Javier Treviño Cantú
El Norte
19 de febrero de 2004
La imagen de México en la televisión de Estados Unidos está evolucionando. Antes, nuestro país nada más era cuna de narcotraficantes; ahora, somos la plataforma desde donde éstos lanzan ataques bioterroristas contra nuestros vecinos del norte.
En enero de 1990 la NBC transmitió la miniserie "Drug Wars", la historia del agente de la DEA Enrique Camarena. El año pasado, la misma cadena de televisión presentó "Kingpin", otra miniserie en donde un mexicano educado en la prestigiada Universidad de Princeton controlaba el narcotráfico en ambos lados de la frontera. Pasaron 15 años y las cosas cambiaron muy poco. Las constantes imágenes de la bandera nacional en las oficinas de senadores, generales y jefes policiacos corruptos no dejaban lugar a dudas: en México las autoridades son parte del problema, no de la solución.
Si bien después del 11 de septiembre del 2001 el narcotráfico ya no es el mayor peligro, nuestro país sigue siendo su base de operaciones y ahora los capos cuentan con recursos cada vez más sofisticados. El lunes pasado, la versión para América Latina de la cadena Fox comenzó a transmitir la nueva temporada de su exitosa serie "24", en donde un agente antiterrorista combate durante un día alguna amenaza para su país. Esta vez, se trata de un ataque bioterrorista lanzado desde México contra el área de Los Angeles, para rescatar a un narcotraficante que había sido aprehendido por el héroe de la serie televisiva.
Esta percepción que se tiene de nuestro país, como un peligro para Estados Unidos, se viene a sumar al impacto negativo que causó la oposición del Gobierno mexicano a la guerra unilateral contra Iraq. Y por si esto fuera poco, ahora se suma también la afrenta que recibieron los jugadores estadounidenses de la selección de futbol Sub 23. Durante el partido entre México y Estados Unidos en el reciente torneo eliminatorio para los Juegos Olímpicos de Atenas que se realizó en Guadalajara, algunos seguidores de la selección mexicana corearon el nombre de Osama bin Laden, lo cual ha causado todo tipo de reacciones.
Bill O'Reilly, conductor del programa "El Factor O'Reilly", que se transmite en el canal de noticias Fox News, sugirió que los estadounidenses deberían realizar un boicot turístico contra nuestro país, mientras que Tom Tancredo, Representante Republicano por el estado de Colorado, ha pedido que el gobierno mexicano se disculpe formalmente.
Pero no sólo en la televisión de Estados Unidos tenemos una mala imagen. A finales del año pasado, The New York Times publicó un editorial cuyo encabezado lo dice todo: "México a la deriva". En la edición de enero/febrero de la revista Foreign Affairs, la "mexicanóloga" M. Delal Baer, quien lamentablemente acaba de fallecer víctima del cáncer, señalaba que si bien México no parece estar al borde de una crisis, sí está en un atolladero político, económico y diplomático que le impide avanzar.
En la edición del 25 de enero de la revista dominical de The New York Times se publicó un amplio reportaje sobre las mujeres y niñas que son llevadas desde nuestro país a Estados Unidos para ser usadas como esclavas sexuales en ciudades como Nueva York, Los Angeles, Atlanta, Chicago y un largo etcétera. El artículo es verdaderamente impactante. Pero en México no recibió la más mínima atención, ni por parte de las autoridades ni de nuestros propios medios de comunicación.
En una prueba más de que la globalización borra los límites entre los asuntos internos y externos, el domingo pasado, los diarios de Estados Unidos le dieron una amplia cobertura a la marcha que encabezaron, en Ciudad Juárez, las actrices Jane Fonda, Sally Field y Christine Lahti, junto con Eve Ensler, la autora de "Los Monólogos de la Vagina", para protestar por los interminables asesinatos de mujeres en ese lugar.
Por suerte, la mala imagen de México en los medios de Estados Unidos no parece estar afectando la percepción de los mercados, que siguen viendo en la aparente "estabilidad" de nuestro país un signo positivo. El nuevo índice publicado por The Economist Intelligence Unit incluso considera que el riesgo de invertir en México disminuyó ligeramente con respecto al año pasado, ubicándose en alrededor de los 45 puntos, en una escala del 0 al 100. De igual forma, la firma de análisis World Markets Research Centre considera que el riego que representa hacer negocios en nuestro país ha bajado desde 1998, al pasar de 2.80 a 2.50. En comparación, el nivel de riesgo de Brasil es mayor, con 2.75, mientras que el de Chile es de 2.0.
Si en efecto la convergencia es inevitable, y México y Estados Unidos van a trabajar juntos para resolver su retos comunes, es indispensable superar primero los prejuicios y las percepciones distorsionadas. La semana próxima, la revista Letras Libres y el Mexico Institute del Woodrow Wilson Center organizarán una importante conferencia en Washington justamente sobre este tema. Esperemos que nos ayude a entendernos mejor.
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