competitividad de América del Norte puede ser comprensible. Pero, también, es un hecho que no parecemos estar en condiciones de sacar adelante el paquete que nos hemos echado al hombro. Además, la Alianza, y la relación bilateral en su conjunto, siguen teniendo un límite muy claro: nuestro mutuo desconocimiento.
Cuando la publicación de una serie postal con la caricatura de Memín Pinguín puede provocar que un funcionario del nivel de Stephen Hadley, el Asesor de Seguridad Nacional del Presidente de los Estados Unidos, nos lea la cartilla por nuestra supuesta falta de sensibilidad racial, es muy probable que la incapacidad para cumplir con todos los compromisos asumidos en el marco de la ASPAN acabe generando fricciones mucho más graves entre los dos países.
Thursday, June 23, 2005
Decisión 2006
Javier Treviño Cantú
El Norte
23 de junio de 2005
En un vuelo reciente, de regreso de Nueva York, me encontré la edición especial por el 75 aniversario de la revista Fortune. Tenía varias opciones: hojearla, leerla o regresarla a la bolsa del asiento delantero. Decidí revisarla con cuidado, porque incluye una serie de artículos sobre un tema fundamental para México: el arte de tomar decisiones.
Nuestras vidas están llenas de decisiones. Algunas son trascendentes, complejas o monumentales. Otras son sencillas, fáciles de tomar, poco complicadas. Todo depende de nuestro carácter, preparación, conocimiento y, por supuesto, capacidad de decisión. Pero lo que es un hecho es que tenemos que decidir, y eso significa descartar todas las demás opciones que consideramos al principio.
Muchas de las decisiones que tomamos resultan equivocadas. Pero eso no es lo mismo que tomar malas decisiones. Cuando no tenemos toda la información o todos los elementos para decidir, el resultado probablemente será muy distinto al que esperábamos. En cambio, cuando sabemos lo suficiente para entender que puede ser una decisión equivocada y aun así la tomamos, estamos tomando una mala decisión. Las equivocaciones son parte de la vida, pero las malas decisiones se pueden evitar o, por lo menos, prevenir.
En México, los ciudadanos tenemos que tomar decisiones. Nuestro país sigue debatiéndose entre la parálisis y el retroceso. Los temas fundamentales, como una reforma educativa y muchos otros de igual importancia, son rebasados por los escándalos políticos. Las situaciones de emergencia que se presentan en terrenos como el de la inseguridad -producto a su vez de la falta de capacidad, o voluntad, para tomar decisiones eficaces a tiempo- hacen que toda la atención se centre en asuntos coyunturales.
Si queremos consolidar nuestra democracia, contar con una economía competitiva y una mejor calidad de vida, los ciudadanos tenemos que estar dispuestos a tomar la decisión más difícil de todas: escoger a la mejor gente para sacar adelante al País. Por supuesto, no vivimos en un mundo ideal, y hasta el momento las opciones que existen parecen ser francamente limitadas. Por esa misma razón, los ciudadanos tenemos que estar preparados, y comprometidos, a tomar la mejor decisión no sólo para cada uno, sino también para el conjunto de la sociedad.
Como se señala en Fortune, una de las peores cosas que existen es la incertidumbre. No saber lo que ocurrirá es una fuente de tensión para todos. Sin embargo, ésa es la esencia misma del futuro, por lo que las decisiones que tomamos en el presente son las que pueden reducir los riesgos que enfrentemos mañana. Aunque el reportaje de la revista está orientado principalmente al mundo de los negocios -y considerando que no existen "recetas" para tomar decisiones infalibles-, plantea algunos puntos que podemos adaptar y considerar para prevenir algo que luego podríamos lamentar:
1. Nunca vamos a tener toda la información necesaria. Un análisis serio y detallado es la base de cualquier buena decisión. La cuestión es que nunca vamos a contar con toda la información que quisiéramos para decidir. Esto puede hacer que se posponga la decisión o que, aún peor, no se tome. En nuestro caso, esto equivaldría al abstencionismo, y ésa es la peor decisión de todas. Lo primero que hay que hacer es optar por la democracia, lo cual significa estar dispuestos a votar en forma razonada.
2. Más vale malo por conocido, que bueno por conocer. Independientemente de lo exitoso que pueda, o no, ser un gobierno, en el dinámico entorno global que vivimos hay que estar dispuestos a cambiar en forma constante. Pero el cambio no debe significar un salto al vacío de lo desconocido, ni un cambio por el cambio mismo, sino la opción de seguir un nuevo rumbo claramente definido.
3. Los líderes son electos para tomar decisiones. Ésa es su principal obligación y responsabilidad. Pero en ninguna parte del mundo se espera que un Presidente democráticamente electo sepa todo ni tenga todas las respuestas. En cambio, lo que un líder sí debe tener es un claro sentido de la dirección en la que hay que ir, así como colaboradores que le ofrezcan opciones viables, y que no le digan solamente lo que creen que quiere escuchar.
