Javier Treviño Cantú
El Norte
2 de septiembre de 2004
Cuando los periodistas latinoamericanos escriben se puede apreciar, en toda su magnitud, la agenda social pendiente de nuestro continente. Cuando los periodistas latinoamericanos debaten se puede entender, en toda su dimensión, la verdadera esencia de las relaciones entre los medios y el poder político. Y cuando los periodistas latinoamericanos conviven se puede disfrutar, enormemente, al verlos convertirse en los mejores al bailar con la música de Celso Piña. Bastaron dos días para que ocurrieran las tres cosas.
Gabriel García Márquez estuvo de nuevo en Monterrey y la tercera edición del Premio Nuevo Periodismo Cemex FNPI fue un éxito.
La periodista argentina Josefina Licitra, de 29 años, fue la ganadora del premio en la categoría de texto, con el reportaje "Pollita en fuga", realizado en la clandestinidad y publicado en la edición argentina de la revista Rolling Stone. Es la historia de Silvina, una joven de 15 años, acusada de encabezar una banda de secuestradores, quien se escapó por cuarta vez de un instituto de readaptación de menores.
Mauricio Lima, brasileño de 28 años, de la Agencia France Presse, ganó el premio en la categoría de fotografía con el trabajo "Esperanza sin techo", que muestra las vivencias de cinco mil familias del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo que ocuparon un terreno de la Volkswagen por 20 días, además de cuatro edificios vacíos en el centro de Sao Paulo, para presionar al gobierno a construir viviendas populares.
Clóvis Rossi, el gran periodista brasileño de Folha de Sao Paulo, se une ahora al exclusivo club formado por don Julio Scherer, de México y José Salgar, de Colombia. Los tres han sido galardonados con la máxima presea de homenaje que otorga la Fundación para un Nuevo Periodismo Iberoamericano y Cemex.
En estos primeros tres años del Premio han sido inscritos 1 mil 876 trabajos de periodistas de 22 países del Continente Americano que nos presentan los temas que unen a América Latina. Y uno de esos temas es la política. En la mesa redonda sobre "La búsqueda de la calidad periodística y la transformación del periodismo profesional", medio centenar de editores y prestigiados periodistas de toda América dedicaron una sesión al tema del poder político.
La preocupación de los políticos por los medios es ancestral y permanente. No tiene nada de nuevo. Lo interesante es conocer la preocupación de los periodistas por hacer mejor su trabajo cuando describen las entrañas del poder. Medios y políticos están condenados a convivir y a pasar, de relaciones de afecto, a relaciones de adversarios en los meses que dura la transición de una campaña electoral al ejercicio del poder. Los medios son parte del sistema de poder. Establecen la agenda de discusión política. Son el foro inigualable para el debate. Estructuran las noticias.
Sergio Ramírez, destacado escritor, periodista y político nicaragüense, decía en el seminario que, a falta de instituciones, en la tarea de la construcción de nuestras democracias, los medios han desempeñado los papeles de procuradores, fiscales y jueces.
Pero la desconfianza de los políticos no se puede ocultar. Tres comentarios de expositores del seminario ilustran extraordinariamente la obsesión del político con los medios.
Julio Blanck, Editor de Clarín, de Argentina, nos contaba cómo el ex Presidente argentino Carlos Saúl Menem declaraba en el momento de su reelección: "le ganamos a los medios".
Clóvis Rossi, en una frase, describía la relación entre los medios y la política desde la visión del Presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva: "noticia es lo que queremos esconder; lo demás es propaganda".
Felipe Edwards, Subdirector de El Mercurio, de Chile, narraba una de sus conversaciones con el Presidente Ricardo Lagos, a bordo del avión que los conducía de regreso a Chile, después de una exitosa gira europea. Lagos le reclamaba a Edwards: "Nuestro país se ha modernizado, pero la prensa no lo ha hecho".
Y estos ejemplos de Argentina, Brasil y Chile nos deben sonar muy familiares en México. Los medios de comunicación, en gran parte, fueron los que llevaron a Vicente Fox a la Presidencia de México. Los medios definieron la agenda informativa. Sin embargo, ya en el gobierno, la relación cambió y los reclamos a los medios son casi diarios.
La sociedad mexicana pasó, en un tiempo muy corto, de una era de grandes expectativas a una era de grandes frustraciones. Esto también se refleja en los medios. La joven democracia mexicana evoluciona lentamente. Los medios también. Desafortunadamente, vivimos en México una cultura política de confrontación que se refleja todos los días en los periódicos, la radio y la televisión. ¿Podrán los políticos pasar ahora de la confrontación al consenso? ¿Pueden los medios de comunicación ayudar a crear los consensos? Hay lecciones que podemos aprender de otros países, si la arrogancia todavía nos lo permite.
Joaquín Estefanía, Director de la Escuela de Periodismo del diario español El País, nos recordaba que la misión del periodismo es proporcionar la información para que el ciudadano sea libre y capaz de gobernarse a sí mismo. Todavía nos falta un largo camino por recorrer. Lo malo es que el mundo avanza velozmente, y bien decía García Márquez: todo indica que "el mundo se le escapó al periodismo".
1 comment:
Los maestros de la Fundación son los mejores periodistas de Iberoamérica.
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