Gustavo Petricioli
Javier Treviño Cantú
El Norte
13 de octubre de 1998
Recibí la noticia del fallecimiento de Gustavo Petricioli en Washington, precisamente en la ciudad donde lo conocí. Viajé a la capital estadounidense el fin de semana pasado para participar en la conferencia anual de la Asociación Fulbright. Cuando me enteré de la triste noticia no podía más que recordar cada momento de los cuatro años que trabajamos juntos, cuando don Gustavo fue mi jefe en la Embajada de México en Estados Unidos.
Llegamos a Washington a principios de 1989 y regresamos a México en los primeros días de 1993.
Trabajé al lado de Petricioli como Ministro de Información de la Embajada. Fueron los años de una relación intensa entre México y Estados Unidos. Sin lugar a dudas, Gustavo Petricioli ha sido el mejor embajador que México ha acreditado ante la Casa Blanca.
Artífice del "Espíritu de Houston" que surgió con aquella reunión de los Presidentes electos Salinas y Bush en 1988, Petricioli se convirtió en el principal estratega y operador de las relaciones bilaterales.
Reconocido por su amistad y cercanía al Secretario de Estado James Baker, don Gustavo fortaleció una red de contactos en la Casa Blanca y con toda la Administración del Presidente Bush. Fue el primer embajador que realmente diseñó y estructuró un trabajo de cabildeo eficaz ante el Congreso de los Estados Unidos.
No había Congresista o Senador que no conociera al embajador de México. Petricioli viajó a prácticamente cada uno de los 50 Estados de la Unión Americana y promovió el interés de México ante autoridades federales y locales en todo el territorio del vecino del norte.
En menos de un año, la presencia de México en Washington se transformó gracias a la visión de Petricioli. En 1989, la misión diplomática se fortaleció con funcionarios de primer nivel. Se adquirió un nuevo edificio para alojar las oficinas de la Embajada en la calle Pennsylvania, a tres cuadras de la Casa Blanca; se constituyó el Instituto Cultural Mexicano en la antigua sede de la Embajada, y se llevó a cabo un agresivo programa de promoción cultural en Washington.
El Presidente Bush visitó en varias ocasiones el Instituto, centro cultural que se convirtió en un verdadero instrumento diplomático para avanzar en los objetivos de la relación bilateral.
Quizá la iniciativa de mayor trascendencia para México y la relación bilateral fue el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Fue durante los años de Petricioli en Washington cuando se concibe y se inicia la negociación del TLC.
La sola idea de negociar un tratado de esta dimensión con la principal potencia económica del mundo transformó la presencia de México en Washington ante los medios de comunicación, ante los grupos de interés, y ante los diferentes actores políticos. Petricioli se encargó de generar un ambiente propicio para la negociación y abrir los espacios para avanzar en el objetivo del Gobierno de México.
Hombre de visión y talento, estratega y operador eficaz, Petricioli es más conocido por su labor como Secretario de Hacienda y funcionario financiero de muchos años. Sin embargo, es justo reconocer su importante labor diplomática al frente de la Embajada de México en los Estados Unidos.
Ante las dificultades, ante la adversidad, siempre "tomó el toro por los cuernos", y con gran sabiduría, resolvía los problemas poniendo el interés de México y la defensa de nuestra soberanía por encima de cualquier otra consideración.
Debemos reconstruir la historia de esos años críticos y fundamentales para la relación bilateral; la historia de las relaciones México y Estados Unidos durante los años de Gustavo Petricioli. Con objetividad, debemos hacer a un lado los mitos que se crearon por partes interesadas y subrayar los avances que logramos gracias a la visión del Embajador de México.
A mí me tocó convivir y compartir con Gustavo Petricioli algunos de los años más generosos de su vida.
Recibí en todo momento su consejo; aprendí las lecciones que con maestría nos ofrecía al enfrentar y resolver los problemas; reconocí siempre su visión estratégica de gran aliento, de lealtad, y de compromiso con México. Lo voy a extrañar. Descanse en paz don Gustavo Petricioli, mexicano excepcional.
El autor es Oficial Mayor de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público. De 1989 a 1993 trabajó al lado del Embajador Gustavo Petricioli como Ministro de Información de la Embajada de México en Washington.
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