4. Se deben encontrar formas de aliviar la ansiedad. Un nivel de tensión relativamente bajo puede ser productivo, ya que ayuda a concentrar la atención en resolver un problema específico. En cambio, un alto nivel de ansiedad puede llevar a la parálisis. Sin duda, la ansiedad que vivimos los ciudadanos es cada vez más alta, pero no podemos dejar que nos rebase. Si bien tenemos que estar muy atentos al proceso electoral, también debemos ocuparnos de asuntos más productivos para el País.
5. Es posible pasar del instinto a la razón. Cuando enfrentamos escenarios demasiado complejos, muchas veces tendemos a tomar decisiones de manera "instintiva", basadas en el impacto emocional que nos provoca una situación o una persona. En la era de la "democracia por televisión", la capacidad de un candidato para "conectar" con el electorado puede ser determinante. Lamentablemente, la experiencia reciente nos indica que una decisión poco razonada puede conducir al fracaso. Necesitamos "educar" a nuestros instintos y razonar lo más posible nuestra decisión.
6. Una decisión individual tiene impacto colectivo. A pesar de que es muy difícil separar los intereses personales de los del resto de la sociedad, existe una "brújula" que nos puede orientar. Imaginemos que México es una persona y que, como cualquier ser humano, quiere vivir muchos años, estar seguro, prosperar, tener buenas relaciones con sus vecinos y ser respetado por la comunidad.
Para los candidatos, la elección presidencial es "una venta de un solo día". Quieren que un domingo vayamos a las casillas y compremos la propuesta que nos hacen con nuestro voto. En cambio, para los mexicanos ese domingo representa decidir al hombre y al equipo que nos deben guiar por las aguas turbulentas de la globalización durante seis largos años. Cuando llegue el momento, vamos a tener que tomar una decisión. Ojalá que no sea una mala decisión.
javier.trevino.c@gmail.com
El Norte
23 de junio de 2005
En un vuelo reciente, de regreso de Nueva York, me encontré la edición especial por el 75 aniversario de la revista Fortune. Tenía varias opciones: hojearla, leerla o regresarla a la bolsa del asiento delantero. Decidí revisarla con cuidado, porque incluye una serie de artículos sobre un tema fundamental para México: el arte de tomar decisiones.
Nuestras vidas están llenas de decisiones. Algunas son trascendentes, complejas o monumentales. Otras son sencillas, fáciles de tomar, poco complicadas. Todo depende de nuestro carácter, preparación, conocimiento y, por supuesto, capacidad de decisión. Pero lo que es un hecho es que tenemos que decidir, y eso significa descartar todas las demás opciones que consideramos al principio.
Muchas de las decisiones que tomamos resultan equivocadas. Pero eso no es lo mismo que tomar malas decisiones. Cuando no tenemos toda la información o todos los elementos para decidir, el resultado probablemente será muy distinto al que esperábamos. En cambio, cuando sabemos lo suficiente para entender que puede ser una decisión equivocada y aun así la tomamos, estamos tomando una mala decisión. Las equivocaciones son parte de la vida, pero las malas decisiones se pueden evitar o, por lo menos, prevenir.
En México, los ciudadanos tenemos que tomar decisiones. Nuestro país sigue debatiéndose entre la parálisis y el retroceso. Los temas fundamentales, como una reforma educativa y muchos otros de igual importancia, son rebasados por los escándalos políticos. Las situaciones de emergencia que se presentan en terrenos como el de la inseguridad -producto a su vez de la falta de capacidad, o voluntad, para tomar decisiones eficaces a tiempo- hacen que toda la atención se centre en asuntos coyunturales.
Si queremos consolidar nuestra democracia, contar con una economía competitiva y una mejor calidad de vida, los ciudadanos tenemos que estar dispuestos a tomar la decisión más difícil de todas: escoger a la mejor gente para sacar adelante al País. Por supuesto, no vivimos en un mundo ideal, y hasta el momento las opciones que existen parecen ser francamente limitadas. Por esa misma razón, los ciudadanos tenemos que estar preparados, y comprometidos, a tomar la mejor decisión no sólo para cada uno, sino también para el conjunto de la sociedad.
