Javier Treviño Cantú
El Norte
3 de marzo de 2005
La historia de éxito de Irlanda es interesante para México. Hay quienes dicen que los dos países son muy parecidos. La diferencia es que mientras en los últimos 15 años Irlanda se ha transformado en una de las economías más dinámicas del mundo, nosotros todavía no logramos integrarnos plenamente a la nueva realidad económica basada en el conocimiento.
En comparación con Irlanda -que tiene un territorio de 70 mil kilómetros cuadrados y una población de aproximadamente 4 millones de habitantes-, nosotros somos un país gigantesco de casi 2 millones de kilómetros cuadrados y una población cercana a los 105 millones de personas. Pero, detrás de esta realidad geo-demográfica, existen muchas similitudes entre ambas naciones.
Hasta hace poco, miles de irlandeses se veían forzados a emigrar para buscar, en otros lados, trabajo y mejores oportunidades. La mayoría lo hizo a dos países: uno, el Reino Unido, su poderoso vecino, principal socio comercial y frente al cual Irlanda se ha tenido que definir históricamente. El otro han sido los EU, el país que ha sido nuestro propio referente externo a lo largo de toda nuestra historia como nación independiente, el destino para los millones de mexicano que han tenido que dejar el país por razones económicas, y nuestro principal socio comercial.
Por la misma época en la que México inició la apertura económica, con la entrada al GATT, Irlanda comenzó su despegue económico. Entre 1987 y 2003, su ingreso per cápita pasó de equivaler 69 por ciento del promedio europeo, a 122 por ciento. Con casi 31 mil dólares por habitante, hoy es el cuarto más alto del mundo. Entre esos mismos años, el desempleo cayó de 17 a 4 por ciento. La deuda gubernamental pasó de representar 112 por ciento del PIB, a 33 por ciento. En síntesis, con una tasa de crecimiento anual promedio de 6.9 por ciento durante la década de los 90, la economía irlandesa creció 80 por ciento en términos reales.
Irlanda se ha convertido en un imán capaz de atraer a más de mil 100 empresas multinacionales en sectores de alta tecnología con un gran valor agregado. Dos ejemplos son Intel, que ha invertido unos 5 mil millones de dólares en su planta de Leixlip, y el gigante farmacéutico Wyeth, que anunció un proyecto por unos 2 mil millones de dólares para construir su centro de producción de medicamentos biotecnológicos más grande del mundo en la capital irlandesa, Dublín.
Existen muchos factores que ayudan a explicar el éxito de este país durante la última década y media, pero se pueden resumir en un hecho: Irlanda ha sabido aprovechar las oportunidades que le ha ofrecido el cambiante entorno económico global. Por supuesto, como en cualquier democracia, ha sido un proceso complejo, con avances y retrocesos, pero los logros de Irlanda se deben a cinco razones principales.
Primero, las fuerzas políticas del país han encontrado la forma de establecer acuerdos fundamentales sobre las políticas a seguir. En 1987, por ejemplo, el partido opositor Fine Gael apoyó el ajuste macroeconómico iniciado por el entonces Primer Ministro Charles Hughley, del partido Fianna Fail. Ahora, el gobierno que encabeza Bertie Ahern desde 1997, del mismo partido, ha formado una coalición con los Demócratas Progresistas para impulsar medidas como la reducción del impuesto corporativo a una tasa de 12.5 por ciento, un factor determinante para atraer inversión productiva.
Además, desde el mismo año de 1997, el gobierno, los sindicatos y los empresarios irlandeses también lanzaron una especie de "pacto". Es un mecanismo parecido al adoptado en México en el sexenio de Miguel de la Madrid, con el mismo objetivo de controlar el incremento de los salarios y su impacto inflacionario. Este diálogo social ha tenido tanto éxito, que sigue siendo uno de los pilares en los que se basa su desarrollo.
Segundo, desde 1973 Irlanda ha aprovechado su integración a lo que entonces era la Comunidad Económica Europea. Los subsidios apuntalaron su arranque económico. A partir de 1992 su plataforma exportadora tuvo acceso preferencial al mercado único europeo. La adopción del Euro desde un principio en 1999 ha contribuido a que las tasas de interés se mantengan bajas, y los lazos institucionales con la Unión Europea le han permitido adoptar proyectos de largo plazo en áreas como infraestructura.
Tercero, Irlanda ha logrado aprovechar a su gente. A diferencia de la mayoría de sus vecinos y socios europeos, tiene una población joven que ha seguido creciendo significativamente durante la última década. Sobre todo, Irlanda ha incorporado a una gran proporción de mujeres a su Población Económicamente Activa. Con ello, la participación total de la fuerza laboral en la economía irlandesa ha crecido de un 60 por ciento en los años 80, a un 70 por ciento en la actualidad.
Esto se debe al cuarto factor clave en el avance de Irlanda: su calidad educativa. Desde finales de los años 60, el gobierno irlandés empezó a invertir en el fortalecimiento de la educación secundaria y profesional. Actualmente, 35 por ciento de los alumnos universitarios estudia alguna carrera de ingeniería o ciencias, un porcentaje superior al promedio europeo de 30 por ciento. Por su parte, universidades como Trinity College se han vuelto el motor de su economía del conocimiento. En 1986, esta institución creó el Centro de Innovación para comercializar sus descubrimientos científicos y tecnológicos. Desde entonces, profesores y estudiantes han fundado más de 50 compañías exitosas.
Por último, el quinto factor que ha impulsado el crecimiento de Irlanda es el desarrollo de instituciones eficaces, enfocadas a promover su crecimiento económico: la Agencia de Desarrollo Industrial, experta en atraer a las mejores compañías del mundo, o la Fundación Irlandesa para la Ciencia, que es parte de la iniciativa para invertir casi 3 mil millones de dólares en investigación y desarrollo entre 2000 y 2006.
Irlanda es un país con una historia ancestral de hambrunas, profundos conflictos políticos y una emigración masiva. No cuenta con grandes recursos naturales, y su ubicación geográfica no es particularmente privilegiada. Pero ha encontrado la forma de superar sus rezagos y transformarse en un modelo de economía basada en el conocimiento. El Índice de Libertad Económica de la Fundación Heritage clasifica al llamado Tigre Celta como la quinta economía más abierta del mundo, y la Unidad de Inteligencia del semanario inglés The Economist lo considera como el país con mejor calidad de vida del mundo. Sin duda, si se quiere cambiar, se puede cambiar.
2 comments:
Woow! Amo a Irlanda!.. XD soy fanatico de su cultura, Celta, Su Musica, Su danza, Sus costumbres, su comida!!
En pocas palabras Soy IRISH!
aunque mexicano de corazon!
jejejeje!..
Me parecio genial esto!
Excelente trabajo...
ARRIBA IRLANDA! XD
KISS ME I'M IRISH! jejeje
¡Felicidades por su trabajo! A mi también me gusta mucho la cultura celta en todas sus manifestaciones. De hecho tengo entendido que habrá un evento de música y costumbres Celtas en el Comedor de Centrales del Tec Monterrey. ¿Tiene usted información de esto? Le agradeceré mucho que me envie un correo de tener la información. Saludos y Muchas Gracias,
Roberto
rrbf@hotmail.com
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