Como se señala en Fortune, una de las peores cosas que existen es la incertidumbre. No saber lo que ocurrirá es una fuente de tensión para todos. Sin embargo, ésa es la esencia misma del futuro, por lo que las decisiones que tomamos en el presente son las que pueden reducir los riesgos que enfrentemos mañana. Aunque el reportaje de la revista está orientado principalmente al mundo de los negocios -y considerando que no existen "recetas" para tomar decisiones infalibles-, plantea algunos puntos que podemos adaptar y considerar para prevenir algo que luego podríamos lamentar:
1. Nunca vamos a tener toda la información necesaria. Un análisis serio y detallado es la base de cualquier buena decisión. La cuestión es que nunca vamos a contar con toda la información que quisiéramos para decidir. Esto puede hacer que se posponga la decisión o que, aún peor, no se tome. En nuestro caso, esto equivaldría al abstencionismo, y ésa es la peor decisión de todas. Lo primero que hay que hacer es optar por la democracia, lo cual significa estar dispuestos a votar en forma razonada.
2. Más vale malo por conocido, que bueno por conocer. Independientemente de lo exitoso que pueda, o no, ser un gobierno, en el dinámico entorno global que vivimos hay que estar dispuestos a cambiar en forma constante. Pero el cambio no debe significar un salto al vacío de lo desconocido, ni un cambio por el cambio mismo, sino la opción de seguir un nuevo rumbo claramente definido.
3. Los líderes son electos para tomar decisiones. Ésa es su principal obligación y responsabilidad. Pero en ninguna parte del mundo se espera que un Presidente democráticamente electo sepa todo ni tenga todas las respuestas. En cambio, lo que un líder sí debe tener es un claro sentido de la dirección en la que hay que ir, así como colaboradores que le ofrezcan opciones viables, y que no le digan solamente lo que creen que quiere escuchar.
4. Se deben encontrar formas de aliviar la ansiedad. Un nivel de tensión relativamente bajo puede ser productivo, ya que ayuda a concentrar la atención en resolver un problema específico. En cambio, un alto nivel de ansiedad puede llevar a la parálisis. Sin duda, la ansiedad que vivimos los ciudadanos es cada vez más alta, pero no podemos dejar que nos rebase. Si bien tenemos que estar muy atentos al proceso electoral, también debemos ocuparnos de asuntos más productivos para el País.
5. Es posible pasar del instinto a la razón. Cuando enfrentamos escenarios demasiado complejos, muchas veces tendemos a tomar decisiones de manera "instintiva", basadas en el impacto emocional que nos provoca una situación o una persona. En la era de la "democracia por televisión", la capacidad de un candidato para "conectar" con el electorado puede ser determinante. Lamentablemente, la experiencia reciente nos indica que una decisión poco razonada puede conducir al fracaso. Necesitamos "educar" a nuestros instintos y razonar lo más posible nuestra decisión.
6. Una decisión individual tiene impacto colectivo. A pesar de que es muy difícil separar los intereses personales de los del resto de la sociedad, existe una "brújula" que nos puede orientar. Imaginemos que México es una persona y que, como cualquier ser humano, quiere vivir muchos años, estar seguro, prosperar, tener buenas relaciones con sus vecinos y ser respetado por la comunidad.
Para los candidatos, la elección presidencial es "una venta de un solo día". Quieren que un domingo vayamos a las casillas y compremos la propuesta que nos hacen con nuestro voto. En cambio, para los mexicanos ese domingo representa decidir al hombre y al equipo que nos deben guiar por las aguas turbulentas de la globalización durante seis largos años. Cuando llegue el momento, vamos a tener que tomar una decisión. Ojalá que no sea una mala decisión.
javier.trevino.c@gmail.com
Thursday, June 09, 2005
Efecto CNN
Javier Treviño Cantú
El Norte
9 de junio de 2005
"La posibilidad de que este proyecto fracasara no era una opción". Esta frase de Ted Turner la sigo recordando desde el pasado 1 de junio, cuando asistí a las celebraciones del 25 aniversario de CNN en Atlanta, junto con un grupo de destacados periodistas de todo el mundo. La llegada de esta televisora significó un parteaguas en la historia de las comunicaciones. La "aldea global" de Marshall McLuhan se convirtió en una realidad. "Cable News Network" marcó el inicio de una nueva era, donde un acontecimiento en cualquier parte del Planeta ahora podía ser visto, en vivo, por el resto del mundo.
El tiempo le dio la razón a Turner, pero al principio el éxito de su ambiciosa iniciativa no era tan claro, ni tan seguro. El controvertido empresario decidió que las instalaciones de CNN estuvieran en Atlanta, Georgia. En términos geográficos y culturales, esta ciudad sureña está muy lejos de Nueva York, Chicago o Los Ángeles, los centros históricos del periodismo y el entretenimiento estadounidenses. Además, Turner no contaba con ninguna "estrella" para encabezar sus programas, y su oferta televisiva parecía entonces muy limitada: ¿quién iba a ver un canal que solamente transmitiría noticias las 24 horas del día?
Pero Turner siempre estuvo convencido de que CNN jugaría un papel similar al del periódico The New York Times: ser la fuente de noticias por televisión más confiable y respetada de todas. "Era una aventura, pero yo pensaba que el mundo realmente se beneficiaría al tener información muy diversa sobre lo que ocurría en todo el planeta", nos dijo Ted Turner. Tenía razón: en sólo siete años logró transformar un proyecto visionario en un negocio rentable. Poco después, la Guerra del Golfo confirmaría que CNN había cambiado el panorama de las comunicaciones globales para siempre.
En 1991, cuando Bernard Shaw dijo en la pantalla "algo pasa allá afuera", el resto del mundo supo que el ataque de Estados Unidos contra Iraq había comenzado. La primera transmisión en vivo y en directo de una guerra replanteó la forma de hacer televisión, así como nuestra percepción de la realidad. En 1992, la crisis en Somalia consolidó lo que ahora conocemos como "el efecto CNN". Las impactantes imágenes de niños muriéndose de hambre en ese país africano provocaron que el gobierno del primer Presidente George Bush interviniera. Al año siguiente, las aún más poderosas imágenes de un soldado estadounidense siendo linchado y arrastrado por las calles de Mogadishu fueron determinantes para que el Presidente Clinton anunciara la retirada.
El "efecto CNN" se refiere al impacto en las decisiones de un gobierno que tiene la cobertura en tiempo real de un evento, por parte de los medios de comunicación globales. Analistas como el profesor Steven Livingston consideran que, al menos, hay tres tipos de efectos que pueden tener medios como CNN en el terreno político: primero, al "acelerar" los procesos de toma de decisiones; segundo, al "inhibir" posibles iniciativas de políticas públicas; y tercero, al convertirse en actores capaces de "definir la agenda" no sólo mediática, sino también política.
Aquí, en México, todos los días tenemos muchos ejemplos de algo parecido al "efecto CNN". Cuando el Gobierno es confrontado por una crisis, o situaciones imprevistas que acaparan la atención del público, se ve forzado a reaccionar sin pensar en todas las consecuencias de sus decisiones. Recordemos, por ejemplo, la declaración a "botepronto" del entonces Canciller Jorge Castañeda, después de los atentados terroristas del 11 de septiembre. En una entrevista "de banqueta" dijo que no había que "escatimarle el apoyo a EU". Con ello sentó las bases para una polarización entre la clase política, y afectó todo el marco de decisiones para el Presidente Fox.
En cuanto al segundo "efecto", no hay necesidad de abundar sobre la gran cantidad de decisiones que se han visto frenadas por el impacto de los medios. La cobertura del desafuero del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México que realizaron los medios internacionales también debe haber pesado en la decisión de suspender el proceso y permitir que AMLO participe en la elección del 2006.
Pero, sin duda, el "efecto" más trascendente es el papel que juegan los medios de comunicación al incidir en la definición de la agenda política. Cuando un gobierno no logra articular con claridad sus políticas, los medios las definen por ellos. Cuando un gobierno quiere minimizar algún asunto relevante, los medios se encargan de que éste se coloque en el centro de la atención pública. Cuando un gobierno es incapaz de atender las necesidades más elementales de la gente, los medios asumen un papel cada vez más activo para buscar formas de resolver el problema.
Los medios, la tecnología y el mundo han cambiado mucho desde que CNN inició sus transmisiones en 1980. En EU, CNN ya no está sola. Ahora enfrenta una competencia feroz por parte de Fox News. De acuerdo con estudios de Nielsen, en 2004 el número de personas que sintonizaron diariamente CNN llegó en promedio a 30.4 millones, comparado con 27.3 millones de Fox News. A nivel internacional, CNN tiene que competir con servicios como BBC World, la televisora árabe Al-Jazeera, y próximamente con Telesur.
Aun así, el sueño de Ted Turner, que hoy es parte de la compañía Time Warner-AOL, sigue siendo rentable. CNN es una de las marcas globales más valiosas. Cuenta con nueve televisoras -incluyendo CNN en Español-, tres estaciones de radio, seis sitios de internet y servicios de distribución de contenidos de audio y video. Lo más importante para Ted Turner es que se ha vuelto una de las fuentes informativas más confiables del mundo: su página principal en internet es visitada por más de 22 millones de usuarios al mes. Nada más la supera Yahoo News, con unos 23 millones de visitantes.
Hace 25 años, CNN sentó nuevas pautas y estándares que otras televisoras han tenido que seguir. Sobre todo, ayudó a que los gobiernos de todo el mundo entendieran que no pueden actuar dando la espalda a los medios, y mucho menos a la opinión pública. La democracia es sinónimo de transparencia, y tanto los medios como los actores políticos están unidos en una danza donde los dos quieren marcar el ritmo. Para ambos, el fracaso nunca debe ser una opción.
El Norte
9 de junio de 2005
"La posibilidad de que este proyecto fracasara no era una opción". Esta frase de Ted Turner la sigo recordando desde el pasado 1 de junio, cuando asistí a las celebraciones del 25 aniversario de CNN en Atlanta, junto con un grupo de destacados periodistas de todo el mundo. La llegada de esta televisora significó un parteaguas en la historia de las comunicaciones. La "aldea global" de Marshall McLuhan se convirtió en una realidad. "Cable News Network" marcó el inicio de una nueva era, donde un acontecimiento en cualquier parte del Planeta ahora podía ser visto, en vivo, por el resto del mundo.
El tiempo le dio la razón a Turner, pero al principio el éxito de su ambiciosa iniciativa no era tan claro, ni tan seguro. El controvertido empresario decidió que las instalaciones de CNN estuvieran en Atlanta, Georgia. En términos geográficos y culturales, esta ciudad sureña está muy lejos de Nueva York, Chicago o Los Ángeles, los centros históricos del periodismo y el entretenimiento estadounidenses. Además, Turner no contaba con ninguna "estrella" para encabezar sus programas, y su oferta televisiva parecía entonces muy limitada: ¿quién iba a ver un canal que solamente transmitiría noticias las 24 horas del día?
Pero Turner siempre estuvo convencido de que CNN jugaría un papel similar al del periódico The New York Times: ser la fuente de noticias por televisión más confiable y respetada de todas. "Era una aventura, pero yo pensaba que el mundo realmente se beneficiaría al tener información muy diversa sobre lo que ocurría en todo el planeta", nos dijo Ted Turner. Tenía razón: en sólo siete años logró transformar un proyecto visionario en un negocio rentable. Poco después, la Guerra del Golfo confirmaría que CNN había cambiado el panorama de las comunicaciones globales para siempre.
En 1991, cuando Bernard Shaw dijo en la pantalla "algo pasa allá afuera", el resto del mundo supo que el ataque de Estados Unidos contra Iraq había comenzado. La primera transmisión en vivo y en directo de una guerra replanteó la forma de hacer televisión, así como nuestra percepción de la realidad. En 1992, la crisis en Somalia consolidó lo que ahora conocemos como "el efecto CNN". Las impactantes imágenes de niños muriéndose de hambre en ese país africano provocaron que el gobierno del primer Presidente George Bush interviniera. Al año siguiente, las aún más poderosas imágenes de un soldado estadounidense siendo linchado y arrastrado por las calles de Mogadishu fueron determinantes para que el Presidente Clinton anunciara la retirada.
El "efecto CNN" se refiere al impacto en las decisiones de un gobierno que tiene la cobertura en tiempo real de un evento, por parte de los medios de comunicación globales. Analistas como el profesor Steven Livingston consideran que, al menos, hay tres tipos de efectos que pueden tener medios como CNN en el terreno político: primero, al "acelerar" los procesos de toma de decisiones; segundo, al "inhibir" posibles iniciativas de políticas públicas; y tercero, al convertirse en actores capaces de "definir la agenda" no sólo mediática, sino también política.
Aquí, en México, todos los días tenemos muchos ejemplos de algo parecido al "efecto CNN". Cuando el Gobierno es confrontado por una crisis, o situaciones imprevistas que acaparan la atención del público, se ve forzado a reaccionar sin pensar en todas las consecuencias de sus decisiones. Recordemos, por ejemplo, la declaración a "botepronto" del entonces Canciller Jorge Castañeda, después de los atentados terroristas del 11 de septiembre. En una entrevista "de banqueta" dijo que no había que "escatimarle el apoyo a EU". Con ello sentó las bases para una polarización entre la clase política, y afectó todo el marco de decisiones para el Presidente Fox.
En cuanto al segundo "efecto", no hay necesidad de abundar sobre la gran cantidad de decisiones que se han visto frenadas por el impacto de los medios. La cobertura del desafuero del Jefe de Gobierno de la Ciudad de México que realizaron los medios internacionales también debe haber pesado en la decisión de suspender el proceso y permitir que AMLO participe en la elección del 2006.
Pero, sin duda, el "efecto" más trascendente es el papel que juegan los medios de comunicación al incidir en la definición de la agenda política. Cuando un gobierno no logra articular con claridad sus políticas, los medios las definen por ellos. Cuando un gobierno quiere minimizar algún asunto relevante, los medios se encargan de que éste se coloque en el centro de la atención pública. Cuando un gobierno es incapaz de atender las necesidades más elementales de la gente, los medios asumen un papel cada vez más activo para buscar formas de resolver el problema.
Los medios, la tecnología y el mundo han cambiado mucho desde que CNN inició sus transmisiones en 1980. En EU, CNN ya no está sola. Ahora enfrenta una competencia feroz por parte de Fox News. De acuerdo con estudios de Nielsen, en 2004 el número de personas que sintonizaron diariamente CNN llegó en promedio a 30.4 millones, comparado con 27.3 millones de Fox News. A nivel internacional, CNN tiene que competir con servicios como BBC World, la televisora árabe Al-Jazeera, y próximamente con Telesur.
Aun así, el sueño de Ted Turner, que hoy es parte de la compañía Time Warner-AOL, sigue siendo rentable. CNN es una de las marcas globales más valiosas. Cuenta con nueve televisoras -incluyendo CNN en Español-, tres estaciones de radio, seis sitios de internet y servicios de distribución de contenidos de audio y video. Lo más importante para Ted Turner es que se ha vuelto una de las fuentes informativas más confiables del mundo: su página principal en internet es visitada por más de 22 millones de usuarios al mes. Nada más la supera Yahoo News, con unos 23 millones de visitantes.
Hace 25 años, CNN sentó nuevas pautas y estándares que otras televisoras han tenido que seguir. Sobre todo, ayudó a que los gobiernos de todo el mundo entendieran que no pueden actuar dando la espalda a los medios, y mucho menos a la opinión pública. La democracia es sinónimo de transparencia, y tanto los medios como los actores políticos están unidos en una danza donde los dos quieren marcar el ritmo. Para ambos, el fracaso nunca debe ser una opción.
Saturday, May 28, 2005
El gigante olvidado
Javier Treviño Cantú
El Norte
26 de mayo de 2005
Después de atravesar por su propia "década perdida", Japón nuevamente está dando muestras de una recuperación que, si bien no es espectacular, parece tener bases firmes. Gracias a diversas iniciativas públicas de largo alcance, a la flexibilidad de sus grandes corporaciones multinacionales y, lo más importante de todo, al legendario compromiso con la calidad que distingue a sus compañías, Japón está demostrando que sigue siendo uno de los principales actores en el escenario de la competitividad global.
Durante la década de los 80, y hasta principios de los 90, Japón se convirtió en el modelo a seguir. La capacidad para recuperarse después de la Segunda Guerra Mundial convirtió a la economía japonesa en una historia de éxito. Japón desarrolló una sólida planta industrial, primero copiando otros modelos y luego ubicándose a la vanguardia de la investigación y el desarrollo en los sectores de alta tecnología.
Librerías de todo el mundo se llenaron de obras sobre el Sistema Empresarial Japonés. Muchas compañías occidentales mandaron a sus altos ejecutivos a tomar cursos intensivos de japonés. Restaurantes de tepanyaki y barras de sushi aparecieron en todo el mundo. Películas de afamados directores como Akira Kurosawa, programas de caricaturas y populares revistas, conocidas en ese país asiático como "manga", complementaron su poderío económico con un influyente "poder suave" cultural.
El éxito condujo a excesos. Los mercados de bienes raíces en Japón, Estados Unidos y Europa se inflaron porque los japoneses pagaban precios exorbitantes. En el momento de mayor auge, se llegó a calcular que el terreno donde se ubica el Palacio Imperial en Tokio valía más que todo el estado de California. El hilo se rompió por lo más delgado. Debido al complejo entramado corporativo japonés y a la falta de un marco regulatorio y de supervisión eficaz, la "burbuja" estalló en 1991, cuando el sistema financiero ya no pudo hacer frente a una monumental cartera vencida.
Para Japón, los años 90 y el inicio del nuevo siglo se convirtieron en una "década perdida". Los consumidores japoneses, preocupados por una inseguridad laboral hasta entonces desconocida y el envejecimiento progresivo de la sociedad, dejaron de gastar. Esto acabó por conducir a un fenómeno opuesto a la inflación, pero igual o más dañino: la deflación, o la caída sistemática de los precios. El crecimiento y la desaceleración económica se alternaron constantemente. La economía japonesa se volvió demasiado dependiente de las exportaciones y la inversión pública. Las incipientes recuperaciones que se registraron en 1997, o el 2000, fueron frenadas por políticas fiscales y monetarias demasiado restrictivas.
Pero no todo se perdió para Japón durante los últimos años. El gobierno, las empresas y las organizaciones japonesas han llevado a cabo una serie de reformas que están empezando a rendir frutos. En el número más reciente de la revista Foreign Affairs, Thomas Bleha describe la forma en la que Japón ha tomado la delantera para aprovechar los beneficios de la era de la conectividad a internet de banda ancha: crecimiento económico, elevada productividad, innovación tecnológica y calidad de vida.
En el 2000, el gobierno japonés creó el Consejo para una Estrategia de Tecnología de la Información, encabezado por Nobuyuki Idei, el Presidente de Sony. Con base en un nuevo y muy competitivo régimen de telecomunicaciones, en menos de cinco años el Consejo alcanzó su meta principal: 80 por ciento de los hogares japoneses tienen acceso a internet de banda ancha a una tarifa accesible, equivalente a menos de 300 pesos al mes en promedio. Japón también se ha puesto al frente en el uso de la telefonía móvil de amplio espectro. El 60 por ciento de su población utiliza teléfonos de tercera y, próximamente, cuarta generación, desde los cuales se puede tener acceso a toda la red global de comunicaciones en tiempo real.
Por su parte, muchas de las grandes corporaciones japonesas han logrado incrementar su competitividad al realizar ajustes profundos a sus estrategias de crecimiento global. Un claro ejemplo es Toyota: hasta la crisis que se desató en Asia en 1997, ensamblaba sus vehículos en distintos mercados alrededor del mundo, pero seguía produciendo prácticamente todos los motores, transmisiones y componentes claves en Japón.
Debido al incremento prohibitivo de los costos, ahora también los produce en países como la India, Argentina, Sudáfrica y México. Hasta la fecha, la nueva estrategia parece estar dándole resultado: a finales de 2004, Toyota contaba con un 12 por ciento del mercado automotriz global total, y su meta es elevar esta cifra a 15 por ciento para el 2010. La clave, por supuesto, estará en que logre mantener su famosa calidad y confiabilidad.
Como comenta un artículo reciente en el Financial Times, la calidad es lo que permite a las empresas manufactureras que siguen produciendo en Japón ser competitivas, a pesar de que los trabajadores japoneses ganen 20 o más veces que los empleados en China. Como los de Takenaka Manufacturing, que tiene un predominio absoluto en el mercado mundial de los tornillos de unos cinco metros utilizados en la industria nuclear, por la sencilla razón de que son los mejores. Llevan un registro exacto de la fecha y temperatura en que se produjo cada uno de ellos.
La historia se repite en muchos otros sectores, desde los aparatos de precisión para fabricar chips, hasta los nuevos materiales para la industria textil y aeroespacial. Incluso los bancos están recuperándose. Esta semana, el Mizuho Financial Group, uno de los grupos financieros más importantes de Japón, anunció que sus ganancias crecieron 54 por ciento, y que su cartera vencida se redujo a 2.12 por ciento del total, menos de la mitad en comparación con el año anterior.
Todo esto se está reflejando en un crecimiento más alto y en una mayor fortaleza interna de la economía japonesa. El año pasado, su PIB creció 2.68 por ciento, la tasa más alta en mucho tiempo, aunque para este año la OCDE acaba de reducir su expectativa de crecimiento de 2.1 a 1.5 por ciento. Japón aún enfrenta muchos retos estructurales, pero por algo sigue siendo la segunda economía del mundo.
Ahora que acaba de entrar en vigor el nuevo Tratado de Libre Comercio entre México y Japón, debemos hacer un esfuerzo por conocerlo mejor, y entender que, para ser más competitivos, el gobierno, las empresas y la sociedad tenemos que estar dispuestos a cambiar y a asumir un compromiso inquebrantable con la calidad. No hay otro camino.
El Norte
26 de mayo de 2005
Después de atravesar por su propia "década perdida", Japón nuevamente está dando muestras de una recuperación que, si bien no es espectacular, parece tener bases firmes. Gracias a diversas iniciativas públicas de largo alcance, a la flexibilidad de sus grandes corporaciones multinacionales y, lo más importante de todo, al legendario compromiso con la calidad que distingue a sus compañías, Japón está demostrando que sigue siendo uno de los principales actores en el escenario de la competitividad global.
Durante la década de los 80, y hasta principios de los 90, Japón se convirtió en el modelo a seguir. La capacidad para recuperarse después de la Segunda Guerra Mundial convirtió a la economía japonesa en una historia de éxito. Japón desarrolló una sólida planta industrial, primero copiando otros modelos y luego ubicándose a la vanguardia de la investigación y el desarrollo en los sectores de alta tecnología.
Librerías de todo el mundo se llenaron de obras sobre el Sistema Empresarial Japonés. Muchas compañías occidentales mandaron a sus altos ejecutivos a tomar cursos intensivos de japonés. Restaurantes de tepanyaki y barras de sushi aparecieron en todo el mundo. Películas de afamados directores como Akira Kurosawa, programas de caricaturas y populares revistas, conocidas en ese país asiático como "manga", complementaron su poderío económico con un influyente "poder suave" cultural.
El éxito condujo a excesos. Los mercados de bienes raíces en Japón, Estados Unidos y Europa se inflaron porque los japoneses pagaban precios exorbitantes. En el momento de mayor auge, se llegó a calcular que el terreno donde se ubica el Palacio Imperial en Tokio valía más que todo el estado de California. El hilo se rompió por lo más delgado. Debido al complejo entramado corporativo japonés y a la falta de un marco regulatorio y de supervisión eficaz, la "burbuja" estalló en 1991, cuando el sistema financiero ya no pudo hacer frente a una monumental cartera vencida.
Para Japón, los años 90 y el inicio del nuevo siglo se convirtieron en una "década perdida". Los consumidores japoneses, preocupados por una inseguridad laboral hasta entonces desconocida y el envejecimiento progresivo de la sociedad, dejaron de gastar. Esto acabó por conducir a un fenómeno opuesto a la inflación, pero igual o más dañino: la deflación, o la caída sistemática de los precios. El crecimiento y la desaceleración económica se alternaron constantemente. La economía japonesa se volvió demasiado dependiente de las exportaciones y la inversión pública. Las incipientes recuperaciones que se registraron en 1997, o el 2000, fueron frenadas por políticas fiscales y monetarias demasiado restrictivas.
Pero no todo se perdió para Japón durante los últimos años. El gobierno, las empresas y las organizaciones japonesas han llevado a cabo una serie de reformas que están empezando a rendir frutos. En el número más reciente de la revista Foreign Affairs, Thomas Bleha describe la forma en la que Japón ha tomado la delantera para aprovechar los beneficios de la era de la conectividad a internet de banda ancha: crecimiento económico, elevada productividad, innovación tecnológica y calidad de vida.
En el 2000, el gobierno japonés creó el Consejo para una Estrategia de Tecnología de la Información, encabezado por Nobuyuki Idei, el Presidente de Sony. Con base en un nuevo y muy competitivo régimen de telecomunicaciones, en menos de cinco años el Consejo alcanzó su meta principal: 80 por ciento de los hogares japoneses tienen acceso a internet de banda ancha a una tarifa accesible, equivalente a menos de 300 pesos al mes en promedio. Japón también se ha puesto al frente en el uso de la telefonía móvil de amplio espectro. El 60 por ciento de su población utiliza teléfonos de tercera y, próximamente, cuarta generación, desde los cuales se puede tener acceso a toda la red global de comunicaciones en tiempo real.
Por su parte, muchas de las grandes corporaciones japonesas han logrado incrementar su competitividad al realizar ajustes profundos a sus estrategias de crecimiento global. Un claro ejemplo es Toyota: hasta la crisis que se desató en Asia en 1997, ensamblaba sus vehículos en distintos mercados alrededor del mundo, pero seguía produciendo prácticamente todos los motores, transmisiones y componentes claves en Japón.
Debido al incremento prohibitivo de los costos, ahora también los produce en países como la India, Argentina, Sudáfrica y México. Hasta la fecha, la nueva estrategia parece estar dándole resultado: a finales de 2004, Toyota contaba con un 12 por ciento del mercado automotriz global total, y su meta es elevar esta cifra a 15 por ciento para el 2010. La clave, por supuesto, estará en que logre mantener su famosa calidad y confiabilidad.
Como comenta un artículo reciente en el Financial Times, la calidad es lo que permite a las empresas manufactureras que siguen produciendo en Japón ser competitivas, a pesar de que los trabajadores japoneses ganen 20 o más veces que los empleados en China. Como los de Takenaka Manufacturing, que tiene un predominio absoluto en el mercado mundial de los tornillos de unos cinco metros utilizados en la industria nuclear, por la sencilla razón de que son los mejores. Llevan un registro exacto de la fecha y temperatura en que se produjo cada uno de ellos.
La historia se repite en muchos otros sectores, desde los aparatos de precisión para fabricar chips, hasta los nuevos materiales para la industria textil y aeroespacial. Incluso los bancos están recuperándose. Esta semana, el Mizuho Financial Group, uno de los grupos financieros más importantes de Japón, anunció que sus ganancias crecieron 54 por ciento, y que su cartera vencida se redujo a 2.12 por ciento del total, menos de la mitad en comparación con el año anterior.
Todo esto se está reflejando en un crecimiento más alto y en una mayor fortaleza interna de la economía japonesa. El año pasado, su PIB creció 2.68 por ciento, la tasa más alta en mucho tiempo, aunque para este año la OCDE acaba de reducir su expectativa de crecimiento de 2.1 a 1.5 por ciento. Japón aún enfrenta muchos retos estructurales, pero por algo sigue siendo la segunda economía del mundo.
Ahora que acaba de entrar en vigor el nuevo Tratado de Libre Comercio entre México y Japón, debemos hacer un esfuerzo por conocerlo mejor, y entender que, para ser más competitivos, el gobierno, las empresas y la sociedad tenemos que estar dispuestos a cambiar y a asumir un compromiso inquebrantable con la calidad. No hay otro camino.
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